Blogia

Odilo Gomez Parente

Ilustrísimo padre Fray Juan Ramos de Lora,Fundador de la universidad de los andes

Ilustrísimo padre Fray Juan Ramos de Lora,undador de la

Universidad de Los Andes

            En los cortos limites de un trabajo como el presente no me es posible reunir toda la esplendidez de la vida de un hombre tan activo y tan lleno de matices interesantes como fue la del Ilustrismo Padre Fray Juan Ramos de Lora, nacido el 23 de junio de 1722en el pueblo de los Palacios, distante unos 20 kilómetros de la ciudad de Sevilla. Fueron sus padres Manuel Ramos y Bárbara Maria de Lora de cuyas ascendencia se esperan más detalles de los que hoy se conocen.

            A los pocos días de nacido, fue bautizado en la iglesia, parroquial de los Palacios el domingo 28 del mismo mes de junio, recibiendo los nombre se Juan Manuel Antonio1 .

            La partida dice literalmente

            “En domingo veintiocho del mes de junio de mil setecientos y veintidós años  yo fray Miguel Guerrero, religioso de nuestra Señora de la Consolación, villa de Utrera, de licencia del bachiller don Bartolomé Ruiz, beneficiado y cura de la iglesia parroquial de éstas villas de los Palacios y Villafranca, bauticé a Juan Manuel Antonio, hijo de Manuel Ramos y de Bárbara Maria de Lora. Nació a veintitrés del dicho mes. Fue su padrino Juan José, todos vecinos de estas villas, a la cual advertí la cognación espiritual y obligación de enseñarle la doctrina cristiana, de que doy fe Bachiller Ruiz.Fray Miguel Guerrero” 1

            En el florecer de su vida joven, hizo profesión en la Orden Franciscana, en el convento Mayor que la Provincia de los Ángeles tenia en Sevilla bajo la advocación de San Antonio y que pertenece, en la actualidad, a la Provincia Bética. Tenía 20 años cumplidos aquel martes día 19 de

=========================

1.-       En los libros parroquiales de l´os Palacios aún se conserva esta partida de bautismo que he     publicado en la obra “Fray Juan Ramos de Lora, obispo insigne y sembrador de           cultura”.         Edición del Ejecutivo del Estado Mérida, auspiciada por el Ministerio de Justicia. Caracas, 1972.


febrero de 1743cuando tomó la decisión definitiva de entregar su vida joven al servicio de superiores intereses sobrenaturales .

            La partida de su profesión religiosa dice así :

                 "Fray Esteban Canelo, predicador y maestro de novicios de este convento de señor san Antonio de Padua de la ciudad de Sevilla, certifico como en el libro donde re escriben los novicios que profesan está una cláusula y partida al folio 284 del tenor siguiente: En este convento del señor san Antonio de Padua de la ciudad de Sevilla, en diez y nueve días del mes de febrero de mil setecientos cuarenta y tres anos, martes, a las nueve y media de la mañana, junta la comunidad a toque de campana, como se acostumbra, yo Fray Alonso Bocanegra, lector jubilado y guardián del sobredicho convento, di  la  profesión de nuestra sagrada religión Para ,religioso del coro al Hermano Fray Juan Ramos, natural de Los Palacios, siendo de edad de veinte anos cumplidos. Cumplió el de su aprobación el día diez y ocho de dicho mes a las siete y media de la mañana. Al cual, hecha la protestación que nuestras leyes disponen, la acepto y, junta­mente, hizo juramento de defender el misterio de la Inmaculada Concepción de Maria Santísima. Y para que conste, lo f irme con los Padres Discretos y dicho recién pro f eso.

                El cual traslado corresponde a su original. Y por ser verdad, lo f irme en cinco días del mes de marzo do mil                setecientos cuarenta y tres anos.- Fray Esteban Canelo- (firmado y rubricado)  2

            Coronó sus estudios con el grado de profesor en Teología, pero, en medio de todas sus aficiones sobresalió su vocación de misionero desde los principios de su vida religiosa. Por eso, muy poco después de su ordenación sacerdotal, paso a la Nueva España donde se incardinó en el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de San Fernando de Méjico en 1749.

            Muy poco después de su arribo a la ciudad de Méjico y a su Colegio de San Fernando fue destinado a trabajar en las Misiones de Sierra Gorda, confiadas desde hacia pocos anos a los cuidados de los hijos de aquel centro misionero.

            En las Misiones de Sierra Gorda trabajo por espacio de 16 anos, derrochando en ellas generosidad y entrega desde su puesto de mando en la Misión de la Purísima de Tancoyol 3.

Sencillez y humildad franciscanas, talento descollante, practico y pers­picaz, energía indomable, voluntad tesonera y tensa, en todo mo­mento, como una flecha hacia el cumplimiento de su deber y de su vocación, bondad de sentimiento, comprensión y amabilidad. Estas fueron las notas sobresalientes de su carácter.

            En todas los momentos de su vida supo comportarse como un hijo fiel de la iglesia y vasallo leal de su soberano el rey de España. Como misionero y como prelado vigilante acertó llevar a cabo con fidelidad el mensaje evangélico que se le confió, sem­brando sin descanso los gérmenes de la fe en Nueva España, Cali­fornia y Venezuela. Como adelantado soñador del imperio español puso en marcha, a su paso, centros de cultura y civilización, cul­minando su carrera con la fundaci6n, en Mérida de Venezuela, del Colegio Seminario de San Buenaventura, semilla y germen de la futura Universidad de Los Andes.

            Fue la suya una vida que se desparramo en todas direcciones sin perder, en ningún momento nada de su intensidad, ni aún a pesar de las enfermedades que sus interrumpidos trabajos le ocasionaron, desafiando con voluntad firme las mayores oposiciones que hallo a su paso.

=================================

2             Un estudio sobre la labor del Padre Ramos de Lora en las Misiones de Sierra Gorda, de las que fue Superior, no                 puede tener cabida en este trabajo con La detención que ello se merece. Con la ayuda de Dios,dedicare otro    estudio a  este aspecto de la vida de nuestro religioso franciscano.

             En el convento de San Fernando de Méjico todavía se conserva un retrato del Padre Juan Ramos de Lora, al óleo, de gran tamaño y de cuerpo entero y con vestimentas episcopales. Por los datos que contiene la leyenda que tiene en su parte inferior, quiero copiarla aquí : "Verdadero retrato del Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Padre Fray Juan Ramos do Lora. Nació el ano de 1724 (sic) en la ciudad de Sevilla (sic) en España. Vistió nuestro Santo hábito el convento Grande de San Antonio de la Provincia de los Ángeles, donde, habiendo profesado y concluido sus estudios, ordenado ya de sacerdote, obtuvo Patente para venir de misionero a este apostólico Colegio de San Fernando de esta ciudad de México a donde llego el año de 1749. Poco tiempo después lo enviaron sus prelados a las Misiones de la Sierra Gorda donde, por el espacio de 16 anos, trabajó con infatigable zelo en la reducción de aquellos indios. De allí lo enviaron a las de la antigua California donde permaneció. Durante cinco años..Vuelto a este Colegio,lde eligieron sus  hermanos de aquella saanta comunisdad en Discreto y vicario después de lo cual fue nombrado obispo del nuevo obispado de M´werida  en ls provincia de Maracaibo por nuestro católico monrca el señor Varlos III aque Dkios guarde para lo cuak recibió la consagración de manos del Ilustrísimo señor Don Alonso de Haeo y Leralta,dignísimo arzobispio de esta santa matropiolitana dde M´wjico dia 22 de uniio del año de 1783”

                               

 

            Con pincelada fugaz y certera lo vio así uno de sus amigos y admi­radores, Antonio Ignacio Rodríguez Pichón, en sus Apuntamientos diarios:

                “Varón de virtudes notables, bondadoso y progresista es el ,señor obispo Lora".

            Y cuando el mismo escritor debió registrar la muerte del prelado en Mérida escribió nuevamente:

            "La ciudad entera lamenta la muerte del virtuoso y sabio obispo 4.

            Alcázar de todas aquellas virtudes fueron el alma y también el cuerpo de Ramos de Lora, fornido, hercúleo, de complexión linfática, alto, grueso, ojos azules y de color rosado. Así lo han visto los que pudieron conocerle durante su vida 5.

===================================

3              Antonio Ignacio Rodríguez Pican: "Apuntamientos diarios". Han sido publi­cados par el nieto del autor, Gabriel Picón            Febres, en su obra titulada: "El apellido Picón en Venezuela".

4              Ibidem

5              E1 presbítero Enrique Maria Castro, bi6grafo calificado del Ilustrísimo Ramos de Lora afirm6 haber recibido del otro                 clérigo llamado Palacio, hombre de prodigiosa memoria, el dato de que en el testero del antiguo comedor del viejo                 Seminario de Mérida existió un retrato al óleo del prelado donde este aparecía de cuerpo entero, dimensiones normales, alto, fornido, grueso, color rosado y ojos azules.


            Las condiciones de vida nunca fueron lo más favorables a la salud de aquel organismo. Primero debió soportar lo insano del clima de las Misiones de Sierra Gorda del que escribe el Padre Francisco Palou, misionero también en aquellas tierras: “El clima de Sierra Gorda es muy caliente y húmedo y, por consiguiente, conttrario ala salud, por lo cual enfermaron en breve, muchos misioneros de los que en pocos dias  murieron cuatro y otros se retiraron imposibilitados, a la enfermería del Colegio San Fernando”6.

 

El Padre Juan Ramos de Lora, misionero en California

            Es preciso en esta ocasión dejar sin comentario la vida del Padre Juan Ramos de Lora hasta su salida del Colegio de San Fernando de Méjico rumbo a las Misiones de California en 1767.

            La supresión de los jesuitas había llegado en sus  repercusiones hasta las retiradas zonas de California y era preciso que abandonaran aquellas Misiones. Las autoridades del virreinato de Nueva España pensaron en los franciscanos del Colegio San Fernando para sustituirlos. Era, en un principio, 14 misioneros que deberían sustituirlos. Eran, en un principio, 14 misioneros que deberían pasar, aumentado el número definitivo a 16. El guardián del Colegio pidió voluntarios para la ardua empresa, según escribió el historiador Padre Francisco Palou: “Propuso éste en comunidad convidando a todos los que se hallasen con espíeritu para tan ardua empresa y prontamente tuvo el úmero necesario de misioneros que se ofrecieron voluntariamente” 7.

            Capitaneados por el famoso Padre Junípero Serra, salió aquel grupo de religiosos franciscanos de la ciudad de Méjico el día 14 de julio de 1767 ante la mirada estupefacta de una gran multitud que había acudido curiosa a los alrededores del Colegio, después de haber recibido de su superior la bendición y haberse despedido de sus compañeros del Colegio San Fernando hasta la eternidad. Así lo cuenta el Padre Palou, uno de los que formaron aquel grupo de evangélicos almogávares: “Y siendo el llanto de todos general y copioso, considerando sería aquella despedida para la eternidad, besamos la mano al Reverendo Padre guardián y salimos dicho dia en que se celebra San Buenaventura, acompañándonos el resto de la comuidad hasta fuera de la ortería, cuyo compás hallamos lleno de gente para vernos marchar”8.

Ya el virrey tenía todo depuesto y preparado para el largo viaje de más de 200200 leguas que hay desde Méjico al puerto de San Balas en el Pacífico.

===============================

6.         Francisco Palou, O.F.M.: “Relación histórica de la vida y apostólicas tareas del venerable Padre Fray Junípèro Serra..” Madrid, 1944. Edición de España Misionera”, vol., 1, pp. 41-42.

7.                   Francisco Palou, O.F.M: (6), p. 64.

8.                   Francisco Palou, (6), p. 65.


            Pasaron los misioneros por las ciudades de Queretaro y Guadalajara y llegaron al puerto de Tepic, después de 39 días de viaje, el 21 de agosto. Allí estuvieron detenidos durante varios meses por falta de embarcación que pudiera transportarlos a California. El día 2 de marzo salieron de Tepic hacia el puerto de San Blas, Finalmente pudieron hacer el viaje el 14 de marzo de 1768 en el paquebot "La Concepción", el mismo en que habían llegado los 16 jesuitas expulsados de aquellas misiones 9.

 

Al fin en California

            Llegaron los misioneros al puerto californiano de Loreto el 1 de abril, Viernes Santo de aquel año 1768, después de una feliz travesía. Fueron agasajados por el gobernador 10 Gaspar de Portola du­rante aquellos pocos días. El Padre Junípero Serra hizo la distribución de los puestos de trabajo hacia los cuales salieron los 16 misioneros, después de haber celebrado juntos allí en Loreto los tres días de Pascua, según escribe el cronista de la expedición Padre Francisco Palou ,

            Ante la mirada un tanto extraña de aquellos misioneros debió presentarse la escena de aquellas tierras cargadas de Leyendas an­tiguas. Los viejos conquistadores habían sonado hollarlas con sus pies, alucinados por la leyenda que ponía allí minas de oro y de perlas innumeras.

==================================

9.        En carta del dia 2 de catzo de 1768 escribi6 el Padre Junípero Serra al virrey Francisco Carlos de Croix: "Los religiosos                del apostólico Colegio de San Fer­nando de esa corte de , Méjico, destinados por vuestra Excelencia a las misiones de California que antes administraban los Padres jesuitas, después de la larga detención de cerca de siete meses en este pueblo de Tepic en espera de Paso y Orden para nuestro deseado embarque, estamos ya gracias a Dios con el gran

                consuelo de estar de marcha para el puerto de San Blas. Como que mañana es nuestra salida de este pueblo para allí, l            uego de llegados, embarcaros en el barco llamado” La Concepción” que últimamente vino de la misma California con              los Padres de la Compañía (Carta del Padre Junípero Serra al virrey de Nueva España, en "Writings of Junipero      Serra", por el Padre Antonine Tibesar, O.F.M. Washington, 1955, vol. 1, p. 34) .

10.     El individuo que atendió en el puerto de San Blas a los misioneros franciscanos al momento de embarcarse rumbo a California fue el comandante de aquel Departamento Manuel Rivero Cordero el 11 de enero de aquel año 1768. Con fecha 20 de mayo escribió  este señor a Méjico informando: "...el dla 11 de este mes arribo a este Puerto el paquebot de su magestad “La Concepción” a cargo de su arráez Joaquin Robles. En el he recibido carta de don Gaspar Portolá avisando ... y de la llegada do los religiosos, escribiéndome, igualmente, .cu Comisario Fray Junípero Serra, dando las gracias del buen pasaje y feliz navegación sin haber padecido incomodidad alguna..." (Marcia! Gutiérrez Camarena: 'San Blas y las California?'. Méjico, 1956. p. 74) . E1 ori­ginal de la carta esta en Archivo General de la Nación, Ramo Historia, tomo 328, p. 55.

A fin de disipar el pequeño error existente en la mente del autor de esta obra aludida baste decir que la suplencia de los franciscanos fue simultanea con el retiro de los jesuitas de las Misiones de 1a Baja California,

11.            Francisco Palou, [6, p. 67.


            Era la isla de la reina Calafia, pintada en "Las Sergas de Esplandián" como la tierra próxima al paraíso terrenal. Mucho de maravilloso hubo durante años en la ruta que llevaba a California, tierras mas allá de las siete ciudades vislumbradas por el franciscano Fray Marcos de Niza, en la, un tanto, fantástica Cíbola.

            Fue en el año 1687 cuando el misionero jesuita Eusebio Kino demostró que California no era isla y, desde entonces, fueron desvelándose poco a poco los misterios de aquellas tierras de leyenda y los hombres medio llegaron a convencerse de que no existían ni podían existir tesoros en aquellos parajes secos y punto menos que est6riles. "Donde no hay agua no hay tierras, sino puras Piedras y arenas. Y donde hay tierra no hay agua, sino grandes profundidades". Así informaba el jesuita Baegert al describir la desolación de aquellas estepas de la Baja California. No existía oro, ni plata, ni agricultura, ni casi árboles, ni mucho menos bosques en aquel suelo volcánico. Los nativos vivían de la escasa yuca que producía aquella tierra y de las semillas de zácate. Y, cuando esto no les bastaba, eran su manjar exquisito los ratones, lagartijas y gusanos. Después que el misionero cat6lico hizo revivir un poco aquellos eriales, eran los nativos el terror de perros, gatos y caballos y su paso constituía el azote de siembras y plantaciones que, no bien apuntaban tiernas yernas, desaparecían como si una formación de hambrientos animales herbívoros pasaran por ellas.

            Aquellos hombres y mujeres de fisonomía muy parecida a los meji­canos Vivian desnudos en jacales o míseras chozas que mentían res­tos de una época de la prehistoria. Adoraban como a dioses los cuervos sagrados señores de aquellos horizontes y dueños de los picachos que recortaban el cielo. Aquella tierra sin ríos caracterizába­se por un paisaje de tonos cenicientos, poblada de matorrales, cardones y biznagas. Por entre aquellos peñascos y por entre aquella vegetación ingrata giraba el coyote y también el indio omnívoro, armado de arco y flechas, en busca de alimento,

            En algunos sitios existían también zonas productivas a las que nunca el nativo había querido o no había acertado a arrancarle el fruto de su vientre fecundo. Pero aún estas zonas eran de tan escaso relieve que Baegert llegó a afirmar que Dios había lanzado sobre aquellas tierras una especial maldición.

            Esta era la tierra y estos los hombres que vivían en ella cuando llegaron al puerto californiano de Loreto aquel grupo de religiosos franciscanos del Colegio de San Fernando el día 1 de abril de 1768. Allí encontraron al gobernador Gaspar de Portolá dispuesto a dispensarles los mejores agasajos que pudiera tener a mano, como así lo ejecut6 durante los dos o tres días que los religiosos permane­cieron en el lugar 12.

================================

12 . Francisco Palou [6], p. 67.

 


            Aquellos 16 misioneros franciscanosfueron desparramados y separa­dos unos de otros a distancia de muchos kilómetros por toda la geografía de la Antigua California. En Loreto, como centro de operaciones quedose el Padre Serra. Los demás debieron caminar para llegar a sus respectivas Misiones, no pocas leguas de camino.

            Hacia el norte, partiendo de Loreto, estaba la Misión de San José do Comomdu a 11 leguas de distancia, seguida de Ia Misión de la Purísima Concepción otras 10 leguas mas al norte. Mas a] norte 40 leguas estaba Ia Misión de Guadalupe, seguida por ]a Misión de Santa Rosalía a distancia de otras 18 leguas mas y por la de San Ignacio a otras 20 leguas y por la de Santa Gertrudis a otras 30 leguas mas para terminar en la Misión de San Francisco de Borja, distante otras 40 leguas de la anterior. Aquellas distancias eran en aquellos días como separar a los religiosos para que no se vieran sino de tarde en tarde o nunca.

            Partiendo de Loreto hacia eI sur, estaba, a distancia de 9 leguas, ]a Misión de San Francisco Javier y distante de esta, 112 leguas mas al sur estaba la Misión del Pilar o de Todos Santos, seguida por la Lisian de Santiago de los Coras a 40 leguas de distancia mas al sur. Terminaba la tierra con IA Mision de San José del Cabo 10 leguas mas al sur 13

 

Misión del Pilar o de todos Santos

            Esta fue la Misión que cupo en suerte al Padre Fray Juan Ramos de Lora. No podía quejarse, porque, si no era la mejor de todas, era de ]as mejores. Sin embargo, ci paisaje, al igual que tondos los paisajes de California, era triste y hasta diriase que desolador. Y, tal vez por eso, comenzó el Padre Ramos de Lora a sentir por el Un amor franciscano lleno de ternuras y dispuesto a todos los sacrificios.

            Un compás de espera se impuso en el inicio de Ias tareas apostólicas de todos aquellos misioneros, por cuanto ]levaban el encargo (así lo escribe el Padre Palou) de no haber ninguna innovación mientras no Llegase el Visitador General que lo era José de Gálvez, residente en Nueva España con amplísimas facultades desde el ano de 1765. Toda la preocupación de este político era California y los hombres en quien eI había puesto toda su confianza eran los franciscanos del Colegio San Fernando de Méjico.,entre ellos el Padre Fray Juan Ramos de Lora

================================

13.           Este y no mayor era el numero de Misiones al momento de llegar a California los religiosos franciscanos en 1786.     Pudiera dar motivo a equivocaciones la relación que trae el Padre Mariano Cuevas, señalando hasta 18 Misiones con i nclusión de algunas cuya fundación fue posterior. (Historia de la iglesia en Méjico. El Paso, 1928, tomo 4, p. 351) .


 muy posiblemente antiguo amigo suyo y de su familia.

            Después do una larga travesía llego Gálvez a la bahía de Cerralbo, en el sur de California, el 6 de Julio de 1768. Allí inici6 muy pronto urea serie de operaciones y trabajos llevados a la practica con gran entusiasmo.

            Como hombre auténticamente religioso era un admirador de los franciscanos, de su trabajo y de sus métodos misionales; por eso y sin ninguna clase de simulación, pudo ofrecerse incondicional­mente en carta del 12 de Julio al Padre Junípero Serra y a su equipo misionero "con el verdadero a f que les profeso".

            Aquella intima compenetración dio excelentes resultados muy pron­to. El dinámico Visitador General recorri6 en una y en otra dirección el territorio californiano para darse cuenta del estado social v de las necesidades existentes en aquellas zonal, contando, en todo caso, con !a ayuda inapreciable y desinteresada de los misio­neros franciscanos.

            La Misión de Todos Santos, teatro donde Laboraba incansable el Padre Juan Ramos de Lora, debió contemplar en repetidas ocasio­nes a la persona del Visitador General dirigiendo su puesta en mar­cha. Mientras José de Gálvez estuvo en California fue el Padre Ramos de Lora su hombre de confianza. Los contactos entre arribos debieron ser frecuentes. Los bi6grafos del misionero, entre ellos el presbítero venezolano Enrique Maria Castro, aseguran que el hom­bre político se arrodillo mas do una vez a los pies del misionero en plan de confesi6n.

 

Características de la Misión de Todos Santos y de sus indios

            Antes de pasar adelante, sea permitido decir algo sobre la impresión que esta Misión mereci6 a los que Ia conocieron. En primer lugar citare las palabras del propio Padre Juan Ramos do Lora,

"La Misión de Todos Santos, situada en este Departamento (sur), inmediata a la costa del mar Grande y distante de la dicha de Santiago cerca de 40 leguas y de Santa Ana unas 14 o 15, es de las me­jores que hay en la California por tener tierras útiles, bastantes para lavores y aguas abundantes para el riego. Las pestes y enfermedades que estos anos han corrido en la provincia han quasi acabado sus indios... Tiene esta Misión dos ranchos o estancias de ganado mayor ambas, la una de cría de cavallada y mulada y también algún ganado bacuno que mantiene en ella debajo de pastoría, y la otra es de ganado bacuno... En ella hay también, aunque

en corto número, algún ganado menor para cría de ovejas y de cabrio. La iglesia de esta Misión es buena y mui aseada"14

                También conviene describir los indios quo moraban en la Misión. Un testimonio calificado es el de Manuel Espinosa de los Monteros quien los vio así: "El exterior de los indios de Todos Santos persuade en ellos un particular candor y bondad, pero el que sabe penetrarlos a fondo, los advierte luego llenos de no poca malicia. Absolutamente abominan de toda doctrina y cultura. Su ambre es insaciable. Su floxera, sin termino. Solo aman la ociosidad y pastan como brutos errantes en el campo. El Ilustrísimo señor Gálvez, con aquella alma tan grande que Dios le ha comunicado, los llamaba racionales de segunda especie, expresión que, aunque sig­nifique mucho, solo puede conocer todo su valor quien haya cono­cido los indios californianos"".

                Otros testimonios podrían aducirse coincidentes en esta misma apreciación. Para muestra de la brutalidad de aquellos indígenas baste esta otra frase del mismo autor: "Todos padecen un mal gálico y así están siempre llagados, y no solamente omiten avisar al Padre sus enfermedades, sino que, positivamente, resisten su curación, aunque se solicite por aquel. Vi y oí de uno que llego a engusanarse de manera, que, con un palo come a una bestia, se le sacaban los gusanos. Y fue tal el descuido de su propia vida que, si par accidenté no se advierte su lastimoso estado, se lo comen los gusanos"".

                No es del caso multiplicar citas como estas. Lo maravilloso fue que, a pesar de todas las miserias, aquel santo misionero que era Fray Juan Ramos de Lora, tenia todo su casino puesto en aquellos infelices. Y con el amor que les profesaba, estuvo siempre dispuesto a su defensa.

================================

14.-  Padre Juan Ramos de Lora, 0.F.M.: "Informe sobre el estado de la California y sus Misiones". Archive, General de la     Nación                 (Méjico), Sección "Misiones", Vol. 12, fol. 119. Este informe elaborado por el Padre Ramos de Lora sobre    las Misiones de California a ruegos del mismo virrey de Nueva España merece un estudio aparte que, Dios queriendo,         realizare algún día para exaltación mayor, si cabe, de la figura de nuestro misionero.

15                  on palabras de una carta de este político escrita en Méjico el 18 de junio de 1772. AGN., Sección "Misiones", vol. 12, fol. 31.

16 AGN., 1. c., fol. 31. Para aducir un testimonio extraño a los momentos en que trabajaron los franciscanos en la Baja             California valga el del virrey Revi­llagigedo el cual pint6 así a los indios: "Los indios de la Antigua California son   naturalmente ociosos y estudios, voluptuosos, embusteros, desconfiados amantes de la vida libre y brutal que gozaban     en los montes antes de su reducción". (Clavijero, Francisco Javier: "Historia de la Antigua California". Méjico, 1852,        citado por Cuevas, [13), p. 354.)

           

            "El Ilustrísimo Señor Visitador y el gobernador Don Matías de Armona, irritados con la             índole    depravada de los indios, hubieran hecho en ellos un exemplar y severo castigo, sino lo hubiera contenido el Padre          Ramos de Lora con rendidas suplicas que disminuían los delitos de sus           índios" 17

            Era el Padre Ramos de Lora viejo y perspicaz misionero, cono­cedor como pocos de la índole de sus indios; por eso trataba, en todo momenta, de ganarlos y tenerlos contentos. No solo los estimaba, sino que los "acariciaba, dándoles, a más de su comida regular, algunos bocaditos o cariños para, con esos arvitrios, hacerse dueño de su corazón y poder así ponerlos en estado de cultura y disciplina" 18.

 

Estampa de un misionero

            Los reiterados testimonios de sus contemporáneos conceden al Padre Ramos de Lora una experiencia singular en asuntos de indios. Dieciséis años laborando en las Misiones de Sierra Gorda fueron mas que suficiente noviciado para imponerse en todos los problemas que a un hombre y a un misionero pudieran ofrecer la intrincada sicología de  aquellos racionales montaraces y selváticos.

            Pero fue en la Misión de Todos Santos de California donde nuestro misionero puso de relieve toda su dimensión de gigante entre sus otros compañeros. Espinosa de los Monteros habl6 y testimonio en esta forma cuando le preguntaron por la opinión que tenia del Padre Juan Ramos de Lora.

                        "Conocí y trate íntimamente a! Reverendo Padre Fray Juan Ramos de Lora, cuya virtud y pru­dencia, juicio                                y actividad y amor a los indios le ganaron, con mucha justicia, el concepto y reputación de un cabal                                     misionero apostólico.

               El Ilustrisimo Sector Visitador, con todos sus dependientes, le distinguido y amó como                pedía su merito. Yo, debiendo en calidad de teniente de governador, observar la conducta de todos, no halle en la del referido religioso otra cosa que virtudes que admirar. Y sin ofensa de los demos misioneros, CREI que el mencionado excedía a todos y que debía proponerse como modelo en su destino. Su piedad para con los indios fue notable y así jamás pudo pensar ni permitir que otros los trataran mal y antes, positivamente, solicita siempre que se les diera el mejor trato, Canto en lo espi­ritual, como en lo temporal. Los mayordomos nunca hicieron otra cosa que cumplir exactamente las ordenes de este religioso y este ninguna daba que no fuera llena de acuerdo, de prudencia y de caridad" 19

=================================

17         AGN., Sección "Misiones" [141, fol. 30v. Las palabras copiadas son de Manuel Espinosa de los Monteros en su ya             citada carta.

18         AGN., [14), fol. 31v.

19     AGN., [141, fol. 30.


            Por su parte, Fernando Rivera y Moncada, destacado hombre público en aquellos momentos, consideró al Padre Ramos de Lora, hombre “experimentado en misiones, práctico en el gobierno y manejo de indios...”20

            Matías de Armona, gobernador que había sido en California, escribió: “Caa uno de los misioneros franciscanos de California tienen en mi estimación el lugar que los doce Discípulos u órganos de la voz del Redentor del mundo a diferencia que éstos (misioneros) sobre tener que persuadir en idiomas extranjeros, riegan primero la tierra con el sudor y la sangre para cubrir y alimentar a sus neófitos al abrigo del presidio que la religión del rey destina para su custodia y progresos”21

 

Transformación de la Misión de Todos Santos

            Convencido el propio Visitador General José de Gálvez de que en la Misión de Todos Santos contaba con el más formidable de los misioneros, llegó a poner en ella toda su atención y todas su esperanzas y no para hasta hacer en ella una total transformación para convertirla en la principal Misión de toda la California del Sur. Contaba la Misión con buenas tierras y con riego para cultivarlas, pero la clase de indios que allí moraban no eran a propósito en los planes del Visitador por las atávicas enfermedades de que estaban afectados. Considerando que en la misiones de San Luis y de la Pasión, carentes en absoluto de tierras, existían indios en abundancia, pensó en hacer un trasiego o trashumación, enviando a los indios de Todos Santos a otras partes y trayendo allí a los de las otras dos citadas Misiones, poniendo con ello, aun cuando sin pretenderlo, los gérmenes de una serie de incidentes que muy malos ratos harían pasar tiempo adelante al celoso y hábil misionero Padre Juan Ramos de Lora. Y es que aquellos indios jamás pudieron olvidar las asperezas de los montes donde anteriormente había vivido y, con frecuencia, tomaron la decisión de huirse a ellos, obligando al misionero a tener que ir en su busca, aun conociendo que ellos, montaraces y esencialmente vengativos, tratarían de vengarse de aquella sujeción a que se veían sometidos, y no tendrían jamás para nada en cuenta los desvelos y cuidados que el celoso misionero ponía en atenderlos, alimentarlos y curarlos.

            No fue suficiente todo el cuidado, amor y profundo conocimiento que el Pare Ramos de Lora tenía de los indios para retenerlos que en la Misión, hasta el punto que Todos Santos se fue quedando sin muchos de ellos, sobre todo desde el momento en que incitó

================================

20. AGN., (14), fol, 26v. Carta de Fernando de Rivera y Moncada. Méjico, 22 de abril de 1172.

21. AGN., (14),FOL. 106 V. Carta De Matías de Armona, Veracruz, 8 de julio de 1772

 

 


allí su desacertado mandato el gobernador Felipe Barri, como luego se verá 22.

            Muy pronto de llegado a California inició el Visitador General las operaciones preparatorias para la expedición a la California Norte. Uno de los primeros religiosos que se le ofrecieron para formar en ella fue el Padre Ramos de Lora. Nunca quiso aceptar José de Gálvez aquel ofrecimiento y, temerosos de que la proposición llegara a conocimiento del Padre Junípero Serra y que éste dispusiera otra cosa, se apresuró a escribirle el mismo Visitador General el dia 22 de julio de 1768 en los siguientes términos:

            “Como El Padre Fray Juan Ramos de Lora, con su celo ardiente y apostólico, se me ha ofrecido al viaje, si nuestra    Reverendísima se lo permite, le advierto que nunca me parecerá acertado que este Padre deje ahora la Misión de Todos Santos, porque, poblada competentemente, la Misión de Todos Santos, porque, poblada competentemente, es la más importante de toda la California por su fertilidad, y se necesita de un misionero tan hábil y práctico como el que t           iene para que la haga florecer en breve tiempo...”23.

            Magnífica era la opinión que el Visitador General tenía del misionero y no quería que éste abandonara aquella Misión, la mejor de toda California del sur, que era, hasta el momento, la uníca California civilizada o en vías de civilización.

            Aquella opinión optima teníala José de Gálvez de todos y de cada uno de aquellos religiosos misioneros. Por eso, convencido como estaba de sus calidades, determinó dejar en manos de ellos, además del gobierno espiritual, también el temporal y económico. Así se lo expresó al Padre Junípero Serra, en carta de 22 e julio de 1768, escribiéndole que era su “animo de encargar y cometer la dirección de las Misiones en lo   reconómico  y temporal a los

============================

22. En relación con algunos de estos puntos informaron más tarde en 1770 los religiosos del Colegio San Fernando al virrey:”El señor Visitador General sin duda se fundaría para señalar el sínodo, en que los decretos que dio para la reforma de la península, llevando indios de las Misiones que los tenían sobrantes y falta de tierra a otras que carecían de indios y le sobraba tierra. Informaron los Padres de las Misiones podían mantener a las familias señaladas y ve4stirlas. Pero este fundamento no subsiste, porque no se ha podido practicar. A la Misión de Todos Santos se mandaron, en efectos, los indios de las Misiones de San Luis Consagra y la Pasión a la de Todos Santos (sic la repetición) pero luego empezaron a marchar en cuadrillas a los montes de sus nativas Misiones y otros se atrevieron a pasar en balsas por el mar Grande a la isla de la Magdalena. Esto no lo ignoró su Ilustrísima, pues pasó en persona a dicha Misión (Todos Santos) a ver si lo podría mediar, para cuyo fin hizo el ademán de querer ahorcar a uno que se conocía cabecilla inquieta, pero el fruto que se sacó de esta amenaza fue que burlaron aquel mismo día la comida a su Ilustrísima, siendo así que el ministro de esta Misión que es el Padre Fray Juan Ramos de Lora, y tiene mucha práctica es el manejo de indios, no ha podido conseguir la permanencia de los mudados” (Informe del Colegio San Fernando al virrey de Nuevas España Méjico 26 de julio de 1770, en Archivo del Instituto de Antropología e Historia, “Fondo Franciscano”, Legajo 66, ff. 3-8. Las palabras transcritas corresponden al folio 3r.)

23.   Tomo esta cita de una obrita del P. Lino Gómez Canedo: De Méjico a la Alta California. Méjico, 1969. No puedo en este                        momento citar con precisión la página por no tener a mano este libro.


            temporal a los Reverendos Padres que las administraban en lo espiritual"24'.

            Sin pretender, ni mucho menos, restar meritos a los misioneros jesuitas que habían fundado y con esmero cuidado aquellas Misio­nes durante años, la verdad es que conocieron estas sus días de esplendor con la presencia de los misioneros franciscanos, tal vez porque el espacio de tiempo transcurrido desde sus comienzos y el desenvolvimiento de las mismas así lo exigía. Tampoco puede silen­ciarse la nueva organización que el Visitador José de Gálvez dis­puso para ellas. Lo alejado de aquellas zonas, la pobreza de la tierra y el pronunciado salvajismo de sus habitantes no habían sido notas favorables al logro de grandes progresos en años anteriores.

 

Tormenta en California

            Fatídico para las Misiones de' California fue el momento en que arrib6 a aquellas tierras en calidad de gobernador don Felipe Barri. Hombre inexperto, incapaz y, sobre inexperto e incapaz, ambicioso de mando y de dineros, muy pronto se dej6 sentir sobre la marcha de aquellas Misiones su presencia en el presidía de Loreto. El agente de sus ambiciones fue en la zona del sur de California su teniente de gobernador Bernardo Moreno.

            Toda la preocupaci6n que atormentaba a estos dos hombres era ver a los misioneros encargados del régimen temporal de las Misio­nes, medida que había llevado a cabo, según ya queda apuntado, el Visitador General don José de Gálvez. Efecto de ello fueron una serie de medidas desacertadas con injerencias indebidas en aquellas Misiones. Y como la principal y la mas productiva de todas ellas era Ia de Todos Santos, contra ella dirigieron toda su actividad demoledora. Naturalmente, la victima fue el misionero que lo era el Padre Juan Ramos de Lora.

            La actividad de aquel]os hombres y mas concretamente la del teniente de gobernador, fue la de soliviantar a los indios de la Misión, cosa que no les resultaría difícil, dado lo descontentos que estos estaban por la forma un tanto forzada como había sido reducidos a vivir en ella.

            Las victimas directas de las quejas de los indios, provocados de propósito y luego fácilmente creídos por el teniente de gobernador, fueron los mayordomos de la Misión. No bien eran despedidos los unos, ya los indios iniciaban sus quejas contra los nuevamente introducidos. Por su parte, el Padre Ramos de Lora que defendi6 siempre a sus indios, no podía menos de hacerlo con las personas de los mayordomos en los que reconocía su recto proceder.

=============================

24. Palabras tomadas de la Obra citada en la nota. Anterior.


            Al fin, toda aquella tirantez terminó en un expediente contra los mayordomos de la Misión de Todos Santos en el cual quedaba muy mal parada la actuación de aquellos misioneros franciscanos y, muy concretamente la del de Todos Santos.

            Pero Dios que escribe recto con falsilla torcida hizo que aquel expediente haya sido ocasión para que nosotros podamos conocer magníficos detalles que, de otra forma, no hubieran podido llegar a nuestro conocimiento.

            El Presidente de las Misiones del Sur, Padre Francisco Palou, se vio en la precisión de enviar a Méjico uno de sus súbitos para que informara de todo al virrey y al superior del Colegio de San Fernando. Y como todo aquello había nacido en torno a la Misión de Todos Santos, el mas apropiado para ser enviado, seria su propio misionero. Muchas fueron las largas dadas por el gobernador Felipe Barri para impedir a, al menos, retardar la salida del Padre Ramos de Lora y solo gracias a la buena manía que este se dio, fue posible su viaje de California hacia Méjico La fecha en que lo inició, fue el 15 de enero de 1772, según el mismo Padre Ramos de Lora escribe en mas de una ocasión "25.

            El expediente aludido y los informes del gobernador Barri ya habían llegado a Méjico a manos del virrey cuando Ramos de Lora lleg6 al Colegio San Fernando. Después de haberlo examinado el fiscal de la real Audiencia, opin6 en su informe del 17 de marzo que la Sumaria fuera remitida al guardián del Colegio para que diera respuesta a los varios puntos de la misma y los instruyera debidamente. Partidario de esta misma solución, así lo practic6 el virrey mediante decreto del 25 de marzo y carta de envió del dia 1 de abril.

            Entre los individuos que tomaron parte en la aclaración de los va­rios puntos estuvieron Fernando de Rivera y Moncada, Manuel Espinosa de los Monteros y, sobre todo, el gobernador que había sido en años anteriores en California, don Matias de Armonia.

            El propio Padre Ramos de Lora hizo una información sobre todo aquello, rica en detalles y matices, lo que, sin duda fue ocasión para que el mismo virrey Antonio Maria Bucareli le encargara, poco después, la elaboración de una mas detallada información sobre el estado de las Misiones y pueblos de California.

            Aquel expediente, una vez debidamente instruido, fue pasado a manos del virrey con decreto del guardián del Colegio San Fernando de 8 de agosto de 1772. La actuación final del mismo tuvo lugar el 27 de octubre con dictamen del fiscal favorable a la conducta de los misioneros, al mismo tiempo que optaba porque se reprendiera al gobernador Barri su proceder..

================================

25.           Consigna este dato en su Respuesta a la sumaria hecha por el gobernador Felipe de Barri. (AGN., SecciOn Misiones,              vol. 12, fol. 39).


            Con ello se conformo el virrey en decreto del dia  30 de aquel mismo mes y así se hizo, según de ello ha quedado constancia en el expediente original.

            Así termin6 aquella contradicción, Y mal lo hubiera pasado el poco honorable gobernador silos religiosos hubieran reclamado contra su proceder tan poco correcto. Pero ya no interesaba ni una cosa ni otra desde el momento que las autoridades tenían determinado que aquellas misiones de California pasaran a manos de religiosos dominicos ante la imposibilidad que el Colegio manifestaba de atender tan gran número de puestos misionales en ambas Califor­nias Sur y Norte.

 

Ascensos del Padre Juan Ramos de Lora

            Grande fue el ascendiente que el Padre Ramos de Lora tuvo entre cuantos le conocieron, los cuales conservaron vivo su recuerdo a trabes de los anos. Tiempo despu6s de los sucesos que acabo de referir fue destinado de gobernador de California, Fernando de Rivera y Moncada el mismo que testimoni6 a favor de nuestro misionero en la sumaria del gobernador Barri, y desde allí escribía sin olvidarse de enviar saludos para su recordado Padre Juan Ramos de Lora. .

            Pero también el ascendiente y aprecio del Padre Ramos de Lora existió entre los religiosos sus mismos compañeros, lo que no siempre ocurre. Un indicio de este aprecio es el hecho de haber logrado en la votaci6n del 19 de diciembre de 1767, 19 votos para Comi­sario de todos los Colegios apost6licos de Propaganda Fide, superada en aquella ocasión únicamente por los 23 votos obtenidos por aquel otro gigante que se llamaba Padre Junípero Serra. Pero coma esto ocurría en unos momentos en que ambos misioneros estaban haciendo su viaje rumbo a las misiones de California y a muchos k-il6metros de Méjico v de su Colegio de San Fernando, fue escogido para el puesto de Comisario y Prefecto de las Misiones el Padre José García. hijo del mismo Colegio, aun cuando sola­mente había logrado a su favor 15 votos 27.

            A su regreso de las Misiones de California en 1772 muy pronto fue elegido el Padre Ramos de Lora Vicario y Discreto del Colegio San Fernando, según dato que suministra un documento del 3 de diciern‑

==========================

26.           Así escribía, en efecto en carta de 9 de marzo de 1780 desde Raún al padre Rafael Verger: “Mis más finas y cordiales memorias a los Reverendos Padres Fray Miguel Campa, Fray Juan Ramos y Padre Sancho”. (AGN., Historia de Méjico, segunda serie, vol. 1, ff. 307-308v. Ha publicado esta carta el Padre Ernest J. Burrus, S.I. en: “Diario del capitán comandante Fernando de Rivera y Moncada, tomo 2, po. 500-502. Madrid, 1967).

 

27.        Datos tomados de la obra De Méjico a la Alta California (23).


mbre de aquel mismo año, consistente en unas amplísimas facultades que le concedió el Padre José García en su calidad de Comisario de las Misiones y Prefecto de aquel Colegio 28. Allí siguió trabajando como uno cualquiera de sus compañeros en los años siguientes, sin tener pensamientos de que su nombre pudiera sonar más allá de los muros de su Colegio. Pero Dios parece seguía el curso de sus pisadas y conocía cada uno de sus movimientos. Y era este mismo Dios quien tenía en sus designios levantarle y sacarle de entre aquellos muros. Su nombre sonó un día en el Consejo de Indias cuando se trató de presentar al rey candidatos para el obispado recién creado de Sonora y en Consulta elevada al rey Carlos III con fecha 29 de mayor de 1780 fue puesto en segundo lugar su nombre después del otro también franciscano padre Antonio de los Reyes, misionero del Colegio de Santa Cruz de Querétaro. Fue éste tuertamente recomendado por el confesor real ilustrísimo Fray Joaquín de Eleta, O.F.M. arzobispo titular de Tebas y , por lo mismo elegido por el monarca el 24 de agosto.

 

Al fin Obispo

            Muy bien pudiera pensarse que, después de haber sido propuesto una vez para obispo misionero, quedaría el Padre Ramos de Lora en puertas para cualquier otro nuevo obispado indiano.

            Estaba en gestiones en la corte hispana en aquellos mismos días la creación de un nuevo obispado en Mérida de Maracaibo (Venezuela). Casi todos los trámites necesarios para ello habían sido recorridos el 10 de julio de 1780, fecha e que la Cámara de Indias pasó a manos del rey el acuerdo favorable. Acusó recibo de la correspondiente Consulta el secretario del monarca el día 15 siguiente con una nota escrita por este mismo:

            ”Que la Cámara Consulte personas para este obispado”. Y a continuación anotó la     secretaría: “Fecho en 18 de            julio de 780”29.

            De una larga lista de nombres escogió el Consejo de Indias una terna final que presentó al monarca en Consulta de 31 de agosto de 1780. En ella no figuraba el nombre del Padre Juan Ramos de Lora. Incluso parece que entre los miembros de aquel alto organismo de consulta no existía conocimiento del nombre desconocido del misionero franciscano, ya que, entre las anotaciones que aún pueden verse puestas en los documentos, hay una que dice: ¡A este religioso

==============================

28. Constan estos datos de una Patente del Padre José García a favor del Padre Ramos de Lora que se conserva en Archivo Arquidiocesano de Mérida (Venezuela), Sección Gobierno Eclesiástico, Carpeta 1 donde existe también otra Patene               del mismo tenor firmada por el Padre Matías Sanz en 1750 a favor del mismo Padre Ramos de Lora, muy  poco   después de su llegada al Colegio de San Fernando

 

29.           Pueden verse todos los pasos dados en este particular en mi obra : “Fray Juan Ramos de Lora, obispo insigne y      sembrador de cultura”, 81), pp. 3-18


nadie le conoce aquí...”Sin embargo, otra mano, seguramente posterior, añadió esta otra anotación “Fue propuesto en segundo lugar por la Cámara para el nuevo obispado de Sonora”30.

            Para los conocedores del procedimiento seguido en el nombramiento de obispos y de cualquier otro cargo en aquellos días, resultará un poco extraño lo ocurrido en esta ocasión. Casi siempre el rey elegía al presentado por el Consejo en primer lugar, quedando a salvo su libertad de soberano para elegir otro de los candidatos en segundo o tercer puestos dentro de la terna presentada. Lo que muy raras, rarísimas, veces ocurrió fue que el monarca eligiera a uno cuyo nombre no figurara en el terna. En todo caso, pedía al Consejo que presentara nuevos nombres, si los presentados no eran de su agrado. En este caso actuó fuera de los acostumbrado y de su puño y letra escribió el 28 de septiembre en el mismo documento donde figuraban los otros nombres de la terna: “Nombro a Fray Juan Ramos de Lora” 31.

            ¿Qué había pasado?. ¿Quién fue el que candidato e hizo destacar con tanta eficacia el nombre del franciscano ante el rey para que éste actuara fuera de lo acostumbrado y se inclinara a favor de fray Juan Ramos de Lora como futuro obispo de Mérida?. Sus antiguos biógrafos inclinase a ver en esto una directa intervención del omnipotente Ministro José de Gálvez, antiguo Visitador General en tierras de California y allí íntimo amigo del franciscano 32. Su intervención, sin embargo, no aparece clara en ningún documento. Puede que este sea el procedimiento en las actuaciones de los grandes diplomáticos como, sin duda lo era José de Gálvez. Lo que si aparece documentado es que Gálvez remitió con fecha 8 de septiembre de 1780 al confesor del rey Fray Joaquín de Eleta, arzobispo de Tebas, la Consulta que el Consejo de Indias había elevado al monarca en 31 de agosto anterior con la terna de los nombres propuestos para el nuevo obispado de Mérida. En el documento de remisión no hay alusión ninguna al nombre de Ramos de ora. El confesor real devolvió la Consulta con una nota marginal de su puño y letra redactada en estos términos:

            “Excelentísimo Señor: Siendo, como es este obispado de Mérida de Maracaibo de nuvea                erección necesita de sujeto de toda satisfacción y, teniéndola yo más que de todos los que   vienen Consultados del Padre Fray Juan Ramos de Lora,me parece es el más digno y benemerito para este de Mérida el mencio­nado Fray Juan Ramos de Lord' "33

==============================

30.           Ob.cit., p. 18 donde podrán verse otros detalles y otras anotaciones del Consejo de Indias

31.           “Fray Juan Ramos de Lora”(1), p. 18.

32.           Uno de los que así opinaron fue el amigo del Ilustrismo Ramos de Lora en Mérida, Antonio Ignacio Rodríguez Picón,             el cual escribió en sus Apuntamientos: “Varón de virtudes  notables es el señor obispo Lora. Su elección se debe a             Don José de Gálvez, Ministro de su majestad el rey. En visita por el virreinato de Nueva España conoció el señor de     Gálvez de misionero a monseñor en la Alta California y supo apreciarlo en todo lo que vale”.(“El apellido Picón en             Venezuela” (4).

33.              Fray Juan Ramos de Loran, (1), p. 18.

 


            Fue este el primer documento oficial en donde aroma el nombre de nuestro hombre. 8Fue esta una idea surgida espontáneamente en el influyente confesor del rey, o seria mas bien, una escrita a sugerencias políticamente presentadas por el Ministro del Despa­cho Universal de Indias, José de Gálvez? Muy bien pudiera pensarse que haya sido este el modo como este movi6 los hilos de su política influencia, prefiriendo, mas que influir directamente sabré los miem­bros del Consejo de las Indias con una labor de dudosa eficacia, hacerlo entre bastidores a través de la influyente persona del con­fesor real. Lo que aparece como cierto es que Gálvez no trabajo este nombramiento en el Consejo de Indias, como lo hace suponer el hecho de que, en unas de las anotaciones puestas por los del mismo Consejo, se haya dejado constancia de quo allí nadie conocía el nombre de Ramos de Lora. Si acaso Gálvez trabaj6 la candida­tura del franciscano ante el Consejo, su labor no había logrado nada, ya que la terna presentada por el Consejo estaba integrada por otros nombres.

            La convicción generalizada fue de, que Ramos de Lora debi6 su promoción a José de Gálvez. El mismo Ramos de Lora alude a ello en su carta del dia  2 de marzo de 1781 en la que le dio a su amigo y pro­tector gracias correspondientes por su actuaci6n. En este mismo sen­tido abundaron los religiosos del Colegio San Fernando en la carta que dirigieron a Gálvez el 14 del mismo mes de marzo 34.

            Este misma fue la convicción de sus antiguos biógrafos y de cuantos le trataron en Mérida. El presbítero Enrique Maria Castro, en Ia biografía del obispo, alude a las intervenciones de José de Gálvez ante el Consejo de Indias desarrollando, coma Lino de sus argu­mentos, las palabras del evangelista San Mateo: "Es una lástima grande que esta luz este escondida debajo del celemín y no salga a brillar sobre el candelabro..." Ya dejo apuntado que no es probable que estos esfuerzos los haya realizado José de Gálvez ante el Consejo de Indias.

            Otro de los que opinaron a favor de la intervención de Gálvez y que muy bien pudo oírlo de boca del Ilustrísimo Ramos de Lora, fue el escritor merideño, coetáneo del prelado en Merida, Antonio Ignacio Rodríguez Picón En sus Apuntamientos diarios dei6 escrito:

            "Varón de virtudes notables es el señor obispo Lora. Su elección se debe a don lose de                Adives, Ministro de su                 majestad el rey. En visita por el virreinato de Nueva España,conoció el señor de Gálvez de misionero a Monseñor en         la Alta California y supo apreciarlo en todo lo que valel” 35

=====================================

34          Ob. Cit., pp. 20-21. Allí pueden leerse ambas cartas aludidas, la del Padre Ramos de Lora y la de los religiosos de San                 Fernando.

35        El apellido  Picón en Venezuela[4] ;Las anotaciones breves y certeras de Rodríguez  Picón ocasión habrá de ir       apuntándolas en los respectivos lugares

 

 

 

 

FALTA PAGINA 23

            Sea e tlodo wedsto lo que fuere,lo cierto es qwue quien promocionó  Fray JNuan Ramos de >Lora al puesto de obispo de Mérida de Maracaibo fuel el Ilustrísim Fray Joaquín de DEleta aún cuand nose puedan negar las posibles gestions realizadas dn su favor oo su su antiguamigo yadirador en tierras californianas.Incluso hay otro mmotivo para pensar en la intrervención indirecta de Don osé de Gálvez en las palabrads l arzobispo Frai JNoquín de Deleta< AL MANIFESTAR AUE GN-ÍA SATISFACCIÓN ELOSMÉRITOS DL Padre Juan Ramos de Lora más qwue2 de ningún oytto de lls que figuraban enla Consukta hedja al reu porf el Consejio.No veo como pueda admitirse aquella satisfacción a través deun conociminetgo directo que el confesor real puidrfa tdener del misionero franciscano

e cuaslmanifastó abitametgfe tener conocimiento de los n¡méritos

No e screible  este conocimidntgo dntre individuos tan didtantea.Lo que si parece seguro eas quel confesor del rey tenía aquelala satisfacción or la buebas realacon wue le había pasad DonJOsé de GÁLVEZ<  SOBRE LA VIDA Y MÉRITOS DEL PADRE Juan Ramos de lora

            Ocurriera d eunao de otra mnanera,LO CIERTO FUE QUE LA DECISIÓN DEL MONACA DE NLOMBRAR A Frau Juan Ramosa de Lora párale obispado de M´wefioda pasó de inmato al Consejo de Indias en cuyos documdngos protocolarios se acjuda el rea.  Decretp el día 29 de septie,mbrfw de 1780,al díasiguient de la real solucób.El día 30 comunicò el Consej a Fray Juan en carta que le,remitio pot via secreta la real determinación al tfiempo que le urgía una rápida contstación para elevarla al conocimsnrf del soberano 36

            Esta carta dekl Conzsejo de las >Indias nio debió llegar a manos ddesu destnatario antes del fin ek mes de  febrero delao siguiente de 1781 fecha en la qe sztab a el adfe Frat Juan de morad rene Colegio an Fernando deMéjioco dexdedonde contestó el día 2 demarzo en cata dirigida Don osé de Gálvez<.El hecho de que desata carta no esté escfjra< de puño y ltra el mszkl Pafra Fray Juna  de quien es unicame nte ña nconfundible firma,hace pebsar que tyala noticia no se quedó en secreto desde aquellos momentos 37

            Una veaen poder el rey la carta,la remitió éstde o medio del ministro Don José ed Ga´lvez al Consejo delas Indias con ddecreto fwexcha en El Escorfual el día 19 deoctubre de 1781 38.l día 22 de aquel mismo mea acordó el Consejo:

            “Cúmplse lo qu su majestad manda

            Tantoel rey como el Conseo delas Inxias debieron quedar muy a<gradablmete impresionados opior los t´dermisn delicados y humide llegó rdartcada la carta del Padre Juan Ramos de Lora aceptando el nombramiento para tan alta dignidad, admirable a los angeles, como exclamara en uno de los primeros documentos escritos una vez llegado a su diócesis de Mérida de Maracaibo.

            He aquí los términos de aquel exquisito documento:

             "La dignidad a que la real, clemencia se ha servido sublimarme, cotejada con la miseria de mi demérito, me ha dado bastante ocasión de confianza, por lo que, sin acertar a rendir las debidas gracias a su majestad y las correspondientes a vuestra Excelencia, cumpliendo con la real orden de 30 de septiembre de 1780, solo debo manifestar a vuestra Excelencia que, desde que por la divina gracia acepte su vocación en el Instituto de mi seráfica sagrada Orden, me resigne a no tener voluntad propia, rindiéndole a Dios y a mis superiores que le re­presentan, y siéndole tan inmediata y principal nuestro Católico Soberano, como que me falta libertad y albedrío para resistir lo que conozco que podré' por mi desempeñar No puedo hacer otra cosa que sacrificarme a la obediencia, confiado en que aquella misma gracia divina que movido la promoción, ayudara mi debilidad para el correspondiente desempeño de tan altas obligaciones.             Dios guarde la importante vida de vuestra Excelencia machos arios. Colegio de San         Fernando de Méjico y marzo 2 de 1781. - Fray Juan Ramos de Lora.-Excelentísimo Señor José Calvez" 39

 

 

Tramitaciones para el nombramiento

            En el citado decreto real de 19 de octubre de 1781 ordenaba el rey a su Consejo de Indias que procediera a pedir a la Santa Sede ]as correspondientes bolas. Para ello, y como resultado de la labor del Consejo, firmo el monarca una Cedula el 27 de abril de 1782 en­cargando al embajador español ante la Santa Sede que las gestionara.

            Manifestaba en la citada Cedula el monarca que, habiendo recono­cido

                "cuanto conviene hacer elección de persona de literatura, buena vida y ejemplo para el             expresado obispado, la he hecho de Fray Juan Ramos de Lora, religioso francisco en el            Colegio de misioneros de San Fernando de Méjico, por la cabal satisfacción que tengo de        su idoneidad y suficiencia y par que espero que Dios nuestro Señor sea servido con esta             provisión, aquella santa iglesia [será] bien servida y administrada y mi conciencia descargada en esta pare» 40.

==================================

39.              Ob. cit., p. 20.

40.             Ob. cit., Estos varios detalles pueden verse en las paginas 26 y 27.

 


            Este documento fue remitido al embajador de España en Roma el 23 de mayo de 1782. Al mismo tiempo fueron remitidos a la corte pontificia todos los informes sobre la persona del candidato cuyo nombre debió ser una magnifica recomendación para que el nom­bramiento pudiera seguir su curso sin tropiezos. El nombramiento tuvo lugar en el Consistorio de 23 de setiembre de aquel mismo año 1782. Profundamente significativas son las palabras con las cua­les accedió el Sumo Pontífice a tal nombramiento.

               "Después de una larga deliberación con nuestros Hermanos los Cardenales de la santa iglesia romana a fin de buscar una persona de utilidad y fruto Para ponerla al frente de esta misma iglesia (Mérida), dirigimos, por fin, los ojos de nuestra mente a Ti que eres conocidamente profeso en la Orden de Frailes Menores de San Francisco, Maestro en teología, nacido de legitimo matrimonio y de honrados y cristianos padres en la diócesis de Sevilla, de sesenta y un años de edad y constituido desde hace ya bastantes anos en el orden del santo presbiterado, que has dada pruebas de celo, de piedad y de prudencia en el desempeño de las santas misiones..., constándonos, además, por testimo­nios fidedignos del celo religioso, de la limpieza de vida, de la honestidad de costumbres, de la providencia en las cosas espirituales, de la circunspección en las temporales y de otros dones de muy varias virtudes, después de meditadas con la debida reflexión estas cosas y, después de recibido el asesoramiento de nuestros Hermanos en relación con lo destacado de tus méritos, proveemos por autorizad apostólica en la persona la referida iglesia de Mérida y lo nombramos su obispo y pastor y Te cometemos plenariamente en lo espiritual y temporal el cuidado y la administración de la mis­ma..."41.

            Aun a través de su estilo protocolario transcienden estas anteriores palabras una intima y profunda satisfacción del Sumo Pontífice en el momento de nombrar al Padre Ramos de Lora obispo de la nueva diócesis de Mérida.

            El embajador español en Roma se apresuro a remitir a la corte de Madrid con carta del 2 de octubre de 1782 las bulas originales y sus copias, las cuales fueron remitidas al Consejo de Indias con carta del 20 del mismo mes por Juan Fernando de Aguirre. El Consejo, después del estudio y análisis de su contenido, acordó remitirlas en 23 del mismo mes al fiscal cuya respuesta del 6 de diciembre fue favorable al pase de las mismas. El veredicto final de la Cámara es del 16 de diciembre, sigue puede comprobarse por el certificado del oficial José Antonio Cornejo de 15 de enero de 1783. 42

            Las bulas y sus copias fueron entregadas por la secretaria de la Nueva España al apoderado del Padre Ramos de Lora en Madrid, Alejandro Freile, el 27 de enero de 1783, según nota puesta por el mismo apoderado al momento de recibir los documentos .43

41.

Ob.

ci.t,,

pp.

28 y 327.

42.

O b.

cit.,

pp.

39-43.

43.

Ob,

cit,,

p,

40.

 

'

 


            Del dia 15 de enero de 1783 fueron las ejecutoriales firmadas por el rey a favor del padre Ramos de Lora a quien fueron remitidas por José de Gálvez a través del virrey de Nueva España con carta del dia  29 de marzo de 1783.

            El dia 17 del mismo mes de enero firm6 el rey una serie de Cedulas que deberían ser remitidas a todas las autoridades interesadas en la erección del nuevo obispado "44.

            La carta de Gálvez con las bulas pontificias y la ejecutorial para poder tomar posesión del obispado llegaron a manes de Ramos de Lora el 9 de junio de 1783, según el mismo lo escribió en carta de contestación de 29 del mismo mes 45.

            Aquel fue un día de júbilo para el Colegio de San Fernando de Méjico. A esta ocasión podría muy bien referirse lo narrado por los biógrafos del futuro prelado, tomándolo de antiguos testigos que probablemente /o habían escuchado de boca del mismo Ramos de Lora. Enrique Maria Castro afirrn6 que Ramos de Lora se encontra­ba muy tranquilo en su celda conventual remendando su pobre habito franciscano cuando, de pronto, se dejo oír un repique de campanas en el gran torreón de la iglesia. La algarabía de los bron­ces conventuales sonaba a algo insólito para los vecinos del Colegio de San Fernando y aún para los frailes que pudieran estar ignorantes de la causa, por cuanto no existía motivo alguno conocido de tan festiva manifestación. Muy probablemente fuera uno de los administrados el propio Fray Juan Ramos de Lora.

            Antes de que soltara de su mano la aguja con que remendaba el habito, dejosé oír por el claustro el bullicio alegre y desacostumbrado de los religiosos que se acercaba-n. El eco sonoro de los nudillos de una mano en la puerta de su celda sacarónle de su ocupaci6n. "Ave Maria Purísima", debi6 decir Ramos de Lora desde adentro; y con la rapidez que pudo abri6 la puerta. Allí estaban en fraternal reunión todos los religiosos de aquella comunidad amiga para feli­citarle efusivamente. En nombre de todos, hablo el superior y dijo: "Saluda reverente at Ilustrísimo obispo de Mérida de Maracaibo".

            El humilde obispo preconizado hincóse humildemente en presencia de su prelado y de sus hermanos y compañeros y, ante ellos come testigos, protest6 que no era digno de tal cargo. Incluso afirman su bi6grafos que manifest6 sus deseos de renunciar y verse libre de aquella honorífica distinción. Anim6le el prelado, diciendo que si el no lo había buscando, era evidente que allí estaba el dedo y mano de Dios. Litigase la santa voluntad, Señor, debió musitar el humilde y obediente Padre Juan Ramos de Lora en aquel momento Y la voluntad de Dios se haría y el virtuoso franciscano tendría que despedirse para siempre de sus cosas queridas:de su Colegio, el de los imborrables recuerdos y de aquellos sus hermanos y compañeros de fatigas apostólicas.

===================================

44     Ob. cit. Las ejecutoriales, en piginas 45-47 y las Celulas, en paginas 47-

45    Ob. cit., pp. 52-53.


            Ya no volvería a ver ni Sierra Gorda ni California, porque millares de leguas le separarían de aquellos recordados rincones de Nueva España donde él dejaría un pedazo de su alma.

 

Preparando su consagración

            Una vez recibidas las bulas pontificias y todos los demás documentos necesarios, procedió el Padre RL a dar los pasos necesarios para su consagración episcopal.

            Algunas gestiones había realizado ya con anterioridad para obtener una ayuda de costa para los gastos más precisos. El 12 de diciembre de 1781 había presentado al rey su apoderado en Madrid Alejandro Freile una petición en tal sentido, la cual fue remitida por José de Gálvez al Consejo de Indias con carta de 18 del mismo mes. El Consejo envió la petición a la Contaduría General y al fiscal del Consejo  que informaran sobre ella. La contaduría envió su informe el 14 de enero de 1782 y el fiscal el suyo el 2 de febrero, ambos igualmente favorables. Especificaba el fiscal que la ayuda se concediera “sobre vacantes mayores y menores de la iglesias inmediatas o, en caso de no haber cabimiento en ellas, que se satisfagan de cualquiera caudal de real hacienda en las cajas de Santa Fe o Caracas con calidad de reintegro..” 46.

            A vista de los términos de la Cámara, acordes con lo propuesto por el fiscal, accedió a ello el rey con estas palabras: “Como parece y así lo he mandado” 47.

            A consecuencia de estos acuerdos, se le ordenó al Intendente de Caracas con fecha de 7 de abril de 1782 que hiciera efectivo el pago de 4.000 pesos en aquellas reales cajas de la existencia de vacantes mayores y menores 48. El apoderado del PL en Madrid le comunicó equivocadamente en carta de 22 de junio de 1782 que la citada cantidad había sido concedida sobre las cajas de Méjico. Esta información equivocada dio origen a una serie de gestiones en la capital de Nuevas España, colaborando a ello, en gran parte, el hecho de que nada se le comunicó de oficio y con claridad a Ramos de Lora 49.

=================================

46.           Ob. Cit. Los aludidos documentos pueden verse en páginas 22-26. Las palabras del fiscal, en página 24.

47.           Ob. Cit., p. 26.

48.           Ob. Cit., o. LXII, Nº 274.

49.           La fecha de la carta de 22 de junio la da el mismo Ramos de Lora en su carta a Gálvez de 29 de junio de 1783.

                 (Ob. Cit., p. 52)    “Con fecha de 22 de junio de el año anterior de 82 me comunicó mi apoderado Don Alejandro        Freile  haberse servido su             majestad mandar se me librasen en las reales cajas de esta capital (Méjico) 4.000 pesos de               ayuda de costa para la habilitación de mis despachos, impetración de bulas pontificas y transporte a mi nueva   diócesis de Mérida y habiendo solicitado en las oficinas correspondientes la real orden de Cédula que se me    asegura haberse expedido a principios del mismo año de 82, no se valla que haiga llegado”. (Ob. Cit., p. 52).

 


            Dirigióse este en carta del 20 de junio al virrey de Nueva España, exponiéndole la necesidad que tenia de aquella cantidad cuya concesión tenia por segura, aun cuando no se tenia conocimiento del paradero de la real orden correspondiente. "En tales circunstancias me veo con. la indispensable obligación de satisfacer no solo la re­ferida libranza, sino también otros inexcusables gastos que me han sido y son consiguientes a el desempeño de las confianzas que, para la presentación a la mitra, tuvo a bien su majestad hacer sin algún merito ni oficios de mi parte . Los destinos de esta ayuda son tan urgentes como los de los alimentos, pues de ella pende la habilita­ción de mi transporte y el cumplimiento de las obligaciones contraídas... Yo no tengo algún otro arbitrio ni persona a quien ocu­rrir, ni seria justo la solicitase cuando, con casi evidente certidum­bre, se que la piedad del rey ha ordenado se libren los 4.000 pesos que de ayuda de costa me asign4 su bondad contra las reales cajas de esta ciudad..."50.

            No existieron dificultades a este ruego de Ramos de Lora, en parte sin duda por darse la circunstancia de ser, a la sazón, virrey Matías de Gálvez, hermano del omnipotente José de Gálvez y buen amigo del preconizado obispo. Por eso, al día siguiente de formulada par este la petición, dio orden el virrey para que le fuera entregada la cantidad solicitada "con tal de que asegure en el modo que mani­fiesta las resultas de lo que determine su majestad a quien se dará cuenta, con copia, de ese papel y decreto" 51.

            El Consejo aprob6 plenamente lo ejecutado por el virrey en este punto con fecha 31 de octubre de 1783, al mismo tiempo que acord6 informar de todo a Fray Juan Ramos de Lora y dar nueva orden al Intendente de Caracas a fin de que reintegrara a las reales cajas de Méjico los 4.000 pesos. La orden al Intendente de Caracas tiene fecha de 31 de octubre y en contestación manifest6 en 31 de mar­zo de 1784 haber dada cumplimiento a la misma. El virrey Matías Gálvez acuso recibo de la comunicaci6n que se le dirigió, en carta de 24 de marzo de 1784. También con fecha de 31 de octubre se le comunic6 todo a Ramos de Lora.

            Así terminó aquel pequeño incidente a que había dada origen una falta de información precisa de su apoderado en la corte española 52.

============================

50.          Ob. cit., p. 48.

51.            Oh. cit., p. 50. De acuerdo con lo decretado, escribi6 el virrey Matías de Gálvez a su hermano una carta el 26 de junio,               dándole cuenta de todo lo hecho y actuado, "atendiendo al carácter de este prelado, a los ningunos arbitrios que, Par            razón de su Instituto religioso, le acompañan y a ser importantes y ejecu­tivos los fines en que deben invertirse los        cuatro mil pesos".

52.       Algunos de los datos apuntados en este aparte pueden leerse en la obra tantas veces aludida, pagina 51. La aprobación         al virrey de Nueva España, en AGI., Santo Domingo, 948, (Ob. cit., p. LXII). La contestación del virrey, en AGI., 1. c.               (Ob. cit., p. LXIII, N? 286). El acuse de haber recibido la nueva comu­nicaci6n que se le hizo a Ramos de Lora consta       en AGI., 1. c. (Ob. cit., p. LXII, NQ 284).

 


            Laas gestiones para que el Padre Ramos de Lora puidiera recibir la consagración episcopal fueron desasrollándose sin mayordes complicaciones.El día 15 de enero de  1783 firmó el rey las ejecutoriailes del nuevo obissado,consideradas necesarias para que las  autorfidades le recibieran al desempeño del allto cargo,siéndole remitijdo el correspondientee documento por Don José de Gálvez a través del virrey su hemano cn carta del dia 29 de marzo,según dato faccikitado poel mizmso Pafdre Juan Ramos en carta del dia 29 de junio .Otro dato apuntado es que las bulas le habian sido entregadas junto con las ejecutorfiales el dia 9 del mimso mes de junio 53 

                “Certigficamos y damos fe que en conformidad de l bula de nudestrfo Santísimo padre y Seor Piio apa VI,dada en Roma en Santa maría la mayoren 24 de setiemnbre del año psado de 1782 y de su pontificadoek año octavo y de la real Cedula ejecutorial de su magestad, que Dios guarde, fecha en el real sitio del Pardo a 15 de enero de 1783, que presenta el Ilustrísimo Señor Don Fray Juan Ramos de Lora, electo obispo de Mérida de Maracaibo y del Consejo de su majestad..., ha­biendo precedido el juramento de fidelidad y obediencia a la Santa Sede .. y estando en la capilla de nuestro palacio, sito en esta villa [Tacubayaj hoy dia 22 de junio de este presente afio y dominica segunda Post Pentecostés, infra octavam Corporis Christi,entre siete y ocho de la manana, procedimos a dar y dimos al nominado Ilustrísimo Senor Don Fray Juan Ramos de Lora la sagrada consagra­cion en debida forma" 58.

            A la consagraci6n episcopal asistió lo mas distinguido de la ciudad de Méjico. El obispo consagrante hizo constar con su testimonio que asistieron, fuera de los que allí nominalmente cita, "otras muchas personas distinguidas y religiosos de los dos enunciados conventos".

            Uno de estos conventos, no cabe ni dudarlo, fue el de San Fernando. Alli estaban todos aquellos viejos amigos y hermanos aplaudiendo, fervorosos, la exaltación de su compañero de trabajos y fatigas apostólicass.

            Después de lo escrito queda completamente descartada Puebla de los Angeles como lugar de la consagración episcopal de Ramos de Lora. Este acto tuvo lugar en la capilla del palacio arzobispal de Méjico, situado en la villa de Tacubaya, no lejos, entonces, del centro de la capital de Nueva España, formando, formando hoy, parte del distrito metropolitano de la ciudad de Méjico.

            Después de su consagración, quiso el Ilustrísimo Ramos de Lora enviar los justificativos del acto a España, lo que no pudo realizar, sin embargo, hasta el 19 de julio con carta de este mismo día .

===========================

56            Ob. cit., p. 56. El excelentísimo Fray Juan Ramos de Lora tenia facultad de elegir libremente el obispo consagrante.   Te concedemos (decía la bula de nombramiento) que antes de que lo introduzcas en el régimen  administración de la dicha iglesia de  Mérida emitas en manos do cualquier obispo, el que Tu prefieras, en amistad y comunión con la Silla Apostólica, la profesión de fe católica según la fórmula que va en nuestra adjunta bula". (Ob. cit., p. 328) . Otra de las bulas dice: 'Te concedemos a Ti que eres presbítero el que puedas recibir el don de la consagración do cualquier obispo católico, el que Tú prefieras, teniendo el la gracia y comunión con la Silla Apostólica y estan­do asistido en este acto de dos personas constituidas en dignidad eclesiástica". (Ob. cit,, p. 330) . Otra de las bulas esta dirigida al obispo consagrante esco­gido par Ramos de Lora. "Por lo cual Te mandamos par documento apostólico que cuides de recibir del electo Juan la profesión de fe de acuerdo a la formula indicada". (0b. cit., p. 36).

Certifica el ilustre prelado y luego virrey de Nueva España, Haro Peralta, el cumplimiento de todos los requisitos necesarios y pedidos tanto per el Sumo Pontífice, coma por el monarca hispano.

57      Ob. cit., p. 55. Para ser exacto debe decirse que el 19 de julio escribió la carta que deposita en la secretaria del virrey      "Para cuando se despache el aviso de este mes que ya esta próximo".


Preparando el viaje a su obispado

            Es preciso descartar la ida de Ramos de Lora a Santo Domingo y su posterior regreso a Nueva España, como parece apuntar García Chuecos. Lo único a que aludió el prelado fue a la remisión de los documentos al la real Audiencia de la Española cuyo permiso consideraba necesario para poder tomar posesión de su obispado. Escribió en carta de 29 de junio de 1783:

                        Lo quedo esperando todo para poderlo remitir, con el juramento que debo hacer, a la Audiencia de Santo Domingo por el correo ordinario, para que no se retarde su despacho, y ponerme en camino para mi destino, en donde esperaré las órdenes y despachos de la sobredicha real Audiencia para tomar posesión de el obispado58.

            En cédula de 10 de noviembre de 1783 expresó el monarca hispano deseos de que el Ilustrísimo Ramos de Lora pasase a España a recibir allí la consagración episcopal, como parecen insinuarlo las siguientes palabras. “Por tanto, os ruego y encargo dispongáis lo necesario para vuestro viaje y consagración en este reino59.

            Si los deseos del monarca eran que el Ilustrísimo Ramos de Lora pasase a España a consagrarse, la manifestación de los mismos llegaba ya demasiado tarde, cuando ya el prelado, no sólo había recibido la consagración, sino que estaba de viaje rumbo a sus obispado de Mérida y muy lejos de la ciudad de Méjico.

 

Etapas del Viaje

            El Ilustrísimo Ramos de Lora realizó su viaje desde Méjico a Maracaibo, iniciando los preparativos de salida muy luego de su consagración. Ya en carta de 29 de junio de 1783 escribió a José de Gálvez:

            “Yo quedo bueno y sano de el todo, ya días hace, de mis pasados achaques y con bastante robustez para emprender          mi viaje”.

            A los preparativos del viaje aludió en carta posterior del dia 19 de julio.

            “Ahora que ya estoy disponiendo mi salida de esta capital para mi destino, no obstante que      pienso no poderme                 embarcar por el mal tiempo hasta octubre, me prevengo de antemano y  dejo escrita ésta en la que incluyo            los                 sobredichos documentos para los fines a que se deben dirigir”61.

            Resulta admirable el tesón de aquel hombre bastante cargado de años, agravados por el peso de molestias enfermedades que tenían minado su hercúleo organismo. El hallarse sano, de momento, le alentaba a efectuar el vije sin  que le arredrara la perspectiva de lo largo  y difícil del mismo.

============================
58. Ob. Cit., p. 52

59. Ob. cit., p. 333.

60. Ob. Cit., p. 53.

61. Ob. Cit., p. 54


             Tampoco le retenía el sentimiento que pudiera causarle el dejar aquellas tierras regadas con el sudor de su cuerpo y en donde quedaban muchas y buenas amistades de las que debería despedirse para siempre ya que su edad de 61 años y el largo viaje que iba a emprender no podrían suministrarle otras esperanzas.

            Sobre el momento exacto de su salida de Méjico no existe dato alguno, ni tampoco sobre las etapas del viaje. Únicamente aludió él mismo a las penalidades que debió sufrir en la etapa de Méjico a Veracruz, en carta de 16 de agosto de 1784 escrita a José de Gálvez:

            Por las adjuntas copias conocerá vuestra Excelencia que, habiéndoseme agravado    varios males de que           adolecía, con el viaje de Méjico  a Veracruz, me vi allí en la                necesidad de solicitar cirujano que en la mar me      asistiese y previniese las incidencias que   podían sobrevenir de varias úlceras que me habían casi imposibilitado            las piernas”. 62.

            Por la fecha de las licencias concedidas en Veracruz al médico cirujano Sebastián Guzmán para que pudiera acompañar al Ilustrísimo prelado durante el viaje, es conocida la de la estancia de éste en aquella ciudad. Las licencias fueron franqueadas el 10 de noviembre de 1783 63.

            Otro dato que fija la fecha de su estancia en la ciudad de Veracruz es el certificado hecho el dia 12 de noviembre por el juez receptor del juzgado eclesiástico de aquella ciudad Joaquín de Hoyos y Zarasti de las copias realizadas de las bulas pontificas. Este hecho de mandar sacar allí estas copias hace pensar que su estancia en aquella ciudad debió prolongarse durante varios días. Por lo menos consta que allí estuvo durante los días 10, 11, y 12 de noviembre, siendo sin duda el mal tiempo a que aludió en mas de una ocasión la causa de aquella detención.

            Salidos de Veracruz, el mal tiempo les obligó a tomar rumbo a La Habana.

            A causa de los malos tiempos, arribamos a la Habana””,

            Sigue escribiendo en la citada carta. del dia 22 de diciembre es el permiso dado por el marqués de Camacho en la Habana al cirujano Sebastián Guzmán para que pudiera proseguir acompañando al obispo.

            No se conocen más detalles de su peregrinación marítima. Únicamente se sabe por la aludida carta de 16 de agosto de 1784 que resultó penosa y larga.

            Nuestra penosa y larga navegación nos detuvo demasiado en la mar y reagravó mis males que han permanecido hasta el presente en que me hallo algo restablecido con sola la asistencia del Doctor Sebastián, aunque no he podido adquirir perfecta salud64.

============================

62. Ob. Cit., p. 99

63. Ob. Cit. Pp. 337-338.

64. Ob. Cit., p.99,


            El mal recuerdo de aquel viaje transoceánico afloro reiteradamente en su correspondencia epistolar, como puede verse en cartas de 3 de abril y 31 de julio de 1784 65.

            No consta si el viaje lo realizó totalmente en una cola embarcación o Si cambió durante las distintas etapas del mismo. Lo cierto es que su llegada a Maracaibo tuvo lugar en el paquebot denominado "Nuestra Señora del Rosario".

            Sobre la fecha exacta de la llegada (dato, por lo demás, de muy escasa importancia) no existe acuerdo en los documentos de aquellos días, pues al paso que unos hablan del día 15, otros hablan del 16 de marzo de 1784.

            Señalan el día 15 el gobernador de Maracaibo Francisco de Arce en su carta de 6 de abril y el gobernador de Caracas Manuel González, en otra suya del 27 del mismo mes, avisando ambos al rey la no­ticia del arribo del prelado. La carta del primero sirvió de fuente de dato al segundo 66.

            El mismo día 15 da como fecha el secretario del obispo Vicente Climent Gil en carta de 27 de marzo al vicario y juez eclesiástico Juan José Paredes. "El Ilustrísimo señor obispo de Mérida de Maracaibo, mi amo y señor, me manda... noticie a vuestra merced llegó a esta ciudad el 15 del que acaba, donde permanecerá hasta recuperar su quebrantada salud" 67.

            En carta de 21 de marzo comunico el Ilustrísimo Ramos de Lora al obispo de Caracas Mariano Martí su llegada a Maracaibo, dando como fecha el da 15 de aquel mes 68

            Existen también datos a favor del día 16 de marzo. Uno es la carta de 3 de abril escrita por el mismo Ramos de Lora a José de Gálvez. "Habiendo llegado a esta ciudad el 16 de marzo del presente año o, después de un penoso y dilatado viaje que me ha causado no poca indisposición de salud ..." 69.

            El dato que más fuerza parece hacer a favor de este día 16 es la carta del administrador de la aduana de Maracaibo, José Trinidad Frías, a Rafael Sulbar6n, en donde le dice: "Habiéndose advertido que en la entrada del paquebot Nuestra Señora del Rosario en 16 de marzo del año pasado..."'70.

            En presencia de estos varios testimonios discordantes entre si uno piensa en darle una solución afirmando que muy bien pudo haber llegado el barco el día 15 sin haber realizado aquel día la salida a

65.          Ob. cit., pp. 69 y 82.

66.          Ob. cit., p. 64.

67.          Ob. cit., pp. 335-336.

68.          Ob. cit., p. 74.

69.          0 b. cit., p. 69.

70.            Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 57.


       Tierra sus ocupantes, posiblemente por haber llegado en horas muy avanzadas. Solo así se explicaría que, de hecho llegó el prelado a Maracaibo el día 15, si bien para los efectos, la llegada se consideró el día 16 que fue el de la salida a tierra.

            El equipaje que traía consigo el Ilustrismo obispo no fue muy grande a juzgar por lo que apuntaron posteriormente con rigor inaudito los encargados de la real hacienda en Maracaibo. Y lo que más extraña aún es que se le hayan cobrado los correspondientes derechos no en este momento de su llegada, sino posteriormente. Esto hace pensar en una pequeña venganza de las autoridades del puerto contra el prelado después de haber este abandonado la ciudad de Maracaibo para trasladarse a Mérida. ¿Podrá esta mi suposición tener visos de probavilidad? Ni siquiera el prelado vio libres de los impuestos los 24 ejemplares que había traído consigo, como el mejor tesoro, del Arte de Nebrija, sino que debió pagar por cada uno un alto impuesto de cinco reales71.

===================================

71.                 Por curioso, más que por otra cosa quiero publicar aquí el documento donde quedó constancia de todo aquello, aun cuando ha sido publicado ya por Chalbaud Cardona(55), tomo 1, pp.58-59. El docuemnto dice::”Ajustamiento de los derechos reales que debe contribuir el Ilustrísmo y Reverendísimo señor obispo diocesano Don Fray Juan Ramos de Lora conforme a lo prevenido en real Orden de 5 de noviembre de 1770 por los géneros y efectos que condujo en el paquebot”Nuestra Señora del rosario” que entró en este puerto en 16 de marzo de 1784:

12 piezas bretañas anchas contrahechos a 5 y medio pesos................................528

6 dichas id. Angostas legítimas, a 38 y medio reales..........................................228

2 dichas de roan contrahecho, a 17 pesos............................................................272

3 dichas de bramante con 247 varas a 3 y medio reales.....................................864,50

2 dichas, sarasa ordinaria, a 15 pesos.................................................................240

4 dichas, estopilla id. A 8 pesos.........................................................................256

1 dicha, lanilla negra en.....................................................................................152

40 varas, damasco encarnado, a 20 reales         .............................................800

2 docenas de Artes de Nebrija, a 60 reales.........................................................120

                                                                                                                                   3.460,50

Deducción

 

Por el 5% de almojarifazgo deducido de la cantidad de 3.460

   reales de plata...........................................................................................      ..173

Por el 4% de alcabala de mar de la misma cantidad.......................................  138,50

Por el 2% de armada barlovento id. id..................................................... ..       86,50

                                                                                                                    ––––––––––

                                                                                      Reales de plata                         398

 

                               Importan los reales derechos de este ayuntamiento trescientos noventa y ocho reales de plata. Maracaibo,           julio 21 de 1785.-José Trinidad Farías.-Ejecutóse con mi intervención. Por ocupación del señor Contador                          princiapla, su oficial mayor.-Fecha ut supra.-Juan Mancebo y Castañeda.

 

                                                                                                                                                                                                           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                

Toma de posesión del obispado

            También la toma de posesión tenia sus reglas a las que seria pre­ciso someterse de acuerdo con los postulados del real patronato existente sobre todos los obispados de Indias. Para ello había dado el rey su real Cedula ejecutorial dirigida al gobernador y capitán general de la isla. Española, al regente y oidores de la real Audiencia de Santo Domingo

            "y a otros cualesquier jueces y justicias de ella y de la provincia de Maracaibo". En lo esencial a nuestro propósito dice este real documento: "Y despachadas sus bulas, se han presen­tado por su parte (de Ramos de Lora) en mi Consejo de la Cámara de las Indias, suplicándome que, conforme al tenor de ellas me dignase mandar darlas el pase y expedir et correspondiente despacho para que pueda servir su obispado y poner sus provisores, vicarios y otros oficiales. Y, en su vista y de lo expuesto por mi fiscal, lo he tenido a bien, mediante lo cual (y precediendo el que el nomi­nada Fray Juan Ramos de Lora haga el juramento acostumbrado, conforme a lo dispuesto por ley 1, titulo 7, libro 1 de la recopilación de esos reinos de guardar y cumplir todo lo concerniente a las reglas y derechos de mi real patronato y de que no irá ni vendrá en cosa alguna contra lo comprendido en el, y asimismo, que observad la ley 13, titulo 3, libro 1 de la Nueva Recopilación de estos reinos de Castilla, no estorbando la cobranza de mis dere­chos y rentas reales, ni la de los novenos que en los diezmos del mencionado nuevo obispado me pertenecieren, sino que, antes bien, los dejará pedir y cobrar a la persona o personas a cuyo cargo fuere su administración  lisa y llanamente, sin contradicción  alguna), os ordeno y mando a todos y a cada uno de vos que, reconociendo las

  La real Orden a que se atuvieron los encargados de la real hacienda de Mara­caibo para cobrar al Ilustrísimo Ramos de Lora tan elevados derechos habiales sido comunicada por el Intendente de la provincia de Caracas José de Abalos en el siguiente oficio:

"Con fecha 5 de noviembre de 1779 me dice el Excelentísimo señor Don José  Gálvez lo                           siguiente..

 El rey se ha servido declarar por regla general que todos los equipajes de los provistos para dignidades y empleos y demás personas que pasan a Indias deben reconocerse exactamente en las aduanas de los puertos de España y los de esos dominios y exigirse en unos y otros por los efectos que embarquen los derechos establecidos en los aranceles del nuevo Reglamento, a excepción de las ropas hechas y de use de las mismas personas y su familia y criados y de los pontifícales de los arzo­bispos y obispos destinados a las mitras de América e islas adyacentes a ellas. Se lo prevengo a vuestra Señoría de real Orden para su inteligencia y puntual cumplimiento en la parte que le pertenezca".

“En su consecuencia, prevengo a vuestras mercedes su cumplimiento en los casos que se ofrezcan y que me den aviso del recibo para mi inteligencia. Dios guarde a vuestras mercedes muchos años. Caracas, 22 de marzo de 1780. — José de Arbalos".

Si bien se estudia este documento, debería entenderse de las mercancías que pasaran de España a Indias. No se habla, en ningún momento, de las que pudieran circular entre los distintos puertos de Indias. De todos modos, los encargados de la real hacienda obligaron a Ramos de Lora a pagar y el no puso objeciones al pago, aun en momentos en que contaba con muy escasas posibilidades económicas.


bulas originales o su traslado autorizado en forma jurídica, observéis su tenor, dando y hacienda dar al expresado Fray Juan Ramos de Lora la posesión del referido obispado y le tengáis por tal obispo y prelado de el y le dejéis hacer su oficio y que use y ejerza su jurisdicción por si y par sus vicarios y oficiales en aquellos casos y cosas que, según derecho y bulas pontificias y leyes de mis reinos ,lo puede y debe ejecutar y que se le acuda con las rentas, diezmos y réditos y demás cosas que, como a tal obispo de Mérida de Ma­racaibo, le pertenecieren y se le asignaren con forme a su ere­cción"72.

Para reponerse algún tanto de las fatigas de su largo viaje y, sin duda, para dar tiempo a fin de que las autoridades de la provincia de Maracaibo pudieran, a su gusto, examinar los documentos que el mismo había presentado y pudieran también disponer todo lo necesario para darle la posesión del obispado, tomó el Ilustrísimo Ramos de Lora el breve descanso de uno o dos días.

De las ceremonias dispuestas para el acto del juramento no ha que­dado rastro. Únicamente existe el auto en que se dio constancia del oficio presentado por el obispo con exhibición de los documentos necesarios y petición para que se le hiciera entrega del obispado. Por el mismo auto consta que el prelado hizo el juramento en presencia del notario José Miguel Balbuena. Par una carta del go­bernador Francisco de Arce ha quedado constancia de haber tenido esta ceremonia lugar en la iglesia parroquial de San Pedro y San Pablo de Maracaibo 73.

El documento donde ha quedado constancia del juramento hecho por el Ilustrísimo Ramos de Lora dice:

"AUTO. — Maracaibo, 18 de marzo de 1784.

Vistas las bulas pontificias libradas en Roma por nuestro Santísimo Padre Pío Papa VI en 24 de septiembre de 1782 y el real despacho dada en El Pardo en 15 de enero del 83 con que requiere al gobierno el Ilustrísimo señor don Fray ,Juan Ramos de Lora, del Consejo de su majestad y meritísimo obispo de esta diócesis de Mérida de Maracaibo y acreditan habérsele conferido, en su consecuencia, la sa­grada consagración en 22 de junio del referido ano do 83 en la villa de Tacubaya por el Ilustrísimo señor don Alonso Núñez de Haro y Peralta, arzobispo do la iglesia metropolitana de la ciudad de México, en el reino de la Nueva España, en debido obedecimiento de la expresada Real Cedula que a los jueces y justicias de esta provincia dispensa la facultad de dar al expresado Ilustrísimo señor don Fray Juan Ramos de Lora la posesión de esta diócesis, previo el reconocimiento de las indicadas bulas pontificias y el acto que en 18 del corriente practicó ante el presente escribano, prestando el juramento que pautan las leyes 7, libro 7,

===============================

72"         Fray Juan Ramos de Lord' [1), pp. 45-47. Este documento ha sido publicado repetidas veces.

73        El detalle de la iglesia parroquial corista en carta del gobernador Francisco de Arce deL DIA  6 de abril de 1784. (Ob,                   cit., p, 64) . El otro detalle del notario consta del documento que se copiara seguidamente.


            titulo 7 de estas municipales y la 13, titulo 3, libro 3 de la Recopilación castellana, se le da la expresada posesión, en cuya consecuencia se le acudirá con las rentas y emolumentos concernientes a su sagrada dignidad en el distrito a que se extiende la real voluntad del soberano y habrá y tendrá por obispo y prelado de el y ejercerá por si, por sus vicarios y oficiales la jurisdicción que, por las predichas bolas y leyes de estos dominios, le es permitida. Y para que en las ciudades, villas y lugares de la comprensión de esta provincia y las de Coro y Trujillo estén inteligenciados del real precepto expuesto en el real rescripto de 15 de enero del año próximo pasado y cumplan con su tenor, se les impondrá de él con copia autorizada. Y se devolverán al referido Ilustrísimo Señor presen­tante los documentos insinuados con testimonio de su anterior oficio y de esta Providencia, para los efectos que le convengan y trate de practicar cualquiera otra diligencia que conceptuare oportuna, dejando para resguardo de este gobierno un testimonio íntegro de todo. Y para que en la contaduría de ejército y real hacienda se tome razón de la. real Cédula de 15 de enero ya citada y afiance la mesada eclesiástica en los términos que prescribe, se pasará a ella original. Y en el próximo correo se dará cuenta a su majestad de quedar en posesión de este obispado dicho .señor Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora. — Francisco de Arce. — Licen­ciado Don Juan Esteban de Valderrama-Proveyólo el señor Don Francisco de Arce, coronel de los reales ejércitos, gobernador,comandante general de esta ciudad y provincia, con dictamen del señor licenciado Don Juan Esteban de Valderrama, teniente de gobernador y auditor de guerra, quienes por ante mi lo firmaron. Doy fe — Ante mi. José  Miguel Balbuena, escribano público y de gobierno.

En el mismo día  pasé al palacio de su Señoría Ilustrísima y puse en su noticia el auto precedente, de que doy fe.-Balbuena, escribano.

En el propio día, yo el escribano, pase a la real contaduría y, estando en ella el señor contador principal de ejercito y real hacienda Don Joaquín de Esparza, puse en su noticia el auto precedente y le entregue los documentos que en el se expresan Para la toma de razón  prevenida, de que doy fe. — Balbuena, escribano.

En la real contaduría general de mi cargo se tomó razón del real titulo y diligencias concernientes que anteceden. — Maracaibo y marzo 20 de 1784. — Joaquín de Esparza y Arráiz.".74

Estado religioso y político de la Gobernación de Maracaibo en 1784

            He tornado como punto de referencia el año 1784 por tratarse del en que llego a su diócesis el Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora.

            1. Estado político. En Mérida fue erigido el primer corregimiento el 10 de diciembre de 1607. En el estuvieron comprendidos, desde entonces, además de los territorios de Mérida, los de San Cristóbal, La Grita, San Antonio de Gibraltar, Pedraza y Barinas.

            En el año 1622 fue creada la gobernación y capitanía general de Mérida y el Espíritu Santo de La Grita de la que tome posesión en 1625 su primer capitán Juan Pacheco Maldonado.

=============================

74. Chalbaud Cardona (55), pp. 48-49. En este, como en otros reiterados casos, no ha dicho el autos el lugar de donde ha tornado este documento.


 Mediante real Cédula de 31 de diciembre de 1676  fueron separadas de la gobernación de Caracas y agregadas a esta de Mérida la ciudad y tierras de Maracaibo, quedando, desde aquel momento, constituida esta última gobernación por las ciudades de Mérida. La Grita, San Cristóbal, Gibraltar, Pedraza y Barinas con sus respectivas jurisdicciones.

            Al ser creado en 1717 el virreinato de Santa Fe, pasaron a formar parte del mismo las provincias de Guayana, Caracas y Mérida.

            Fue hacia el año 1750 cuando el gobernador de esta provincia de Mérida, Antonio de Vergara Azcárate Dávila, trasladó su residencia, de hecho, a la ciudad de Maracaibo, comenzando a llamarse, desde entonces, y no más que de hecho, provincia de Maracaibo.

            Mediante real Cédula de 8 de septiembre de 1777 fue creada, con toda probabilidad, la capitanía general de Caracas, pasando entonces a formar parte de ella las provincias de Guayana y Maracaibo.

            Este era el estado político de aquellas tierras al momento de tomar posesión del nuevo obispado de Mérida su primer obispo Fray Juan Ramos de lora.

 

2. Aspecto religioso. En el aspecto religioso la evolución de las cosas estuvo presidida por una mayor constancia. En un principio fue Mérida una Vicaria dependiente del arzobispado de Santa Fe de Bogotá, creado esto por bula de pío IV en 1562 y confiado al franciscano Fray Juan de los Barrios. Cuando en lo político fue agregado Maracaibo a Mérida en 1676, continuó, en lo religioso, dependiente del obispado de Caracas.

            Además de otras iglesias, existían en la ciudad de Mérida los convento de Santo domingo (1567), San Ignacio (1628), Santa Clara (1651) y San Francisco (1657). Este  último y el de los jesuitas estaban suprimidos antes de la llegada del Ilustrísimo Ramos de Lora.

            En los demás pueblos del nuevo obispado, o en sus jurisdicciones, trabajan como misioneros o doctrineros dos dominicos, los agustinos, los capuchinos y, en algunos puestos, también los franciscanos de la Provincia de Santa Fe. Fuera de ellos existían conventos de franciscanos en La Grita, Maracaibo, Coro y Trujillo.

            La  diócesis de Mérida nació sufragánea de la metropolitana de Santa Fe y así continuó hasta el 24 de noviembre de 1803 cuando el Sumo Pontífice, en bula de aquel día, creo la arquidiócesis de Caracas con asignación de las diócesis de Guayana y Mérida en calidad de sufragáneas. Continuó esta situación hasta 1923 en que el Pontífice Pío XI elevó la sede merideña a la categoría de metropolitana con las diócesis de Maracaibo y San Cristóbal como sufragáneas, comenzando entonces la sede de Mérida a ser madre de varias hijas que aún hoy siguen reconociendo su categoría de metropolitana 75.

==============================

75 He recogido los anteriores datos en las obras de Hector García Chuecos: “El real Colegio Seminario de San  Buenaventura          de Mérida”. Caracas, 1963 y en la Chalbaud Cardona: (55), tomo 1, pp. 61-67


            El aislamiento de estas tierras ahora integrantes de la nueva diócesis merideña, fue posiblemente la causa de que los prelados de Santa Fe hayan llegado a ellas sólo de tarde en tarde y recorrido muy de prisa sus principales pueblos, dejando para sus visitadores que nombraban, a veces, el recorrerlos con mayor detenimiento. Pero ni aún así les era posible darse idea del estado de aquellas gentes diseminadas, en la mayor parte de los casos, por entre breñas y barrancos.

            Desde el año 1739 no había pisado aquellas tierras ningún obispo, pudiendo este lapso de, al  menos  45  años  dar  una  idea  del  estado  de  abandono  en que estaría el nuevo obispado 76.

 

            Cuando pensamos en las dificultades que puede tener un obispo que es llamado a crear un nuevo obispado en tierras de misión, se nos ofrecen gigantes y sin número y no pensamos en las que pueden ofrecerse en un obispado creado en tierras habitadas por bautizados habituados a un sinnúmero de fallos y abusos.

            Llegaba el Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora a su obispado con una muy larga experiencia de lo mucho que supone la reducción y cristianización de gentes cimarronas y salvajes, difíciles de someterse a las disciplinas y hábitos de las gentes civilizadas. También conocía el modo de luchar y defenderse frente a las autoridades que se arrogaban lo que n o les pertenecía. Lo que ya no supondría tanto eran las dificultades que tendría ahora en su nuevo obispado donde no tendría que luchar contra salvajes y contra la ignorancia, sino contra personas que se llamaban cristianos, pero cargados de vicios y resabios. Muy pronto se daría cuenta y hasta confesaría que era cosa más fácil convertir y sostener en la fe a gentes recién catequizadas que no reformar a los que, habiendo sido bautizados, han conocido después los atractivos de la perversión o retroversión a su antiguo libertinaje. Con referencia a esto mismo escribió el prelado en carta de 21 de junio de 1790:

            Y lo que de allí resulta es que, separado el sacerdote de cualquier pueblo de estos, como los indios están mas necesitados que otros de continua asistencia del párroco y repetida instrucción y doctrina, desde luego que les falta ésta, se pierde todo lo andado, y trabajado con ellos. Y, aunque después vuelva, es lo mismo que haber de volver a comenzar y quizá peor, por la dificultad de acostumbrarlos otra vez a aquella concurrencia y sujeción que han dejado77

===========================

76.     En relación con la jurisdicción de San Cristóbal escribía en 1782 Andrés José Sánchez: “Esta jurisdicción es de la diócesis y arzobispado de Santa Fe de Bogotá y no se sabe haya visitándola Ilustrísimo prelado desde el año 739, que pasó por ella el Ilustrísimo Señor Galavís de tránsito para Santa Fe, careciendo los más de estos vecinos, de aquel tiempo a esta parte, del santo sacramento de la confirmación...”(Informe sobre la villa de San Cristóbal, en “Fuentes para la historia colonial de Venezuela”. Biblioteca de la Academia nacional de la Historia. Caracas, 1970, Nº 93, pp. 483-487. La cita corresponde a la página 487).

77.     Fray Juan Ramos de Lora”(1), p. 258

 


                        Muy pronto de su llegada a las tierras del obispado pudo darse cuenta de los males cuya raíz tendría necesidad de atacar en serio. Las costumbres morales habían caído en una relajación lastimosa. Las celebraciones religiosos, aún las más sagradas, habían degenerado, a veces en licenciosas orgías. Muchos de los pueblos carecían de sacerdote, o ya por el reducido número de los existen4es, o ya por la mala paga que las autoridades responsables hacían de los sínodos la mala paga que las autoridades responsables hacían de los sínodos acordados desde antiguo, lo que venía también a incidir en la misma escasez como causa formal muchas veces.

                        No pocos de los sacerdotes vivían en un lamentable estado de abandono y dejación de sus obligaciones y no pocas veces en forma escandalosa y deteriorante de las públicas costumbres, haciendo recordar, el ejemplo evangélico de la sal que había perdido todo su vigor de conservación.

            El estado de la moral pública y muy concretamente en Maracaibo era deplorable. Una prueba de ello pueden ser los datos que, durante su visita, tomó y escribió el obispo Mariano Martí algunos años antes, concretamente en el decurso de 1774. Las denuncias de inmoralidad y de pública mancebía contra las autoridades civilices y religiosas fueron frecuentes en aquella ocasión comenzando por el gobernador de la provincia y terminando por clérigos sueltos y frailes sin freno 78.

 

En su parte material habían llegado las iglesias a un estado lastimoso por la desidia de los sacerdotes y la mala administración de sus mayordomos. Los bienes de estas mismas iglesias, al igual que lo de obras pías, capellanías y hospitales, habían sido, en una mayoría de caos, depredados y malversados por jueces y administradores venales que se aprovechaban del abandono de los sacerdotes responsables o se valían, por desgracia, del apoyo y connivencia de los mismos. Y por encima de todo y dando a todos aquellos abusos una especie de aprobación y validación, estaba la autoridad que todo lo disimulaba o toleraba, confabulada en los abusos unas veces, o temerosa de imponerse sin posibilidad de éxito otras. Por esto,dentro de la administración de los bienes de las iglesias, hospitales, capellanías, y obras pías y mandas testamentarias existía un libertinaje tolerado.

den==============================

78               Pueden verse las reiteradas acusaciones como una machaconería que da náuseas en el Diario de Visita escrito por el obispo de Caracas Mariano Martí con ocasión de la visita pastoral girada a sus diócesis. (Ediciones de la Academia Nacional de la Historia de Caracas. “Fuentes para la historia colonial de Venezuela, tomo 95. caracas, 1969, pp. 157-251)

Aprovecho la ocasión para exponer mis reparaos a una edición tan  descuidad como la que se hizo de los escritos de este gran prelado caraqueño. Valía la pena haber hecho otra cosa. En el texto de la obra existen muchas lagunas que pudieran haberse rellenado con un poco de trabajo. Y digo esto como conocedor de las facilidades que ofrece la restauración del texto original casi  íntegramente. Una de las cosas que debieron evitarse fue esta repetición machacona y nauseabunda de las acusaciones que se repiten y se repiten, casi sin cambio de palabras, por el prelado en su Diario de Visita.

 




            A vista de todo ello, valiente y corajudo debería ser el hombre que se atreviera a intentar la solución y el arreglo de aquella serie de entu4ertos inveterados, con visos de derechos adquiridos en base a una violación impunemente reiterada de las cosas más sagradas. A otros prelados y gobernadores, en parecidas circunstancias, les costó la vida en forma violenta el intento de arreglar lo que estaba desarreglado.

            Aun cuando sea brevemente, es preciso examinar lo que el Ilustrísimo Ramos de Lora hizo, ka forma en que lo hizo, las medidas que se vio precisado a poner en práctica y los dolores de cabeza que ello le ocasionó. Sólo así, teniendo en cuenta los precedentes apuntados y las circunstancias que concurrieron en cada uno de los casos y la paciencia y tolerancia del prelado, es posible evaluar el alcance de sus medidas.

 

Preocupación del Ilustrismo Ramos de Lora ante el estado de su diócesis

            Del pésimo estado de las cosas en la diócesis de Mérida muy pronto se percató el Ilustrísimo Ramos de Lora, unas veces por vista de ojos y otras por informaciones que él calificaba de fidedignas. En el edicto sobre capellanías, firmado en Mérida el 3 de septiembre de 1785, manifestó a sus feligreses:

             Sabed que, desde nuestra llegada a esta nueva diócesis, hemos ido sucesivamente conociendo el deplorable estado        en que se hallan casi todos los fundo o capitales de los beneficios simples, de capellanía y obras pías, así colativas         como no colativas, instituidas o bien para el  sustento de ministros eclesiásticos o para la decencia de varias iglesias.

                Muchas veces ha consistido, según hemos advertido, en el descuido de los jueces y ministros, otras en el de los capellanes, mayordomos y administradores y otras muchas en la perversa avaricia de algunos que, abandonando su alma, dejan al olvido, suprimen ao roban las fundaciones y seguridades para poderse apropiar las hipotecas o, creyéndolas ya olvidad, reconocida la desidia de los a quienes incumbe su cuido, roban o se apoderan de todos o parte de los bienes que se hallan afectos a fichas fundaciones pías. Muy lejos de advertir aquella ruina o mala conciencia de los mal poseyentes, los jueces interesados cooperan a su usurpación cuando no han participado de aquellos desamparados bienes...

                               En diversas ocasiones hemos dado las providencias que nos han parecido más conforme a efecto de        remediar tanto mal, y más en aquellas partes donde nos parecía ser mayor la necesidad, pero ahora que ya vemos es      casi una en todos los lugares de nuestr diócesis, hemos determinado proveer, valiéndonos de la autoridad        eclesiástica que en Nos     reside, de este remedio que queremos se extienda a todos los partidos de esta     comprensión...” 79.

            Poco después de su llegada a Maracaibo , en carta de 31 de julio de 1784, informó a la corte por medio de su amigo José de Gálvez del mal estado del hospital de aquella ciudad y la ruina en que se presentaban los de Gibraltar y Perijá, adivinando ya lo que luego ocurrió efectivamente que, una v3ez alejado él de Maracaibo, volverían las cosas a sufrir los mismos defectos 80.

            En otra carta de 6 de mayor de 1785, poco después de su llegada a Mérida, informó del estado lastimoso en que estaban su hospital e iglesia.

                Desde mi llegada a esta ciudad he ido sucesivamente advirtiendo, con harta pena mía,              las miserias de este país. El hospital tenía aún fábrica material en que recogerse algunos              tales cuales enfermos que podrían sus cortas rentas mantener... Pero lo que más me mueve a compasión es que... no me ha quedado arbitrio para el remedio de esta iglesia que debe suplir y hacer las veces de catedral en tanto que se fabrica la nueva... De aquí es hallarse esta fábrica en deplorable estado en su construcción material, ornamentos y demás preciso para su decencia...” 81.

            Estos temas vuelven a asomar reiteradamente en sus cartas posteriores. En una del mes de octubre escribió representando la infeliz situación del hospital de Mérida y de los restantes del obispado.

            Este defecto se extiende a todos los hospitales situados dentro de esta nueva diócesis, de          modo que no hay                uno que justamente merezca el nombre de tal. De esta suerte son los           establecidos en Maracaibo. Coro. Trujillo y               aquí (Mérida) que son los únicos lugares               donde los hay82.

====================================

79        Chalbaud Cardona 855), tomo 7, p. 144.

80“          Fray Juan Ramos de Lora” (1), pp. 82-83.

81            ob. Cit., p. 108.

  82             Ob.cit., p. 123

 

 

 

            En otra carta de 21 de junio de 1790 informó en relación con las iglesias de la diócesis:   

            Las iglesias están en la misma o peor miseria, carentes no sólo de los ornamentos convenientes, sino aún de lo más necesarios...”83

            No podría remediar nada de estos males, ni mucho menos adelantar los proyectos que le bailaban en su alma, si no intentaba antes poner orden en aquel caos administrativo de la diócesis.             Era el Padre Ramos de Lora un hombre eminentemente práctico y, por eso, perfecto conocedor de la necesidad de estas medidas. En varios de su primeros decretos, una vez llegado  a su diócesis. Era Ramos de Lora un hombre eminentemente práctico y, por eso, perfecto conocedor de la necesidad de estas medidas. En varios de sus primeros decretos, una vez llegado a su diócesis, fue su idea fundamental la defensa y regulación del cobro de los diezmos y de la cuarta capitular. Pero muy pronto se dio cuenta que los culpables no hacían.

=================================

83             Ob. Cit., p. 257.

 


         nada por aclarar su situación. Un caso fue el de algunos administra­dores de obras pías que no acudieron a su llamado durante su es­tancia en Maracaibo, tal vez a la espera de su marcha a Mérida para seguir lo mismo. Pero antes de salir de Maracaibo dejo el obispo comisionado al clérigo Francisco del Pulgar con plenas faculta­des judiciales para actuar en su ausencia, medida que no agrado' a los afectados directamente por ella por lo que pusieron el grito en el cielo, protestándola como contraria a derecho. De las compli­caciones a que esto dio lugar es un testimonio la real Cedula de 25 de julio de 1787 donde el rey dio plena razón al prelado84 .

            La defensa de todo aquel patrimonio de su diócesis fue lo que movió la pluma del prelado a escribir un edicto de tonos tan enérgico como el que se refiere a las capellanías que arranco frases dema­siado fuertes a un escritor nada extremoso coma Eloy Chalbaud Cardona que llego a tildar al prelado de energúmeno 85.

            Las medidas puestas en marcha consistieron única y exclusivamente en encargar a los vicarios y jueces eclesiásticos que nombrasen un eclesiástico, el mas idóneo, para que, en calidad de juez, cuidara de la administración de aquellos fondos, con mandato a los curas, ca­pellanes, mayordomos y administradores para que, dentro del plazo de 10 días, presentasen relaciones juradas de todos los capitales, fundos y beneficios a su cuidado, con especificación de los asegura­dos, de las disminuciones y del estado de las fincas, con exhibición de las escrituras, obligaciones, reconocimientos, certificaciones y demás diligencias hechas.

            También mando, esta vez bajo pena de excomunión mayor latae sentenciae, que dentro del mismo plazo de 10 días

              "todos los que, de cualquier manera, tengan noticia de el (edicto) manifiesten quan­tos documentos hayan usurpado o robado o, caso de haberlos consu­mido, de  ellos relación, coma también de los bienes que perte­nezcan a hipotecas o fundos de capellanías, obras pías o que, de qualesquier suerte, se reputen por censos espirituales que se estén pose yendo en mala f e ... 0, teniendo noticia que otras qualesquier personas han ocultado, suprimen o inicuamente poseen otros fundos o parte de ellos o instrumentos, deberán denunciarlos bajo la misma censura en que, por el mismo hecho de que, pasados los referidos diez días, no hubiesen manifestado lo que sabré este asunto supie­sen, incurrirán sin que, de ninguna suerte, puedan ser de ella ab­sueltos pasta que se denuncien dichos bienes, censos, hipotecas e instrumentos. .

            "Y si, pasados los dichos 10 días, los declarados en virtud de este edicto por públicos             excomulgados, con animo endurecidos, imitan­do la dureza de Faraon, se dejase estar en        dicha excomunión y cen-

===============================

84 . Ob. cit., pp. 125427.

85. Chalbasid Cardona [55], Como 1, p. 134.


sura, porque, creciendo la culpa y contumacia, debe crecer la pena, queremos sean los así comprendidos anatemazitados y malditos de Dios y su bendita Madre, amen; que se vean huérfanos sus hijos, y sus mujeres viudas, amen; que el sal se les oscurezca de día y la tuna de noche, amen; que anden mendigando de puerta en puerta, y no hallen quien les haga Bien, amen; que las plagas enviadas par Dios sobre el reino de Egipto vengan sobre ellos, amen; que la maldición de Sodoma, Gomorra, Datán y Abirón que, por sus pe­cados, los tragó vivos la tierra, vengan sobre ellos, amen. . ."86

            En otro de los apartes del decreto pedía a las justicias reales que protegieran a los vicarios o comisionados y encargados de este punto.

Actividad desplegada en Maracaibo por el prelado

            Inmediatamente de haber tornado posesión del obispado, obispado dióse por entero el prelado a la tarea de poner en orden las muchas cosas que no lo tenían, y muy pronto debió darse cuenta que poner en marcha una diócesis en tales condiciones seria una tarea prolongada y, sobré todo, muy ardua.

            Era preciso, en primer lugar disponer y ordenar el aspecto religioso, regulando la vida y disciplina de los eclesiásticos, no pocos de los cuales vivían en una forma desarreglada y nada conforme a las exigencias de su estado. Tampoco podría el celoso prelado desen­tenderse de regular la vida de los legos que no eran menos súbditos suyos que los clérigos. Para el logro de todo esto tendría que re­correr un camino erizado de dificultades. Y aún lo hubiera hecho si tuviera quo hacerlo solo y sin los obstáculos que le irían presen­tando algunas de las autoridades civiles acostumbradas a las inve­teradas costumbres de entrometerse en la marcha de los asuntos religiosos de la exclusiva competencia del poder eclesiástico. La batalla que, en este punto, tendría que librar el animoso obispo no tenia como objeto el litigio de competencias, tan de boga en aquellos días, sino el liberar a la jurisdicción religiosa de las injerencias e intromisiones de la autoridad civil. En este punto tenia el nuevo prelado una personalidad muy acusada y hasta diríamos que meticu­losa y exigente.

=================================

86.         Copio íntegramente este decreto Chalbauld Cardona [55), tomo 1, pp. 143-149. Estas ultimas frases son las que arrancaron a este autor las duras palabras con que censuró la conducta del prelado.

Nunca mejor que en esta ocasión pudo decirse que a grandes males, grandes remedios. La conducta rebelde de algunos súbditos tenia puesta a prueba el poder y la energía del obispo. La experiencia posterior demostr6 que, a pesar de toda La energía con que el prelado atorni116 y limitó la actuación de aquellos individuos inescrupulosos, no le faltaron a estos recursos para burlar sus dis­posiciones hasta que intervino la autoridad del rey apoyándole y ordenando a sus representantes que apoyaran las decisiones de la autoridad eclesiástica.


                 A pesar de todas las dificultades y contratiempos, su celo ardiente llevóle a la realización de magnificas creaciones. Había llegado car­gado de ideales nobles y anhelos muy elevados por realizar algo que valiera la pena y, a pesar de todo y del corto tiempo de su pontificado, conseguiría ver a la hora de su muerte en su haber una serie de logros estupendos.

                        Aún antes de reponerse de las molestias de su largo viaje y de las enfermedades que durante el mismo le habían aquejado, envió por intermedio de su secretario Vicente Climent Gil a todos los vicarios y jueces eclesiásticos de su obispado y con fecha de 27 de marzo de 1784 una comunicación, confirmándolos en sus cargos y en to­das las facultades de que venían disfrutando y en el mismo grado" sin innovación alguna hasta que se digne su Señoría Ilustrísima ex­pedir otra disposición"87.

                        En los primeros días del mes de abril dio contestación a las varias comunicaciones reales que había hallado en Maracaibo al momento de su llegada. En una de aquellas cartas firmadas el 5 de abril aun hizo referencia a los "varios males que padezco, agravados por la molesta dilación de mi viaje a esta ciudad"88.

                        A pesar de sus enfermedades, pudo ir escribiendo el primer docu­mento, llamado por el Pastoral, que firmó el 15 de abril. En esta Pastoral, después de hacer una breve relación de los pasos dados para la creación del nuevo obispado de Mérida, se presentó con humildad pero decididamente ante sus súbditos como pastor y pre­lado ordinario, noticiando "a todos que ya desde ahora en adelante residen en Nos toda la jurisdicción ordinaria, la autoridad y demás derechos que se requieren para el universal gobierno espiritual de este nuevo obispado" 89.

                        Manifestó dar prelación, sobre todos los demos asuntos, a la administración de los santos sacramentos. "Y porque la administración de los santos sacramentos es el negocio arduo, mas principal e importante de cuantos se comprende en la dilatada esfera de nuestra episcopal jurisdicción.,., por tanto, decimos y declaramos que todas las facultades, privilegios y licencias de que respectiva­mente gozan los eclesiásticos de nuestra jurisdicción de ambos cle­ros, secular y regular, ya sean para poder celebrar el santo sacrificio de la Misa, o ya para predicar al pueblo, o ya para oír confesiones y absolver de pecados y censuras comunes o reservadas, o ya para

=================================

87.            "Fray Juan Ramos de Lora" [1), p. 336.

88.            Ob. cit., p. 71.

89.     Este importante documento ha sido publicado ya varias veces. El primero en hacerlo fue Monseñor Antonio Ramón Silva en su obra:”Documentos para la historia de la diócesis de Mérida". Tal vez el ultimo en publicarlo haya sido Chalbaud Cardona [55J, Como 1, pp. 50-55.En atenci6n a creerlo sufi­cientemente divulgado, solamente he transcrito parte del mismo, la mas im­portante, en mi obra "Fray Juan Ramos de Lora", [1), pp. 71-74.


conmutar votos o dispensarlos, o para habilitar incestuosos, reva­lidar matrimonios, queremos y es nuestra intención que, en todo, sigan en su fuerza y valor según el tenor y forma, limitación o ex­tensión con que se las concedieron los Ilustrísimos prelados a quie­nes hasta ahora han estado sujetos"".

            Pero como la recta administración de los sacramentos supone ido­neidad en sus administradores y obligación en los prelados de exigirla, añadió seguidamente:

                "Pero como, al mismo tiempo, no debemos ni podemos hacernos desentendidos de la    estrecha obligación que tenemos de informarnos, de ver y certificarnos de las cualidades, providad, idoneidad y suficiencia de los ministros a quienes confiamos el cuidado de nuestra grey y rebaño y con quie­nes compartimos la carga de nuestro pastoral cargo y espiritual mi­nisterio, ordenamos y mandamos a todos los precitados eclesiásticos de nuestra jurisdicción y habitantes de nuestra diócesis que, sin perdida de tiempo, luego que este edicto se publique y notifique, presente cada cual ante sus vicarios respectivos los títulos, licencias, testimonios y demás documentos que tuvieren, en virtud de los cuales se hallan administrando o sirviendo sus ministerios o empleos para que Nos los remitan y den quenta de todo lo necesario en estos particulares"91.

            Para tener idea clara del estado de su diócesis ordenó allí mismo mas concretamente a los párrocos:

            "Y en cuanto a los curas párrocos les ordenamos y estrechamente mandamos que, sin perdida de tiem­po y lo más pronto que puedan, formen y Nos remitan por nuestro secretario una fiel, exacta y cumplida relación del número de pue­blos de que se compone su parroquia o curato, las haciendas, los hatos y las estancias y los ranchos que en el que se comprendan, con las distancias de unas partes a otras, de sus términos y extensión, del número de feligreses que en las sobredichas partes se cornpre­henden y tienen".

            Fue así como muy pronto pudo tener a mane una serie de datos, documentos e informes que le permitirían iniciar sus actividades pastorales en el sector o parte mas importante cual era la reforma de aquel clero alejado, en muchos casos, del mas estricto cumpli­miento de sus obligaciones.

 

Decretos varios

            Después de este primer documento public6 una serie de decretos, algunos de los cuales conocemos. En uno del 12 de mayo de 1784 regula la recaudación de diezmos. En otro del 19 del mismo mes segrego de la vicaria de la ciudad de Coro, para agregarlos a Ia jurisdicción_ de Maracaibo, los pueblos de Casigua, Borojo, Daba­juro, Zazarida y Capatarida.

==================================

"90          Fray Juan Ramos de Lord', 11] , pp. 72-73.

91           Ob.cit., p. 73.


            Para contar con unas normas fijas a que atenerse, impuso en su dió­cesis, en decreto del 8 de julio, las sinodales que regían en la diócesis de Caracas. En otros dos decretos de 9 de julio ordeno en el primero depositar judicialmente los diezmos pertenecientes a la cuar­ta capitular, regulando en el segundo el destino del seis por ciento del real subsidio, dando así cumplimiento a reales órdenes en su poder92.

            En otro del dia 10 de julio reguló la exposición del Santísimo Sacra­mento; en otro de 12 del mismo mes dicto severas disposiciones relativas a los bailes, comedias y demás diversiones, poniendo en vigor para su obispado las disposiciones que sobre estos puntos venían siendo observadas en el de Caracas; en otro del 19 de agosto ordeno

            "que, en adelante todos los que hayan de cantar o tañer instrumentos en las iglesias de             nuestra diócesis, han de ser eclesiásticos o, a lo menos, deben para aquel acto, vestir sus             hábitos93.

            En otro del dia 24 de septiembre concretó el modo de asistir los clérigos en las iglesias con otros puntos relativos al traje clerical, a las con­ferencias semanales y a la confesión y comunión. En otro del 12 de octubre prohibió con las mas severas penas de excomuni6n mayor que ningún clérigo

            "de cualquier orden que sea, traiga consigo, ni de noche ni de día, espada, daga, puñal,            pistola, ni otro genero de arena que sea ofensivo o defensivo, publica o privadamente" 94.

            Cuando decretaba el Ilustrísimo Ramos de Lora esta serie de puntos tenia, sin duda, la convicción de la necesidad de hacerlo así en atención a que, para el, eran los clérigos y mucho mas los presbíteros aquella sal evangélica capaz de sazonar la viña del Señor; por eso, mucho le importaba que se conservase en toda su vitalidad regeneradora.

            Otra serie de decretos firmados por el prelado dimanaban de la convicción que la mezcla de lo humano y de lo divino, en exceso, conlleva la degración de lo divino, de donde nace el menosprecio que, de lo mas sagrado, puede originarse en las almas sencillas. Y aquellas gentes que moraban y llenaban el obispado de Mérida eran plantas nuevas en la fe y sumamente delicadas y en peligro de perder todo lo que habían recibido. Tutelar y custodiar aquel tesoro de la fe era el oficio de todo buen pastor .

92.

Ya en Carta de 3 de abril de 1784

eontestó el

prelado a! marques de Sonora

 

que pas aria "a dar las providencias

conducentes

a fin de que se saris f aga tans

 

piadosa contribucidn".     ("Pray Juan

Ramos de

Lora",   [1), p.     70) .

93.

Chalbaud Cardona [551, tomo 1, p.

137.

 

94.

Ob.   cit., p.   132.

 

 

95.

Puede leerse el texto de estos aludidos

decretos, algunos de los muchos fir‑

 

mados por el liustrisimo Ramos de Lora, en Ia

obra de Monsenor Antonio

 

Ramon Silva [891 y, algunos de

ellos, en Ia

de Chalbaud Cardona         {551,

 

tomo 1, pp. 129-164.

 

 

 


II

Reforma de las costumbres religiosas

            Si la fe se había mezclado con la escoria de unas evidentes degene­raciones, era preciso, reformar este punto con toda urgencia y por todos los medios. En un decreto firmado el 27 de septiembre de 1784 y actuando en base a "la experiencia y a los informes de varios que desean el bien de las almas", dicto normas referentes a las comedias, bailes y otras diversiones para evitar los "enormísimos excesos que se cometen", concretando:

                "Y lo que más nos llena de amargura es saber que se valen de las cosas más sagradas   para ponerlas por pretexto de sus escandalosas diversiones en los mismos días festivos”96.

                Aquí esta lo que ya indicaba antes, la mezcla de lo humano con lo divino, siempre en desdoro de lo divino.

            Lo que lastimaba el corazón del pastor vigilante no eran las diver­siones, sino el modo y las circunstancias de las mismos fuera de las ciudades, no pocas veces y de noche, con acompañamiento de lico­res fuertes y con mezcla indecorosa de personas de ambos sexos, ac­tuando en comedias lascivas y con el "concurso de puertas y ventanas".

            El desorden debía ser alarmante e inveterado, según parece demos­trarlo el hecho de haber condenado estos mismos excesos hacia pocos años el obispo Mariano Martí con motivo de la visita realizada en aquellos pueblos, entonces pertenecientes al obispado de Caracas"97.

  Donde con mayor exceso se cometían estos abusos era en la ciudad de Coro (cosa que pudiera parecer increíble) y fue a este punto a donde el Ilustrísimo Ramos de Lora dirigió todo el peso de su auto­ridad para evitar lo que ya había intentado el obispo Mariano Marti sin lograrlo.             "

   Mandamos con todo el lleno de nuestra ecle­siástica autoridad, bajo pena de excomunión           mayor una pro trina canónica monitione praemissa, con apercibimiento a que procederemosmos con todo rigor de derecho y penas establecidas contra los contumaces y rebeldes que, en toda la vicaria de Coro, donde son mas usados estos delitos, de ninguna suerte haya bailes en que se junten personas de diverso sexo, en honor de Cristo Señor nuestro, de la Santa Cruz, de Maria Santísima ni otro santo alguno, estando pre­sente algun altar en que se halle colocada la imagen del santo que se celebra. Y la misma pena comprenda a los que hiciesen tales diversiones permaneciendo en la casa el cadáver de algún niño que haya muerto, con [motivo de] el santo bautismo, por ser así conforme a la mente de la iglesia que prohíbe semejantes profanaciones a las imágenes sagradas"98.

=============================

96.          Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 138.

97.     Pot. el Diario de Visita escrito por el obispo Mariano Marti puede llegarse en conocimiento de hechos como la denuncia contra clérigos que, en Maracaibo, asistían a bailes vestidos de prusiana de varios colores y de chupa. Fuera de esto, hay constancia de acusaciones contra algunos clérigos por inmorales y tratantes en comercio ilegal, sin que pueda decirse que siempre fueran ciertas las acusaciones. Sin embargo, la insistencia en ellas que se ve en el citado Diario pone en evidencia una llaga que existía, en mayor o menor escala. El mismo prelado escribe en relaci6n con los bailes: "Acá se hacen unos bailes indecentes y entre ellos, una contradanza que llaman "la coxa" con que un hombre y una mujer se enlazan los Brazos y las manos". (Mariano Marti [78), p. 223).

Con pena de excomuni6n prohibió que, ante los altares y pesebres que se construían en hogares particulares, se hicieran "de noche bailes, danzas, visitas, músicas ni otros festines en que concurran hombres y mujeres, con que se excusara también el congreso que regularmente hay en las ventanas o corredo­res..." (Mariano Marti: [78) "Providencias, tomo 99, p. 141) . A esto mismo aludi6 el Ilustrísimo Ramos de Lora cuando habló del "concurso de puertas y ventanas".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

            Para dar prueba de su gran comprensión, no se precipito a prohibir toda diversión indiscriminadamente, contentándose, entonces, con encargar a los sacerdotes que procuraran evitar los excesos denun­ciados, sobre todo, en la jurisdicción de la ciudad de Coro, donde resultaban mas sensibles las violaciones de la moral cristiana.

            Y no fueron estas las únicas actuaciones del Ilustrísimo Ramos de Lora para poner orden en su diócesis. Con energía debió proceder contra los moradores de la ciudad de Pedraza que se negaban a obedecer al cura que les había puesto allí. El cabildo de la ciudad protesto por escrito ante el obispo por la excomunión que les había impuesto, en caso de desobediencia al cura, y pedía que ordenara a este no inquietase con novedades a los vecinos.

            También el cabildo y los clérigos de Pamplona enviaron sus cartas manifestando su animo de no sujetarse a la autoridad del nuevo obispo. Este punto era mas delicado, por cuanto en ello intervenía el apoyo que a este proceder daba el arzobispo de Santa Fe, que­joso del modo de actuar del gobernador de Maracaibo, pero, en el fondo, deseoso de quedarse con aquellos territorios que se habían adjudicado a la nueva diócesis de Mérida.

            Tampoco algunos de los clérigos sueltos de Maracaibo estaban dis­puestos a obedecer al prelado, sino que protestaron contra sus de­cisiones de obligarles a prestar atención interina a algunos de los pueblos carentes de curas. Ni corto ni perezoso los suspendió a divinis. A otros tres mando poner presos por sus delitos graves, incluso el de homicidio en uno de ellos. Y no solo se negaban a ir a los curatos a donde les había destinado, sino que, incluso, se

==================================

98.        Puede leerse este edicto en Chalbaud Cardona 1551, tomo 1, pp. 138-141. La cita, en la pagina 139.

Entre los decretos de vista a la ciudad de Coro había determinado el obispo Marti: "Por cuanto con indecible dolor nuestro hayamos entendido que en la presente Ciudad, con color de devoción, se levantan altares en varias casas los días de la Santa Cruz, Santísima Trinidad y santos particulares, con cuyo motivo concurren gentes de ambos sexos a los velorios, originándose de ellos juntas y bailes y otras consecuencias perniciosas al bien de las almas, orde­namos y mandamos a los padres de familias que, con ningún pretexto ni motivo, permitan en sus casas los dichos altares y velorios." (Mariano Marti: [78), "Providencias", tomo 99, p, 68).


negaban a concurrir a sus parroquiales los días festivos, como se lo había ordenado mediante edicto publico. Sobre esto y sobre la pro­hibici6n de llevar medias blancas habían aquellos clérigos apelado al metropolitano de Santa Fe, el cual dio mas tarde toda la razón al obispo. Este, con fecha de 4 de enero de 1785, informó de todo a la corte "99.

            Mientras tanto el prelado contemplaba la casi inactividad de las autoridades civiles a las que tildaba de remisas en apoyar sus me­didas, lamentando que, en la mayoría de los casos estas medidas no lograban apoyo y se quedaban sin eficacia por tal inhibición. En la citada carta de 4 de enero ya Ramos de Lora manifestaba su convicción de que seria preciso dejar las cosas en el estado que tenían por no ir contra las costumbres de la tierra y no introducir innovaciones y novedades.

            Otro de los motivos que ocasionaban retardos era la no compare­cencia del comisionado real para la demarcación de los limites del nuevo obispado.

            Por si las dificultades fueran pocas, tuvo que verse el prelado con los procederes del vicepatrono real, que era el propio gobernador de Maracaibo, ante la conducta que venia observándose de cobrar por la colación de los beneficios eclesiásticos la exagerada cantidad de 39 pesos cuando en Caracas se cobraban únicamente 6. El mismo exceso se venia efectuando en la revisión de las cuentas a los ma­yordomos de las iglesias. El rey dio mas tarde la razón plenamente al prelado100.

======================

Aun cuando entre las cartas del Ilustrísimo Ramos de Lora no publique esta aludida, puede concluirse el contenido de la misma por los varios resúmenes que hizo el Consejo de 1ndias. ("Fray Juan Ramos de Lora [1], pp. 107, 300). En esta carta hablo el prelado de todos estos puntos señalados aquí.

99.          En relación con el punto de los derechos exagerados que se venían cobrando, inform6 Ramos de Lora a la corte de Madrid en carta de 16 de agosto de 1784. (Ob. cit., pp. 86-88). También remitió un oficio sobre lo mismo al gobernador al que este contestó con suma deferencia el 27 de octubre de aquel año, aunque sin condescender, en nada, a la petición del obispo. (Ob.,cit., pp. 103-105).

Durante el corto lapso de tiempo que dará el gobernador Francisco de Arce, las relaciones con el prelado fueron óptimas y a ello hizo alusión más tarde este. Pero su muerte fue origen de un cambio radical que clur6 todo el tiempo del interinato de Salvador Muñoz y que luego se continuo con el adve­nimiento del ardoroso militar Joaquín Primo de Rivera. Ya en carta de 14 de octubre de 1786 manifestaba el obispo "haberse propuesto este gobierno interino contradecir, en cuanto le es posible, las provisiones que tome) en esta provincia". (Ob. cit., p. 166). En otras de 14 y 18 de noviembre reiter6 la pasión que el gobernador Muñoz sentía contra el. (Ob. cit., pp. 175, 179 y 180). Según el prelado, toda la enemiga del gobernador nacía de la oposición que el había hecho al matrimonio de una hija del propio gobernador con Jaime Moreno, violador public) de otra muchacha con promesa de matrimonio. Par tratarse de una cosa publica, el proyectado matrimonio seria un escándalo y un atropello que jamás el prelado podría permitir.


Iniciación de la visita canónica en el obispado

            Muy posiblemente en los archivos eclesiásticos de la ciudad de Ma­racaibo pueden existir datos sobre la visita que inicio el prelado en aquella ciudad aprovechando, sin duda, las circunstancias que le forzaban a permanecer allí, entre las que destacaron el mal tiempo que le impedía hacer el viaje a Mérida.

            Por el momento no tengo datos para hablar de los pasos dados por el en este particular durante los meses del ano 1784, pero sin duda, tenia muy presente esto que consideraba como uno de sus primarios deberes de obispo. Cuando el 16 de enero de 1785 publico el edicto que pudiéramos considerar coma de apertura de la visita que proyectaba o que ya, para entonces, tenia muy adelantada, se ex­preso en esta forma, dirigiéndose a sus diocesanos:

            "Sabed que los Santos Padres, alumbrados por el Espíritu Santo, justa y santamente ordenaron que los prelados y pastores de la universal iglesia fuesen obligados una vez cada año y todas las demás que se necesitasen a hacer por si o por sus visitadores general inquisición de la vida y costumbres de sus súbditos, así clérigos como legos, lo cual fuese enderezado a la salud de las almas que consiste en estar en gracia y caridad y apartadas de pecados, mayormente de los públicos con que Dios nuestro Señor más se ofende".

            Este decreto contiene un minucioso interrogatorio que serviría de normas a todos los súbditos para informar al prelado en todo lo referente a pecados públicos.

            "Exhortarnos y requerimos y en virtud de santa obediencia mandamos a vos y a cada una de las personas lo que supiereis y hubiereis oído decir de cualesquiera pecados públicos, los vengáis a manifestar, decir y declarar ante Nos. Conviene a saber: Si los rectores, curas, beneficiados, capellanes o sus tenientes u otros clérigos hacen cada uno lo que le toca ... Si tratan con caridad a sus feligreses ... Si están en algún pecado público e infa­mados con alguna mujer... 0 si andan de noche o de día con armas o hábitos indecentes o de legos... Si sabéis o habéis oído decir que algunos seglares... están en algunos pecados públicos... Y porque siendo todo lo referido en ofensa de Dios nuestro Señor, debe ser corregido y enmendado, mandamos dar el presente por el qual, en virtud de santa obediencia y bajo pena de excomunión mayor, or­denamos que, dentro de nueve días primeros siguientes a la publicación y fixación de este nuestro edicto... digáis y declaréis ante Nos lo que supiereis y hubiereis oído decir de lo mencionado y de otros cualesquier pecados públicos, manifestándolos para que proveamos to conveniente" 101

101. Trae el texto integro de este documento Chalbaud Cardona {55), tomo 1, pp. 141-143. Tengase muy en cuenta la insistencia con que el prelado reitera que no extiende la pesquisa de visita mas que a los pecados públicos. Creer lo contrario, será formarse una idea falsa del proceder recto y límpido del Ilustrísimo Ramos de Lora.


            La urgencia que el prelado puso al plazo de las posibles denuncias indica el interés que tenia en dar cima a la visita en Maracaibo antes de su salida, que ya tenia programada, para Mérida.

            No se conservan los testimonies de aquella primera etapa de la vi­sita canóniga, lo que hubiera suministrado interesantes detalles. Sin embargo, no es difícil suponer que algunas de las medidas tomadas con posterioridad a esta fecha del decreto fueron efectos de los co­nocimientos que fue adquiriendo con motivo de la misma.

            Lo que si aparece cierto es que apuró todo lo posible las actua­ciones como visitador y que fue esto una de las causas principales que le detuvieron en Maracaibo mas de lo que seria su intención. Por no detener mas su viaje a Mérida, se veía en la necesidad de comisionar al clérigo Francisco del Pulgar para que terminara al­gunas actuaciones judiciales, procedimiento que dio motive de que­jas contra el 102.

Maracaibo pretende para si la silla episcopal

            No puede censurarse el afan que las ciudades puedan tener por incrementar sus valores ni el use de todos los medios lícitos que para ello pueda tener cada una a su alcance. Por su parte, Maracaibo había logrado ya en años anteriores hacerse dueña del asiento de la gobernación, después de privar a Mérida de esta prerrogativa que había sido suya. Ahora intentaba privarla también de ser centro de la silla episcopal, ansia que había aumentado desde el memento de la llegada del Ilustrísimo Ramos de Lora. Pudiera pensarse que sus moradores consideraban ahora a Maracaibo con todo el derecho para ser también asiento de la silla episcopal desde el memento en que lo era del gobierno civil.

            El 6 de abril de 1784 enviaron el ayuntamiento de la ciudad y el gobernador sendas peticiones al rey para inclinar su anima en el

102. De 23 de noviembre es una carta remitida a la corte de Madrid dando cuenta de haber iniciado la visita canónica en Maracaibo y evacuándola en todo lo principal. Únicamente había dejado de finalizar la visita de algunas Obras Pias, porque sus mayordomos no habían presentado las cuentas de las mismas en los plazos que se les habían señalado. Y el mismo retardo quedaba pendiente en relación con la visita de algunos testamentos y capellanías. Mucha debió sentir el prelado no poder dar fin a todos estos puntos personalmente, pero el tiempo no le permiti6 otra cosa. En carta de 4 de enero de 1785 apuntó que si no hacia el viaje de inmediato, no podría hacerlo hasta dentro de un año a causa de los malos tiempos que luego sobrevendrían. Esto demuestra, una vez mas, el interés que el prelado tuvo de pasar a Mérida y no detenerse por más tiempo en Maracaibo.

Por lo demás, es dable conocer el contenido de la citada carta del prelado y las resultas posteriores a que dio lugar, por la cedula de 25 de julio de 1787 en que el rey dio contestación a ella, aprobando lo hecho por Ramos de Lora y ordenando al gobernador, en otra de la misma fecha, que no se negara al Obispo el auxilio que pedía. ("Fray Juan Ramos de Lora" (11, ID. 125-127).


sentido de que Maracaibo quedara siendo sede de la diócesis. Si se va a dar crédito a una versión mas legendaria que hist6rica, trataron, incluso, los hijos de Maracaibo de predisponer el animo del ilustre prelado y retraerlo de su decisión de pasar a Mérida, pintándole con los mas negros colores la vida en esta ciudad. Parece que hasta se acudió al procedimiento de exagerarle los males que causaba el temperamento de Mérida, propicio al mal de coto o paperas, llegan­do al extremo do pintar a los habitantes de esta ciudad, con unos apéndices así de largos que colgaban desde la garganta hasta poco menos de la cintura.

            Sin embargo, nada serviría para asustar a quien había soportado y estaba soportando enfermedades aun mayores, ni tampoco retraerían su Animo las dificultades, cuando ya las había sentido de todo ge­nero. Por lo demás, no había aceptado el aquel puesto de Obispo como evasión del trabajo ni del sacrificio.

            Al margen de todas aquellas pretensiones y sin inclinarse ni a favor ni en contra de las de Maracaibo, permaneció Ramos de Lora en esta ciudad durante el ano 1784, obligado, en parte, por sus enfer­medades, pero mas que nada por la estación y el mal tiempo que no le permitieron hacer el viaje a Mérida. Además, era su propósito imponerse de las cosas, como buen gobernante, antes de salir de Maracaibo,

            Lo que nunca hubiera hecho el prelado fue permanecer en Mara­caibo ni un día mas solo en atención a las gestiones que la ciudad había iniciado. La enfermedad aparece en mas de una ocasión como la causa que le retenía allí. En carta de 27 de marzo de 1784 escri­bió el secretario Vicente Climent Gil que el prelado permanecería en Maracaibo "hasta recuperar su quebrantada salud" 103. Pero la en­fermedad continuo molestándole a lo largo de todo aquel año. En carta de 5 de abril manifestaba el prelado deseos de su pronto paso a Mérida, no bien se restableciera de sus enfermedades.

            "Inmediata­mente que me restablezca de varios males que padezco, agravados por la molesta dilación de mi viaje a esta ciudad, procurare, lo po­sible para que, en cuanto esta de mi parte, se cumplan las piadosas intenciones de su majestad104.

            En carta del 9 de junio aun escribió: "Me hallo con algun quebranto en la salad a causa de mi molesto mal que, en estos dial, se me

agravó algo ..." 105

=========================

"Fray Juan Ramos de Lora (11), p. 335.

103.    Ob. cit,, p. 71. Las intenciones de su majestad eran, en este caso, que se hiciera el reparto de los bienes de los jesuitas que habían sido expulsados. Ahora bien, como los jesuitas habían vivido en Mérida, era 1ógico que el prelado tuviera que pasar a esta ciudad para dar cumplimiento a los deseos del monarca. Procurar poner cuanto antes en ejecución aquellos deseos era, pues, lo mismo que trasladarse cuanto antes a Mérida.

104.           Ob. cit., p. 78.


            Muy probablemente su médico personal que le había acompañado durante su viaje y continuaba en Maracaibo debió trabajar por retenerle allí a vista de los males que le afligían.

            Una de las causas que también le detuvieron en Maracaibo mas de lo que hubiera sido su prop6sito inicial fue la visita canónica que allí inicio en fecha no bien precisada. Y muy a su pesar de dejarla sin concluir, tome la decisi6n de salir para Mérida cuando ya el pe­ligro de los malos tiempos no daban lugar a mas esperas. En carta de 4 de enero de 1785 manifestó ya su deseo y hasta la decisión de viajar antes que diese principio el periodo de las Iluvias, por cuanto, si no aprovechaba aquellos días que faltaban, debería detenerse en Maracaibo un año mas "por lo malos que se ponen los caminos y lo peligroso de los rios en tiempo de aguas"

            En fin, que muy buenas razones hubiera tenido el Ilustrísimo Ramos de Lora para permanecer en la ciudad del Lago y no desplazarse a Mérida, caso de haber sido partidario de radicar allí su sede epis­copal. Pero, enfermo decidió un día su marcha, demostrando con ello que ni la enfermedad era motivo a retenerle. "Con el fin de dar expediente a las reales órdenes de su majestad... ya algo restablecido de mis antiguos males, de la ciudad de Maracaibo el 9 de febrero último y llegué el 26 a esta" 107.

 

Reacción de otras ciudades ante las pretensiones de Maracaibo

            Lo que sigue sea dicho como un incidente en esta narración. Sabe­dores de las iniciativas de la ciudad de Maracaibo en orden a re­tener la sede del obispado, los cabildos de Mérida y Barinas, el pri­mero con fecha de 30 de abril y el segundo de 19 de mayo de 1784, enviaron al arzobispo de Santa Fe sus respectivas peticiones para que no se innovara en lo de establecer la mitra episcopal en Mérida, según estaba ordenado, exponiendo, de paso, los inconvenientes que conllevaría el fijarla en Maracaibo, entre los cuales era uno el que la localidad de Pamplona y otras similares quedarían, en tal caso, a un extremo del obispado, con muchas leguas de distancia, cuando Mérida estaba en el centro y contaba con un clima sanísimo y con abundantes medios de vida,

            Tenia invocadas Maracaibo a su favor razones coma la de hallarse

            "al margen de su laguna y en medio de las ciudades y lugares mas poblados de que se debía componer aquel obispado y desde donde] podía facilitárselas mejor los auxilios necesarios"108. Esgrimía tambiénn otras razones, como la de haber sido elegida anteriormente en

106.               Ob. cit., p. 300.

107.         Ob. cit., p. 114. La insistencia con que reitera el deseo de dar cumplimiento a las reales 6rdenes, indica la preocupación del prelado por pasar a Mérida como medio necesario de poder hacerlo.

108.               Ob. cit., p. 287.

54


1781 cabeza de la jurisdicción civil y lo mucho que facilitaría la conversión de los indios motilones el radicar en Maracaibo la sede episcopal.

            Era cierto que Maracaibo estaba constituida en un lugar importante y estratégico para la vida del comercio y de relaciones, pero también lo era que la ciudad de Mérida constituía el corazón de una inmensa zona geográfica que se extendía desde la ciudad de Pamplona, perteneciente al arzobispado de Santa Fe, hasta las de Barinas, Trujillo y Coro, con las intermedias de Cúcuta, San Cristóbal, La Grita, Perijá, Maracaibo, Gibraltar, Pedraza y San Jai­me, con sus respectivas jurisdicciones. Y si Mérida era este Centro geográfico, dar al obispado otra sede, seria colocar esta a un ex­tremo de aquella zona donde estaban encuadrados pueblos tan dis­tantes. En vista de todo, las pretensiones de ]a ciudad de Mara­caibo eran tan inaceptables Como pudieran serlo las de Coro que también había reclamado para Si la silla episcopal, tal vez apoyada en la razón de haberla tenida ya antiguamente.

            Aun cuando el Ilustrísimo Ramos de Lora jamás manifestó simpatías con estas aspiraciones, si escribió en Carta de 4 de enero de 1785 la inacción en que estaba a causa de las mismas, en orden a la creación de su catedral. Era la suya una posición de prudente es­pera, no mas, y nunca podrá afirmarse, Como parece lo hizo el biógrafo del prelado Enrique Maria Castro, que con esta o con otras apariencias haya podido el obispo demostrar preferencia por las pretensiones de Maracaibo, ni mucho menos firmado sus peticio­nes enviadas al rey. Por lo demás, conocía el prelado lo irreversi­ble de la decisión de radicar en Mérida la catedral y la sede del obispado. Era acuerdo del Sumo Pontífice y era decisión de la corte hispana. Para acordar el sitio mas adecuado habíanse tenido en cuenta diferentes informes y muy distintos pareceres, todos los cuales habían coincidido en señalar a la ciudad de Mérida Como el mejor asiento de la silla episcopal. Las bolas pontificias, crea­doras de la nueva diócesis, estaban muy claras y sus términos eran concluyentes a favor de Mérida.

            Los hechos posteriores vinieron a demostrar que el prelado había sido prudente en la espera quo había tenido, por cuanto el Consejo de Indias y el rey dieron entrada a las peticiones de la Ciudad de Maracaibo, aun cuando solo fuera para desecharlas. El Consejo considero este punto en 24 de agosto de 1785 conclu­yendo:

            "Que se desatendiese in solicitud del mismo gobernador y ciudad de Maracaibo sobre que se fijase allí la silla episcopal de aquel obispado, mandando que no se hiciese novedad en cuanto al Lugar acordado para situar dicha silla, ni se admitiesen más recursos sobre el particular con ningún  pretexto" 109

            Este acuerdo del Consejo de Indias fue renovado en Consulta ele­vada al rey con fecha de 5 de noviembre de 1789 y definitiva‑

109. Ob. cit., pp. 291 y 296.

                  

55


                   mente zanjado el asunto y cerrado todo posible debate mediante una real resolución de 20 de diciembre de 1789 y de una real Cedula de 12 de marzo de 1790 en que se consagró el anterior acuerdo del Consejo de Indias 110.

 

Viaje de Maracaibo a Mérida

            La gran prueba de que el Ilustrísimo Ramos de Lora no dio mayor importancia a las pretensiones de las autoridades de Maracaibo por radicar allí la silla episcopal fue el hecho de haberse decidi­do a realizar el viaje tan pronto coma le fue posible con el fin, entre otros, de dar realidad a la erección de la catedral de su obispado en Mérida.

            Aun cuando no completamente restablecido de su enfermedad y de las dolencias consecuentes a la misma, quiso aprovechar que ya el verano tropical tocaba a su fin, pasado el cual las aguas no le permitirían el viaje a Mérida, como de todo ello estaba advertido su Ilustrísima.

            Cuentan algunos biógrafos que un buen día se presento en Mara­caibo el clérigo merideño Francisco Antonio Uzcátegui dispuesto a llevarse consigo al prelado. Ni creo en tanta intrepidez en el clérigo, ni creo que Ramos de Lora hubiera jamás accedido a una cosa que el no tuviera planeada y bien pensada de antemano. No existe documento alguno que esclarezca este punto y mucho menos que lo certifique. Lo cierto es que el prelado tenia progra­mado ya el viaje, como queda apuntado con sus mismas palabras. Lo quo si pudo ser cierto fue que el clérigo merideño tuviera dispuesto en alguno de los puertos del sur del lago Maracaibo, todo lo necesario para el viaje y en sus bolsillos suficientes doblo­nes de oro (así se le quiere pintar) para sufragar los gastos del mismo.

            Fue el día 9 de febrero de 1785 cuando el Ilustrísimo Ramos de Lora inició su marcha. de Maracaibo a Mérida.

            A falta de detalles sobre el viaje, mi recordado profesor de la Universidad de Caracas, Humberto Cuenca, en narración de tintes poéticos, no carentes de matices interesantes, contempló al prela­do merideño saliendo de Maracaibo montado en briosa mula, en­gualdrapada con montura de gala en aquella mañana de verano tropical, para describirle luego, durante aquel caminar "por entre laderas y riscos, pituelas y frailejones, seguido de una larga comitiva de clérigos y esclavos" 111 La verdad fue que ni salio en mu‑

110.          Ob. cit., p. 291.

111.        Humberto Cpenca: [Así había dejado la nota en un principio a la espera de lograr aclarar la obra en que este autor aduce la cita, peso me ha sido impo­sible conseguirla. Durante mi estancia en Venezuela saque estos apuntes de la obra de mi biblioteca. Luego la presté a un amigo y me quede sin ella sin poder aclarar este punto. Pido excusas al lector. Por lo demás, respondo de la veracidad de la cita en esta y en posteriores notas].

56


la enjaezada ni realizó aquel camino seguido de clérigos, ni mucho menos, de esclavos. Si los clérigos no existieron en gran numero, Ramos de Lora tampoco hubiera permitido la teoría de esclavos en su comitiva. Y, de permitirlos, no será en condición de esclavos.

            Un oculto documento afirma que el Ilustrísimo Ramos de Lora hizo su viaje en una balandra puesta a su disposición por la real Compañía Guipuzcoana. El documento hace constar que "habiendo salido en una balandra que le equipo de la real Compañía de Guipuzcoa, no pudo vencer hasta los 13 ó 14 días de caminata, después de muchas zozobras y riesgos que experimento112 Únicamente este dato incidental permite saber que también esta etapa del viaje del prelado no estuvo carente de molestias.

            El final de su viaje por la laguna pudo ser la aduana de Moporo, Pero es mas probable que haya llegado a San Antonio de Gibraltar desde donde tendría necesariamente que iniciar una etapa para tierra, esta vez si que montado en caballería enjaezada o no. Es posible que haya sido aquí en San Antonio de Gibraltar donde esperaba con sus caballerías el clérigo merideño Francisco Antonio Uz­cátegui.

            Es ahora el momento de contemplar la austera estampa del fraile, con el habito franciscano pegado a sus doloridas carnes, andar aque­llos caminos trepantes por entre picachos y abismos, cortados a menudo por serranías o por caudalosos ríos de rápida corriente.

Sigue escribiendo Cuenca:

            "Las bestias avanzan con paso lento. Pisan los suaves vellones del frailejón... Cursos de             torrentosas aguas interrumpen con frecuencia la marcha y un viento helado despeina los             flancos de los páramos ... " 113

            Fueron 17 las jornadas de aquel camino. El 26 de febrero salió el prelado de la localidad de El Ejido para llegar aquel mismo día a Mérida a horcajadas sobre caminera mula, con sus piernas lastimadas y dolientes a causa de las viejas llagas que, a modo de condecoraciones, le recordaban sus gestas misioneras.

112.             AGI., Santo Domingo, 397. "Representación del cabildo civil de Maracaibo al Comisario General Franciscano de las Indias en relación con los estudios en el convento franciscano de Maracaibo. Maracaibo, 30 de octubre de 1786". Digno de un estudio es este punto en unos momentos en que la ciudad del Lago luchó por la conservación de un centro de formación como el que tenia en el convento franciscano y al que no había apoyado en ninguna ocasión ni en ninguna forma la ciudad. Ahora que veía coma el centro estaba en peligro de desplazarse a Mérida con la atracción poderosa de la presencia del Ilustrísimo Ramos de Lora, fue cuando movió todos los resortes para que los estudios continuaran, pero sin ofrecer nada para sostenerlos. EI día que se haga un estudio, se conocerá la gran importancia que en todo el occidente venezolano tuvo la presencia de este centro franciscano de estudios de latinidad, filosofía y teología y los muchos hombres que se formaron en él.

113.             Humberto Cuenca (111).

57


 

            Cerca ya de la ciudad y cumpliendo deseos del prelado paro sus pasos la comitiva. Desde allí la contemplo con mirada tranquila. Hoy en aquel mismo sitio levantase, gracias al entusiasmo del pueblo merideño, dignamente representado por un joven y talentoso gobernador civil., la estatua gigante que conmemora el 250 aniver­sario del nacimiento del obispo.

Posiblemente desde aquel mismo sitio pudo Ramos de Lora darse cuenta por la algazara de la ciudad donde no faltarían los estallidos de la pólvora, del recibimiento que todos estaban dispuestos a tri­butarle a su llegada. Los 9.000 habitantes de Mérida y sus contornos simulaban en aquellos momentos, con su movimiento, un hormiguero humano. La gran masa estaba agolpada en la plaza mayor, lugar obligado de cita en el caso de los mayores acontecimientos cívicos. Iba a ser la primera vez que todos aquellos religiosos moradores tendrían el placer y la dicha de ver un obispo, su obispo 114

            Con un poco de imaginación pinto así aquella escena Humberto Cuenca:

            "La llegada se anuncia en la plaza mayor con toques de caja y por voz de pregonero. Los esclavos han desyerbado las calles con sus varas de madera. Los músicos tocan sus violines y guitarras. Caballeros de ajustadas casacas montan sus bestias con los más costosos aperos. Hermosas damas descorren las discretas celosías para presenciar el desfile a puertas y ventanas abiertas. Y las parejas populares inician las primeras contradanzas..."115.

=============================

Quiero dejar consignado aquí que fue otro obispo franciscano de la sede de Coro que propuso por vez primera al rey la necesidad de dividir esta diócesis. Me refiero al Ilustrísimo Fray Antonio de Alcega, el cual expuso esta idea en su carta de 20 de junio de 1608. La idea fue recogida años después por las primeras autoridades de la incipiente ciudad de Mérida las cuales hicieron llegar al rey su petición en 13 de agosto de 1616. En aquellas fechas expresáronse así aquellas autoridades meridenses: "Ha parecido a este cabildo ser conveniente dar de ello aviso a vuestra majestad y reducir a me­moria y recordación el parecer que, en años pasados, envió a vuestra majestad su antecesor don Antonio de Alcega acerca de la división de obispados y que seria bien se asentase en esta tierra con algunos pueblos de los inclusos y  comprendidos en su obispado de Venezuela que estaban desacomodados y desde Ciudad de Mérida y otros cinco lugares de su corregimiento Para que de todos ellos, unos y otros, se hiciese un obispado añadido, colocando la iglesia catedral en esta ciudad que está en igual distancia de las demás". (AGL; Santa Fe, 67) .

Respecto del número de habitantes para aquellos momentos no es posible aumentarlos demasiado. Antonio Ignacio Rodríguez Picon dejó consignado en sus Apuntamientos diarios lo siguiente: "28 de junio de 1800. Remití al señor gobernador el padrón de esta Ciudad y su jurisdicción... y contiene 9.919 almas con exclusión del vecindario de Ejido, de los indios y del estado eclesiástico". (El apellido Picón en Venezuela, [4].

 

Otro padrón enviado por el mismo en 18 de febrero de 1804 ascendió a 10.537 individuos, según lo hace constar también. Teniendo en cuenta el constante aumento de la Ciudad, no pudo tener en 1785 mas de las 9.000 almas, aun contando las de sus inmediaciones.

114.             Humberto Cuenca (111).

58


 

            Cabe imaginarse a los niños aupados sobre los hombros de sus mayores para mejor poder ver la llegada y el paso de la comitiva. Aún los varones más serios elevarían su cuerpo sobre la punta de sus pies para poder, a su gusto, contemplar la escena.

            Y sigue la pluma fantasiosa de Humberto Cuenca y mi placer en citar sus palabras:

            "La comitiva pasa sobre las empedradas lajas y se detiene en la plaza mayor. El obispo echa pie en tierra y el teniente de justicia mayor besa su anillo. Recibe el saludo de las autoridades del ayuntamiento que concurre precedido de heraldos y maceros, de clérigos, de los funcionarios civiles y militares y de todos los vecinos que observan el rostro grave de este ascético monseñor"116

            Aquella escena debió quedarse grabada para siempre en las pupilas y en el alma de todos aquellos merideños, que pensando poder ver un obispo revestido con toda la magnificencia y grandeza de un príncipe, le contemplaron humilde al par que majestuoso, con el habito franciscano, como única librea, ciñendo su cuerpo fornido, obeso y corpulento.

            Allí mismo en la plaza mayor terminó el recibimiento oficial y multitudinario que las autoridades y el pueblo de Mérida tributaron a su obispo Fray Juan Ramos de Lora. Aquella noche durmió el prelado en la casa que le tenían preparada. No era suntuosa, sino pobre y de cortas posibilidades, pero era la mejor que había en Mérida donde todas eran pobres con la única dimensión entonces conocida que era la horizontal117.

            Al día siguiente celebrose un Te Deúm de acción de gracias en la iglesia mayor que, en lo futuro seria la catedral del nuevo obis­pado. Fue el momento aprovechado por el obispo para esbozar el programa de sus actividades. Humberto Cuenca le sorprende manifestando

            "que es indispensable formar sacerdotes e impedir la infidelidad cristiana, divulgar la instrucción, y fundar cátedras de gramática y de latinidad" al tiempo que solicitaba "el apoyo de los merideños para levantar un gran Colegio sobre las ruinas del aban­donado convento de franciscanos".

116.         Humberto Cuenca (111)

117.          Sin exageraciones fue el Ilustrísimo Ramos de Lora claro al escribir en carta de 14 de noviembre de 1786: "Una de las cosas que mas me ha afligido en todo el tiempo que he residido aquí es ver la pobreza de este país... Prueba es que no se encuentra en todo el ámbito de esta ciudad una casa decente... La que se preparó para mi y en que me veo precisado a vivir es la que se  reputa mejor y, no obstante mi ningún tren y cortisima familia, pues man­tengo menos de los muy precisos, estamos con tanta estrechez e incomodidad, que más parece noviciado de religiosos que palacio". (Ob. cit., p. 174). Todos los datos prueban la pequeñez y las pocas aspiraciones de la ciudad de Mérida, la cual, solo debido a la creación del obispado y su radicaci6n allí pudo llegar a ser lo que posteriormente fue. Otros detalles sobre las nece­sidades de carne, legumbres y hortalizas que sufría la ciudad pueden verse en la misma carta citada.

59


            Y termina mi llorado profesor de Procesal diciendo que si Monseñor Ramos de Lora firmó pastorales y magníficos

            "edictos contra la música profana, los bailes lascivos y los escotes insinuantes, también erige un Seminario Conciliar para la educación religiosa de la ju­ventud con cátedras de latinidad y teología moral pagadas a sus propias expensas, promulga constituciones y se propone construir un edificio que sirva, simultáneamente  de sede a la diócesis y al Seminario" 118

            Con tan altos pensamientos en su mente, muchas veces recorrería Monseñor Ramos de Lora las calles largas y estrechas de la ciu­dad, alfombradas de yerba y empedradas, a trozos con casi obra de artesanía.

            Por encima de todo lo que pudiera parecerle un destierro (mayores los había tenido durante su vida de misionero) cobro el prelado cariño a la ciudad. (Tal vez ya entonces tenia la ciudad de Mérida el privilegio y el encanto de ganarse la voluntad de los que se llegan a ella).

 

            Muy pronto comenzó a trabajar el infatigable prelado en aquel cen­tro, que seria ya el de todas sus operaciones futuras. Y Mérida correspondería cumplida y cabalmente a sus designios. Por eso, llegaría a ser emporio del saber divino y humano; y centro irra­diador de cultura para todo el occidente venezolano; faro esplen­dente de donde brotarían los rayos luminosos del saber de sus hijos y yunque donde se forjarían las nobles mentes de sus patricios, los mismos que llevarían a muchas rincones el mensaje de la fe, de la cultura y del patriotismo.

Preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora por los enfermos

            No es posible desarrollar este tema con la extensión que fuera de mi agrado y con el detenimiento que los documentos permiten. Una de las preocupaciones que mas atormentaron el animo de aquel buen hijo de San Francisco de Asís desde los primeros mo­mentos de su llegada a Maracaibo y uno de los temas que con mas reiterada insistencia asoma en sus cartas, fue este de los enfer­mos y la buena disposición de los hospitales donde pudieran ser atendidos. En una de sus cartas escribió:

            "Siendo uno de los mas indispensables cargos velar sobre la curación de los pobres enfermos y solicitar, para ello, el mejor establecimiento de los hos­pitales, me veo necesitado a representar a vuestra Excelencia la infeliz situación del de esta ciudad que deberá, en lo sucesivo, servir de general..." 119,

118.          Humberto Cuenca [111].

119.          Ob. cit., p. 123.

60


            Llevado de la preocupación que sentía por la organización de los hospitales, ya en carta de 31 de julio en 1784 escribió al marques de Sonora, manifestándole el interés que ponía en el arreglo del de Maracaibo, rogándole, al mismo tiempo, que los cortos medios de que disponían los casi desaparecidos de Gibraltar y Perija le fueran agregados para que no llegara adesaparecer igual que aquellos casi habían desaparecido 120

            Muy poco después de su arribo a Mérida escribió a la corte mani­festando, asimismo, interés por el hospital que allí había y por los existentes en las ciudades de Maracaibo, Coro y Trujillo. Con todos los medios a su alcance sin descontar, por supuesto, la pequeña aportación económica que le permitían sus cortas posibilidades, acudió en todo momento al sostenimiento de aquellos centros donde eran atendidos los pobres y abandonados. Manifestaba así el Ilustrísimo Ramos de Lora que no sólo le preocupaba el bien espiritual de sus diocesanos, sino que ponía todas sus fuerzas en atender y remediar también los males y dolores de sus cuerpos 121. Nuevamente insistió en el tema del arreglo de los hospitales en carta de los últimos meses de 1785, proponiendo, como una solución, encargar de su administración a cualquiera de las Ordenes Hospi­talarias. Y no cabe duda que, dada su interés inicial, habrá el prelado continuado insistiendo a lo largo de los años posteriores

 

===========================

120.    En la citada carta de 31 de julio de 1784 escribió: "El obispo de Mérida de Maracaibo pone presente a vuestra majestad que... aplicó su celo pastoral al restablecimiento del hospital de Santa Ana de esta ciudad,., que se hallaba reducido a notable deterioro en su fábrica formal y material. Reparó las cortas piezas de que se compone..." (Ob. cit., p. 82). Sigue el prelado infor­mando sobre el estado de aquel hospital que procuro dejar arreglado antes de su salida para Mérida porque conocía muy bien que si los enfermos "hasta aquí se mantienen de las rentas del obispo, después carecerán de este socorro". (Ibid., p. 83) . Del estado posterior, lastimoso como anteriormente lo había sido, volvió a informar en carta escrita a finales del ano 1785: "El hospital de Maracaibo solo el tiempo que yo estuve allí tuvo mediana asistencia, porque de mi renta  sustentaba a los enfermos, médicos y quien los cuidaba, y ya, por mi venida, ha comenzado a ser sensible su decadencia..." (Ibíd., p. 124) .

121.   En carta de 6 de mayo de 1785 escribió desde Mérida: "Desde mi llegada a esta ciudad he ido sucesivamente advirtiendo, con harta pena mía, las miserias de este país. El hospital no tenia aun fabrica material en que recogerse al­gunos tales cuales enfermos que podrían su cortas rentas mantener. Por esta razón ... he hecho construir varias piezas donde puedan ser asistidos los pobres que se consideren más necesitados". (Ob. cit., p. 108). Con dolor de su alma lamento tener que ver morir a sus diocesanos sin posibilidad de ayudarles. "Y por las razones expuestas arriba considerará vuestra Excelencia como estará el de esta ciudad, lo que me tiene penetrado de dolor, y más viéndome imposible de remediar a tantos infelices que mueren, muchas veces, sin otra causa que vivir en estos míseros países", (Ob. cit., p. 124) .

61


 

aun en medio de las muchas preocupaciones que le originaba la puesta en marcha de su nuevo obispado 122.

Preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora par los indios

            En su vida de misionero en Sierra Gorda primeramente y luego en California había aprendido a tener amor a los indios, si es que ya en su vocación llena de matices humanos no llevaba todos los gérmenes de estos sinceros amores hacia los seres mas necesi­tados de ayuda y protección. Como misionero siempre les dio ayuda. Ahora en su calidad de obispo debería manifestar hacia los indios toda su protección. Y esto fue lo que hizo en todo momento. Escuchemos las palabras que dirigió a los sacerdotes de su diócesis en carta pastoral escrita el 6 de marzo de 1786:

              "Si contemplamos, hermanos míos, con la debida penetración el grave cargo que tenemos los obispos y curas, no cesaríamos de clamar al Señor con continuas lagrimas y ardientes suspiros pidiéndole nos ayude con la fuerza de su omnipotente brazo para cumplir un mi­nisterio que a los mismos espíritus angélicos es formidable. Somos por nuestro oficio, padres, pastores, médicos, guías de la milicia cristiana y centinelas de la casa del Señor". Y sigue: "No se nos han dado estos empleos para dormirnos en el descuido, ni para descansar en el ocio". Y añade, después de acusar la presencia de muchos males: "Deseando, pues, que se remedie, en lo posible, tan gran daño y con el fin de descargar nuestra conciencia, nos hemos aplicado a indagar las principales fuentes de donde ha procedido esta avenida de males, y con dolor increíble hemos hallado no ser otro el origen que el descuido y desatención con que algunos curas han procedido y proceden en lo mas esencial de su ministerio, coma es observar religiosamente la santa y estrecha ley de la residencia en sus parroquias, instruir cristianamente a sus feligreses y con especial cuidado a nuestros amados hijos en el Señor, los indios, y tratarlos con el amor, ternura y desinterés que merece su miseria y necesidad" 123.

 

122.          La solución propuesta de encargar los hospitales a una de las Ordenes que, en la Iglesia, estaban y están dedicadas a estos fines benéficos, nacido en el animo del prelado a vista de lo mal que corría la administración de los mismos. "El hospital de Maracaibo solo el tiempo quo yo estuve allí tuvo mediana asistencia, porque de mi renta sustentaba a los enfermos, medico y quien los cuidaba y ya por mi venida ha comenzado a ser sensible su decadencia, par que fue necesario dejar la recomendación a seglares que, regularmente, no son a propósito para estos encargos, aun cuando se les quisiera acudir con los crecidos estipendios que, de ordinario, piden y son insopor­tables a estos hospitales". (Ob. cit., p. 124). En carta de 14 de octubre de 1786 hizo alusión a la conducta de Sebastian de Guzmán, médico que le había acompañado durante el viaje, y que ahora se había puesto en un plan exigente por sus trabajos en el hospital de Maracaibo. (Ob. cit., p. 167) .

123.             Chalbaud Cardona [55), tomo 1, pp. 149-164, trae la publicación Integra de esta magnifica joya pastoral algunas de cuyas palabras transcribo ahora.

62


 

            Amenazó con el correspondiente castigo a los infractores de la resi­dencia:

            "Tengan, pues entendido los que adelante la quebrantaren que irremisiblemente hemos de mandar ejecutar en ellos las penas del derecho y que, perseverando en la infracción y contumacia, a privarlos del curato y castigarlos con la forma correspondiente" 123.

            El cuidado, esmero y estudio que puso el celoso y santo obispo en la elaboración de este documento hacen de el una joya pastoral. Al leerlo con detenimiento causa admiración la profundidad doctrinal con que esta redactado, la autoridad que rezuma cada una de sus frases, unido todo ello a la unción que respiran las palabras medidas y mesuradas y llenas de aquel ne quid nimis que solo puede ser fruto de la prudencia, de la autoridad y de la santidad hermanadas.

            Conocía perfectamente el prelado que la primera norma de todo buen pastor consiste en estar, en todo momento, al lado de sus ovejas. El abandono de su residencia conllevaría la ausencia de pasto espiritual a los fieles y sin esto no seria posible lograr ni conversiones de infieles ni sostenimiento en la fe de los neoconvertidos.

            Haciendo todos los esfuerzos para convencer doctrinalmente a sus clérigos, añadió, a fuer de colofón, después de citadas las palabras del Concilio de Trento:

            "Cuyos preceptos, benignamente intimados, si los hubiesen de despreciar nuestros curas, no nos hemos de contentar con el terror de las amenazas, sino que hemos de proceder a los rigores del castigo, pues ya es tiempo de que los que desprecian los blandos ecos del silvo, experimenten los duros golpes del báculo"124

            ¡Hermosa máxima que viene complementada por la que luego manifestó con relación a los indios, en estas doloridas palabras escritas mas adelante:

            "No nos es menos sensible que la falta de cumpli­miento  en las obligaciones mencionadas el desorden que, con mucha pena nuestra sabemos hay entre algunos de nuestros curas sobre el mal tratamiento que hacen a nuestros pobres indios. No es necesario especificar aquí los particulares casos que en este asunto tenemos bien averiguados. Nos contentamos, por ahora, con adver­tirles que deben tratarlos como a hijos y no como a esclavos. Que quando hubieren de castigar a los indios por sus excesos (se entiende siendo reales y legítimos) lo ejecuten con caridad y no con rigor de modo que conozcan y se persuadan que se aborrece y azota en ellos el vicio y no la nación. En una palabra, úsese mu­chas veces de la suavidad y del amor y pocas del azote. Olvídese como brutal la máxima falsa y cruel de que solamente obedecen al golpe, pues tenemos bien. experimentado que esto, mas que razón fundada, es pretexto con que se procura cubrir la Tiranía125.

124.                                Ob,cit., p. 152.

125.                                Ob. cit., p. 160.

63


 

            En la mente franciscanamente formada del obispo existía una prelación o jerarquía de valores y en la cúspide de aquella pirámide estaban colocados los valores del alma de sus indios. En atención a ellos había sentido siempre la preocupación de lograr sacerdotes en el mayor número posible y para tenerlos buenos y que atendieran a sus amados indios, había pensado, desde los pri­meros momentos también en la creación de un Colegio Seminario. Y siempre en todo ello tuvo como única ocupación la defensa y la salvación de las almas de sus diocesanos. La tarea de misionero seguía hoy, como ayer, preocupando la mente de Ramos de Lora y llenando por completo todos los momentos de su vida.

Estas son las palabras finales de  su pastoral que comentamos

            Esforcémonos, pues, con la ayuda del Señor que siempre asiste a los que, con recto y humilde corazón, le invocan, a obrar como tales, asistiendo cada uno en sus respectivas iglesias con residencia per­sonal, formal, activa, eficaz y laboriosa, dando a las ovejas del Señor que están a nuestro cargo el pasto espiritual conveniente en recompensa del temporal que ellas nos ministran y tratándolas con amor, ternura, caridad y desinterés que pide su necesidad y nuestro ministerio" 126.

Preocupación por la atención a los sacerdotes y doctrineros

            Para demostrar que no solamente exigía, manifestó en todo momento el Ilustrísimo Ramos de Lora otra preocupación, cual fue la de lograr que sus sacerdotes estuvieran bien atendidos en el orden material. En sus cartas y en el montón de documentos salidos de su pluma tiene este punto una absoluta prioridad. Axial como fue inexorable a la hora de exigir responsabilidades, sabia también cargarse de razón para poder exigirlas.

            Desde los primeros momentos de su llegada a Maracaibo trato, por todos los medios, de poner orden en la administración de los bienes eclesiásticos de los que no pensaba, sin embargo, benefi­ciarse personalmente lo mas mínimo. Todo lo consideraba para poder llevar adelante los puntos del programa que traía en su mente. Sus preocupaciones eran los indios y los clérigos en función de los mismos indios. Por eso, era necesario cuidar debida­mente de su manutención.

            Una de las primeras cartas que escribió a la corte fue para expo­ner los excesivos derechos que venían cobrando en el gobierno de Maracaibo por la colación de los beneficios eclesiásticos, cosa que consideraba opuesta a la mente de su majestad "que de nin­guna suerte quiere que los párrocos vayan a sus curatos expuestos en los primeros años a muchas miserias por serles inevitables otros

126. Ob, cit., p. 163-

64


 

costos 127. En mas de una ocasión se vio en la precisión de pagar de sus propias rentas a los clérigos para que atendieran en los pueblos necesitados de sus presencias. Así, por ejemplo, el caso que e1 mismo cuenta del capellán de los fuertes de San Carlos y Zaparas al cual debió enviarle ayudante durante su en­fermedad y pagarlo por no existir mas de un sínodo que debería seguir percibiendo el enfermo.

            La poca armonía que con el prelado guardaron algunos goberna­dores de Maracaibo fue motivo de que repercutiera en la subvención que se daba a los curas de la diócesis. En carta de 21 de junio de 1790 se lamento el prelado de las medidas adoptadas en contra de los curas, rebajando desmesuradamente sus sínodos o pagas, con lo que venían a aumentarse sus necesidades.

            "La pobreza de estos tales sacerdotes bien se manifiesta cuando, después de ser necesario sustentarlos en todo el tiempo de sus clases, vestirlos y ocurrirles con lo mas necesario, coma es frecuentísimo verificarlo a mi costa porque se apliquen al estudio, después me veo precisado hasta aviarlos para ir a sus destinos. Y para que no se distraigan de su obligación, fundado en varias leyes y constituciones de la Sínodo y Concilios Provinciales, les he prohibido a tales curas las crías de ganados y sustentación o fomento de haciendas en sus doctrinas, que era ocasión bien sabida de perjuicio a los indios y de distracción a su ministerio parroquial"128

            Se lamentaba de las medidas adoptadas por el gobierno porque "me parece lo mismo que decir a los curas que se hallan en actual ejercicio que desamparen sus administraciones o vayan a ejercitarse en otros ministerios totalmente prohibidos al estado sacerdotal o se pasen a donde sustentarse y tener conque celebrar" 129.

            El constante afán de dotar a sus curas de paga suficiente lo manifestó en estas palabras:     "Desde que llegue a este obispado estoy en un frecuente ejercicio de solicitar, lo primero,    sinodo fijo para los doctrineros y que su satisfacción sea puntual en las medianías       correspondientes de junio y Navidad" 130.

            Tener a los curas bien atendidos lo consideraba el prelado necesario para poder exigir de ellos el cumplimiento de las obligaciones que les tenía impuestas en su edicto. "Lo cual me ha parecido muy justo poner en la superior noticia de vuestra majestad para que se digne expedir su soberana determinación que facilite el remedio de estos males, con la que, viendo que los curas tienen fija y sufi‑

127.          Fray Juan Ramos de Lora, (1), p. 87.

128.             Ob. cit., p. 257.

129.             Ob. cit., p. 256.

130.             Ob. cit., p. 258.

65


 

ciente manutención..., en su consecuencia, allanado este paso, pueda yo compelerlos, caso preciso, al cumplimiento de su minis­terio y observancia de mis ordenes pastorales" 131.

            Cuando el prelado acudía con estas lamentaciones al rey ya no estaba lejano el día de su muerte, por lo que no vería, gozoso, el día en que todo aquello tuviera una solución que pudiera alegrar su alma de pastor.

La gran preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora: Fundación del Colegio Seminario

            Esta fue, en realidad, su gran preocupación y su obra magna."El Seminario de San Buenaventura es la obra máis bella del obispo Lora. El es la más rica presea de su episcopado y su mas hermoso titulo a la admiración de la posteridad", Como lo expreso Roberto

 

===========================

131. Ob. cit., p. 259. Las relaciones del gobernador Joaquín Primo de Rivera fue­ron tales, en un principio, con el 1lustrisimo Ramos de Lora que prometían una feliz y fructífera colaboración. Sin embargo, la cosa cambió pronto por obra y malas trazas del consejero Juan Esteban de Valderrama, individuo original y un tanto atrabiliario que ejercía de auditor de guerra en Maracaibo. El curriculum vitae de este clérigo frustrado ofrece ángulos curiosos. No se sabe por que motivos tenia jurada oposición a toda medida emanada del prelado diocesano de Mérida. Pudieran ser restos y resabios de las gestiones fallidas y de la falta de colaboración de Ramos de Lora a los proyectos de fijar en Maracaibo la silla episcopal. De esta oposición de Valderrama a las decisiones del prelado informó este en carta de 14 de agosto de 1789. (Ob. cit., p. 241) . La oposición se acrecentó desde el momento en que Ramos de Lora pidió al gobernador que separara de todo asesoramiento a este indivi­duo. Debido a la influencia que Valderrama ejercía sobre el gobernador, nada logro en sus gestiones el. prelado. Y la cosa siguió peor. La citada carta del 14 de agosto es una pintura del lastimoso y deteriorado estado en que estaban las relaciones entre ambas potestades. Otra del 19 de diciembre de 1789 no contiene una pintura mas halagüeña y llego el prelado a manifestar como el teniente justicia mayor de Mérida “ajó, como quiso, mi jurisdicción" aludiendo, asimismo, a “Est. oficios más desatentos que me ha llegado a Pasar el gobernador de esta provincia don Joaquín Primo de Rivera, amenazándome con sus ardores militares o con sus iras, como llegó en estos últimos días a verificarlo". (Ob. cit., p. 249).

 

           Para darnos cuenta de las furias con que aquel iracundo militar ataco al obispo, sobran las siguientes palabras de una carta suya escrita al rey en 17 de noviembre de 1788:     "El gobernador y comandante de Maracaibo, con el debido rendimiento, a los           reales pies de vuestra majestad, representa que, quando justamente se esperaban      saludables frutos  en consecuencia del grande beneficio que la católica real piedad   de vuestra magestad se digno dispensar a esta parte de sus dominios..., no se tocan     ni experimentan sino amarguras, tropeles y vejaciones por haber tenido la       desgracia de que el primero que ha ocupado la silla sea de un carácter genial tan            raro, que verdaderamente faltan voces para exprimir lo que se padece y concibe, de suerte que la provincia de Maracaibo, desde marzo del año 84 que puso el pie en ella el Reverendo obispo don Fray Juan Ramos de Lora, muy lejos de mejorarse en cuanto a las cosas espirituales y eclesiásticas, sobre que versa su conocimiento y su mando, se han empeorado"... (Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 166) .

           Para conocer las quejas del prelado basta leer sus cartas de 14 de agosto y 19 de diciembre de 1789 y 21 de junio de 1790, por citar solamente las principales. ("Fray Juan Ramos de Lora" [1], pp. 241-259).

66


 

Picón Lares, benemérito Rector de la Universidad merideña, después de haber escrito estas otras palabras:

            "Postrémonos respetuosos ante el recuerdo del fraile egregio. Rindámosle el homenaje de             justicia que merece ese varón santo que, guiado únicamente por el bien de la tierra que la Iglesia encomendó a sus cuidados, él solo con constancia que puede servir de ejemplo a las mas altas virtudes publicas, en un esfuerzo digno de poema, supo levantar sobre bases inconmovibles que el tiempo y los hombres han res­petado, una de las mayores columnas de la cultura venezolana132

            Y no se pierda de vista que la fundación del Colegio Seminario estaba en la misma línea de las grandes ideas con que había llegado el ilustrísimo Ramos de Lora a su obispado. Si bien era cierto que su gran idea era la reevangelización de los pueblos confiados a sus cuidados episcopales, conocía que no podría llegar a la consecución de esta meta sin la ayuda de buenos y eficaces colaboradores y que no podría lograr estos sin la creación de un centro donde formarlos. Pensó, por tanto, en la fundación del Se­minario, yunque y crisol de las juventudes sanas, porque estaba firmemente convencido (y así lo dejó escrito en el decreto con que promulgo las Constituciones del Colegio) que "la instrucción de la juventud es el mas seguro manantial de virtuosos eclesiásticos que dirijan las conciencias de los pueblos". Cuando escribía estas palabras pensaba en aquellas otras evangélicas donde a sus discípulos llamó Cristo sal de la tierra y luz del mundo. La luz ilumina y la sal condimenta y evita la corrupción.

            Si se quisiera restar meritos al celoso prelado, hasta diríamos que nada de original tenia su afán de llevar adelante la fundación de un Seminario, por cuanto era esta una de las encomiendas que el Pontífice le había encargado en la Bula de nombramiento.

            "Además, queremos también que en la iglesia crees las prebendas de Teologal y             Penitenciario y en la ciudad de Mérida, un Seminario, de acuerdo con las prescripciones        del Concilio tridentino y que cuides de crear un Monte de Piedad, gravando sobre esto tu             con­ciencia133.

            Aguijoneado su animo por estos mandatos, puso en acción toda aquella su voluntad tesonera para llevarlos a la practica con per­miso real o sin el, con ayuda de las autoridades o sin ella y aún contra la voluntad de las mismas. Por eso, es muy cierto lo escrito par Roberto Picón Lares que "El solo, con constancia que puede servir de ejemplo.. supo levantar.. una de las mayores columnas de la cultura venezolana".

            He tornado estas palabras y las otras que cite de Roberto Picón Lares de El Vigilante (periódico) Mérida, martes 5 de octubre de 1971. Al Di­rector del mismo mi buen amigo Eccio Rojo dejo la responsabilidad de la cita por hallarme imposibilitado de acudir a las obras de Picón Lares.

=========================

"Fray Juan Ramos de Lora" [1] , pp. 29 y 328.

67


 

            Era preciso hacer revivir el espíritu que aun latía en las cenizas todavía calientes que restaban del Fuego sagrado con que los jesuitas habían sostenido en Mérida las ansias de cultura en aquella juventud. Desde el cierre de aquel Colegio habían pasado casi 20 años, ya que desde 1767 no había visto Mérida el discurrir diario de su juventud rumbo a las clases de latinidad que allí se les daban.

            Desde el primer momento de su llegada a tierras de su obispado sintió Ramos de Lora la necesidad de constituirse en el gran apóstol y pensó en la creación de su Colegio Seminario para llevar las almas a la verdad a través de la incorporación de las mismas al torrente vital de la cultura.

            El primer paso de aquella gran empresa tuvo lugar el 29 de marzo de 1785, un mes después de su llegada a la ciudad de Mérida. Fue en ese día cuando firmo un decreto que haría impe­recedera su memoria por los siglos de los siglos, porque en el esta contenido, como en su germen, todo lo que el prelado soñaba para el logro de la grandeza y el progreso de Mérida y de todo su obispado.

            "Considerando como pastor vigilante de su rebaño que la instrucción de la juventud es el más seguro manantial de virtuosos eclesiásticos que dirijan las conciencias de los pueblos de su diócesis, ha destinado interinariamente el convento situa­do en esta ciudad, que era de los Padres de San Francisco y se halla en el día desocupado de estos religiosos por orden de su majestad, que Dios guarde, para que en el se establezca una Casa de Educación de los jóvenes inclinados a seguir el estado eclesiástico en donde se les imprima máximas de religión y se les enseñe la lengua latina e instruya en las materias morales, hasta tanto que se practican las diligencias correspondientes a que se establezca y funde el Seminario Colegio con todas las formalidades que dispone el santo Concilio de Trento''134, En el mismo acto dictó las Constituciones por las que debería regirse el Seminario. Sencillas como su vida franciscana, las llama Roberto Picón Lares y "vello programa de perfeccionamiento espiritual, recio camino que solo podrán trillar los buenos, los que, por su diligencia y ap­titudes, representan una promesa para la república135,

            No podría darse con todo rigor a este documento el nombre de Constituciones, ni al centro entonces creado, el de Seminario. La creación de un Seminario exigía fundamentalmente la aprobación

134.        Chalbaud Cardona [55), tomo 1, p. 88. En atención a la importancia que tiene este documento o primeras Constituciones del Colegio, han sido publi­cadas reiteradas veces. Concretamente han sido publicadas por Monseñor An­tonio Ramón Silva, Héctor García Chuecos y Eloy Chalbaud Cardona en sus respectivas obras ya citadas. Por su parte las autoridades de la Universidad de Los Andes de Mérida han hecho acuerdo de celebrar el 29 de marzo de cada año el "Día de la Universidad" en recuerdo y exaltación de aquel memorable día.

135.          Palabras tomadas de El Vigilante [132).

68


 

real en virtud del Patronato regio sobre todas las cocas eclesiásticas de Indias. Esto lo sabia muy bien el inteligente prelado. Por eso, llamo al Colegio únicamente Centro de Educación. Ni en lo del nombre se extralimito el Ilustrísimo Ramos de Lora. Y así le llamo "hasta tanto que se practican las diligencias correspondientes a que se establezca y funde el Seminario Colegio con todas las formalidades que dispone el santo Concilio de Trento" 136

            Si aquel centro no era con todo rigor un Seminario, tampoco las ordenaciones que el obispo le dio podrían llamarse propiamente Constituciones las cuales exigirían también la aprobación del mo­narca hispano.

            Rigurosamente hablando, el documento promulgado por el Ilustrísimo Ramos de Lora el 29 de marzo de 1785 fue una especie de horario que regiría el funcionamiento del Colegio, con algunos artículos introductorios donde quedaron nombradas las autoridades y regulados los principales puntos disciplinarios del mismo centro. El cargo do Director se lo reservo para si el vigilante prelado a fin de poder estar al tanto de todos los detalles sobre la marcha del Colegio.   Fuera de este cargo, existirían los de Vicerrector y Maestro con cargo el primero de imponer el cumplimiento de las Constituciones y velar por la buena marcha del Colegio y con la misión el segundo de enseñar Latinidad, con todas las disciplinas que este concepto abarcaba entonces. Habría, además, los cargos de procurador, encargado de la administración del Colegio, y de cocinero con su ayudante 137.

 

136.             "Fray Juan Ramos de Lora" [1].

137.          Lo que dejo afirmado de la condición del documento firmado por Ramos de Lora el 29 de marzo de 1785 no merma nada de la importancia que tuvo como punto de partida. Si, en realidad, no fueron Constituciones en el sen­tido riguroso de la palabra, tuvieron toda la importancia que pudieran tener unas verdaderas Constituciones. Peto hay que insistir en las exigencias que conllevaban unas Constituciones. El elaborarlas fue preocupación de los su­cesores de Ramos de Lora. Cuando el Ilustrísimo Torrijos encargó a Hipólito Elías González la reforma del Seminario le encargó también "que se formen Constituciones para su mejor gobierno, lo que no pudo verificar su fundador... por haber fallecido aun sin haber dejado perfectamente concluida la obra..." {Chalbaud Cardona, [55), tomo 1, p. 282).

.           El reformador hizo constar en el correspondiente documento que "mientras se ponen Estatutos y Constituciones. . . " (Ob. cit., p. 283) . Y ordeno que lo establecido por el se "cumpla y ejecute hasta tanto que se formen las Constituciones para el mejor orden y arreglo del Colegio". (Ob. cit., p. 287).

Aun existen otros testimonios posteriores relativos a las Constituciones del Colegio Seminario que no habían sido elaboradas.

 

Si Chalbaud Cardona hubiera tenido en cuenta esto que acabo de decir no se hubiera extrañado del proceder de Fray Candido Torrijos que habló de la falta de Constituciones. Conocía, sin dada, el prelado la existencia de las Constituciones firmadas por el antecesor, pero sabia también que unas Cons­tituciones propiamente dichas exigían alga más.

69


 

            En el articulo 5 quedo determinado que los aspirantes a ingresar en el Colegio tendrían que presentarse ante su Señoría Ilustrísima por escrito. Todos deberían vestir hábitos clericales, previa la información ajustada a un interrogatorio elaborado, sino por el mismo prelado, por su secretario, obedeciendo Ordenes suyas.138

138.     Este interrogatorio fue elaborado por el Ilustrísimo Ramos de Lora o por su secretario Mateo José Más y Rubí con fecha 12 de octubre de 1784. Muy posiblemente quiso el prelado imponer esta medida para conocer la limpieza de sangre y las costumbres de los aspirantes, tan a los principios de su llegada al obispado en vista de los candidatos que llegaban a el en demanda. de órdenes sacras. De hecho, son conocidos los nombres de varios candidatos ordenados por el mismo Ramos de Lora durante su estancia en Maracaibo a lo largo del año 1784, porque el mismo prelado los señala en la lista de clérigos enviada a la corte con fecha 26 de abril de 1786. (Ob. cit., pp. 128-140).

El interrogatorio ha sido publicado ya en varias ocasiones. Es del tenor si­guiente: "Interrogatorio por donde se deben examinar los testigos que se Presentaren por los pretendientes de hábitos clericales.

Primeramente: Que tiempo ha conocen a don N. de N. Si lo han tratado y comunicado sin dejarlo de ver tiempo notable. En que lugares. Y si saben los en que ha residido más de seis meses desde que tiene uso de razón

Item: Si sabe es hijo legitimo, de legitimo matrimonio, tenido y reputado por tal sin que haya cosa en contrario., Si conocen a sus padres. Desde cuando. Como se llaman. De que lugares son naturales y vecinos y si estos, el referido pretendiente o sus abuelos paternos a maternos (cuyos nombres, naturaleza, vecindad y conocimiento, si los hubiere, se expresarán) se han empleado en oficios viles e indecentes, o han obtenido y sido capaces de exercicios públicos y de honra,

Item: Si saben que es cristiano bautizado y confirmado y quo los dichos sus padres y abuelos son y han sido españoles, cristianos viejos o indios legítimos, limpios de sangre v sin mezcla de mulatas, moros, judíos, herejes ni peni­tenciados por el Santo Oficio de la Inquisición, a públicamente afrentados por alguna justicia eclesiástica o secular.

Item: Si se persuaden desea el estado, no por fin o respeto humano, ni por eximirse de las justicias reales sino para mejor servir a Dios nuestro Señor, pues lo conocen mas inclinado a las cosas eclesiásticas que a las seculares o profanas saben o se persuaden; de su educación cristiana, (y) que ha frecuentado los santos sacramentos.

Item Si saben que el susodicho es honesto, virtuoso y V recogido, aplicado al estudio. De buena vida costumbres. O jugador, ebrio, pendenciero o amancebado. 0 es cojo, manco, lixiado, impedido de sus miembros o con alguna deformidad en ellos. Por donde no pueda celebrar misa sin escándalo del público. O tiene enfermedad incurable, v contagiosa. mal caduco o gota cora que le prive de sentido. 0 alguna ocasión ha estado loco o con intervalos o frenesí, espiritado, endemoniado. 0 si saben que haya salido expulsado  fugitivo de algún  colegio o Religión v la causa por que. 0 que haya contraído algunos esponsales.. O sido casado con viuda. 0 ejercitándose en algunos tratos o  comercios ilícitos o usuarios de que no haya dada satisfacción. 0 si esta excomulgado o con impedimenta para no ser admitido a lo que pretende.

Item.. Si lo declarado lo tienen por público y notorio, publica voz  y fama, común opinión

 

Trae una trascripción de este interrogatorio Chalbaud Cardona [55), tomo 1, pp. 262-263,

Coma modelo de las informaciones que se hacían sobre los aspirantes trae el mismo autor la correspondiente a Tadeo Montilla. (L. c., pp. 240-259).

70


 

            Los autores seguidos desde los primeros momentos en las clases del Colegio fueron Antonio de Nebrija para los estudiantes de latín y la obra del Padre Francisco de Larraga para los cursantes de Teología Moral 139.

            En todo caso, quedaba el prelado facultado, como Arbitro supremo, para corregir y adicionar aquellas primeras Constituciones del Colegio, como en efecto lo hizo el 30 de diciembre de aquel mismo año 1785. 140.

            En calidad de primer Vicerrector del Colegio nombro el Ilustrísimo Ramos de Lora a clérigo Doctor Francisco Martos, y como primer administrador o mayordomo a Juan Moreno 141.

            No tardo el prelado en nombrar un colector del tres por ciento, cargo para el que destinó al clérigo Juan Jose de Osuna con fecha de 25 de agosto del mismo año 1785. 142

 

139.          Ya queda consignado en momento oportuno como el Ilustrísimo Ramos de Lora había traído de Nueva España consigo dos docenas de ejemplares del Arte de Nebrija, lo que indica muy claramente los pensamientos que traía en su mente. Ahora había llegado la ocasión de hacer uso de aquellos ejem­plares.

En el inventario que se hizo a la muerte del prelado, aun se constato el remanente de seis ejemplares del Arte de Nebrija, a peso cada uno. (Ildefonso Leal: "Documentos para la historia de la educación en Venezuela" en "Fuentes para la historia colonial de Venezuela", nº 87. Caracas, 1968).

140.             El texto de esta adici6n a las Constituciones relativa a los exámenes que deberían hacerse a los estudiantes en los meses de enero y junio puede leerse en Chalbaud Cardona [55], tomo 1, pp. 93.94.

141.             Parece que en aquellos primeros momentos fue uno mismo el Vicerrector o Director y Maestro. Al menos, parece que, a la muerte del prelado, ejercía el cargo de profesor de latinidad, de la incumbencia del Maestro, el propio Francisco Antonio Martos, que era el Vicerrector también. Así aparece en el documento mediante el que dio cuenta de la muerte del Obispo a la real Audiencia de Caracas el teniente de justicia mayor de Mérida Juan Nucete. ("Fray Juan Ramos de Lora" [11, p. 363) .

142.             Transcribe el documento de nombramiento Chalbaud Cardona [55], tomo1, pp. 91-92. En lo fundamental dice: "Por quanto por la nueva erección de la diócesis se nos ha hecho preciso establecer un Seminario con forme a lo determinado por el Santo Concilio tridentino para el que es forzoso exigir de todos los beneficios, hospitales, cofradías, capellanías de clérigos cualesquiera que sean, aunque estén fundadas en las iglesias de las Religiones..., el tres por ciento de que no deben eximirse aun los domiciliados de cada partido .. .

Siendo indispensable para esta percepción nombrar colector general y subdelegados en todos los distritos de las vicarias, que se deberán arreglar a las condiciones y circunstancias que abajo se expresaran, confiando de la habili­dad, suficiente y demás buenas partes de vos el Doctor Don Juan José de Osuna, presbítero de nuestra diócesis por el tenor de las presentes, os crea­mos, elegimos, constituimos y deputamos colector general del tres por ciento del Seminario Tridentino en todo nuestro obispado y os damos nuestra li­cencia, poder, facultad para que, por el tiempo de nuestra voluntad podáis usar y excercer este cargo ..."

71


 

            Afirma Chalbaud Cardona que el colector Juan José Osuna duro en su cargo hasta 1787, fecha en que le sucedió Rafael Ruiz Valero 143. Los otros dos nombrados permanecieron en el ejercicio de sus cargos durante la vida del prelado y aun en tiempo posterior hasta el ano 1795. Con fecha de 11 de octubre de 1794 encargo el Ilustrísimo Manuel Torrijos al licenciado Hipólito Elías González la reforma del Colegio Seminario, considerando como "una de las principales obligaciones de su pastoral ministerio el fomento del Colegio Seminario para la educación y enseñanza de los jóvenes de que depende el crear idóneos ministros para que puedan servir en el obispado y de que hay gran necesidad."144.

            Lo primero que hizo en aquella ocasión el comisionado Hipólito Elías González fue nombrar con fecha de 29 de abril de 1795 para el cargo de Rector al Doctor Juan José Mendoza, del gremio y Claustro de la Universidad de Santa Fe, con una renta anual de 100 pesos, al que confirmo en el cargo posteriormente el 22 de mayo de 1795. 145

 

 

            En fecha no bien precisada entre octubre de 1794 y mayo de 1795 hicieron dejación de sus cargos el colector general Rafael Ruiz Valero y el mayordomo del Seminario Juan Moreno, cargos que asumió, de momento, el reformador Hipólito Elías González y luego transfirió al Rector Juan José Mendoza, después de haberlo nombrado Rector en 22 de mayo de 1795. 146

En este documento de nombramiento especifico el Ilustrísimo Ramos de Lora todas las condiciones que debería tener el sujeto nombrado para colector general.

Con la misma fecha de este documento expidió el prelado Patentes de nom­bramiento firmadas en blanco del nombre para que el colector general nom­brara a su gusto los colectores subdelegados en cada una de las vicarias. Un modelo trae Chalbaud Cardona. (Ob. cit., p. 93).

Resulta interesante el informe hecho en 13 de octubre de 1794 por el colector general Rafael Ruiz Valero quien alude a lo mal que habían venido haciéndose efectivos los pagos del tres por ciento debido, en gran parte, a la falta de interés en los eclesiásticos y a pesar del gran interés puesto en ello por el prelado, según allí mismo se hace constar. (Ob. cit., pp. 276-279).

143.               Chalbaud Cardona (55), p. 293. En relación con la marcha de este oficio informo en 1794 el reformador Hipolito Elías González : "Para la cobranza de las rentas pertenecientes al Seminario se había nombrado por el Fundador en esta ciudad un colector general y en cada uno de los partidos un particular con asignación de cuatro por cien de lo que recaudasen. Los particulares remi­tian al general lo que cobraban y este entregaba al mayordomo..." (Ob, cit., pp. 286-287).

144.               Ob. cit., p. 282.

145.               Ob. cit., p. 284.

146.             Hablo en el texto de fecha no bien precisada la que puede ser fijada aproximadamente entre el 14 de octubre de 1794 y finales de abril de 1795. El 13 y el 14 de octubre de 1794 dieron relación de sus oficios el colector general Rafael Ruiz Valero y el mayordomo Juan Moreno respectivamente. (Ob. cit., pp. 276-280). En documento de 22 de mayo de 1795 escribe el reformador Hipólito Elías González: "Y, habiendo dejado el mayordomo la

 

 

72


 

            En los años anteriores a 1795 la administración del Colegio Semina­rio habíanse desarrollado en base a Ordenes verbales que el Fundador había comunicado al mayordomo Juan Moreno. Así lo expreso este mismo en su informe de 14 de octubre de 1784, haciendo constar, además, que "las instrucciones y demás documentos perte­necientes a su establecimiento existen en poder del Vicerrector, presbítero doctor Francisco Martos"147.

Actividades del Colegio:Cátedras de Latinidad, Filosofía y Teología Moral

 

            A pesar de lo mal que pudieran ir funcionando las necesarias rentas para el sostenimiento del Colegio, el hecho es que este inició sus funciones inmediatamente de fundado, con las clases de latín y Teología Moral. Ya en carta de 6 de mayo de 1785 informó el prelado a su amigo el marques de Sonora que había destinado el convento franciscano

            "para una especie de Colegio en donde, a mi costa, tuve que asalariar maestros de       latinidad y Teología Moral y estar manteniendo muchos estudiantes pobres que no tenían otros arbitrios para dedicarse a los estudios e instruirse en lo mas preciso para poder             recibir las sagradas Ordenes"148.

            La clase de latinidad funcionó desde los principios con mayor o menor intensidad, según el número de estudiantes que, en cada momento, concurrieron. En el documento de reforma escribió Hipólito Elías González en 22 de mayo de 1795:

            "Aunque hasta el presente no ha habido cosa fija sobre las clases de gramática, pues unos             tiempos ha habido dos y otros, una, según la ha pedido la necesidad, habiéndose aumentado el número de estudiantes y esperando que cada día se aumente, erigimos y establecemos dos preceptoras de Gramática..."149.

administración, por no haberse encontrado, de pronto, sujeto que la desempeñase, tornamos a nuestro cargo cobrar y suministrar lo necesario para manutención del Colegio, la que pusimos después a cargo del Rector..." (Ob. cit., p. 287). Si el Doctor Juan José Mendoza fue persona de toda su confianza, después del 29 de abril de 1795, parece seguirse que, antes de esta fecha, no había tenido persona de tal confianza por lo que había tomado a su cargo ambos oficios de colector y administrador. Parece deducirse que la asunción de los dos oficios fue anterior al 29 de abril. De todos modos, el dato no tiene mayor relevancia. Yo más bien me inclino a pensar que estos dos oficiales, colector y mayordomo, resignaron sus cargos después de hecha relación de lo que habían realizado en los anteriores tiempos. Esto seria, por tanto, en octubre de 1794.

147.             Calvad Cardona (55), p. 279. En el mismo documento manifestó el mayordomo lo que se le venia suministrando a cada uno de los que trabajaban en el Colegio y a cada uno de los colegiales. También hizo relación a los apuros económicos por los que venia pasando el centro. "Que las rentas del Colegio no están corrientes es constante, por cuida raz6n se ve el informante en mil conflictos y apuros para proveer al Colegio de lo necesario y pagar las asignaciones". (Ob. cit., p. 280).

148.          "Fray Juan Ramos de Lora, (11, p. 114.)

149.          Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 284.

73


 

            Respecto a la clase de Teología Moral escribió el mismo refor­mador:

            "La clase de Moral Practica, que es de las mas principales y útiles y que la hubo desde la creación del Seminario, se consideró en este tiempo como cosa inútil por falta de oyentes, pues uno u otro que concurría, no prometía las mayores ventajas ni aprovechamiento, por cuyo motivo se suprimió ... "150.

            Estas palabras del reformador están manifestando que estas clases de Teología Moral habían continuado ininterrumpidamente hasta el momento en que e1 escribía en 1795. Cabe insistir en la afirmación de que la hubo desde la creación del Seminario y que "se consideró en este tiempo como cosa inútil por falta de oyentes..."De ello dedúcese que esta clase fue suprimida en 1795, aún cuando no se tardo luego mucho en volver a restituirla.

            La iniciación de las clases de filosofía no tuvo lugar en los primeros momentos de fundado el Colegio sino en el mes de septiembre del año siguiente de 1786, según dato que nos ha dejado en sus Apuntamientos diarios Rodríguez Picón. Dice así: "18 de octubre de 1786. Se comenzó el curso de Artes en el Seminario. Fue lector el Padre Luis Otero. Serví de padrino al Padre Luis Volcán" 151

            No se conoce mucho sobre la marcha de esta clase de filosofía, ni quien ha sido este su primer profesor Luis Otero. Con posterioridad y en fechas no muy bien ella, precisadas, debieron estar afectados a al menos, dos de los franciscanos del convento de Maracaibo. En su informe expresó el defensor de Temporalidades: "El Padre Lastra fue de Lector y se volvió gravado de calenturas. El Padre Carras­quero experimentó lo mismo y murió" 152

150.               Ob. cit., p. 286.

151.          "El apellido Picon en Venezuela" [4]. Estos dos clérigos de que habla en este apuntamiento Rodríguez Picón no figuran en la lista remitida a la corte por el Ilustrísimo Ramos de Lora con fecha 26 de abril de aquel mismo año 1786. Si bien consta el día de la ordenación de Volcán por el testimonio del escritor citado, no consta la fecha en que lo haya sido Francisco Calles. Por supuesto que lo fue con posterioridad a la carta ya citada de Ramos de Lora.

Respecto del nombre del Volcán quiero advertir que en noviembre de 1794 figura de cura interino de la catedral de Mérida un Jaime Volcán sin que sea dable discernir si era el mismo u otro distinto a este Luis Volcán de que habla Rodríguez Picón. Jaime le llama ChaIbau Cardona (55), tomo 1, p. 290. Puede que alguno de los dos autores se haya equivocado al constatar el nombre del clérigo. Para compulsar nuevamente el dato de Picón no tengo a mano la obra donde fueron publicados sus Apuntamientos.

152.          Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 100. El Padre Pedro de la Lastra era natural de Maracaibo donde llevaba viviendo por espacio de varios años como lector de Vísperas en el convento franciscano. Ocupaba ya este cargo en 1774 cuando eI obispo Mariano Marti realizó su visita en aquella zona. (Mariano Marti: "Diario de vista a Libro personal (78) , p. 254) .

Este religioso habla opositado, siendo aun estudiante, a cátedras en el Ca­pitulo Provincial celebrado en el convento de Valencia del Rey en febrero de 1770 y fue uno de los seleccionados y aprobados por el tribunal. ("Archivo

74


 

            Estos dos religiosos franciscanos debieron ejercer su profesorado en Mérida con anterioridad al año 1788, fecha del informe del defensor de Temporalidades que habla de ello.

            Posteriormente entró a la regencia de esta cátedra el clérigo Fran­cisco Calles el cual consta que presidio conclusiones en junio de 1790 en calidad de catedrático, según el testimonio de Rodríguez Picón: "24 de junio de 1790. Hubo conclusiones en el Colegio, siendo catedrático don Francisco Canes"153

            Afirmó Hipólito Elías González en 1795 en el documento donde hizo constar el arreglo del Colegio: "Hasta el presente se han leído los cursos de filosofía por el bachiller don Francisco Calles a quien se había señalado la renta de 125 pesos con ración y habitación en el Seminario"154.

Formalización del Colegio Seminario

            Aun cuando el Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora había dado los primeros pasos para la instauración de un centro de estudios en su diócesis, sin contar con ninguno de los permisos que pudieran considerarse necesarios, no se le ocultaba la necesidad que tenia de dar ulteriores pasos para que aquel centro así fundado obtuviera no tanto la real aprobación, como todos los incrementos posteriores que ya en su mente estaba soñando. Para ello informó en carta del 6 de mayo de 1785 a su protector en la Corte José de Gálvez, no solamente de la necesidad que su diócesis tenia de un centro de estudios y de los pasos dados para lograrlo, sino de lo que deseaba obtener para el fomento y sostén del centro así establecido. Después de exponer al Ministro real la necesidad en que había hallado a la ciudad de Mérida, añadió:

            "Pero en el tiempo que he residido en ella, he experimentado la falta de disposición en que se halla, principalmente par el defecto de toda clase de estudios, de suerte que, aunque había varios estudiantes aplicados, carecían aún de la precisa clase de gramática. Y viendo que este era un defecto máximo que causaba quedar sin administración los machos curatos que había en esta diócesis, por la notable falta de ministros que los sirviesen, me resolví a destinar el convento de franciscanos de esta ciudad, que se hallaba suprimido par orden de su majestad,

----------------------------------------------------------------------------------------

Arquidiocesano de Caracas''. Fondo Franciscano. No recuerdo ahora el Le­gajo a que corresponden estos documentos sobre oposiciones a cátedras que he dejado reunidos en un mismo tamp cuando dedique bastante meses a la organización de este Fondo Franciscano en anos pasados durante mi estancia en Caracas).

Otro de los religiosos que había estado de morador en el convento de Ma­racaibo fue el Padre Ignacio Carrasquero. Alli moraba ya cuando la visita de Mariano Martí en 1774.

153   "El apellido Picón en Venezuela" (4)

154   . Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 284.

75


 

sin que residiese en el religioso alguno, para una especie de Colegio en donde, a mi costa, tuve que asalariar maestros de latinidad y teología moral y estar manteniendo muchos estudiantes pobres que no tenían otros arbitrios para dedicarse a los estudios e instruirse en lo mas preciso para poder recibir las sagradas ordenes.

            Pero como, para sufragar estos indispensables gastos, por mas que quiera tasarme en mi necesaria manutención, no es posible que mis renta, (invertidas, como verá vuestra Excelencia por la representación de esta fecha, en otras necesidades y disminuidas en mucha parte por la retención que se ha hecho por Santa Fe de Bogota del Departamento de Pamplona y parroquia de San José, que eran unos de los partidos mas pingues de este obispado) puedan subvenir al sustento de tantos individuos, para proporcionar algún modo de perpetuidad, pues sin el será poco provechoso el remedio y no se evitará La insinuada carencia de ministros, pudo mi diligencia averiguar que todo se podría componer si su majestad se sirviere:

            Lo primero, ordenar que el tres por ciento que antes se exigía en esta diócesis para el Colegio de Caracas, ahora se destine para esta nueva Casa de Estudios.

            Lo segundo, que, hallándose sin destino las tierras de San Jacinto, las de Santa Catalina, las de Los Cacutes, San Jerónimo, la Virgen, y el hato del Paguey que se hallan desiertas dentro de esta jurisdicción y solo alcanzarán, lo sumo, a cinco mil pesos, que antes eran de los mencionados religiosos de La Compañía, las asignase su majestad para que, imponiéndose a censo, se cultivasen y redi­tuasen para la misma Casa de Estudios; y que los ornamentos (que son bien pocos) que dejaron los dominicos por la posesión que tomaron de los de los expatriados, respecto a hallarse en deposito por real orden, se asignen al mismo fin.

Lo tercero, que su majestad se sirviese aprobar y erigir en Colegio Seminario tridentino dicha casa de franciscanos con consideración a que se halla vacía de religiosos y, por no uso, expuesta a su ruina, como acontece en las de estos partidos; que, de esta suerte, se irían agregando otras clases.

Suplico a vuestra Excelencia se sirva poner presente a su majestad esta representación a que me impele el deseo del buen estableci­miento de esta diócesis, para que, en su vista, determine lo que sea de su real agrado. Dios guarde a vuestra Excelencia los muchos años que le deseo. Mérida, 6 de mayo de 1785. Excelentísimo Señor. Beso la mano de vuestra Excelencia su muy atento servidor y capellán. (firmado y rubricado). Fray Juan Ramos de Lora, obispo de Mérida de Maracaibo.

Excelentísimo Señor Don José de Gálvez155

------

155. "Fray Juan Ramos de Lorá (1), pp. 114-115.

76


 

            Como puede apreciarse por los términos de esta carta del prelado, no era su intención avisar la creación de "una especie de Colegio" (así llama el a su fundación), para obtener su aprobación, porque esto lo consideraba el muy dentro de sus atribuciones episcopales, sobre todo, habiéndolo hecho a sus expensas y sin pedir nada a nadie.

            Lo que en esta su carta pedía el prelado fueron tres cosas. Primeros, que el rey destinara, coma apoyo económico a la obra del Colegio, el tres por ciento que antes iba dirigido al Colegio de Caracas. Segunda, adjudicaci6n a favor del Colegio de unas tierras del real patrimonio que estaban sin destino y desiertas. Tercera, erección en Colegio Seminario tridentino la casa de los franciscanos donde 61 había radicado aquel centro de estudios.

            La carta del obispo fue pasada, con real orden de 11 de septiembre de 1785 al Consejo de las Indias, el cual, después de estudiado su contenido, consultó al rey favorablemente sobre la petición.

            Los pasos dados por el Consejo fueron, en primer lugar, remitir la carta del obispo a la Contaduría General el 13 del mismo mes de mayo. Respondió esta en 14 de febrero de 1786, censurando amablemente el proceder de Ramos de Lora por cuanto

            "parece no debió deliberar por si, sin precedente real consentimiento, en la aplicación que, de oficio propio, hizo del convento de religiosos franciscos de aquella ciudad, par ser su destino privativo de la real persona, bien que merece consideración haber tornado esta providencia animado de su celo pastoral y por no hallar a la sazón otro sitio proporcionado para colocar las dos cátedras de latinidad y Teología Moral establecidas a sus expensas, alma falta, sin dada, era notable"156.

            Nótese muy bien que no censuró la Contaduría General ni la conduc­ta, ni el proceder del obispo por haber fundado la Casa de Estudios, aun sin ninguna clase de permisos reales, sino el haberse apropiado, para ello, el convento de franciscanos

            "por ser su destino privativo de la real persona". Esto solo fue lo que vio mal la Contaduría y lo que luego reprendi6 con la misma amabilidad el rey en Cédula de 9 de junio de 1787 en que aprobó las medidas del prelado. El hecho de haber fundado un Colegio mereci6 de los distintos organismos de la real chancillería todos los parabienes 157.

156.          Ob. cit., p. 117.

157.          Si hago especial hincapié en este aspecto es para fijar adecuadamente el sentido de las determinaciones y de los acuerdos de la corte y rectificar, al mismo tiempo, la común apreciación en los autores de que el rey corrigió el proceder de su obispo en este caso. Lo único que amablemente censure fue el hecho de que Ramos de Lora se hubiera apropiado, por si y ante si un inmueble propiedad del real fisco en virtud del real patronato. Por lo demás, resultan evidentes los términos en que se aplaude irrestrictamente el proceder del prelado.

77


 

            Pero, si bien la contaduría general fue en todo favorable a las tres peticiones formuladas por e1 Ilustrísimo Ramos do Lora, en relación con la adjudicación de las tierras que había pedido, informo:

            "Y, obteniendo real aprobación La cesión de Los referidos terrenos, deberán comunicarse las ordenes convenientes a la Junta de Tempora­lidades de aquel obispado para que ponga en posesión de ellos al nuevo Colegio o Casa de Estudios, con La obligación de llevar cuenta y razón de su anual producto y destino para presentarla al gobernador de dicha ciudad comp Vicepatrono real y a los oficiales reales para su examen y aprobación, dándoles noticias de esta determinación para que sepan lo que han de hacer en este asunto" 158.

Y sigue:

'Y, finalmente, por lo que mira a la ultima solicitud del propio diocesano sobre que se erija y considere coma Colegio Seminario tridentino al convento de religiosos franciscos en el que ha colocado la Casa de Estudios, aparece será muy propio de la real piedad dispensar esta gracia para que logre este distintivo una fundación de común beneficio a los vasallos de su majestad de aquel obispado, mediante que en ella se instruirán en las ciencias los que sigan la carrera eclesiástica... Y, por otra parte, será motivo para su fomento y coma tal vez no serán suficientes las dos aulas o cátedras establecidas por dicho prelado y muy conve­niente que se erijan de otras facultades, para que en todas salgan consumados los inclinados a las letras y sean perfectos párrocos los dedicados a la cura de almas. En tal caso y para que desde luego se funde dicho Colegio con sólidos principios, convendrá sea gobernado por Ordenanzas o Estatutos adaptables a las circuns­tancias de aquel país, cuyo pensamiento, mereciendo la acepta­ción del Consejo, podrá consultarlo a su majestad para que se prevenga al mismo Reverendo obispo la formación de los citados Estatutos, teniendo a la vista los que se observan en otros Semina­rios de los obispados de Indias y las leyes 2, 3, 4, 5, y 6 de Los expresados títulos 23 del libro primero"159.

            Es preciso hacer destacar bien, desde ahora, estas palabras de la Contaduría General en las cuales, si bien se advierte, no solo se aprobaron, sin condiciones, las medidas adoptadas por el prelado de Mérida, sino que se considero, además, la conveniencia de un mayor numero de cátedras de las establecidas para que pudieran estudiar tanto los aspirantes al sacerdocio como al cultivo de las letras. Las palabras son claras:

            "Y, como tal vez no serán suficientes las dos aulas o cátedras establecidas por dicho prelado y muy conveniente que se erijan de otras facultades, para que en todas salgan consumados los inclinados a las letras y sean perfectos párrocos los destinados a la cura de almas".

158.               Ob. cit., p. 117.

159.               Ob. cit., p. 117.

78


 

Min sin haber manifestado, de momenta, el prelado toda la am­plitud de sus miras que tuvo al fundar aquella Casa de Estudios o "especie de Colegio", ya los organismos de la real cancilleria lanzaban en el surco la semilla o el proyecto de la futura Universidad. Una buena prueba de la anaplitud que se proyectaba para el recien nacido Colegio era el hecho de querer someterlo a normas por las que se regian el recto de los Colegios de Indias, exigiendo, para ello, la formaciOn de las Ordenanzas o Estatutos pot los que debiera

ser regido; "adaptables a Las eircunstancias de aquel pais". En la

real Cedula aprobatoria del Colegio no se tome en consideraciOn esta postrera sugerencia de la Contaduria General; sin embargo, la idea quedaba sembrada'.

            En parecidos terminos a los analizados de la Contaduria General debi6 manifestarse el fiscal del Consejo a juzgar por los resultados definitivos a que ileg6 el Consejo en consulta de 15 de Julio de 1786 en que informa al rey a favor de las peticiones del prelado merideiio. Tampoco el rey tuvo inconvenience en dar su aprobaciOn, en virtud de la cual, eman6 una real orden que el marques de Sonora, Jose de Galvez se apresur6 a comunicar al prelado y a la real Audiencia de Caracas con fecha de 14 de setiembre, en los siguientes terminos:

rey se ha servido a Consulta de su supremo Consejo de las India:, aprobar la ereccidn del Seminario Conciliar que proPuso vuestra Senoria en el convento su­primido de los religiosos franciscanos con el tres por ciento de las rentas ecle­sasticas de esa diOcesis, sobre que se expedirai la correspondiente real Caula por aquella via. Y para aumento de su dotacidn se ha dignado su magestad mandar

160. Sabre esta idea de la elaboraciOn de unos Estatutos por los que se rigiera el Colegio de San Buenaventura se volvi6 afios nth tarde. Era preciso elaborarlos, toda vez que los promulgados por el Ilustrisimo Ramos de Lora en 1785 no eran, propiamente, Estatutos. Eran sus puntos una especie de Reglamento intern°, sin alcanzar la categoria de Estatutos par los que deberia estar regido, despues de aprobados debidamente por los organisrnos competentes. Esta con­sideraci6n hubiera evitado a Eloy Chalbaud Cardona la extratieza que rnuestra al tratar este punto y comentar el acuerdo de Fray Manuel Undid° Torrijos de mandar elaborar unos Estatutos para el Colegio. Este prelado escribi6 en 11 de octubre de 1794 que "halhindose informado de que el Colegio dc San Buenaventura de esta ciudad necesita de arreglo y que se form en Constitu­ciones para su mejor gobierno, lo que no pudo verificar su fu-ndador el y Reverendisimo senor don Pray Juan Ramos de Lora, de gloriosa memoria, por haber fallecido atin sin haber dejado perfectamente concluida la obra... teniendo, coma Ilene, su Senoria entera satisfaccidn y confianza del licenciado don Hipdlito Elias Gonzdlez. .. le daba y dio comisidn bas­tante quanta se requiere y es necesaria para que, conforme a derecho, pro­ceda a la reforma de dicho Seminario y formaciOn de Constituciones para su mejor gobierno..." (Chalbaud Cardona [55), tomo 1, p. 282).

El 22 de mayo de 1795 dio decreto de reforma del Colegio el nominado Hip6lito Elias Gonzilez, muerto ya el obispo Torrijos, ordenando el cum­plimiento de lo preceptuado "hasta tanto que se formen las Contituciones Para el mejor orden y arreglo del Colegio". (Ob. cit., p. 287). Todavia pasa­ron aims antes de que al Colegio se le dieran unas verdaderas Constituciones, tales coma eran exigidas en casos similares.

79


 

que se separen de las haciendas de Ceiba y Tapias, pertenecientes a Temporali­dades y aplicadas a misioneros de Santo Domingo, las tierras de Santa Catalina, San Jacinto y otras que se hubiesen agregado como anexas a aquellos fundos, para que queden a favor del Seminario con los gravámenes a que estuvieren afectas.

Y (manda) se informe de su efectivo y liquido valor, como se previene en esta fecha, al arzobispo-virrey de Santa Fe y al , gobernador de Caracas.

Lo participo a vuestra Señoría para su inteligencia y que promueva el cumpli­miento de esta aplicación.

Dios nuestro Señor guarde a vuestra Señoría muchos años. San Ildefonso a 14 de septiembre de 1786. --- [Marques del Sonora." 161

Gestiones varias a favor del Colegio San Buenaventura

            Con fecha del 9 de febrero de 1787 remitía Ramos de Lora sendas comunicaciones al virrey-arzobispo de Santa Fe y al capitán general de Caracas con inclusión de copias de la real Orden que le había transmitido José de Gálvez. La remitida al capitán general de Caracas dice así:

            “Muy senor mió: Incluyo a vuestra Señoría copia de la real Orden que se me ha            comunicado por el Excelentismo Señor marques de Sonora por la que me participa de la aprobación del Seminario tridentino erigido en esta ciudad y la aplicación del tres por ciento de las rentas eclesiásticas de esta diócesis y sierras que se mencionan. Y con atención a. prevenírseme promueva el cumplimiento de esta aplicación, suplico a vuestra Señoría se sirva expedir las órdenes oportunas y efica­ces a los que corresponda, a efecto de que se haga la debida entrega de las expresadas Sierras. Dios nuestro Señor guarde a vuestra Señoría muchos anos. Mérida, 9 de febrero de 1787. Beso la mano de vuestra Señoría su may atento servidor y capellán. --- (firmado y rubricado). -- Fray Juan Ramos, Obispo de Mérida de Maracaibo.

Señor Gobernador y capitán general Don Juan Guillelmi." 162

            La real Orden comunicada por el Ilustrísimo Ramos de Lora al capitán general de Caracas habíale llegado también a este con anterioridad remitida desde España, y en su virtud, había acordado ya en 19 de diciembre anterior la Junta de Temporalidades lo que el capitán general comunica al prelado en carta de fecha no pre­cisada en los siguientes términos:

            "Ilustrísimo Señor: En Junta de Temporalidades celebrada en esta capital el 19 de       diciembre del año próximo pasado (1786) se tuvo presente la real Orden de

161.          Archivo General de la Nación (AGN). (Caracas) . Sección: Capitanía Ge­neral. Año 1786. Este documento es la copia enviada por el lustris1mo Ramos de Lora al capitán general de Caracas adjunta a una comunicación de 9 de febrero de 1787 cuyo texto va trascrito seguidamente en el cuerpo del trabajo.

Este documento ha sido publicado por García Chuecos [75), p. 23.

162.             AGN., Ibíd., Ano 1787. También este documento ha sido publicado por García Chuecos {75), pp. 23-24.

80

14 de septiembre anterior relativa a la aplicación de ciertas tierras, pertenecientes a las haciendas de Ceiba y Tapias, al Seminario Conciliar de esa ciudad y, en su cumplimiento, se resolvió librar despacho, cometiendo el correspondiente encargo para la entrega, al comandante de la provincia de Barinas Don Fernando Miyares y González, lo que participo a vuestra Señoría Ilustrísima para su inteligencia y en contestación a su carta de 9 de febrero de este año. — Juan Guillelmi.-Ilustrísimo Señor Obispo de Mérida de Maracaibo." 163

            Lo que no había llegado era la real Cedula en que se aprobaba todo lo actuado por Ramos de Lora, el cual, temeroso de que se hubiera perdido o, lo que era peor, de que alguien la hubiera interceptado, escribió nuevamente al Presidente de la real Audiencia otra carta cuyo tenor es el siguiente:

 

            "Por la copia de la real Orden de 14 de septiembre del año próximo pasado de 86 que dirigí a vuestra Señoría, quedaría impuesto de la aplicación que su majestad se digno hacer a favor del Seminario Conciliar de esta ciudad de las tierras de Santa Catalina, San Jacinto y las demás que pedí por representación, sobre lo que se me promete expedir la correspondiente real Cedula; y coma hasta el presente no haya esta, ni por principal ni por duplicado, llegado a mis manos, aún habiendo tenido de mi apoderado de Madrid copia simple de la que se expide, temiendo que esto pueda haber consistido en algún extravío a intercepción, suplico a vuestra Señoría se sirva darme alguna razón si obtuvo la prevención que se dice en la misma real Orden y sugerirme de que arbitrio padre valerme para averiguar este paradero, su-poniendo del favor de vuestra Seijoria que las diligencias que estuviesen en su parte no omitirá hacerlas para sacar en limpio el paradero de esta Cedula que creo días ha expedida, de lo que quedaré a vuestra Señoría en el debido reconocimiento. Dios nuestro Señor guarde a vuestra Señoría muchos años.-

Mérida, 3 de octubre de 1787. — (firmado y rubricado). Fray Juan Ramos de Lora, Obispo de Mérida de Maracaibo-Señor Presidente, Captan General don Juan Guillelmi."164

163.          AGN., Capitanía General. Año 1778. Publicado por García Chuecos (L.c. p. 24) con la advertencia de que el documento esté. únicamente en mi­nuta, detalle que le hace sospechar, si, en realidad, no fue remitido a su destinatario el Ilustrísimo obispo de Mérida. Esto mismo parece insinuarlo el contenido del documento que nuevamente remitía este prelado al capitán general en 3 de octubre, cuya copia va seguidamente.

164.          AGN., Capitanía General. Año 1787. Trae la copia García Chuecos [75], pp. 24-25. Notése lo que ya insinué en la nota anterior sobre si Ramos de Lora no habría recibido la primera comunicación del capitán general Juan Guillelmi. El prelado vuelve ahora a insistir, dudoso de sí aquel "quedaría impuesto (o no) de la aplicación que su majestad se dignó hacer." Esta duda parece evidenciar que la comunicación de Guillemi no fue despachada o que, al manos, no había llegado a manos del prelado.

Tampoco hay constancia de que Guillelmi haya contestado esta segunda carta del Ilustrísimo Ramos de Lora. Y la ausencia de posteriores insistencias por parte de este hacen creer que, finalmente, la. real Cedula había llegado a sus manos, no sólo  la copia que le había remitido su apoderado en Madrid, sino la principal u original.

Tampoco existe constancia de la posible remisión aludida par Guillelmi al comandante de Barinas. Al menos, no se conocen detalles posteriores, Y no

81


Aprobación Real del Colegio Seminario de San Buenaventura

            El rey aprobó finalmente la erección del Colegio Seminario, creado par el Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora, con fecha de 9 de junio de 1787. No hay constancia del momento en que este real documento haya llegado a manos del principal destinatario que era el prelado merideño.

            Teniendo en cuenta las reiteradas veces que ha sido publicada esta real Cedula, únicamente transcribió ahora su parte dispositiva. La primera parte del documento es un resumen perfectamente hecho de las peticiones formuladas por Ramos de Lora en su ya conocida carta del 6 de mayo de 1785. La parte dispositiva dice:

            "Y, habiéndose visto lo referido en mi Consejo de Indias con lo que, en su inte­ligencia ha informado la contaduría general y expuesto mi fiscal y consultándome sobre ello en 15 de julio del año próximo pasado, enterado de la expresada erección que hicisteis de la mencionada Casa que fue de los religiosos franciscos en Seminario Conciliar, sin embargo de que no debisteis proceder a darla destino alguno sin representarme lo que tuvieseis por conveniente, esperando mi real deli­beración, atendiendo a haber dimanado del celo que manifestabais por la pública instrucción de vuestros feligreses y que redundara en conocida utilidad de ese nuevo obispado, como también ser mas con forme a la ley recopilada el que se erija en Seminario Conciliar a beneficio del publico y del Estado, he resuelto aprobar su erección, manifestándoos el insinuado defecto Para que as sirva de gobierno en lo sucesivo.

            Y en cuanto al primer arbitrio de que para la subsistencia de los estudios se aplicase el tres por ciento que antes se exigía en esa diócesis con destino al Colegio de Caracas, he resuelto asimismo se le aplique Para la subsistencia de los estudios, mediante considerar que, no solo es conforme a razón se invierta esta parte del producto de los diezmos en beneficio de ese obispado, que la contribuía a Caracas interin que, por falta de aquellos en esa ciudad, tenían sus naturales que acudir a ella, sino también enteramente arreglado a la ley quo prescribe la distribución de la masa decimal.

            Por lo respectivo al segundo sobre que se aplicase a la nominada Casa las tierras que poseyeron los regulares expulsos, su valor como de 5.000 Pesos, prevenir a la Junta Subalterna de Temporalidades de ese obispado que trate este particular, instruyéndole como corresponde, y que, Si en presencia de la calidad de las

cabe duda que hubiera actuado el referido comandante Fernando Miyares González, siempre tan bien servidor del obispo de Mérida.

En relación con lo actuado por el gobernador de Maracaibo son conocidos algunos detalles. En carta que este escribió al Ilustrísimo Ramos de Lora en 24 de septiembre de 1788 comunico haber recibido poco antes “un despacho do la junta de Temporalidades por lo perteneciente al Seminario Conciliar de esa ciudad y aplicación de la sierra de San Jacinto, etc., el cual se ha agregado a los autos de su pertenencia y se le queda dando el correspondiente curso". ('Fray Juan Ramos de Lora" [1], p. 232) . Con la anterior carta adjuntaba comprobantes de lo obrado por e1 en este asunto, todo en virtud de la real Cedula de 9 de junio de 1787, Como lo hace constar el prelado en la carta de contestación que le remitió. (Ob. cit., p. 357).

82


 

tierras, sus gravámenes y causas Par que se hallan todavía sin destino, no resultase inconveniente en aplicarlas al enunciado Seminaria Conciliar, proceda, desde luego, a ello en los términos mas seguros y ventajosos que sea dable con arreglo a las reales Ordenes comunicadas en el asunto, y que, verificado, de cuenta con testi­monio para la correspondiente real aprobación.

            Y, en cuanto al tercero de que se le concediesen los ornamentos que dejaron los dominicos de esa ciudad cuando se les entregaron los de los expatriados de la Compañía, dispensarle este auxilio, a cuyo electo, por Cédula de la fecha de esta, ordeno y mando a la indicada Junta que os los entregue y se observe y cumpla esta mi real resolución en los términos que va referida, las que he tenido por conveniente participaros para vuestra inteligencia y gobierno, por ser así mi voluntad." 165.

165. "Fray Juan Ramos de Lora" [1], pp. 118.120. Entre las anteriores obras donde ha sido publicado este documento real están las de García Chuecos, [75J, pp. 170-172 y Chalbaud Cardona [55), pp. 94-97.

Quiero aludir nuevamente a lo que se ha supuesto, más pie una vez por diversos autores, como una corrección al proceder del obispo. Lo mismo que se le corrigió fue el que hubiera echado mano del convento de franciscanos, cuyo destino era privativo del monarca, y hasta esto mismo tuvo disculpas en el real ánimo por haber procedido de una causa tan noble como era la que había impulsado al decidido Ramos de Lora. Tal vez pensó entonces el pre­lado que, de pedir los necesarios permisos, pudiera retardarse el comienzo de su Colegio por mucho tiempo. Ya se ve como corrían en la corte las trami­taciones con una calma desesperante para el que tuviera prisa en adelantar etapas.

He querido destacar esto para demostrar lo contrario de lo que, a veces, se atribuye a los monarcas españoles, coma una especie de miedo o aversión a la pública instrucción en sus provincias de ultramar, cuando ha sido todo lo contrario. El mismo Humberto Cuenca echa sus puntaditas en esa ocasión a los monarcas, abusando de ese falso supuesto. Por no acudir a otras fuentes, fuera de las que tengo a mano en este momento con motivo de este trabajo, quiero citar unas palabras de Héctor García Chuecos: "Hizo España, cuanto pudo para que América llegase a poseer, si fuera posible, el mismo grado de cultura de la Península, a cuyo efecto implanto el propio sistema de educación que ella poseía. Pretender que diera uno superior, es cosa que rechaza el mas superficial examen. Además, debe tenerse en cuenta que el tal sistema de educación era de los mejores en el mundo culto de entonces y que, adquirido en el transcurso de siglos, no podía implantarse rápidamente en las vastas e incultas soledades de la América, sino después de reducido el indio, fundadas las ciudades, abiertos los caminos y dada alguna consistencia a la lenta transformación social y política que se efectuaba" (Garda Chuecos, [75], p. 15).

Son palabras muy bien escritas y ellas evitan aludir a la honda transformación lingüística, religiosa, política y cívica de los inmensos pueblos de América en base a una obra misionera sin precedentes, a la construcción de obras publicas, de caminos, puentes en la inmensa geografía de la América his­pana, ni a las muchas Universidades e innumerosos Colegios e inmensas y, aún hoy día, admirables catedrales que se fueron diseminando a lo largo y ancho de aquel imperio sin fronteras; y todo, claro esta y demostrado, con el aplauso de los reyes y, la que es mas, con un dispendio generoso de sus reales rentas en la mayor parte de los casos. Lo que ahora ocurre con el Colegio de San Buenaventura de Mérida, obra debida al empuje del obispo Fray Juan Ramos de Lora, no es más que uno de aquellos tantos casos, y, si lo hago resaltar, es por venir ahora a propósito.

83


 

Gestiones realizadas en base a la real Cedula

            Ya queda hecha referencia a la carta del gobernador de Maracaibo de 24 de septiembre donde se hacia alusión a un despacho recibido en aquel gobierno remitido por la Junta de Temporalidades. Evidente­mente referíase el gobernador a la Junta de Temporalidades de Caracas, ya que, de referirse a la existente en Maracaibo, la hubiera llamado Junta Subalterna, que esta era su denominación. Por lo demás, ni esta Junta Subalterna existía desde que el rey la habia suspendido mediante real Cédula de 11 de enero de 1784, dejando sus atribuciones en manos del gobernador de la provincia.

            Siguiendo el estilo protocolario, sin duda, paso el gobernador de Maracaibo traslado de la real Cédula al defensor de Temporalidades de aquella provincia que lo era el licenciado José García y Oliva, pidiendo, al mismo tiempo, que se agregasen las diligencias obradas en virtud de otra Cedula de 6 de noviembre de 1773 en que se habia ordenado la entrega a los religiosos dominicos de las haciendas que ahora reclamaba el Obispo de Herida para su Colegio Seminario.

Respondió el defensor de Temporalidades:

            "Que dos particulares son los que comprende la representación de su ilustrísima pertenecientes a las Temporalidades. El primero esta reducido a que se le entreguen las haciendas citadas. Para la formación de un Colegio Conciliar, por falta de estudios en Mérida, hasta (de) de la precisa clase de Gramática, y no habérsele dado a aquellas el correspondiente destino. Y el segundo que se le entregasen los ornamentos sobrantes que habían dejado los dominicos.

En quanto a lo primero determina la elevada clemencia de su majestad que la Junta Subalterna de Temporalidades de esta provincia (cuya facultad y jurisdicción ha recaído  únicamente en vuestra Señoría por haberse suspendido dicha Junta por real Orden de su majestad de 11 do enero de 1784) trate este particular, instruyéndolo como corresponde, y que, si con presencia de la calidad de las tierras, sus gravámenes y causas por que se hallan todavía sin destino, no resultase inconve­niente por aplicarlas al enunciado Seminario Conciliar, no proceda por vuestra Señoría, desde luego, a su entrega en los términos mas seguros y ventajosos que sean dables, con arreglo a las ordenes comunicadas en el asunto; y que, verificado, se de cuenta con testimonios.

            Y por lo que respecta a los hornamentos sobrantes que dejaron los dominicos de Mérida, ordena que, desde luego, se le entregasen a su Ilustrísima,

            Como de la representación hecha por su Ilustrísima y relato que contiene la expresa real Cedula no aparezca ni Se hace mención de haber manifestado a su majestad los destinos que se dieron a estas haciendas por su real Orden del año pasado do 1773 para el establecimiento del convento de dominicos y escala en Mérida para los misioneros de la jurisdicción de Barinas y que, para la subsistencia, gastos de escolta y demos anexiones propias a un crecido cuerpo de misión aplico su majestad la crecida hacienda nombrada La Seyba, situada en el territorio de esta ciudad, y en Mérida la hacienda de Las Tapis que comprende bajo sus linderos Las

84


 

            tierras de San Jacinto, Santa Catalina, la de Los Cacutes, con la obligación pre­cisa de los estudios en Mérida, a excepción de la hacienda El Paguey que igual, mente ha pretendido su Ilustrísima, sin exponer que esta hacienda esta fundada en la jurisdicción de Barinas y separada de este gobierno desde que se proveyó por Su majestad de nuevo gobernador comandante, a cuyas haciendas le da el valor su Ilustrísima como de cinco mil pesos, circunstancias todas que, el haberlas omitido pueden ser muy perjudiciales, mayormente cuando es constante que la causa principal que movió a su majestad para ordenar se le entregasen a su Ilustrísima estas haciendas para nuevo establecimiento de un Conciliar fue la total falta de estudios que se le presento había en Mérida y, en particular, la precisa clase de gramática y que estaban sin destino aquellas haciendas, siendo, igualmente, constante que estas se le entregaron a los dominicos el año de 73 con la precisa circunstancia de que habían de mantener estudios de latinidad como, en efecto, no hay la menor dada, los mantienen hasta el presente con sus lectores, y par cuyo motivo pedí antes y se hace indispensable que, para formalizar e instruir este particular con la justificación que corresponde, y previene su majestad, se le debe oír al apoderado de la misión de los dominicos para que, inteligenciado vues­tra señoría, de sus fundamentos sobre si mantienen las clases de estudios y, espe­cialmente la de Gramática, si labran a cultivan las haciendas y tierras que la pedido su ilustrísima, les han dada otro destino de aquel que ordeno su majestad por la enunciada real Cedula de 773; y con lo que expusiese, verá vuestra Señoría si es conveniente el suspender, por ahora, la entrega hasta dar cuenta a su majestad con plena justificación, para que, en su vista, resuelva lo que sea mas de su real agrado.

            No puede el defensor dejar de exponer a vuestra Señoría quo, supuesto que su majestad previene que, no resultando inconveniente en aplicar estas haciendas al citado Colegio Conciliar, se entreguen, desde luego, en los términos mas seguros y ventajosos, son muchos los inconvenientes que asisten y concurren para que vuestra Señoría represente a la real clemencia con la ingenuidad que acostumbra, no es útil ni bentajosa, antes mui perjudicial y en extremo inoficiosa esta aplicación a la formación del Colegio Conciliar, porque, dando por sentado la obligación en que están constituidos los Padres dominicos en Mérida de dar estudio, es por demás el establecimiento de un nuevo Colegio, pues no pasan de 30 los estudiantes quo se hallan en las dos clases, la una de los dominicos y la otra quo mantiene su Ilustrísima, que han concurrido de la jurisdicción de la diócesis, inmediatos a Mérida, porque de esta ciudad y de la de Coro, que son las mayores y de mayor número de vecinos, son muy pocos los que van y se mantienen en Mérida,

            Los motivos son mui poderosos Para no concurrir. No hay duda que los padres no se atreven a mandar a sus hijos (y mas bien los mandan a Caracas los que tienen posible, como en el día se experimenta), temerosos de lo enfermizo de todo aquel terreno, por la pública y notoria miseria en que está siempre constituida la ciudad do Mérida, falta de alimentos presisos, escasez de ganados, dues asin la carne fresca no se encuentra y con solo la sala  que traen de la jurisdicción de Barinas se mantiene aquel vecindario; todo nacido de la suma esterilidad de aquel terreno, puntos bravíos de que se compone en la eminencias de sus sierras muy escarpadas, de nieves y paramos. Y finalmente privada de todas clases de pescados. Estas causas sabe vuestra Señoría mui bien son verídicas.

85


 

Los lamentos de los pocos estudiantes que hay en Mérida, manteniéndose unos a pensión pupilar y otros a expensas de la caridad de su Ilustrísima, Pero todos con suma estrechez y necesidad, a cada paso se están oyendo y tocando por los que de allí vienen.

            Muy sabido es y experimentado lo enfermo de aquel terreno por calenturiento y propenso al mal de cotos y paperas que salen a las gargantas. Y después de estos riesgos, los crecidos costos y trabajos que sufren son unos caminos tan fragosos de montañas y serranías,

            ¿Como es posible, señor gobernador, que, a vista de esta experiencia de males, hayan de ir de esta ciudad a la de Mérida más de 500 estudiantes de todas edades y otros muchos de la jurisdicción de Coro que pudieran estudiar, a experimentar y tomar tantos inconvenientes, riesgos: de salad y vida y perjuicios en lo temporal.. . ?„

            Mas adelante sigue:

            'La hacienda. de La Ceiba que su majestad mandó aplicar al convento de dominicos de Mérida en 6 de enero del año pasado de 1773 la donó a los expatriado don Alejo Rodríguez Luzardo, vecino de esta ciudad, para que fundasen un Colegio y enseñasen a la juventud todo genero de estudios .. .

            De forma que, si a su majestad se le pone presente, como la espero de la caritativa justificación de vuestra Sensoria, que con el crecido valor de esta hacienda de La Seiba, de cacao y trapicbe, con el numero de mas de 180 esclavos, agregándose todo el valor de los bienes de Temporalidades que hay también separados en esta ciudad, reducidos a mas do 200 esclavos y la hacienda que nombran do La Sabana, se puede formalizar un capital de crecido valor Para mantener con la mayor decencia en esta ciudad el Colegio Conciliar, como cabeza de la provincia, con crecido numero de estudiantes, en donde se goza de robusta salud por su buen tempera­mento y abundantísima de todo genero de alimentos, no siendo la menos la con­currencia de toda clase de gentes y comercio terrestre y marítimo, proveída de todos oficios; todo lo qual falta en Mérida, pues aun su fabrica material esta hoy reducida a un arrabal y las familias más decentes retiradas a su casa de campo 166.

            Y así, por lo que va expresado, le parece al defensor que, para el corto numero de estudiantes que hay en Mérida, puede vuestra Señoría representar a la piedad de su majestad es muy sobrante la clase de gramática, filosofía y moral que mantienen los Padres dominicos... y para el Colegio Conciliar, que precisamente debe fundarse en Maracaibo, la hacienda de La Seiba, la de La Sabana y la de Marañones que todas están inmediatas a esta ciudad y, sin duda, resultarán grandes ventajas al servicio de ambas majestades.

Sobre el Particular que  refiere de que las haciendas que el Ilustrísimo señor obispo pidió a su majestad valdrán coma 5.000 pesos pone presente que las de Mérida se avaluaron el año pasado de 1774 que se entregaron a los dominicos

166.     Sobre la casi ordinaria despoblación de la ciudad de Mérida ya informaba el Ilustrísirno Ramos de Lora que "case todos sus habitadores, el más del año, lo pasan retirados en sus campos donde tienen su residencia ordinaria de donde vienen solo los días festivos a misa..." (Ob. cit., p. 123) .

86


 

en 17.034 pesos y cuatro reales y medio y la del Paguey de la ciudad de Barinas se avaluaron en 7 de agosto de 1780 en .5.816 pesos, qua ambas importan 22.851 pesos, tres reales.

Y, por lo que respecta a la entrega de ornamentos que dejaron los dominicos y manda su majestad el qua se entreguen a su Ilustrísima, no tiene que reproducir sobre su cumplimiento.

Y, para que, en caso que vuestra Señoría tenga par conveniente el consultar a su majestad con justificación y se cumplan sus reales piadosas intenciones, es nece­sario, como de presente pida que no es útil, ni conveniente en Mérida la formación del Colegio Seminario, pues hay muchos sujetos de veracidad en esta ciudad que pueden declarar sobre los inconvenientes que van relacionados. Todo es justicia que Pido."187

            Este bien pensado alegato debe constituir, con su impacto, un muro poderoso, capaz de detener y paralizar las gestiones que se venían adelantando. Hay que reconocer que el defensor, dejados a un lado los varios errores en que incurrió, logró presentar un informe im­ponente; y uno piensa, a vista de sus raciocinios y exhibición de datos, que solo un hombre de la constancia y del influjo del Ilustrísimo Ramos de Lora pudo salir adelante airosamente con la empresa de dar vida y realidad a un Colegio en Mérida cuando todos los elementos, incluidos los naturales, se habían puesto contra sus proyectos.

            Únicamente quiero ahora aludir a los fallos que el defensor mani­festó en su informe. Censuró al prelado, veladamente, de mentiroso cuando la verdad fue que, si algún defecto pudo tener el Ilustrísimo Ramos de Lora, no fue nunca este de la mentira. Respecto al destino de las haciendas de que se trataba, era cierto que estaban afectas a la residencia que los dominicos tenían, y sujetas a ciertas condiciones que nunca ellos cumplieron. Pero esto era lo de menos, porque muy bien podía el monarca destinar en. beneficio de una obra de utilidad pública unos bienes que, al menos teóricamente, eran suyos y que antes había destinado a otro fin. En este punto nada pedía el prelado que estuviera fuera de lo legal y de las atribuciones reales.

            Respecto a si en Mérida había o no, anteriormente a la llegada de Ramos de Lora, establecidas y en funcionamiento clases de latinidad y aún de filosofía y teología, los datos demuestran que estaba muy mal informado el defensor de Temporalidades. Ni existían las tales clases ni habían existió. ¿Donde estaban los su­puestos lectores dominicos de que habla el defensor de Temporali­dades? A propósito del numero de moradores en el convento de Mérida informe) el Ilustrísimo Ramos de Lora en carta de 13 de octubre de 1786: "Me había movido por causa de la donación que su majestad hizo a los Padres dominicos de las haciendas de

167. Chalbaud Cardona [751, tomo 1, pp. 97-102.

87


 

La Ceiba y Tapías con las tierras de Santa Catalina y San Jacinto y del Colegio de los mismos expatriados de esta ciudad... informar a vuestra Excelencia lo primero, que no se había cumplido en el (convento) establecido en esta Ciudad, según las disposiciones de su majestad, el numero de competente de religiosos para los pia­dosos fines que en la real concesión se expresan" 168.

            Especificando aun un poco mas, escribió el mismo en un informe de la misma fecha de la anterior Carta:

            "En el convento de esta Ciudad a cuyos Padres les dono su majestad las haciendas       nombradas La Ceiba y Las Tapias y las tierras de Santa Catalina y San Jacinto y el   Colegio que fue de los extinguidos regulares .. . se mantienen sólo cuatro Padres, uno de             ellos, el prior, y otro, por su edad avanzada, incapaz de servir en aquel ministerio"169

            Lo que parece cierto, en relación con esto de las clases en Mérida, es que ni el mismo defensor de Temporalidades tenia la seguridad de si los dominicos sostenían en su convento las aludidas clases de gramática, como parecen evidenciarlo las palabras en que pidió al gobernador que oyera al "apoderado de la misión de los dominicos para que, inteligenciado vuestra Señoría de sus fundamentos sobre si mantienen las clases de estudio, especialmente la de gramáticaa, si labran o cultivan las haciendas y tierras ... vea su, Señoría si es conveniente el suspender, por ahora. la entrega hasta dar cuenta a su majestad..."

            El informe del defensor de Temporalidades trascrito anteriormente no tiene fecha, pero fue presentado con antelación al 21 de noviem­bre de 1788, ya que de esta fecha es la decisión tomada por el gobernador de Maracaibo a vista, sin duda, del dicho informe.

Dice aquel documento:

            "Maracaibo, 21 de diciembre de 1788. Vistos. Obedece en la forma ordinaria la real Cedula expedida en Aranjuez a 9 de junio del pasado año de 87 y guardara y cumplirá y executará en quanto a saberse por adjudicados al Seminario Conciliar establecido Para esta diócesis los productos del tres por ciento, así en lo respectivo a la renta decimal, como a las demás eclesiásticas que en el obispado están afectas a esta contribución, y por aplicados a el los hornamentos que poseían los religiosos dominicos en la Ciudad de Mérida al tiempo que se recibieron del colegio, y demás bienes y útiles que en aquel destino (distrito?) obtuvieron los expatriados.

Pero, como para acordar lo mismo en lo concerniente a los terrenos anexos a la hacienda de Las Tapias y la del Paguey que esta en la jurisdicción de Ba­rinas obste, por lo que mira a este, el no hacerse Constar su estimación actual y la que se le dio en el año de 67, ni los gravámenes de su afección y, en quanto a aquellos habérseles hecho formal entrega a los religiosos dominicos por don Diego Rodríguez Picon desde 26 y 27 de noviembre y, en fuerza de la Junta Suprema

168.             "Fray Juan Ramos de Lora" (1), p. 147.

169.              Ob. cit. p. 154.

88

de Tributos celebrada en Santa Fe en 18 de febrero de 77 y de la actuada en Caracas en 5 de octubre de 79 de las tierras de La Pedregosa, de los tres Cajones, sercados, de las de Santa Mónica, Santa Catalina, San Jacinto, San Jerónimo, de las de la Virgen y Cacutes Alto y Baja, únicas a quienes puede adaptarse la anexidad a las Tapias, se suspenderá, por ahora, hacer novedad en lo tocante a estos terrenos, y en el entretanto, informado su majestad, se sirve resolver en cuanto a su aplicación. Y conociendo inquirirse (¿?) los justiprecios que posteriormente se les haya conferido a estos y a la posesión del Paguey y en igual con­formidad las posesiones a que están sujetas por el Eminentísimo con vista de los documentos que la acrediten, se certificará a continuación y separadamente, satis­faciendo a uno y a otro punto. Y, de no poder ejecutarlo, por carecer de com­probantes a que poderse resistir, en este caso, por orden que se comunique al Doctor Angel Rangel, vecino de Mérida y principal recomendado de los asuntos de Temporalidades en aquel territorio y en el de Barinas, se le prevendrá que, inmediatamente, informe circunstancialmente en uno y otro particular y que, sin la menor dilación, haga conducir por conducto seguro todos los papeles que corres­ponden a los bienes de las expulsos que existan en. aquel vecindario, sin omitir los títulos y confirmaciones de varios terrenos que, inconexos a los de su perte­nencia, recibieron los religiosos dominicos a consecuencia de la comisión reco­mendada a don Diego Picón.

                Instrúyase de esta resolución a su Señoría el Ilustrísimo señor diocesano y a fin de que se le entreguen los hornamentos de que deben hacer exhibición, por inventario formal, los religiosos dominicos, se librará despacho al teniente justicia mayor de Mérida con el que se requerirá al Muy Reverendo Padre Presentado Fray Antonio García de los Rios, prior de aquel convento, rogándole y encargándole se sirva ponerlo a la disposición de su Señoría Ilustrísima,

Y para que la Junta Superior provincial establecida en Caracas se cerciore de lo últimamente resuelto por su majestad en el real rescripto citado que, como mas moderno, a la real Orden de 14 de septiembre, hace suspender los efectos de Arta y prevenga a in Señoría quanto en el particular le ocurra, se le hará remisión del testimonio que principio con las diligencias que exordian desde el folio 206 en adelante a que por ahora contribuirá las expensas del apoderado de la Religión de Predicadores. — Joaquín Primo de Rivera. — Licenciado Don Juan Estevan de Valderrama." 170

170.     Chalbaud Cardona (55), tomo 1, pp. 222-223. De las gestiones llevadas a cabo después del documento trascrito no es mucho lo que se conoce. Por un expediente copiado por Chalbaud Cardona en su obra tornado del Archivo Arquidiocesano de Mérida se sabe que el traspaso definitivo de la hacienda "Las Tapias" no se oper6 hasta 1811. Mientras tanto, aquellos bienes siguieron permaneciendo en manos de los dominicos hasta 1803, fecha en que fueron depositado en poder de Juan Nucete. Posteriormente estuvieron al cuidado del otro depositario Juan Nepumoceno Uzcategui y Davila hasta 1809, fecha de su muerte. Nombrado coma los anteriores por el gobernador intendente de Maracaibo, sucedió le Gabriel Troconis hasta el momento de hacer entrega de aquellos bienes, 4 de enero de 1811.

El anterior expediente, integrado de diversos documentos, puede verse en Chalbaud Cardona [55), tomo 2, pp. 24-42. El primer inventario de estos bienes puede verse en la obra de Ildefonso Leaf: "Documentos para la historia de la educación en Venezuela", en "Fuentes para la historia colonial de Ve­nezuela", Ng 87, pp. 137-150. Otros varios inventarios trae Chalbaud Cardona en el lugar indicado.

89

Nuevos pasos para el progreso del Colegio

            La concurrencia de estudiantes al Colegio San Buenaventura supero todos los calculos hechos por el Ilustrisimo Ramos de Lora, segun el mismo to manifesto en carta de 21 de abril de 1787:

            "DespÉus de mi representacion de 6 de mayo del ario pasado de 85 siguieron ocurrien.do a esta ciudad, por causa de las clases de estudio que he erigido de latinidad, f iloso f is y moral y mantengo en el mismo convento suprimido, niimero crecido de estudiantes, que los mas, como f orasteros y pobres, no tenian donde alojarse y era in­dispensable darles acogida en el convento. Y estos han llegado pasta

el numero de 42..." 17~

La dificultad de poder dar alojarniento a tanto estudiante en el reducido local del viejo convento franciscano, deteriorado, ademas, por Ios temblores del ano 1786, aconsejo al prelado a pensar en alquilar una casa que existia calle por medio, frente at colegio. Asi to explica el: "Y con el motivo de ser costa su capacidad y haberse deteriorado en rnucha parte por su debil f c%brica y argunos temblores sobrevenidos en el ano proximo pasado, tome en alquiler una casa, Ia mas contigua a Cl, entre quienes se repartiesen los estudiantes que habia" 172•

Paso definitivo

Todas las medidas puestas en practica, hasta ahora, por el prelado, no eran mas que interinas. Su idea había sido siempre de mayores ambiciones, aun cuando la falta de medios necesarios le había forzado a posponerla pasta el oportuno momento. La obra que ahora proyectaba Monseñor Ramos de Lora era la postrera en la ejecución, aun cuando la primera en sus intenciones, como puede ponerlo muy de manifiesto el hecho de que ya en el año 1785 --muy poco después de haber llegado a la ciudad de Mérida--­había procedido a la compra de los solares y terrenos necesarios "media cuadra distante de la plaza mayor de esta Ciudad en donde esta la iglesia parroquial que sirve interinamente de catedral, en la calle travesía que pasa por medio de la ciudad, comenzando desde la barranca que cae al rio Chama, acia el sud, y termina en el rio Albarregas, acia el norte, en las casas ya dirruidas que eran pertenecientes a una capellanía del doctor don Antonio Uzcd­tegui, presbítero, vecino de la ciudad de Pamplona, y de otros dos pedasos de solar contiguos a ellas, el uno perteneciente a dona Maria Juana Aristizcibal y el otro a José Manuel Dugarte, de este vecindario, cuyo importe respectivo de dichas casas y solares le redimid el tocante a las capellanías y vendió libremente y sin apremio alguno, satisfaciendo su Señoría Ilustrísima en dinero efectivo

171.          "Fray Juan Ramos de Lora", 11, pp. 212.

172.          Ob. cit., p. 212.


 

todas las cantidades que resultaron de los avaluos, en cuya conse­cuencia se otorgaron las escrituras públicas por ante el escribano publico y de cabildo que entonces era en esta ciudad don Antonio Alexandro Chaves, que quedaron originales en el protocolo del año de mil setecientos ochenta y cinco" 173.

La incomodidad en que Vivian los estudiantes en el viejo caserón del convento franciscano, no suprimida totalmente por el alquiler de la nueva casa de enfrente, era motivo que no dejaba dormir tranquilo al prelado. Contemplaba a diario el ir y venir de los es­tudiantes de uno a otro edificio y el continuo atravesar de la calle intermedia, que servia de distracción a los jóvenes y pensó& de una vez, poner remedio a todo aquello. El mismo lo narra: "Viendo esta incomodidad; la poca estabilidad de esta fabrica; que podía ser distracción a los estudiantes atravesar, para las cosas precisas, la calle intermedia para ocurrir de una a otra parte y que era nece­sario duplicar los oficios comunes y quienes cuidasen de gobernarlos; que estaba remediado con que se comprendiesen en una sola habitación, tome resolución de fabricar Colegio formal, capaz para todo el número de estudiantes que pudiesen ocurrir de la diócesis, con oficinas proporcionadas y en lugar mas inmediato a la plaza principal y en fin escogido de toda la ciudad, cuya fabrica pro­metiese la perpetuidad de la erección" 174.

No se conocen, de momento, datos para afirmar ni el momento en que procedió el Ilustrísimo Ramos de Lora al arriendo de la casa contigua, calle por medio, del Colegio, ni tampoco el en que tome la decisión heroica de iniciar las obras del nuevo edificio. Lo que si sabemos es que para el momento en que escribió la carta de 21 de abril de 1787 ya la fabrica material estaba en periodo ade­lantado de construcción. "De hecho, voy lográndola (escribe), pues ya esta en tan buen pie, que lo más principal de la obra se halla levantado y mucha parte cubierta y el fin con pensamiento de que, en todo este año, puedan ya pasarse a 61 los seminaristas" 175.

 

Valeroso y decidido fue el anima de este intrépido varón que no se paró en iniciar unas obras extremadamente costosas, para cuya adelantamiento y consecución no contaba con los suficientes me­dios, sino era privándose el mismo hasta del necesario alimento, coma lo dejó escrito en su carta aludida: "Para ello he procurado ahorrarme aun de los precisos gastos de mi casa y poner mi mayor eficacia a su perfección en la que no he querido irnpender otra cosa que lo que corresponde a renta y asignación mia, para que queden los tondos aplicados por su majestad para la perpetuidad de sus clases y oficios"

173.          Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 105.

174.          "Fray Juan Ramos de Lora" [1], p. 212.

175.          Ob. cit., p. 212.

91


Es en este momento cuando resultan perfectamente comprensibles la serie de medidas adelantadas por el prelado desde el primer día de su 1legada a la diócesis para lograr el saneamiento de una administración que estaba por los  los suelos. Y lo había la logrado a fuerza de trabajos y hasta de sinsabores.

 

Al tratarse de su obra predilecta, que era el Colegio Seminario, podría sentirse privado del apoyo de las autoridades civiles de Maracaibo que continuaban en un cerrado boicot a sus proyectos, podría verse privado hasta del necesario alimento y podría carecer incluso de los técnicos que le proyectaran su obra y de los operarios para llevarla a cabo. Lo que nunca le falto fue su firme voluntad, cimentada en una decidida convicción en el apoyo de la providencia divina 1776

Es tanto más de admirar la rapidez de acción del prelado, si se tiene en cuenta que ya tenia casi hecha la mayor parte de la obra del nuevo edificio cuando ni aun había recibido la real Cédula aprobando lo hecho anteriormente. Los datos de esta carta de 21 de abril de 1787 pueden ser cotejados con los datos deducidos de su comunicación de 3 de octubre de aquel año en que pidió al Presidente de la real Audiencia noticia sobre el paradero de aquella Cedula que suponía ya circulando. La verdad fue que la real Cédula de 9 de junio de 1787 salio aun con posterioridad a esta Carta del prelado, Como es evidente.

Solo cuando ya las obras del Colegio estaban en muy avanzado estado de edificación pensó el obispo en dar información a la Corte de lo que tenia hecho. Y si dio este aviso fue mas bien

176.      Na me cansare de insistir en la enemiga y en la oposición cerrada que, en todo momento encontró el prelado en las autoridades civiles con asiento en Maracaibo. La decisión del Ilustrísimo Ramos de Lora de afincar su sede en Mérida daría la explicación de muchos de los actos enemistosos que las autoridades le manifestarían en los años posteriores. El único gobernador que sostuvo en todo momento buenas relaciones con el prelado fue Francisco de Arce y a ello alude reiteradamente el prelado. En carta de 24 de enero de 1787 hablo. de la. ".satisfacción que teníamos el gobernador difunto don Francisco de Arce y yo. . . " (Ob.. cit., p. 207) .

En cambio, en la misma carta aludio a los desaires que le había ocasionado el nuevo gobernador (ibid., p. 208) . En otra anterior del 18 de noviembre de 1786 había aludido a la malicia y a la pasión del interino Salvador Munoz. (lb., p. 180 y 181) . Finalmente en otra de 19 de diciembre de 1789 hablo de los "oficios desatentos que me ha llegado a pasar el gobernador de esta provincia don Joaquín Primo de Rivera, amenazándome con sus ardores militares o con sus iras, com o llego en estos últimos dias a verificarlo ...(lb., p. 249) .

Cuando el gobernador quiso hacer Constar ante la Corte que la causa de aquellas rencillas entre ambas autoridades era el carácter del obispo, se apresuro este a informar “pero me veo en el extremo de no dejar que etle gobernador prevenga con cuantos informes le haya sugerido su desafecto ... y con ellos quiera persuadir que en rn i consiste la causa de la desunión que ni tuve con su predecesor, ni tengo con el de Barinas y antes si particular satisfacción, ni con el de Caracas, todos los cuales ejercen real jurisdicción en este obispado ..." (1b., p. 205).

92

para lograr a favor de aquel centro algo que el no podía darle por si mismo. Por eso, escribió en la misma carta: “desean­do lograr la principal y última perfección de ella, para que en ningún tiempo pueda haber la menor innovación, o con los gobernadores, o con otros que suelen introducir novedades contra las más piadosas erecciones, suplico a vuestra Excelencia se sirva hacer presente a su majestad Católica esta mi sumisa representa­ción, para que, en su vista, se sirva expedir, conforme sea de su soberana voluntad, la real aprobación de Seminario Tridentino con la denominación de San Buenaventura, dignándose, asimismo, librar la licencia necesaria para que se entienda con esta nueva fábrica la real aplicación que vuestra Excelencia menciona hecha al conven­to suprimido de esta Ciudad por la Orden antes citada, con todos los privilegios y fueros que, coma a Seminario Conciliar, corres­ponden segúan las leyes y tenga su majestad a bien concederle, y para que las clases de Teología, Derecho Canónico y Real y de otras ciencias que, en lo sucesivo, se pudiesen ir erigiendo y estableciendo, conforme la necesidad que haya de ellas y sus proporciones, tengan el mismo valor y derechos que las que, al presente, haya fundadas, y el tiempo empleado en los estudios de unas y otras valga en cualesquiera Universidades y Audiencias para la recepción de grades y mérito, de la misma suerte que en los demás Colegios erigidos con la real aprobación, como lo espero del celo en que se distingue la real piedad por el bien de sus vasallos en que, conocidamente, revierte esta obra a que, por lo mismo, he dedicado mis mayores esfuerzos"177

Esta carta de Ramos de Lora es una joya que no tiene desperdicios. Sus letras deberían estar grabadas con oro en los muros de la Universidad de Los Andes en Mérida. El prelado pedía con boca de fraile, amplia y generosamente, para terminar manifes­tando que todo lo esperaba del celo en que se distingue la real piedad por el bien de sus vasallos..."

Yo me figuro al incansable prelado bendiciendo con todo fervor esta su carta y pidiendo para ella toda buena suerte y un feliz desenlace. Después de todo, el paso que había dado y estaba pro­siguiendo sin descanso era de importancia trascendental.

La carta ya no llegó a manos de su protector José de Gálvez cuya muerte, ocurri6 el 17 de junio de aquel año 1787. Fuera debido a este contratiempo o a la demora natural que sobrevenía a los asuntos en Palacio, lo cierto es que la carta no fue remitida por el rey

177.                 Ob. cit., p. 213¿Que tal los términos de esta carta? En verdad que son valientes y de un hombre que miraba a lo lejos, sin interesarle pasar por encima de formularios cancillerescos. Después de todo, no merecía sino plácemes una obra hecha a base de ahorros del prelado y de sus propias rentas episcopales. Nada pidió, como luego veremos, a excepción de la real aprobación y el reconocimiento, el mas extenso posible, a los estudios reali­zados en aquel su Colegio a cuya edificación había dedicado sus mayores esfuerzos, por lo mismo que revertía en beneficio de los vasallos del rey.

93


 

al Consejo de Indias hasta el 22 de agosto del ano siguiente de 1788. El Consejo de Indias paso la carta a la contaduría generalel 29 del mismo mes de agosto y el 5 de setiembre dio su parecer el contador Lorenzo de Usoz. Todo había salido a pedir de boca, y a medida de los deseos de Fray Juan Ramos de Lora. El parecer de la Contaduría General merece ser copiado, al menos, en sus partes principales. Dice asi:

"El contador general, enterado de todo lo expuesto, debe hacer presente a la superioridad del Consejo que la nueva fábrica que ma­nifiesta el Reverendo obispo de Mérida de Maracaibo haber empren­dido a sus expensas y tener muy adelantada en aquella ciudad para Seminario Tridentino, respecto de las incomodidades del con­vento suprimido, es una prueba que califica,, una vez mas, el celo y amor con que propende dicho prelado a! beneficio de la publica instrucci6n de sus feligreses y al bien del estado; y por lo tanto, y, atendidas las razones que expone, haberle obligado (aunque no acompaña justificaci6n como debiera) a tomar la resolución de fabri­car Colegio formal, capaz para todo el numero de estudiantes que puedan ocurrir de la diócesis, con oficinas proporcionadas... . parece al contador general que es digna de la real aprobación la citada nueva fabrica y de que se entiendan también con ella las reales aplicaciones que su majestad se dignó hacer por la nominada real Cedula de 9 de junio de 1787 para el Seminario erigido en el convento suprimido de los religiosos franciscos, encargando a dicho Reverendo obispo de cuenta con justificación luego que se haya concluido el expresado nuevo Seminario" 178.

El Consejo de Indias elevo al rey una Consulta en 9 de enero de 1789. La real Cedula correspondiente fue firmada en Madrid el 20 de marzo de 1789, la cual dice en lo substancial: "Visto lo referido en mi Consejo de las Indias con lo que, en inteligencia de los antecedentes informo la Contaduría General y expuso mi fiscal, y consultándome sobre ello en 9 de enero de este año, no obstante que no habéis acompañado la correspondiente justificación que debíais, atendidas las razones que os obligaron a emprender la nueva fabrica  del indicado Colegio, he resuelto aprobárosla bajo la denominación de San Buenaventura, entendiéndose también con ella las reales aplicaciones que mi señor y padre, que sea en gloria, tuvo a bien hacer posteriormente por su Cédula de 9 de junio del ano pr6ximo pasado, para el Seminario erigido en el referido con­vento; concediendo, asimismo, a sus estudios que, por vía de filia­ción o agregación a la real Universidad de Caracas, que es la mas inmediata y a donde correspondía ese distrito antes de segregarle de su obispado, se admitan los cursos ganados en el para que, en su virtud, puedan recibir los grados correspondientes a sus facul­tades, con arreglo a sus Estatutos... e igualmente daros gracias, como lo ejecuto, por la aplicación y celo con que procuráis perfee‑

178. Ob. cit., p. 214.

94


 

cionar la erección de esa nueva diócesis, rogándoos y encargándoos muy particularmente me deis cuenta con justificación, luego que se haya concluido el expresado nuevo Seminario, por ser así mi voluntad" 179.

Ocupado en tantos cosas y distraída su atención por tantos problemas como le llegaban de todas pules de su obispado en aquellos primeros alias de gobierno no tenia el Ilustrísimo Ramos de Lora tiempo para dedicarse a hacer informes detallados para remitir al rey y su Consejo de Indias 180.

La única e insignificante salvedad manifestada por el rey fue que el prelado no había remitido ni acompañado la correspondiente justificación que hubiera sido del agrado del monarca. Fuera de este pequeño reparo, todo fueron alabanzas y parabienes a su desinteresado actuar.

Lo que ni pudo sospechar el monarca fue que a la hora de firmar aquella su Cedulaba real, aprobando todo lo realizado por su obispo, ya este tenia casi rematada aquella obra del Colegio Seminario de San Buenaventura. Únicamente le hubiera faltado enviarle una condecoración por todo ello.

 

Sin embargo, las cosas no habían corrido con toda la prisa que hubiera deseado el Ilustrísimo Ramos de Lora. Recuérdese que en carta de 21 de abril de 1787 había anunciado que muy pronto se pasarían los estudiantes al nuevo edificio del Colegio. Contrarie­dades grandes debieron sobrevenirle para que esto no pudiera tener efecto, así como lo había anunciado. El mismo prelado hizo alusión a algunas de ellas en carta de 13 de julio de 1790, desta­cando la escasez de operarios y la inconstancia de los pocos que había, a los que fue preciso apremiar por medio de la justicia repetidas veces.181

179.             Ob. cit., p. 216.

180.          Maravilla la ingente labor de papeleo llevada a cabo por el Ilustrísimo Ramos de Lora y de ello hablaron en alguna ocasión los mismos clérigos, afirman­do que "aunque era bien laborioso, según manifiestan sus papeles. .." (Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 129). De la inmensa labor documental es un claro testimonio el sin fin de expedientes existentes en el Archivo de Indias y en el Archivo Arquidiocesano de Mérida. Y esto no es más que una parte de lo que realizó. Esta faceta denota la actividad inmensa del Ilustrísimo Ramos de Lora, aun en medio de las enfermedades que le aque­jaron y casi imposibilitaron y a pesar de la falta que se notaba de escri­bientes y notarios en aquellas latitudes de su obispado. Sobre este punto de la escasez puede dar testimonio la carta del prelado que publique en otra parte. ("Fray Juan Ramos de Lora"(1)), p. XXXII)

Una vez mas aludió en carta, de 19 de diciembre de 1789 a la falta de ministros que "no dan proporción para tan repetidas compulsas". (Ob. cit., p. 252).

181.             Puede verse el resumen de la carta de 13 de julio hecha par Contaduría en Ob. cit., p. 261.

 


 

Por otra parte, la salud del prelado fue siendo cada vez mas deli­cada, hasta el punto que se vio obligado a fijar su residencia en el nuevo edificio, en parte por la dificultad que le suponía el desplazarse una y otra vez a el desde su casa para inspeccionar la marcha de las obras. Porque, es de notar, como lo hace el prelado en la aludida carta de 13 de julio, que en Mérida ni en sus contornos se hallaba “un arquitecto, ni persona de mediana instrucción para esto”182

I n formes y descripción del nuevo edificio del Colegio

Adivinando el obispo los deseos del rey, y aún sin haber recibido la real Cedula en que se le ordenaba dar cuenta con justificación, después de concluida la obra (ya no pudo llegar a sus manos durante la villa) determine pacer un informe y descripción del nuevo edificio, lo que encomendó a Juan Moreno a quien tenia destinado ya Para mayordomo. La descripción que este hizo es tan detallada que aun hoy día será posible a un técnico reconstruir el edificio en sus mínimos detalles.

Aun cuando este documento ha silo publicado ya mas de una vez, quiero dejar también aquí constancia del mismo.

“Situación y descripción de la nueva fabrica del Colegio Seminario Tridentino que, con la denominación de San Buenaventura, con la lizencia correspondiente del rey nuestro señor, que Dios guarde, ha. fabricado y mandado construir a sus expensas en esta ciudad de Mérida de Maracaibo el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Don Fray Juan Ramos de Lora, de la Regular Observancia de nuestro seráfico Padre San Francisco, primer obispo de esta nueva diócesis y fundador de su catedral.

La dicha nueva fabrica del mencionado Seminario de San Buenaventura se halla situada media quadra distante de la plaza mayor de esta ciudad en donde esta la iglesia parroquial que sirve interinamente de catedral, en la calle de travesía que pasa por medio de la ciudad, comenzando desde la barranca que cae al rio Chama acia el sur y termina en el río de Albarregas, acia el norte, en las casas ya dirruidas que eran pertenecientes a una capellanía del Doctor don Antonio Uzcdtegui, presbítero, vecino de la ciudad de Pamplona y de otros dos pedazos de solar contiguos a ellas, el uno perteneciente a doña María Juana Aristizábal y el otro, a José Manuel Dugarte, de este vecindario, cuyo importe respectivo de dichas casas y solares le redimió el tocante a las capellanías y vendido libremente y sin apremio alguno,

182.      Ob. cit., p. 261. Allí consta suficientemente la dirección que el Ilustrísimo Ramos de Lora llvo de la obra del edificio. Dijo en su carta de 15 de julio rrque viéndose bastante quebrantado de salad con crecidas dificultades de pasar cuando lo exigía la necesidad de dirección de la obra pues no so halla en todos aquellos lugares un arquitecto ni persona de mediana instruc­ción para esto — resolvió pasarse a vivir al Seminario, como lo verifico en el mes de mayo de dicho año de 1790... "

Como se verá mas adelante el propio ayuntamiento de Mérida manifiesto: "la escasez que hay de maestros y oficiales inteligentes",


satisfaciendo su Señoría Ilustrísima en dinero efectivo todas las cantidades que resultaron de los avallios, en cuya consecuencia se otorgaron las escrituras publicas por ante el escribano público y de cabildo que entonces era en esta ciudad don Antonio Alexandra Chaves, que quedaron originales en el protocolo del año de mil setecientos ochenta y cinco.

Tiene de longitud esta fabrica, mirando de oriente (con alguna declinación al norte) a poniente (con igual declinación al sur) sesenta y siete varas, y de latitud casi norte sud, cincuenta y una, y de altura, once.

Las paredes son de tapiales de la propia tierra de citación de la ciudad, que es lo que se acostumbra en todas las fabricas de ella y ser a propósito y de la bastante firmeza, de cuya materia son todas las paredes que contiene esta fabrica con todo el grueso y subsistencia correspondiente.

Toda ella esta construida por alto y bajo con los cuatro ángulos del insinuado terreno comprendido con división de cuasi la mitad de su longitud de igual fabrica que hace tener dos patios, el principal, su claro de 24 varas de largo y 22 de ancho, y el segundo, de 10 varas de largo y 23 de ancho,

Dentro de los cuatro ángulos que abrazan el patio principal hay, par alto y bajo, sus espaciosos claustros que tienen de ancho quatro y media varas, sosteniendo en lo bajo de la fabrica veinte pilares de mampostería de proporcionada disposición a los claustros altos en los quales hay otros veinte pilares de madera labrada con sus barandas de lo mismo que en su quadro sostienen el techo de dichos claustros, los quales contienen las piezas siguientes: Entrando por la puerta principal que sale a dicha calle (media quadra contigua a la plaza), hacia la derecha, por lo bajo hay seis quartos de proporcionados tamaños hasta llegar a otra puerta que hace pasadizo para el segundo patio que sirve de ante refectorio. De allí sigue par el ángulo frente de la puerta principal, la pieza destinada para refectorio de 20 varas de largo y cinco y media de ancho la qual aún se halla desnuda de mesas y demás adornos precisos y solo concluida en quanta a su fabrica material, seis ventanas respectivas y dos alacenas.

En el ángulo siguiente hacia el sud queda la sacristía dentro de la cual hay comunicación a otra pieza que sirve de tras sacristías y a la capilla la qual es de veinte y nueve y media varas de largo y diez y media de ancho con puerta mayor hacia la calle principal mencionada, de arco de mampostería y otra puerta también grande para su comunicación al claustro mencionado y su tribuna con su baranda respectiva en lugar proporcionado.

En la parte del ángulo bajo de la puerta principal se halla otra pieza pequeña con comunicación a la capilla y al claustro. Sigue de allí  la escalera principal para subir a los claustros altos de dos y media varas de claro. Y, siguiendo por lo bajo, se halla otra pieza bastante amplia hasta llegar al zaguán de la puerta principal en el que hay comunicación a otro quarto proporcionado para habitación del portero.

En lo alto de estos ángulos principales se hallan 18 quartos con sus tamaños pro­porcionados uno de los quales sirve de librería que queda contiguo a la capilla y una puerta en el ángulo de la capilla que da comunicación a su tribuna.

El segundo patio par lo bajo se halla por sus tres ángulos cercado de corredores de tres varas de ancho  y en ellos trece pilares de madera labrada con sus basas

correspondientes que sostienen los corredores altosen en que hay igual numero de pilares para la sostención del techo respectivo también con sus barandas con co­municación por lo bajo a los claustros principales par el pasadizo que sirve de ante refectorio en el qual hay un quarto capaz. Y contiguo a este queda otra escalera de una y media varas de claro para subir al alto de la fabrica132a..

 

En lo bajo de este segundo patio hay once piezas o quartos, inclusive la cocina y despensa con su pasadizo hacia otro traspatio o corral de treinta y tres varas de largo y tres de ancho y todos sus desagües correspondientes.

 

En el ángulo hacia el norte hay otra puerta a la calle grande con su zaguán proporcionado a propósito Para la introducción de caballerías y cabalgaduras. Por lo alto de dicho segundo patio hay once quartos, exclusive el que sirve de lugar común y pasadizo a el, el qual está con todas las proporciones oportunas, conte­niendo dentro de si ocho asientos con sus respectivas divisiones, comunicándose los claustros altos del Primer patio con los del segundo también altos por sus dos respectivos pasadizos y correspondencias.

 

Toda esta fábrica se halla cubierta de texa con sus alfarderias y varazones correspondientes para su seguridad y  firmeza así mismo con vigas proporcionadas para poderse seguir entablando todas las piezas altos, de suerte que queden de cielo raso como do están ya toda la capilla y tres quartos de los principales y acopiando tablas para su seguimiento. Lo mismo todos los entresuelos se hallan con sus vigas o tirantes que enlazan par el medio toda la fabrica corrida de tablazón cuyo suelo alto y bajo se halla todo enladrillado con la firmeza y aseo correspondiente, restando solo para su total perfección el suelo de la capilla y los tres corredores bajos del segundo patio en cuyo actual exercicio se esta.

 

Todas las mencionadas piezas y quartos altos y bajos os de esta fabrica tienen todas sus ventanas y puertas de madera con las proporciones correspondientes con sus respectivas cerraduras, aldabas y llaves corrientes y con la firmeza y curiosidad que permite la situación de la Ciudad.

 

Asimismo, todas las paredes de esta fabrica por dentro y fuera de ella se hallan en mezcladas do cal Para su resguardo par las aguas y demos contingencias del tiempo, como también para el área correspondiente de las piezas.

 

Entre los quartos altos y bajos hay unos mayores, otros menores, todos con proporciónlos unos de poder mantener en ellos las clases correspondientes de latinidad, filosofía, teología moral o derecho cuando se hubieren de establecer, y los otros para respectiva habitación de Rector, Maestros, Colegiales y Estudiantes.

Las dos calles contiguas a la expresada fabrica se hallan también nuevamente empedradas y expeditas.

 

Todo to qual me consta costa prender dicta fabrica del Seminario Conciliar, {de esta} ciudad, costeada toda ella a expensas de su Señoría Ilustrísima a la qual he asistido como su mayordomo par su superior orden del lo que doy el presente en Mérida a 21 de junio de 1790 años. -- Juan Moreno."183'

182a.   Como resto y hermosa reliquia del edificio del Colegio San Buenaventura guar­da en su casa de Merida una magnifica muestra mi amigo Pedro N. Tablante Garrido. Tratase de un cuadrado de piedra —estupenda pieza de museo-- con un hueco en el centro de una de sus caras. Muy bien pudo ser una de las basas, sostén de los pilares de que se habla en este aparte, o también gozne de alguna de las muchas puertas del edificio.

183.     Todavía se conserva original este expediente en el Archivo Arquidiocesano de Mérida, Sección Seminario, Carpeta 1. También lo transcribo Chalbaud Cardona [55), tomo 1, pp. 104-109.

98


 

El mismo día que el mayordomo firmo la anterior descripción del edificio, la remitió el Ilustrísimo Juan Ramos de Lora al ayunta­miento de la ciudad con carta suya en los siguientes términos:

 

"Paso a vuestra Señoría la nota adjunta para que, en su vista, se sirvan pasar a la fabrica del Seminario Conciliar que se contiene, emplazando para su asistencia a las personas que vuestra Señoría juzgase mas inteligentes de la ciudad, respecto a no haber en ella alarifes, ni otros maestros que profesen estas artes y en compañía de los que vuestra Señoría crea mas peritos se sirvan hacer exacto reconocimiento de toda la fabrica del Seminario para que, en su consecuencia, se me expida a continuación, a coma a vuestra Señoría parezca mas oportuno, certificación en forma par todo el ilustre cuerpo, en que conste si esta perfectamente conforme la nota adjunta con la fabrica allí descrita.

 

Igualmente, ruego y encargo a vuestra Señoría se sirva extender su certificación a hacer constar si para esta fabrica a aparte alguna de ella se me ha contribuido o ayudado por cajas reales, propios de 1a ciudad o algunos particulares vecinos cantidad alguna o por vía de limosna a donación u otro cualquier titulo, o si de otra parte se me ha ayudado gratis con aplicación alguna para el estado en que se halla, sino que antes bien toda la he costeado y satisfecho de mis rentas episcopales, ocurriendo co, ellas a todos mantas costos e inversiones se han emprendido en la mencionada fabrica y sin haber para ello consumido fundo o depósito alguno, ni gravado a persona alguna con postulaciones u otros arbitrios semejantes.

Asimismo, se servirá expresar por calculo prudencial, si podrán haberse legítimamente impendido en lo fabricado hasta aquí en tal Seminario de doce a trece mil pesos, poco mas o menos, que regulo habré gastado de lo que no he llevado cuenta exacta por la falta de proporciones y de que nuestra Señoría con los acompañantes podrán, atendidas las circunstancias, fundamente regular."

Espero que, evacuado este reconocimiento y certificación insinuada, se sirva vuestra Señoría devolverme el expediente original para los efectos que puedan serme útiles. Dios nuestro Señor guarde a vuestra Señoría muchos años. Mérida, 21 de junio de 1790. — Fray Juan Ramos, obispo de Mérida de Maracaibo.

Muy Ilustre Concejo, Justicia y Regimiento."184.

Después de cumplimentados los extremos pedidos por el obispo, contestó el ayuntamiento merideño con la siguiente respuesta de 28 de junio:"Mérida, junio 28 de 1790.

Por recibido en esta nuestra saala de ayuntamiento el precedente oficio del Ilustrísimo y Reverendísimo señor obispo de esta diócesis don Fray Juan Ramos de Lora en que se sirve acompañar una descripción a nota firmada par su mayordomo don Juan Moreno del estado en que, en la actual/dad, se halla la fábrica del

De la amplitud con que el prelado había proyectado su nuevo Colegio Se­minario son buena prueba las palabras del cabildo merideño cuando escribió: "que por lo respectivo a la fabrica del Colegio, tenia todas las piezas nece­sarias para las clases de Teología de Prima y Vísperas, Cánones y demás como igualmente refectorio, ante refectorio, capilla con su sacristía y ,tras sacristía y demás habitaciones donde viven con desahogo el Rector y Vice­rrector y 69 colegiales que había en aquella actualidad y aun quedaba capa­cidad para completar el número de 100..." ("Fray Juan Ramos de Lord" [1], p. 316.

184.     Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 108.

Seminario Conciliar en que está entendiendo su Señoría Ilustrísima. Y par quanta a todos los capitulares nos es constante quanta el referido mayordomo expresa dicha descripción par haber paseado la fabrica y vistola construir desde su prin­cipio, se tiene par excusada la concurrencia que nos pide el indicado Señor Ilustrísimo y así lo certificamos, coma también el ser notorio, en esta ciudad  no se le ha auxiliado para ello por real hacienda, propias ni particulares, por vía de donación, ni de limosna, ni menos hemos entendido que, de otra parte, se haya contri­buido cosa alguna y si, por el contrario, estamos cerciorados de que todos los miles invertidos han sido de las propias rentas episcopales del enunciado señor pareciéndonos aun poca la cantidad de dote a trece mil pesos que anuncia su Señoría, pues juzgábamos pasase de catorce mil, según el valor que tienen los materiales en este país, la escasez que hay de maestros y oficiales inteligentes y la magnitud de la prenotada fábrica.

Devuélvase todo original al antedicho señor Ilustrísimo para los efectos que puedan convenirle, quedando un testimonio autentico en el archivo de este ayuntamiento para la noticia que debe haber en todos tiempos. (firman). Juan Nucete. — Antonio Uzcategui. — Blas Ignacio Davila, — Manuel Uzcategui. — Javier Ruiz Valero. — Juan Antonio Davila." 185.

Contintian las gestiones

Adjuntos a una carta del 13 de julio de 1790 remitió Monseñor Ramos de Lora esta serie de documentos que había elaborado su solicitud en relación con la fabrica material del Colegio Seminario, lamentando no solo la suma escasez de operarios, sino la inconstancia de los que había contratado, lo que había sido causa de no haber podido terminar antes la obra.

El mismo habíase vista obligado a tener que hacer de arquitecto por falta en aquellas tierras de "un arquitecto ni persona de mediana instrucción para esto". Y para mejor poder dedicarse a esta obra de maestro de obras, había considerado preciso pasar en mayo de 1790 a morar en el propio edificio destinado para Colegio. Pasada que fue por el Consejo la carta del obispo, con los docu­mentos adjuntos, y en virtud de acuerdo de 4 de enero de 1791, a la. Contaduría General, manifestó el contador mayor con fecha de 24 de abril de 1794 "que el Reverendo obispo de Maracaibo satisface completamente y con satisfacción a todos los particulares que se le previnieron y encargaron por la nominada real Cédula de 20 de marzo de 1789", opinando al mismo tiempo que solo restaba manifestarle “la real gratitud por el celo y amor con que ha propendido a la conclusión de la fabrica del Seminario Conciliar de que se trata y que se espera la continúe pasta su perfección en el todo, coma asimismo en la construcción de la casa episcopal que refiere”186.

185.             Ob. cit., p. 109.

186.             "Fray Juan Ramos de Lora", [1) , p. 262.


 

Interés del prelado en la terminación de la obra del Seminario

Por todos los medios y en todas las formas vigilaba y promovía Ramos de Lora el movimiento y la marcha del edificio del Colegio Seminario de San Buenaventura. Alude en su carta de 13 de julio de 1790 haberse visto necesitado, incluso, a recurrir a las justicias para obligar a los operarios a trabajar, como estaban obligados, supuesto el contrato que habría entre ellos y el prelado, manifes­tando también "que, viéndose bastante quebrantado de salud con crecidas dificultades de pasar cuando lo exigía la necesidad de dirección de la obra —pues no se halla en todos aquellos lugares un arquitecto ni persona de mediana instrucción para esto— resolvió pasarse a vivir al Seminario, como lo verifico en el mes de mayo de dicho año de 1790 para estar con menos molestias" 187.

Antonio Ignacio Rodríguez Picón aquilata la fecha de este traslado del obispo al nuevo edificio en sus Apuntamientos diarios: "18 de mayo de 1790. Se mudo al edificio nuevo del Colegio Seminario el Ilustrísimo Señor don Fray Juan Ramos de Lora quien lo ha fabricado con dinero de su propio peculio sin ayuda del gobierno, ni de particulares. El edificio es espacioso. Se le ha construido con bastante solidez. Tiene los cimientos anchos. Consta de dos pisos, dos hermosos claustros y amplios jardines. La arquitectura de la fachada es seria y elegante. El marco del porton es de orden románico; y el portón, ancho y macizo, está adornado con grandes tachuelones de cobre" 188.

Traslado de los estudiantes al nuevo edificio

Había manifestado el obispo en su carta de 13 de Julio de 1790 "que dentro del mas breve tiempo pasaran a establecerse los semi­naristas y maestros a esta fabrica, lo uno por hallarse ya en disposición para ello". Sin embargo, las tareas docentes debieron seguir impartiéndose durante algunos meses mas en el viejo caserón del convento franciscano, a pesar de su mal estado "que por instantes amenaza ruina".

Aludiendo a unas conclusiones doctrinales celebradas por aquel tiempo en el Colegio, dejo anotado Rodríguez Picón en sus Apunta­mientos: "24 de junio de 1790. Hubo conclusiones en el Colegio Seminario, siendo catedrático don Francisco Calles" 189.

Por las anteriores palabras se ve como a mediados del ano 1790 seguían con toda regularidad las clases de Filosofía en el Colegio. En la referida carta de 13 de julio de 1790 remitió el obispo a la Corte "copias de las certificaciones que ha mandado expedir a los

187.         Ob. cit., p. 261.

188.         "El apellido Picon en Venezuela" [4].

189.         Ob. cit.

101


 

Maestros de Teología Moral, Filosofía Latinidad de los respectivos estudiantes que cada una de estas clases comprende que por todos, compone el número de 39”190.

Únicamente le faltaba al fundador ver funcionar las clases mayores, como en cualquier otra Universidad y si é1 no había procedido a ello fue por falta de alumnos por el momento. Ya el manifestaba no haber dado "aún providencia de obras clases mayores por haber ahora los de Filosofía solo concluido el primer año y estar próximos a entrar en el segundo", palabras por donde se concluye que las clases de filosofía estaban en su primer año de marcha y en plena funcionamiento.

Donación de la biblioteca al Colegio Seminario

El 5 de agosto de 1790 hizo donación Monseñor Ramos de Lora, mediante documento publico, de su rica biblioteca al Colegio Semi­nario. Todo lo que el había soñado y todo cuanto había reunido seria para su Colegio al que ahora deja sus libros y al que luego donara su mismo cuerpo.

No estaba la ciudad de Mérida muy bien acondicionada en sus librerías a pesar de los extintos conventos de jesuitas y franciscanos y de los libros que pudieran existir en los de dominicos y agustinos y algunos otros en diversos centros de la ciudad.

Según parece deducirse de la afirmación hecha por el cabildo eclesiástico en 1801 no pocos de los volúmenes donados por el Ilustrísimo Ramos de Lora habían sido pedidos a España, constitu­yendo un magnifica fondo librario de autores selectos. En el informe aludido decía el cabildo: "...el Seminario tiene la librería que le dio el Reverendo obispo don Fray Juan Ramos de Lora que constaba de 617 volúmenes con otros que se les han ido agregando sin gravar las rentas; que, aunque no es abundante, era de autores selectos y tenia de todas facultades por haber sido encargada

España con este destino. Que, asimismo, existía en aquella ciudad la copiosa librería que condujo el Reverendo obispo don Fray Manuel Candido Torrijos que tiene 2.940 obras y las de los con­ventos de Santo Domingo, San Agustín y del suprimido de San Francisco...

190.             "Fray Juan Ramos de Lora (1), p. 261.

191.             Ob. cit., p. 315. Trae el dato de la entrega de la biblioteca mediante docu­mento público. Chalbaud Cardona [55), tomo 1, p. 87. En el texto he querido aclarar la palabra volúmenes por la otra "obras", porque, en realidad, este número correspondía al número de obras distintas, cada una de las cuales contenía uno o varios volúmenes.

Después de la muerte del Ilustrísimo Ramos de Lora, procedió el teniente de gobernador de Mérida, Juan Nucete, a realizar el espolio de todo lo dejado por el obispo. Ildefonso Leal ha transcrito el documento correspondiente al avaluo de la biblioteca dejada al Seminario de acuerdo con el cual es dable.


Del buen uso que hicieron de todo aquel conjunto de obras los estudiosos, es clara muestra el florecimiento cultural que surgió potente en torno al Colegio San Buenaventura de Mérida durante los años del siglo XVIII y principios del XIX, con una teoría de nombres sobresalientes que bastarían, por si solos, a enaltecer un centro. Héctor García Chuecos ha tenido la paciencia de elaborar una nutrida lista con algunos de los nombres mas destacados que
-------------------------------------------------------------------------------------------------------------

inferir el numero aproximado de 600 obras distintas. (Idefonso Lea!: "Documentos  para la historia de la educación venezolana, pp. 313-329). Este mismo escritor escribe: "Una magnifica biblioteca poseyó el Seminario de San. Buenaventura, pues en el inventario de 1791 figuran 488 libros empas­tados y mas de 3.146 en Pergamino, lo que hace un total de 3.634 obras". (Ob. cit., p. XX) . En otra parte yo mismo dejo afirmado: El documento de avalúo de las existencias en la biblioteca, al momento de morir el obispo Ramos de Lora, permite conocer el numero de libros con que contaba el Seminario de San Buenaventura, con un valor aproximado superior a los 7.000 pesos lo que, para aquel momento, era una Buena inversión". ("Fray Juan Ramos de Lora" (1], p. 365) .

Un estudio mas detallado sobre este punto lo ha realizado Ildefonso Leal en su trabajo Inventario y avalúo de la biblioteca del Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida. Año 1791, publicado en. "Revista de historia". Caracas, Números 26-27 correspondientes a junio de 1966, pp. 63-87.

 

Conocía muy bien el Ilustrísimo Ramos de Lora que en una ciudad como Mérida, tan alejada de las rutas del comercio y de los centros culturales como Caracas y Santa Fe, únicamente podrían ser solucionados los problemas con una gran dosis de coraje y decisión, virtudes que, en el orden cultural, deberían ser traducidas en obras como la creación de buenos centros de formación dotados con excelentes bibliotecas como ayudas y auxiliares necesarios de profesores y estudiantes.

Al hablar de la biblioteca del Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida es preciso aquilatar y rectificar la afirmación de algunos escritores que escribieron que cuando el obispo Torrijos 1legó a Mérida con todo el atuendo de un príncipe de Renacimiento llevó consigo una biblioteca de 30.000 volúmenes. Nunca podría pacer esta afirmación es que bien pensara este punto, pues 30.000 volúmenes son muchos volúmenes para una biblioteca, máxime en aquellos tiempos y en lugar como Mérida. La verdad sobre este particular la ofrecen las palabras del cabildo de la catedral merideña cuando en 1801 afirmó "que, asimismo, existía en aquella ciudad la copiosa librería que condujo el Reverendo obispo don Fray Manuel Candido Torrijos que tiene 2.940 obras. .

Lo que ocurrió fue que algún escritor, redondeando la cifra, escribió 3.000, can­tidad elevada posteriormente por algún otro a 30.000. Un cero a la izquierda de una cifra vale poco, pero su valor cambia considerablemente si se le pone a la derecha de la misma cifra. Y esto es lo que pasó en este caso. En ningún momento la librería de Torrijos superó los 3.000 volúmenes, aproximada­mente lo que tenia la biblioteca del Colegio San Buenaventura cuando To­rrijos llego a la ciudad andina.

 

Suponiendo sin exageraciones, puede escribirse que el total de libros existentes en las distintas librerías de la ciudad de Mérida seria en aquellos años finales del siglo XVIII entre los cinco y los seis mil volúmenes que constituían, realmente, un buen fondo librario, sobre todo teniendo en cuenta la excelente calidad de las obras que había logrado donar a su Colegio Semi­nario el fundador Ramos de Lora.


 

103

salieron del Colegio y luego Universidad de Mérida a lo largo del primer siglo de su historia. Es lo mismo que en otros autores podrá leerse con mayor detenimiento192.

Desde los primeros momentos de sus labores fue el Seminario de San Buenaventura el Centro donde sus profesores sembraron en la mente de la juventud los principios humanísticos del saber y dieron a conocer el pensamiento de los mejores filósofos, ampliando, con el correr de los años, sus enseñanzas al campo del Derecho, de la Física y de la Química con todo el cortejo de ciencias humanas 193 Se me antoja que en muchos puntos ganó la vez a su hermana mayor la Universidad de Caracas. Los estudios en la Universidad de Mérida nacieron con empuje de brotes nuevos, fecundados y calentados por todo el inmenso amor seráfico de su fundador el Ilustrísimo Ramos de Lora.

Inauguración del Colegio

No es que estuvieran aún completamente terminadas las obras de acomodo del edificio, peso el anciano y achacoso prelado sentía que las fuerzas físicas se le iban y que el alma buscaba separársele del cuerpo. Antes de morir anhelaba contemplar a sus queridos semina­ristas posesionados del nuevo edificio y así ver cumplidos sus mejores sueños de prelado. Además, existía el temor, no carente de fundamento, de que los funcionarios reales procedieran a hacerse dueños del edificio como de algo perteneciente a los espolios episcopales. Deseaba también el Ilustrísimo Ramos de Lora que sus restos mortales descansasen allí en la capilla del Colegio para impedir, aun con mas fuerza, que el real fisco se apoderara de aquel lugar y de aquella obra que, con tantos sacrificios personales y con tanto desvelo y cariño, había edificado.

Sabre la fecha exacta del traslado de los estudiantes al nuevo local existe una pequeña diferencia entre los autores. Afirmo Ricardo Labastida en su Memoria que la inauguración tuvo lugar el 1º de noviembre de 1790, fecha con la que se han puesto de acuerdo Monseñor Antonio Ramón Silva y otros biógrafos posteriores del prelado.

Por su parte, escribió Antonio Ignacio Rodríguez Picon en sus Apuntamientos que la inauguración ocurrió el día 2 de noviembre.

192.             García Chuecos [75), pp. 153 ss.

193.          Como data curioso no mas de posibles hombres que pudieron haber estu­diado en Mérida, destaco el de aquel merideño citado por Humboldt como mayordomo do la hacienda de Bárbula, constructor de dos grandes maquinas de su propia invención para separar el algodón de su semilla, invento que causó profunda extrañeza en el escritor. (Alejandro de Humboldt: "Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continence". Buenos Aires 1956, tomo 3, p. 131).

104


 

Estas son las palabras de Labastida:

"En la mañana del dia 1 de noviembre de 1790, sintiendo el Señor Lora, por la declinación de sus fuerzas, que se acercaba al termino de su carrera, hizo llamar, a su secretario el señor Doctor don Mateo Más y Rubi y le ordeno que procediese inmediatamente a la bendición de la capilla del Colegio Seminario, torque quiero (le añadió) que mi cuerpo quede sepultado all”. Cuando el señor Masis y Rubi regresó a darle cuenta de estar cumplida su voluntad, le dijo: “0ye bien lo que voy a decirte: Haz que para esta tarde estén preparados los cinco niños que deben entrar de colegiales de San Buenaventura para investirles la beca, pues no quiero dar lugar a que ese edificio sea considerado y confiscado como espolios"*. Y, en efecto, aquella misma tarde invistió la beca en su aposento a los jóvenes Domingo Antonio Pacheco que murió de cura en la parroquia de El Llano de Mérida en 1847, a un niño de apellido Frías, de Guanare, que después tome el habito de Santo Domingo y a su querido Buenaventura Arias que, cuarenta años después, le había de suceder en aquella silla. Respecto a los dos restantes no he podido encontrar la nota en que tenia registrados sus nombres"194".

La concurrencia de todas las autoridades, del clero secular y regular, de todo el pueblo merideño; la solemne consagración del edificio a la causa de los estudios; la investidura de la beca acabada de dar a cinco niños por manos del mismo fundador que ya tenia puesto un pie en el borde del sepulcro, imponía al acto cierto aire de recogimiento y santidad que conmovió a todos los concurrentes. So­lamente el señor Lora, firme con el testimonio de una conciencia pura, satisfecho de su obra, viendo cumplidos sus deseos y premiadas sus fatigas, se conservaba impa­sible en media de aquel gozo, de aquel duelo y de aquella conmoción general. Y subió de punto cuando, después de haber declarado instituido el Seminario de San Buenaventura de Mérida, dio la bendición a sus nuevos alumna y, levantando los ojos al cielo, reveló todo su pensamiento, repitiendo en alta voz la inspirada palabra de Simeón: “Nuns dimittis servum tuum, Do-mine, secundum verbum tuum in pace.”195.

194.          La historia conserva los nombres de todos estos cinco primeros becarios del Real Colegio Seminario de San Buenaventura de Mérida. Fueron Buenaventura Arias, Domingo Antonio Pacheco, Emigdio Briceño, Ignacio Frías y José Hipólito Monsant, casi todos de relieve en la historia posterior. A quien de un modo singular estimaba Ramos de Lora era a Buenaventura Arias, tal vez por recordarle a su dulce doctor San Buenaventura, luz de la Orden Fran­ciscana y maestro seráfico en cuyo honor había bautizado aquel su Seminario. Por Buenaventura Arias sentía el prelado cariño desde los días en que, como simple vendedor de leña, acudía a la ciudad de Mérida a ganarse unos centavitos para sostener a su familia.

Rodríguez Picón escribió en sus Apuntamientos con relación al día 18 de mayo de 1790: "Buenaventura Arias se llama un muchacho de Tabay, cam­pesino, hijo de humildes labradores. Enviado por su padre, venia a vender leña al Seminario y el señor Lora le tomó a su cuidado para darle educación. Rasgos como este son frecuentes en el obispo". (El apellido Picón en Vene­zuela, [4].

Otra muestra de estos frecuentes rasgos a que alude el escritor es el caso de Tadeo Montilla, expósito, enviado al Ilustrísimo obispo por el clérigo don Nicolás José Montilla y admitido a/ Colegio Seminario. (Chalbaud Cardo­na [55), roma 1, pp. 240-259).

195.             Confundido en este momento, debo confesar que no puedo aquilatar la fuen­te exacta de esta cita de Labastida. Originalmente trabaje este articulo en

105

Frente a este relato pormenorizado y un tanto poético de Labastida tenemos las palabras escuetas y precisas de Antonio Ignacio Rodríguez Picón: "2 de noviembre de 1790: Los seminaristas se han mudado al edificio nuevo del Colegio, hermoso edificio fabricado a expensas del señor Lora.

Al mediodía, en acto solemne, se pusieron las becas y los mantos, blancas las primeras, bordadas en campo azul con el escudo del señor Lora, fundador del Seminario.

Este mismo escudo se ha grabado en alto relieve y en mampostería sobre el marco del portón del edificio. También en gruesas planchas de cobre que adornan las hojas del mismo portón” 196.

Ambos autores están acordes en afirmar la asistencia de las autori­dades y de una gran cantidad de gente al acto de la inauguración lo que, ya de por si, casi obliga a admitir que la celebración tuvo lugar en los amplios salones del nuevo edificio del Colegio Seminario.

Aun cuando Labastida afirma que la investidura la realice el obispo en su aposento, debe entenderse aposento en el sentido de que el ilustre prelado residía en aquellos momentos en el nuevo edificio a donde se habla trasladado en el mes de mayo anterior.

Escribió Labastida que el acto tuvo lugar por la tarde, al paso que Rodríguez Picón afirmo quo fue al mediodía. En este casi insignificante detalle me inclino a favor de este último, por lo mismo que su obra escrita día a día convence de una mayor exactitud en los pormenores. Por su parte, da la impresión Labas­tida de que escribía algún tiempo después de ocurridos aquellos sucesos y que lo hacia con cierta imprecisión como efecto del tiempo transcurrido, como parece demostrarlo el hecho de no recordar los nombres de dos estudiantes becados aquel día de la inauguración del Colegio Seminario.

Por su parte, Rodríguez Picón ha dejado hartas constancias do la exactitud en todos sus apuntamientos. Mi convicción es que la fecha de imposición de becas fue el día 2 de noviembre de 1790. Podría admitirse que el traslado de los colegiales al nuevo edificio se haya operado el día 1 y la imposición de becas, el día 2. Esto mas a que pueden dar lugar los datos.

Labastida escribe quo la inauguración del Colegio Seminario tuvo su ceremonia y fecha aparte. "El 8 siguiente, el presbítero bachiller Mateo José Mas y Rubi, secretario del obispo, y con poder de este, hizo la canónica erección del Seminario e instalo sus clases"197'.

Venezuela donde hice esta y otras citas. En mi viaje a España donde ahora doy cima a este trabajo me encuentro que mis apuntes han sufrido algún traspa­peleo y esta cita ha sido objeto y victima de ello.

196.             E1 apellido Picón en Venezuela" (4).

197.             Debo repetir Io apuntado en la nota 195.

106


 

Ya con ello estaba todo en marcha. Ahora si que el eminente pre­lado Fray Juan Ramos de Lora podía morir tranquilo y, antes de morir, exclamar: "Ahora, Señor puedes dejar a su siervo en paz".

Y en la paz del Señor se murió a las pocas horas de aquel postrer acto de afirmación de su gran voluntad y empeño. Hasta pudiera haber sido la plenitud del gozo la que termino con los ya débiles restos de vida que quedaban en aquel cuerpo, otrora vigoroso y ahora rendido por el trabajo.

Enfermedad del Ilustrísimo Ramos de Lora

La principal enfermedad del primer obispo de Mérida fueron los años y los muchos y arduos trabajos que, durante su vida, había soportado en medio de unas condiciones siempre muy poco favo­rables Los 16 años transcurridos en la Misiones de Sierra Gorda con un clima insano y los cuatro transcurridos en las Misiones de la Baja California con un clima mas insano aún habían ido minando su fortaleza física de su cuerpo. Salió enfermo de Nueva España y sus enfermedades, en vez de disminuir, fueron acrecentándose hasta el extremo que dejan traslucir sus palabras al rey en carta de 19 de diciembre de 1789, un año antes de su muerte"198. Tenia 68 años de edad y algunos meses cuando la muerte le sorprendió soñando aun mayores aumentos para su Colegio Seminario de Mérida.

Existe un documento parcialmente transcrito y publicado por Chal­baud Cardona en el que hicieron constar el deán y cabildo de la iglesia catedral el 14 de junio de 1804 "que el primer prelado de esta diócesis don Fray Juan Ramos de Lora, aunque vivió poco mas de cinco años en esta ciudad, no le permitieron sus achaques y grosura de cuerpo salir de esta ciudad. Y, aunque era bien la­borioso, según manifiestan sus papeles, apenas pudo visitar la ciudad de Maracaibo al paso, esta y la parroquia de Ejido donde fue con muchos trabajos, sin embargo de lo bueno y corto del camino. Su principal achaque de que falleció fue la hidropesía. Y tenia también unas llagas en las piernas que le imposibilitaban montar a caballo"199.

198.             "Fray Juan Ramos de Lora" (1), p. 239.

199.             Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 129. Que las enfermedades no le permi­tieron salir de la ciudad de Mérida, el mismo prelado lo confirma en su carta de 19 de diciembre de 1789 al manifestar los deseos que había tenido de abandonar la ciudad y todos los pueblos de la jurisdicción del gober­nador Primo de Rivera para verse libre de los muchos vejámenes de que era continuamente objeto, y aducir como razón que se lo había imposibilitado "la aspereza de los caminos y sobrevinientes  indisposiciones de salud" (Ob. cit., p. 252).

Respectó a las razones que le imposibilitaron realizar la visitas canónica a que había dado comienzo en Maracaibo al poco tiempo de su llegada a la ciudad, explica en la misma carta que no fue tanto la enfermedad cuanto

107


 

Muerte del Ilustrísimo Ramos de Lora

La muerte, con sentido de hermana, temerosa de causar algún sobresalto, fuese acercando paulatinamente hasta el lecho del ilustre enfermo. Fue el suyo un morirse con plena lucidez de lo que en su derredor estaba ocurriendo. De las preocupaciones que de este mundo pudieran retenerle un poco, era su Colegio Seminario la única que seguía acuciando su mente en los últimos momentos. Horas antes de su fin cuéntase que llamó al mayordomo Juan Moreno al que pregunto: "¿Esta pagado el pan de hoy? --Si, Ilustrísima, accedió el mayordomo; todo esta pagado. —¿Cuanto queda de fondo?, insistió el prelado. —Seis reales, contesto el mayordomo. La marcha de los haberes del Seminario no era muy satisfactoria, en verdad, Esto hizo exclamar, ya con voz trémula, triste y apagada, al prelado: "Se acabo el obispo. Se acabó la mitra. Se acabaron las  rentas. Se acabó  todo". Y concluye Roberto Picón Lares: "En verdad, así era. Todo se había acabado. Todo lo que es perecedero y transitorio. Quedaba lo ideal, Quedaba lo eterno. Quedaba San Buenaventura inscrito con letras de oro en la historia de laz civilización venezolana"200

Pero Fray Juan Ramos de Lora moría contento y tranquilo. Iniciá­base el despertar de la ciudad de Mérida aquella mañana del 9 de noviembre de 1790 cuando el vigilante prelado, como buen hijo de Francisco de Asís, abrazaba a su hermana la muerte que llegaba a visitarle. Eran las seis y tres cuartos de aquel amanecer triste para la ciudad de Mérida que nunca se había resignado a un desenlace tan doloroso, aun cuando era sabedora de las enferme­dades y del lento morir que venia soportando su obispo protector al que había llegado a querer de veras. Así testimonia todos estos detalles Rodríguez Picón en sus Apuntamientos: "9 de noviembre de 1790. A las seis y tres cuartos de la mañana murió el obispo Lora, primero de la diócesis de Mérida. La ciudad entera lamenta la muerte del virtuoso y sabio prelado" 201 Así fue de escueta,

 

 

 

 

las incalificables oposiciones que le habían hechos los gobernadores de Maracaibo tal punto increíble habían llegado estas que el prelado manifiesta que ni a salir de su casa se atrevía para ir a la iglesia catedral.   (Ob.     cit.,p. 251). Ya en otra carta anterior de 14 de agosto de1789 había manifestado al rey que consideraba imposible poder realizar la visita por la falta de todo apoyo que le negaban !as autoridades.(Ob. cit.,p.245).

200.             Pala bras tomadas de El Vigilante (132).

201.          "El apellido Picón en Venezuela [4}. Los hijos de Mérida estarían muy conscientes de los grandes beneficios de que eran deudores al prelado que no había dejado ni un momento de trabajar en pro del progreso y bienestar de la ciudad. Un hijo ilustre de la Universidad de Mérida, Pedro Rincón Gutiérrez, alga expreso a este respecto cuando escribió: “¿Quien fue, pues, para Mérida el Ilustrísimo Señor Fray Juan Ramos de Lora? — El fundador de la Universidad. — ¿Que ha sido la Universidad para Mérida? - Su más alto blasón. — Al contemplar restrospectivamente el panorama espiritual de de esta ciudad de los Caballeros, las laces que la iluminan emergen do la

108


 

lacónica y lapidaria su frase digna de figurar en el monumento del claro obispo. El prócer merideño no quiso hacer mas alarde de palabras al anunciar la muerte de su amigo.

La hora exacta de la muerte esta también testimoniada por el clérigo rector de la iglesia catedral, Luis Dionisio de Villamizar, en el acta de defunción y entierro del prelado que luego veremos. Los clérigos mas allegados al prelado —no podría faltar su insepara­ble secretario Más y Rubí, fiel servidor desde los días del arribo de Ramos de Lora a Maracaibo— atendieronle con todo esmero en las postreras horas, celando con cuidado el estado del ilustre enfermo a todos los vecinos e incluso a las autoridades no se sabe bien por que razones. Con fecha 24 de diciembre comunicó el te­niente justicia de Mérida los resultados de sus gestiones a la real Audiencia de Caracas lamentando la ocultación que los clérigos le habían hecho del estado y de los postreros momentos de Monseñor Ramos de Lora. "Don Juan Nucete, teniente justicia mayor de esta ciudad de Mérida, con el mas profundo y debido respeto, de parte a vuestra alteza de haber fallecido en esta ciudad vuestro venerable obispo don Fray Juan Ramos de Lora, de esta dieciséis, a las seis y tres cuartos de la mañana del día 9 del mes que acaba, sin que, hasta el instante de su óbito, pudiese yo ocupar con las guardias la casa episcopal para precaver las ocultaciones y substracciones, a causa de que el amor de su provisor, secretario y familiares ocultaban el deplorable estado con que caminaba a su ocaso, dicien­do siempre que estaba mejor y más alentado, a que contribuyó el habérsele administrado de secreto los santos sacramentos de la eucaristía y extrema unción"

Este celo con que los clérigos ocultaron el estado de gravedad del Ilustrísimo Ramos de Lora demuestra los temores que tenían de una prematura intromisión de las autoridades civiles, la que hubiera sido efectiva, como lo demuestran con claridad y evidencia las palabras del teniente justicia mayor que, acusaba a los clérigos de haberle impedido con su conducta ocupar con guardias la casa episcopal al objeto de evitar unas supuestas y soñadas sustrac­ciones y ocultaciones. Todas estas sospechas nacían en el teniente justicia mayor de su inconcebible opinión de que el prelado tenia mucho dinero, como claramente lo manifiesta en sus palabras: "No

Universidad desde el primitivo Seminario hasta el ayer cercano y del ayer cercano hasta el momento actual... ¿A quien se debe este movimiento, esta inquietud adolescente que ha hecho de Mérida la ciudad del interior donde con mas vigor se esta plasmando el porvenir de Venezuela en medio de un desbordamiento inusitado? — A la Universidad de los Andes. A la obra in­marcesible de Fray Juan Ramos de Lora... La Universidad ya no vive de Mérida, sino, par el contrario, Mérida vive por la Universidad. Y es Ramos de Lora quien, con su obra, la sostiene". (Texto tornado de El Vigilante. Mérida, 24 de agosto de 1972 y publicado en mi obra "Fray Juan Ramos de Lord' [11, pp. XVII-XVIII).

202. "Fray Juan Ramos de Lord” (11, p. 363.

109


 

se ha encontrado dinero alguno a vuestro obispo difunto, aunque se creía tener bastante; y, a su debido tiempo, se hará la posible indagación en este particular".

No parecía estar satisfecho el teniente justicia con no haber hallado el dinero que sospechaba en poder del prelado y prometía poste­riores indagaciones sobre el particular. Y me pregunto ¿como podría ser posible que el prelado pudiera tener aquel supuesto dinero cuando tantas cantidades había invertido en todo género de obras en beneficio del Colegio Seminario y en beneficio de muchos sa­cerdotes a los que había pagado todos los gastos de su manteni­miento en el Colegio y los de sus viajes a sus respectivos curatos, sin olvidarse de ayudarlos aun después de hallarse establecidos en ellos ... ? De todos estos extremos muy bien pudiera estar informado el teniente justicia mayor, por lo que resulta mucho más increíble aquella infantil credulidad en unos tesoros que únicamente en su animo pudieran tener cabida.

Los posibles temores de los clérigos vinieron a tener plena confirmación en la rigurosa conducta del ministro real que se quejaba de las competencias que aquellos presentaban a su. actuación, "Estoy atendiendo en los inventarios de espolos en los que me han sus­citado algunas competencias, obstáculos y dilatorias vuestro cura, previsor que fue, como juez eclesiástico, el secretario que tuvo vuestro obispo y el presbítero don Francisco Antonio Martos, Maestro de latinidad con nombre de Vicerrector, tan infundados y des­medidos como lo vera la soberanía de vuestra alteza cuando lleguen los autos a vuestras reales manos" 203

La conducta del teniente justicia mayor venia a dar toda la razón a los temores que hubieran podido abrigar aquellos clérigos, escar­mentados ya por la secuencia de anteriores acontecimientos, Por si fuera necesario citar un hecho para demostrar la falta de escrúpulos que manifestó el real ministro y su excesivo rigor al momento de realizar los espolios del difunto prelado, valga lo ocurrido con las vestiduras sagradas que este tenia destinadas para curatos pobres y carentes de lo mas elemental. En carta de 21 de .junio de 1790 había aludido el prelado a estas vestiduras y ornamentos al decir: "Las iglesias están en la misma o peor miseria, carentes, no soloo de ornamentos convenientes, sino aun de los más nece‑

203.     0b. cit., p. 363. Para convencernos, una vez mas, de como en nada había tenido la culpa el Ilustrísimo Ramos de Lora en las infinitas incidencias que le habían suscitado aquellos puntillosos ministros reales durante los años de su corto pontificado, véase como ya inmediatamente después de su muerte comienzan a meterse con los clérigos responsables de la marcha del obispado. Si antes habían pretendido observar la cocción de los rábanos en la olla del prelado, lamentábase ahora de no haber podido mediatizar su muerte y amenazaban con inspeccionar hasta su ataúd por si llevaba ocultos allí los supuestos tesoros de que le suponía poseedor el teniente justicia mayor.

 

110


 

sarios; y tanta que no he cesado de ir ocurriendo desde mi llegada a este obispado con lo que me ha sido posible a tales iglesias. Y, para este efecto, actualmente tengo doce ornamentos hechos a mi costa sólo con el fin de darlos a los lugares donde mayor es la necesidad, poniendo a vuestra majestad par prueba que en el curato que comprende los dos pueblos de indios de Guaraque y Pregonero (casi un día de Camino distante uno de otro) solo había una casulla, una ara y un cáliz, aún sin lo interior de la copa dorado (y así lo demás) para administrarse con solo esto ambos pueblos" 204.

La muerte sobrevino al prelado sin haber hecho el reparto de estos doce ornamentos a que hizo alusión en su carta al rey. El teniente justicia mayor los hizo objeto de espolio como cosas vendibles. Y, aun cuando a vista de la oposición de los clérigos que hicieron argumento con estas palabras del prelado en su carta, el teniente justicia se avino a formalizar el correspondiente expediente, denegó finalmente esto que con tanta razón se le había pedido por tratarse de algo que había tenido un destino ya fijado en la voluntad del difunto prelado”205.

No interesa seguir las incidencias ocurridas con motivo de los espolios realizados por las autoridades civiles sobre los bienes del difunto obispo. Al hablar de la biblioteca donada por el al Cole­gio Seminario y de las existencias librarías en la misma, al momento de su muerte, ya dejo escrito algo, repitiendo únicamente los datos relativos al espolio, aducidos ya en la obra donde he recopilado al­gunas cartas y documentos relativos a la vida y actuación del ilustre prelado al frente de la diócesis merideña206. Per lo demás, es este un punto que considero póstumo y un tanto alejado ya de la vida del Ilustrísimo Ramos de Lora.

Entierro en la capilla del Colegio

Al conocerse la muerte del Ilustrísimo Ramos de Lora la ciudad entera sintió estremecimiento de dolor. Rodríguez Picón tomó ese día la pluma para llorar la muerte del que debió ser su amigo y escribió: "La ciudad entera lamenta la muerte del virtuoso y sabio obispo". Con estas palabras reiteraba aquellas otras escritas en otra ocasión: "Varón de virtudes notables, bondadoso y progresista es el señor obispo Lora”207. En fin, la muerte había privado a Mé-

 

204.             Ob. cit., p. 257.

205.          El correspondiente documento a este expediente aludido hallase en 7 folios en el Archive Arquidiocesano de Mérida, Sección Seminario, Legajo 2. La fecha en que el teniente justicia mayor denegó esta petición a los clérigos fue la de 16 de junio de 1791. De este punto ya dije algo en mi obra "Fray Juan Ramos de Lora"    (p. 360.)

206.             "Fray Juan Ramos de Lord' [1].

207.             "El apellido Picón en Venezuela' [4].

111

 

 

 

 

 

rida del mejor de sus protectores y del hombre que había puesto las bases de su futura grandeza espiritual e intelectual.

La ciudad entera desfilo en aquellas horas por el edificio del Colegio donde estaba expuesto en su capilla ardiente el cuerpo difunto del querido prelado. Aquella plaza mayor, la de los grandes acontecimientos cívicos, la misma donde la multitud se había apiñado jubilosa aquel 26 de febrero de 1785 para ver llegar a su obispo, animábase nuevamente en esta mañana del 10 de noviembre de 1790 con una multitud que circulaba silenciosa y meditabunda. Los caballeros —siempre Mérida fue y seguirá siendo la ciudad de los caballeros— vestidos aquella primera vez con todo el atuendo de sus vestimentas festivas, acudían ahora con el dolor en sus rostros y el luto en sus vestidos. También las damas atravesaban pisando las Lajas de la plaza mayor tocadas sus cabezas con negras mantillas españolas.

Todos fueron reuniéndose allí junto al edificio del Colegio en el que penetraron cuantos pudieron. En la capilla del mismo Colegio, convertida esta vez en capilla ardiente, fueron entrando las autoridades eclesiásticas y civiles, la clerecía y los numerosos miembros del clero regular. Al frente del cabildo secular y en lugar preferente asistía el teniente de gobernador. Los maceros del ayuntamiento rodeaban al fúnebre catafalco sobre el que descansaban los restos sagrados del ilustre prelado revestido esta vez con todo el atuendo do sus vestes episcopales, porque así lo habían querido sus sacer­dotes que tanto le amaban. Como cortejo de honor estaban allí, rodeando el cadáver, los alumnos del Colegio. Y entre ellos y como nota tierna y significativa, destacaban  estudiantes becados, investidos pocos días hacia por el mismo prelado con sus becas blancas sobre las que, en estos momentos, campaban los negros apliques de crespón en señal de duelo.

El mas profundo de los silencios reinaba cuando la clerecía dio inicio con entonación solemne al canto de la salmodia del Oficio de Difuntos, de acuerdo con las ritualidades prescritas por el Cere­monial de Obispos. Seguío la Misa de funeral por el eterno descanso del santo, sabio y amado obispo. Era la primera misa que se cele­braba en la nueva capilla, segue lo lace destacar Rodríguez Picón. Sonó el útltimo Requiescat in pace pronunciado, tal vez con voz tem­blorosa, por el Vicario General de la diócesis y cura rector de la iglesia catedral, Luis Dionisio de Villamizar. Había 1legado la hora de la inhumación de aquellos sagrados restos en el lugar escogido por el mismo prelado, uno de cuyos últimos ruegos fue que se le enterrara en la capilla de su Colegio. Y sus deseos y ruegos fueron cumplimentados sin ninguna oposición y sin ninguna clase de mo­numentos funerarios que e1 no había pedido. Fue enterrado humil­demente, como había vivido, allí en medio del presbiterio de la capilla junto al altar mayor porque así había sido la voluntad. del propio obispo. La donación de su cuerpo fue la postrera que

112


 

el Ilustrísimo Fray Juan Ramos de Lora hizo a su Colegio Semi­nario. Y los restos de su cuerpo siguen todavía allí en lugar hay no identificado esperando el día de la resurrección final.

De regreso a su casa y sin querer extenderse en palabras escribió en su diario Rodríguez Picón este apuntamiento lacónico, como todos los suyos: "10 de noviembre de 1790. Entierro con gran pompa del señor Lora. Con tal motivo se han celebrado las primeras misas en la capilla del edificio nuevo del Colegio Seminario. El cadáver fue depositado en el prebisterio de la misma capilla"208..

Por su parte, también el cura enterrador y encargado de la anotación oficial en los libros parroquiales escribió: "En la ciudad de Mérida a 10 de noviembre de 1790 yo el doctor Luis Dionisio de Villamizar, cura rector de esta santa iglesia catedral y ex-Provisor, Vicario General de esta diócesis, di sepultura al cuerpo difunto del Ilustrísimo señor don Fray Juan Ramos de Lora, del Consejo de su majestad, dignísimo obispo de este obispado de Mérida de Maracaibo, que murió el día de ayer a las seis y tres cuartos de la mañana, recibidos los cantos sacramentos con todas las demas prevenciones cristianas. Y, conforme a la disposición de su Señoría Ilustrísima, fue sepultado su sagrado cuerpo en medio del prebis­terio de la iglesia del Colegio Seminario Conciliar que fundó, con Misa, Vigilia y demás ritualidades que prescribe el Ceremonial de Obispos, asistiendo a todo el clero secular y regular, el cabildo secular, con un crecido numero de feligreses. De que doy fe. Doctor don Luis Dionisio de Villamizar" 209.

Estado del Colegio Seminario a la muerte de su fundador

Conocía perfectamente el Ilustrísimo Ramos de Lora el mal estado de su diócesis en lo que a elementos preparados se refería 210. 'pal

208.               "El apellido Picón en Venezuela" [4].

209.             Publicaron este documento Rambo Antonio Silva, Documentos para historia de la diócesis de Mérida, t. 1, p. 235; Chalbaud Cardona, (55), t. I, p. 111; 0. Gómez Parente, Fray Juan Ramos de Lora, (1). Con todos los datos de la descripción detallada del Colegio que hizo Juan Moreno y con este de haber sido sepultado el sagrado cuerpo del Ilustrísimo Ramos de Lora "en medio del presbiterio de 14 iglesia del Colegio" existirían los suficientes detalles para localizar, con suficiente exactitud, el lugar donde reposan los restos. Esto lo apunto por si algún día se pensara en la posibi­lidad de rescatarlos para colocarlos en algún sitio apropiado que muy bien pudiera ser la nueva catedral donde reposan los restos mortales de sus suce­sores en la sede emeritense.

210.             Entre las varias ocasiones en que aludió a la escasez de elementos que pu­dieran secundarle y ayudarle en su obra de dar impulso a la fundación y puesta en marcha del obispado, cabe aludir a sus palabras en carta de 14 de agosto de 1789: "Ni en esto solamente consiste el único motivo por qui no se ha efectuado la visita del obispado, sino también por la suma carencia que se experimenta de ministros aptos y de las calidades de derecho en quien poder comisionarla, siendo de advertir que en soda la diócesis no hay un eclesiástico graduado en derecho, expedito para tan recomendable ocupación". (Ob. cit., p. 245). Algo parecido había escrito en otra carta de 5 de agosto de 1786 publicada en mi obra aludida. (Oh. cit., p. XXXII).

 

113


 

vez haya sido esta la principal razón de haberse reservado para si el oficio de Rector del Colegio Seminario para, de este modo. poder mejor vigilar e impulsar la marcha del mismo. Sucediole a su muerte como Rector el doctor Luis Dionisio de Villamizar, nombrado también vicario capitular (encargado de la diócesis) por el gobernador del obispado de Santa Fe en sede vacante. A este sustituyo desde el 3 de julio de 1792 el licenciado Hipólito Elías González que también le sustituyo en el cargo de gobernador del obispado por renuncia de aquel. Permaneció en el puesto pasta el 29 de abril de 1795, fecha en que el transfirió este cargo en el doctor Juan José Mendoza el 22 de mayo siguiente 211.

En el oficio de Vicerrector continuo todo este tiempo el presbítero Francisco Martos, al menos, hasta el momento de la reorganización dada al centro por Hipólito Elías González en 1795 211. Respecto de la marcha de las clases en el Colegio, reitero lo es­crito anteriormente, que las de latinidad y Teología Moral funciona­ron desde los primeros momentos de su fundaci6n en 1785 y las de filosofía desde octubre de 1786, prosiguiendo todas tres, sin solución de continuidad hasta 1795.

La asignación de paga que se daba a los directivos y maestros fue y siguió siendo anualmente de 125 pesos al Vicerrector, al maes­tro de latinidad y al Lector de Artes, a cada uno de ellos, y 50 al Lector de Teología Moral 213.

Respecto del número de alumnos nunca fue de tal volumen que pudiera pensarse en un centro de formación de nuestros dias. Creerlo asi seria vivir fuera de la realidad. Por lo demás, había ido reduciéndose un tanto aquel numero por razones que, en parte, trató de explicar el mismo Ilustrísimo Ramos de Lora. Una de ellas fueron las numerosas ordenaciones sagradas que el había ido realizando a fin de lograr el suficiente numero de clérigos que pudieran aten­der los muchos curatos del obispado que carecían de auxilio espiritual. Ya en carta de 4 de diciembre de 1786 informaba que apenas si quedaban candidatos a recibir las ordenes mayores, al menos, por el momento. "Ni de ellos hay quienes, al pronto, pue­dan recibir ordenes mayores, porque los que estaban en mediana disposición, ya los he ido habilitando para la necesaria administración de muchas feligresías que, absolutamente, se hallaban sin mi­nistro y expuestos sus moradores, como frecuentemente acontecía, a morir sin sacramentos; de las cuales aún me han quedado muchas otras por proveer, que, por mas que demandan este consuelo es­piritual, no han podido ser socorridas, según exigía su necesidad por razón de la misma falta insinuada de ministros. Y los que han

 

211.               Consta este data en. Chalbaud Cardona [55], tomo 1, p. 284.

212.               Aun era Vicerrector en 1794 según se deduce del documento citado por Chalbaud Cardona, 1.c., p. 279.

213.               Consta este data en el documento transcrito por Chalbaud Cardona, 1. c., p. 279.

114


 

quedado, o no tienen edad suficiente para el sacerdocio o carecen de toda instrucción. Y para que la alcancen, los mantengo a mi costa en la Casa de Estudios que he erigido en esta ciudad, como antes tengo manifestado a vuestra Excelencia" 214.

A pesar de todo lo que manifestó en la aludida carta, no era tan bajo el número de estudiantes, al momento de la muerte del Ilustrísimoo Ramos de Lora, como pudieran hacerlo creer también las palabras un tanto interesadas del cabildo eclesiástico de Mérida de fecha 6 de setiembre de 1808 en que afirmaron que "cuando murió el Ilustrísimo señor Lora, su primer fundador, solo quedó a casa con cuatro o cinco colegiales y dos cátedras, una de gramática y otra de filosofía...”215.

Poco antes de su muerte afirmo Ramos de Lora en carta de 13 de julio de 1790 que el numero de estudiantes, entre las tres cátedras de Teología Moral, Filosofía y Latinidad era de 39 y de ellos remitió a la corte las copias certificadas y firmadas por cada uno de los maestros.

Bien sabido es que a la hora de su muerte invistió el mismo prelado a los primeros cinco becarios la insignia o beca que los distinguía como tales. Y no es del caso analizar como no debe ser confundido becario y estudiante. Si los becarios eran, en aquel momento, cinco, estudiantes podrían ser un número muy mayor. Fuera de los becarios muy bien podrían existir y de hecho existían otros cuyos estudios eran pagados por sus familiares. Concluyamos, pues, afirmando

214.               "Fray Juan Ramos de Lord' (11), p. 203.

215.               Antonio Ramón Silva: "Documentos para la historia de la diócesis de Mérida", tomo 1, p. 170.

Para convencer la falsedad del anterior aserto quiero acudir a los documentos originales existentes aun en el Archivo, Arquidiocesano de Mérida. Concretamente existe un "Quaderno que expresa el número de los individuos que se mantienen cada mes en el Colegio Seminario..." Comienzan las cuentas en enero de 1788 y, según ellas, hubo en enero, 19 alumnos; en febrero y marzo, 18; en mayo y junio, 17; en julio, 15; en agosto, 14, en setiembre, 15; en octubre, 16 y en noviembre y diciembre, 15. En los meses del alto 1789 el número corrió de la siguiente manera: Enero y febrero, 19; marzo, 17; abril y mayo, 19; junio, 18; julio y agosto, 20; setiembre, 17, octubre, noviembre y diciembre, 18. Los meses de 1790 corrieron en la forma siguiente: Enero, 17; febrero, marzo, abril y mayo, 16; junio 17; julio, 16; agosto, 18; setiembre, oc­tubre y noviembre, 20 y diciembre, 19.

Después de esta especificación, podría afirmarse que, al momento, de la muerte del fundador, tenia el Colegio el mayor número de alumnos conocido du­rante los tres altos analizados. Y es preciso advertir bien que los 20 estudiantes existentes eran únicamente los que se alimentaban en el Colegio, sin contar, por supuesto, los otros que acudían, sin duda, y no figuran en esta lista.

El documento de que me he valido conservase en AAM. Sección Seminario, Carpeta 1. En el aparece, además, la cuenta global de los gastos según la cual en 1788 quedó un remanente de 410 pesos y medio real; en 1789 quedó remanente de 294 pesos y en 1790 hubo de gastos 1.513 pesos, 5 reales y 27 maravedís y de ingresos 1.141 pesos, 4 reales y 7 octavos con un alcance final de 272 pesos y un real.

115


 

que, al momento de la muerte de Ramos de Lora, existían sin duda un numero superior al de 40 estudiantes, por concretarnos al numero que el mismo señalo en su carta.

Parece que, después de la muerte de Ramos de Lora, conoció el Colegio algún bajón en su marcha disciplinaria, según queja velada que formulo en 1794 el colector general del tres por ciento. "Las instrucciones y demas documentos pertenecientes al estableci­miento y formalidad del Colegio están a cargo del Vicerrector o sujeto que lo gobierna, de cuya sustanciación esta ignorante el que informa, aunque esta advertido del poco método y gobierno que allí se observa con desprecio del señor fundador y su buen gobierno para dirigir la buena crianza y educación de la juventud" 216.

Sin embargo, en el ano 1795 constato el reformador Hipólito Elías González aumento en el numero do estudiantes cuando dijo: "Habiéndose aumentado el número de estudiantes y esperando que, cada día, se aumente..." 217

Materias que se estudiaban en el Colegio Seminario

En el momento de la, muerte del Ilustrísimo Ramos de Lora las materias que se cursaban en el Colegio eran latinidad, filosofía y teología moral. De estas tres no existe duda alguna. No había tomado el progresista prelado "providencia de otras clases mayores por haber ahora cos de filosofía solo concluido el primer año y estar próximos a entrar en el segundo". Así escribía en carta de 13 de julio de 1790 218.

Los vuelos del deseo del santo fundador fueron mucho mis am­plios, abarcando el plan de poner Estudios Generales en su Colegio Seminario, Esto lo dejan fuera de toda duda las palabras de su carta de 21 de abril de 1787: "Suplico a vuestra Excelencia se sirva hacer presente a su majestad Católica esta mi sumisa repre­sentación para que, en su vista, se sirva expedir, con forme sea de su soberana voluntad, la real aprobación de Seminario tridentino .. . y para que las clases de Teología, Derecho Canónico y Real y de otras ciencias que, en lo sucesivo, se pudiesen ir erigiendo y esta­bleciendo, conforme la necesidad que haya de ellas y sus propor­ciones, tengan el mismo valor y derechos que las que, al presente, haya fundadas, y el tiempo empleado en los estudios de unas y otras valga en cualesquiera Universidades y Audiencias para la recepción de grados y meritos, de la misma suerte que en cos demos Colegios erigidos con la real aprobación, como lo espero de la real piedad por el bien de sus vasallos en que conocidamente revierte esta obra a que, por lo mismo, he dedicado mis mayores esfuerzos" 219.

216.               Chalbaud Cardona [551, Como 1, p. 278.

217.               Ob. cit., p. 284.

218.               "Fray Juan Ramos de Lora" (1), p. 261.

219.               Ob. cit., p. 213.

116


 

La contestación a esta carta del prelado se retardó, coma se retar­daban todas las demás respuestas que deberían recorrer las distintas oficinas cancillerescas de la corté para su definitiva aprobación. Cuando el real documento con unas concesiones tan amplias —nunca el misino Ramos de Lora habría sonado que pudieran serlo tanto ­llegó a Mérida va el prelado era muerto. El monarca había conce­dido todo lo que pudiera ambicionar el más ambicioso de los vasallos. Y, después de haberlo concedido todo, aun añadió: "Con­cediendo, asimismo, a sus estudios que, por vía de filiación o agregación a la real Universidad de Caracas, que es la más inmediata... se admitan los cursor ganados en el, para que, en su virtud, puedan recibir los grados correspondientes a sus facultades, con arreglo a sus Estatutos..."220.

Las anteriores palabras de la real Cedula de 20 de marzo de 1789 ponen ya a la vista el próximo paso que hubiera dado y, sin duda, hubiera logrado el incansable obispo Ramos de Lora. Ese paso seria pedir para su Colegio Seminario San Buenaventura el reconoci­miento de Universidad con todas las preheminencias que tenían las demás de su rango. El que la muerte no le haya permitido dar este paso, no merma en nada su gloria de fundador.

Hasta 1795 siguieron las clases en el Colegio Seminario sin innova­ción alguna, aumentando algunas veces a dos la clase de latinidad en atención al mayor número de estudiantes que asistían a ella. En documento del 22 de mayo del citado año 1795 dejó definitiva­mente en funcionamiento las dos clases el reformador Hipólito Elías González: "Habiéndose aumentado el número de estudiantes y esperando que cada día se aumente, erigirnos y establecemos dos preceptorias de gramática...221.

Al frente de la cátedra de Filosofía continuo, al menos pasta 1795, Francisco Calles, según se deduce de las palabras del mismo refor­mador que escribió: "Hasta el presente se han leído los cursos de Filosofía por el bachiller don Francisco Calles a quien se había señalado la renta de 125 pesos con ración y habitación en el Seminario..."221.

El hecho de que el reformador no haya proveído nada en aquella ocasión, Hace creer con casi absoluta certeza quo el mismo catedrático Francisco Galles continúe) en el ejercicio de su cátedra por entonces, "atendido el corto número de sujetos que puedan desempeñarla" 222

Las clases de Teología, que el fundador no había considerado necesarias por carencia de alumnos, comenzaron a tener vigencia a partir del 6 de noviembre de 1793, a cargo del canónico magistral

220.               "Fray Juan Ramos de Lora" [1], p. 215.

221.             Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 284.

222.             Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 285.

117


 

doctor Juan Marimón Enríquez la cátedra de Prima y del doctor Luis Ignacio Mendoza la de Vísperas. El primero aun continuo con su cátedra después del 22 de mayo de 1795 al paso que el segundo la frecuentó solo hasta el día 4 de mayo del mismo ano, fecha en que fue promovido al curato de Barinas y seguido en el mismo oficio por su hermano Juan José Mendoza, Rector del Co­legio .

Fue en 1795, cuando el reformador Hipólito Elías González creo dos cátedras, la una de Derecho Civil y la otra de Derecho Canónico, poniendo así en ejecución los deseos y planes del fundador. "Las intenciones del fundador fueron poner Estudios Generales para que los estudiantes pudiesen aplicarse a aquellas ciencias que mas le acomodasen, y así lo propuso a su majestad que también hubiese clases de Derecho... Y aunque hasta el presente, par el corto numero que ha habido de estudiantes, no se han establecido cátedras de Derecho, experimentándose, en el día, que va creciendo su numero y que dentro de poco tiempo sean necesario estable­cerlas y poner catedráticos para que puedan estudiar esta facul­tad los que tengan inclinación a ella y que muchos se apliquen, concluida la Teología, a estudiar los Cánones, a, al contrario; para cuando llegue el caso, establecemos y erigimos dos cátedras de Derecho, la una de Civil... y la otra de Derecho Canónico .. . y le señalamos a cada uno de los catedráticos que fuere, 150 pesos que se satisfarán también de las rentas del Seminario"224.

Según lo hace constar el reformador, la clase de Teología Moral había ido a menos, por lo que había sido necesario suprimirla en aquellos mismos días de 1795. "La clase de Moral Practica, que es de las mas principales y útiles y que hubo desde la creación del Seminario, se considero, en este tiempo, como cosa inútil por falta de oyentes, pues uno u otro que concurría, no prometían las mayores ventajas, ni aprovechamiento, por cuyo motivo se supri­mió. Y, aunque en el día versar las mismas circunstancias, coma quiera que, en lo sucesivo, será de utilidad, erigimos y establecemos una clase de Teología Moral... reservando su provisión para cuando lo pida la necesidad" 225.

Los cargos de colector y administrador del Seminario fueron ane­xados en 1795 por el reformador al de Rector del mismo centro. En el citado documento hace constar la dejación de la administración por Juan Moreno y que "por no haber encontrado de pronto, sujeto que desempeñase, tomamos a nuestro cargo cobrar y suministrar lo necesario para la mantención del Colegio, lo que pusimos después a cargo del Rector. Y la experiencia ha acreditado que las cobranzas se hacen con mayor puntualidad y que se asiste

223.

0b.

cit.,

p.

285.

224.

Ob.

cit.,

p.

286.

225.

Ob.

cit.,

p.

286.

 

 

 

 

 

 


 

mejor a los individuos y con mas economía y satisfacen los salarios con puntualidad. Mandamos que, en lo sucesivo corra a cargo del Rector la cobranza de las rentas pertenecientes al Seminario y a su distribución, entendiéndose para ello con los colectores particulares…226.

Primeros frutos del Colegio Seminario

Son conocidos los nombres de los primeros cinco becados a los que el mismo fundador impuso la beca poco antes de morir. Lo que no se conoce son los nombres de la inmensa mayoría de individuos que hayan cursado sus estudios en el Colegio San Buenaventura.

En carta de 14 de agosto de 1789 escribió Ramos de Lora: "...por ahora he ordenado 58 presbíteros seculares para esta diócesis..."227. No está fuera de lo lógico pensar que no pocos de aquellos presbíteros habrán pasado cursando sus estudios en el Colegio merideño, aun cuando tampoco se debe prescindir de que algunos también hayan hecho los estudios antes y en otros lugares.

Ya en otra carta anterior de 4 de diciembre de 1786 había mani­festado las no pocas ordenaciones hechas, aludiendo, de paso, a otros muchos candidatos que no lo habían sido o por falta de edad o de la suficiente preparación, como podrá comprobarse por sus mismas palabras que luego citare.

Mediante el informe enviado por el prelado a la corte en 26 de abril de 1786 conocemos los nombres de todos o casi todos los ordenados de presbíteros por el hasta aquellos momentos. Algunos de los ordenados en el año 1784, durante su estancia en la ciudad de Maracaibo, fueron Tiburcio Balbuena, José Rafael Nebot, Ma­nuel Suárez, Francisco José Villamil, José Vicente Rodríguez y Baltasar Rodríguez. Estos, evidentemente no pudieron haber pasado por el Colegio Seminario que aun no había sido fundado. Entre los ordenados durante el año 1785 figuran Bernardo Salas, Juan de la Rosa Mercado, Dionisio del Pino, Enrique Aliso, José Victorino Moreno, José Miguel Godoy, José María Vergara, Manuel José Lovo, Juan Domingo Lagonelle, Manuel de Zerpa, Javier Ignacio Ortega y Enrique Davila.

En 1786 fueron ordenados Juan José Dugarte, Eusebio Pineda, Juan José Contreras, Martín Duran, Ricardo Gamboa y José Perfecto Lugo.

De algunos de aquellos presbíteros, como Francisco Trosconi, no es dable fijar el momento de su ordenación por no haberlo apuntado en su carta el Ilustrísimo Ramos de Lora.

226.            Ob. cit., p. 287.

227.          Ob. cit., p. 246.


Reitero mi convicción de que muchos de los ordenados de presbíteros en aquellos anos, sino todos, habrán cursado sus estudios en el Colegio Seminario de San Buenaventura. Ni se debe olvidar que muchos de los conspicuos patricios que honraron en aquellos anos el gentilicio merideño habrán escuchado también las lecciones de los maestros del Colegio.

Respecto de los candidatos al sacerdocio exigía el prelado unas condiciones básicas de formación sin las cuales no procedía a darles las ordenes sagradas, como podrá deducirse por las palabras de su carta del 4 de diciembre de 1786: "Ni de ellos hay quienes, al pronto, puedan recibir ordenes mayores, porque los que estaban en mediana disposición, ya los he ido habilitando para la necesaria administración de muchas feligresías que absolutamente se hallaban sin ministro y expuestos sus moradores, como frecuentemente acontecía, a morir sin sacramentos... Y los que han quedado, o no tienen edad suficiente para el sacerdocio o carecen de toda instrucción. Y, para que la alcancen, los mantengo a mi costa en la Casa de Estudios que he erigido en esta ciudad ...".228

Muy probablemente algunos de aquellos aspirantes que se dedicaban a incrementar sus estudios y formación en el Colegio fueron los que integraron luego una lista de candidatos a recibir ordenes en fecha muy inmediata a la carta de 21 de abril de 1786. Existe en efecto, una lista del 30 de aquel mismo mes que conocemos por la transcripción hecha del correspondiente documento por Eloy Chalbaud Cardona. En ella figuran como aspirantes al presbiterado Ignacio Montoya, Domingo Gómez, y José Aniceto; como aspirantes al diaconado Lino Pereira y Bonifacio Zambrano; coma aspirantes al subdiaconado, Rafael Justos, Pedro Pablo Cordero, Esteban Cas­tañeda, José Antonio Rendon y José Francisco Gualdron y como aspirantes a las ordenes menores Francisco Pais, José Trinidad Barasarte, Jacinto Briceño, Gregorio Davila y José Antonio Duran.

Un hecho que, casi con toda evidencia, demuestra que todos los integrantes de la anterior lista estaban realizando estudios en el Colegio Seminario San Buenaventura es el de haber sido José Ber­nardo de Salas, Maestro de latinidad en aquel centro, quien informo al Ilustrísimo Ramos de Lora sobre la vida y costumbres, aptitud y demás requisitos de los aspirantes. ,¿Que otra razón pudo haber para que José Bernardo de Salas informara sino el que todos ellos eran estudiantes en el Colegio. . . ? 229

228.               Ob. cit., p. 203.

229.               Copia el documento con la lista de hombres anteriormente citados Chalbaud Cardona, [55}, tomo 1, p. 225.

José Francisco Gualdr6n figura años mas tarde como cura de la iglesia de Mérida, San Juan Bautista de Milla. En 1808 fue presentado por el obispo Santiago Hernández Milanes como uno de los posibles asistentes reales en la toma de grades en la Universidad de Mérida. (García Chuecos, [751, p. 119). Por el testimonio del Ilustrísimo Ramos de Lora en carta de 26 de abril de 1786 sábese que este otro clérigo José Bernardo de Salas era maestro de latinidad en el Colegio Seminario de San Buenaventura.. (Fray Juan Ramos de Lora,(11 , p. 129) .

120


 

Este número de, al menos, 24 ordenados de presbíteros durante los anos 1784, 1785 y 1786 con mas otros 18 que formulaban su petición para ser admitidos, es una muestra bien clara y elocuente del interés puesto por el Ilustrísimo Ramos de Lora en promover las ordenaciones sacerdotales en su diócesis. Muy bien puede pen­sarse, que antes de terminar el ano 1786, ya el celoso prelado tenia a su favor la ordenación de 42 individuos. Cierto que con ello había agotado las posibilidades que, de momento, pudiera tener para mas ordenaciones, según el mismo lo informaba en carta de 4  de diciembre de aquel mismo ano 1786 cuyas palabras dejo ya copiadas.

Sin embargo, la promoción de vocaciones sacerdotales no sufrió paréntesis, y así pudo informar en carta de 14 de agosto de 1789 lo que ya queda apuntado, que había conferido el sacerdocio a 58 presbíteros seculares de su diócesis. Por supuesto, a juzgar por sus palabras, no deben ser incluidos en el numero las orde­naciones de algunos otros presbíteros pertenecientes a alguna Orden Regular 230.

No tengo, de momento, datos a mano para poder hablar de otros muchos clérigos ordenados por el Ilustrísimo Ramos de Lora con posterioridad al ano 1786. El estudio de los papeles existentes en el Archivo Arquidiocesano de Mérida me ha convencido de que en ellos podrán hallarse datos muy interesantes para elaborar la historia del Colegio Seminario en sus primeros anos y para conocer los nombres de los alumnos sacerdotes o no sacerdotes que fueron saliendo de aquel Centro.

Algunos nombres de clérigos casi desconocidos aparecen en dos peticiones formuladas después de la muerte del obispo. Entre ellos Cabe citar los de José Nicolás Lopez, Juan Antonio Marco, Antonio Ramírez, Antonio Gabriel Márquez, Juan Nepomuceno Venegas, Eugenio Guerrero, Bartolomé Luis, Bonifacio Manzanos, Ignacio Romualdo de Morales, José Bonifacio Cárdenas, Juan Francisco Palacios, José Lamas, Manuel Ignacio Briceno, Francisco Javier Rangel, José Gregorio Estradas, Gregorio Luzardo, José Bernardo Angel, Felipe Santiago Palacios y Agustín Aurelio de Izarra Mal­donado. 231

230.        Rodríguez Picón habla en sus Apuntamientos de un dominico ordenado en Mérida. En alguna parte de su nutrida correspondencia habla también el prelado de algún agustino a quien había conferido el presbiterado. Y no seria improbable que, de Maracaibo, acudieran mas de una vez los aspirantes fran­ciscanos en policitación de ser ordenados, con las dimisorias de sus prelados mayores.

231.            He dejado publicados los documentos donde figuran estos nombres en ]a obra 'Fray Juan Ramos de Lora"(1), pp. 274-284.

Sobre José Nicolás Lopez existe el data de llamarse el mismo maestro de ceremonias de la iglesia catedral de Mérida, puesto para el que había sido nombrado en 25 de setiembre de 1789 por Ramos de Lora. (Obra. cit., p. LXV, Nº 317) .

Gregorio Luzardo es, sin duda, el mismo de que le hablo su padre José Luzardo el prelado en carta escrita desde Trujillo el 20 de mayo de 1787. (Ob. cit., p. 216) .


 

Fuera de estos nombres habrá que pensar en otros muchos que desfilaron por las aulas del Colegio Seminario de San Buenaventura durante aquellos primeros años de vida y de historia hay recóndita y casi desconocida. Sirvan de ejemplo los del maracaibero José Hipólito Monsant, uno de los cinco primeros becados por el mismo Ramos de Lora al borde de la muerte. Posteriormente recibió los grados en la Universidad de Santa Fe de Bogota y en 1798 inici6 sus labores de catedrático de Derecho Canónico en el entonces ya real Colegio de San Buenaventura. Junto al nombre suyo cabe destacar a los otros cuatro compañeros de beca que llegaron a ser figuras destacadas en la historia posterior. Buenaventura Arias llegó a ser Vicario Apostólico de Mérida; Domingo Antonio Pa­checo fue secretario del cabildo eclesiástico en 1800 y cura de la iglesia catedral en 1847; Emigdio Bricerño destaco entre los próceres de la guerra de la Independencia. El otro compañero, Ignacio Frias, ingres6 en la orden de Santo Domingo "232.

José Ignacio trujillano, fue graduado en Caracas el. 17 de abril de 1796, después de haber realizado sus estudios en el Colegio de Mérida''233.

La asistencia a las clases en el Colegio merideño por parte de Luis María Rivas Davila la constata Hector García Chuecos 234. Y lo mismo hace respecto de Emigdio Briceño y de otros clérigos 235.

¿Habrá sido alumno del Colegio merideño el doctor Juan José Mendoza? Del doctor José Lorenzo Reyner lo asegura Chalbaud Cardona 236 y lo mismo hace del doctor José Antonio Mendoza y de Antonio María Briceño Altuve 237

.

Lo hermoso e interesante seria ofrecer, en vez de estos datos sueltos, unos apuntes perfectamente estructurados y probados con nombres y fechas, cosa, hoy por hoy no del todo fácil. Hago invitación a los estudiosos de la historia de Mérida para que traten de sacar todo el partido posible a la documentación existentes en los archivos de Mérida, Maracaibo, Trujillo y Coro que son los mas interesantes.

Punto final

Aun podría escribir mas cocas sabre los inicios del Colegio de San Buenaventura de Mérida, pero no quiero alargarme por mas tiempo.

Se afirma por los sic6logos que los hijos segundonatos llevan en la sangre o en su formación espíritu de reformadores. Y este espiritu  fue el que llevo, en todo momento, la Universidad de Mérida, la segunda que tuvo realidad en Venezuela. Espíritu de innovación y reforma de estructuras caducas y viciadas en alguna parte, fue el que acertó a insuflarle a su Colegio Fray Juan Ramos de Lora. El se murió aun antes de poder lograr ver como apuntaban los primeros brotes de aquella semilla por el con tanto amor y cariño sembrada en el surco de las mejores mentes que son las del occidente venezolano. No cabe duda que desde el cielo siguió el prelado contemplando los frutos de su siembra y viendo como aquella semilla --la mostaza evangélica— crecía y se expandía por todos los rincones y como de su Colegio salían los celosos sacerdotes y los sapientes patricios que dieron nombre a celebrados gentilicios de la Republica.

232.               Estos y otros datos pueden verse en García Chuecos (75), p, 26.

233.               Garcia Chuecos (75), p. 80.

234.               Garcia Chuecos (75) p. 140.

235.               Garcia Chuecos [75), p. 154.

236.               Chalbaud Cardona (55), tomo 1, p. 309.

237.               Chalbaud Cardona (55), tomo 1, pp. 311.


 

Cuando, después de un siglo de labores universitarias, la Universi­dad de Mérida se apronto para celebrar y hacer una especie de recuento historial, subió a la cátedra uno de sus hijos, Gonzalo Picón Febres, sin duda uno de los buenos escritores venezolanos, y con verbo elocuente dijo: "En el primer centenario de su adve­nimiento a la vida de la inteligencia tocaba a los hijos de la emi­nente sabia, distinguirla, enaltecerla dignamente y coronarla de flores y laureles, bendecirla desde lo mas hondo del alma y mos­trarla con todas sus virtudes, con todo el esplendor de sus preseas, con la historia de su abnegada vida, como brillante ejemplo, y con la integra luz de su aureola, al respeto y admiración de Venezuela. Los que al mundo intelectual nacimos de las entrañas de su ser, los que, en su regazo blando, logramos aprender los fundamentos de la sabiduría, los que, de sus labios, escuchamos, por primera vez, el armonioso cántico de la civilización, los que bebimos la cultura en la abundancia fragante de su seno... debíamos honrarnos al honrarla en este acto de singular nobleza..."

Y mas adelante prosigue: "Fue concebida a Ia sombra de Dios cerca del templo; la amparó la religión durante su gestación penosa hasta el feliz momento de nacer; nació con los primeros resplan­dores de la magna revolución de la Independencia empuñado el omnipotente cetro de la sabiduría. Desde entonces no hizo en su retiro, perseverando en la virtud que regenera, sino alumbrar con los divinos y grandes atributos que Dios peso en la copa de luz de su cerebro, a muchos pueblos de la nación venezolana"238

238. Cita tomada de la obra de García Chuecos [751, pp. 156 y 158.


 

 

                                                                               INDICE

El Padre Juan Ramos de Lora, misionero en California ..................................................................... 8

Al fin en California ........................................................................................................................... 9

Misión del Pilar o de Todos Santos .................................................................................................. 11

Características de la Misión de Todos Santos y de sus indios ........................................................... 12

Estampa de un misionero ................................................................................................................. 14

Transformación de la Misión de Todos Santos ................................................................................. 15

Tormenta en California .................................................................................................................... 17

Ascensos del Padre Juan Ramos de Lora ......................................................................................... 19

Al fin Obispo ................................................................................................................................... 20

Tramitaciones para el nombramiento ................................................................................................ 24

Preparando su consagración ............................................................................................................ 27

Preparando el viaje a su obispado .................................................................................................... 31

Etapas del viaje ............................................................................................................................... 31

Toma de posesión del obispado ....................................................................................................... 35

Estado religioso y político de la Gobernación de Maracaibo en

1784 ......................................................................................................................................... 37

Preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora ante el estado de

su diócesis ................................................................................................................................. 41

Actividad desplegada en Maracaibo por el prelado .......................................................................... 44

Decretos varios ............................................................................................................................... 46

Reforma de las costumbres religiosas ............................................................................................... 48

Iniciación de la visita canónica en el obispado ................................................................................... 51

Maracaibo pretende para si la silla episcopal .................................................................................... 52

Reacción de otras ciudades ante las pretensiones de Maracaibo……………………………             54

Viaje de Maracaibo a Mérida……………………………………………………………….           56

Preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora por los enfermos……………………………            .   60

Preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora por los indios……………………………….                62

Preocupación por la atención a los sacerdotes y doctrineros ………………………………              64

La gran preocupación del Ilustrísimo Ramos de Lora: Fundación

del Colegio Seminario ................................................................................................................ 66

Actividades del Colegio ................................................................................................................... 73

Formalización del Colegio Seminario ................................................................................................ 75

Gestiones varias a favor del Colegio San Buenaventura .................................................................... 80

Aprobación real del Colegio Seminario de San Buenaventura………………………………             82

Gestiones realizadas en base a la Real Cedula .................................................................................. 84

Nuevos pasos para el proceso del Colegio…………………………………………………............ 90

Paso definitivo……………………………………………………………………………….......... 90

Informes y descripción del nuevo edificio del Colegio………………………………………............ 96

Continuan las gestiones………………………………………………………………………......... 100

Traslado de los estudiantes al nuevo edificio……………………………………………….............. 101

Donación de la biblioteca al colegio seminario………………………………………………........... 102

Inauguración del Colegio…………………………………………………………………….......... 104

Enfermedad del Ilustrisimo Ramos de Lora…………………………………………………........... 107

Muerte del Ilustrísmo Ramos de Lora………………………………………………………........... 108

Entierro en la capilla del Colegio……………………………………………………………........... 111

Estado del Colegio Seminario a la muerte de su fundador………………………………….............. 113

Materias que se estudiaba en el Colegio Seminario…………………………………………............ 116

Primeros frutos del colegio Seminario………………………………………………………............ 119

Punto final…………………………………………………………………………………............ 122

 

 

 

 

 

 

xapon 8:A hora de Deus

                            CAPÍTULO NOVENO: A HORA DE DEUS

 

1.- Proxecto do ceo.Probas   .                        8.- Realidade da sentencia

2.- Primeira proba:Fenómenos no ceo           9.- Embaixador deica o fin

3.- Segunda proba:Terremotos de medo      10.- Peripecias dos misioneiros

4.- Terceira proba:Auri sacra fames           11.- Obediencia antes ca martirio

5.- O ceo cerrou os camiños                         12.- A persecución atinxíu a todos

6.- Rebenta a tormenta                                        os franciscanos

7.- Abundancia de mes                                 13.- Gracias, meu Deus

 

1.- Proxecto do ceo.Probas

O odio dos bonzos, as intrigas de Faranda e Funguen, a indiferencia da maioría de xentís, sumado todo á labor de enrarecemento do ambiente, producido por a acción hipócrita de algúns portugueses, incluídos varios xesuitas, causaron o grave dano da persecución que chegou como froito de acusaciós calumniosas.

          Ninguén pode dicir, nen xiquera pensar, que os intentos de botar fóra do Xapón ós franciscanos estuveron inspirados no máis mínimo desexo da súa morte. Entre os portugueses tuveron sempre  os franciscanos bós admiradores, amigos e protectores, tanto en Nagasaki como en Kioto. Ninguén podería dicir si aquela oposición á presencia de franciscanos españois foi froito dun temor dos portugueses a perder o comercio de Macao, ou dun nacionalismo exacerbado propio dun país pequeno como Portugal. Naqueles momentos existían moitos portugueses partidarios do prior de Crato e, por o mesmo, inimigos de Felipe II de España, que mandaba tamén en Portugal.

En vista de que nin os bonzos, nin os portugueses, nin os xesuitas, có bispo como xefe, eran quén de lograr os seus propósitos, veu a divina providencia a favorecer todo aquel conxunto de vontades empurradas por o mesmo averno. Non estuvera deica este momento a mau de Deus impulsando aquelas acciós, senón que fóra o inferno quen estuvera detrás de todas elas. Soamente faltaba que Deus puxera en movimento ós seus modos todopoderosos. E ben notorio que os modos de Deus son moitas veces insondables e incomprensibles prá intelixencia humana.

Si a guerra movida por os homes non lograra a expulsión dos relixiosos españois, obedeceu a que non era este o fin desexado por o ceo. O mellor modo non era botar fóra ós misioneiros, senón perpetualos no Xapón e darlle perpetuidade á súa obra. A guerra dos homes terminara en fracaso, e chegou a hora de Deus. Imos ver o que pode Deus e cal era o seu fin e cales os seus modos.

Non se pode perder de vista a oración e o anhelo de aqueles abnegados misioneiros. San Francisco Blanco viñera pidíndolle a Deus que lle outorgara as tres gracias que máis devecía na súa vida: ser sacerdote, misioneiro e mártir. Xa tiña acadadas as duas primeiras e faltáballe a consecución da terceira pra chegar así por atallo ó ceo, pra ver a Deus, á Virxe María e ós santos que tanto degorara ver de neno, cando contemplaba o vóo dos paxariños no seu Tameirón natal. Francisco Blanco tiña auténtica vocación de mártir, robustecida día a día con oraciós  dende os días de pastorciño do rabaño paterno e de estudiante adolescente en Monterrei, de frade xove en Vilalpando, Salamanca e Pontevedra, e agora no Xapón, de xeonllos diante do sagrario  na igrexa de Nosa Señora dos Anxos de Kioto.

No Xapón existiran deica este momento algúns -poucos- confesores; mais non existiran mártires, e nos proxectos de Deus  sempre a relixión fructicou e floreceu có sangue de mártires. No Xapón compría sangue de mártires pra que a semente evanxélica pudera florecer e dar froitos copiosos. Este é o modo paradóxico ós ollos humanos de actuar Deus pra facer xestas gloriosas. Desde o día do Gólgota os progresos do evanxelio estuveron precedidos, acompañados e seguidos, por o rego de sangue de martirio. No Xapón contaba agora o ceo con servidores tan fieles e valerosos como San Francisco Blanco, que lle rogaba a Deus de cotío a gracia de verter o seu sangue a fin de que a seitura evanxélica pudera ser abondosa. O sagrario da igrexa de Kioto pudo ser sin dúbida testemuña das moitas horas alí pasadas en comunicación directa có Señor. De xeonllos nos currunchos do templo, en comunicación có ceo, recibía forzas sobrenaturais, como o mítico Anteo as recibía do contacto coa terra. Alí recibía o divino robustecemento e a fortaleza dos heroes, tan necesaria para non desfalecer na loita cotiá nos lazaretos. Facía falta moita fe pra continuar o traballo con ilusión.

Moitas veces había San Francisco Blanco lido as pasaxes da vida do seráfico San Francisco, onde se contan as súas predilecciós por a comunicación cós leprosos, deténdose na consideración do capítulo das Floriñas de San Francisco, no que se narra como na medida co santo iba lavando as feridas dun leproso apestante e renegado, iba o corpo do infeliz quedando libre da lepra e a súa alma arrepentida iba quedando libre da súa maldade. O santo xove do Tameirón rezaríalle ó seu seráfico pai que lle concedera a gracia de ser un perfecto imitador seu.

¿De cántos xestos de heroismo, de humildade, de sacrificios e ata de milagres auténticos daquel pequeno e abnegado grupo de franciscanos serían testemuñas os recantos e as salas dos lazaretos de Kioto, e de cantas promesas de fidelidade á súa vocación sería testemuña o sagrario do templo onde San Francisco Blanco daría soltura ós seus máis santos sentimentos mesturados con bágoas de lecer mantido por a comuñón eucarística, pan celestial,  manxar dos anxos de Deus?.

Imos ver cómo Deus se uníu agora ó coro dos inimigos dos franciscanos con unha serie de probas que mandou ó Xapón. O ano 1596 foi un verdadeiro annus horribilis pró cristianismo xaponés, e foi Deus quen permitíu que así fora. As probas foron das capaces de causar arrepío na alma dos humanos máis valerosos.

 

2.- Primeira proba:Fenómenos no ceo

Voltemos ó camiño encetado pra vermos como intervíu a mau omnipotente de Deus, a única panca capaz de mover eficazmente o corazón humano. Non quere Deus as acciós malas, pero permite que os homes as poñan en práctica pra lograr por medio delas acadar os fins buscados por él. Non foi autor noutro tempo dos males aturados por o santo Xob, pero permitíulle ó demo todo xénero de tropelías en contra del.

Almas santas estaban cramando a Deus por unha persecución no Xapón e por sangue de mártires capaz de acrisolar os defectos que puderan existir; e pra que así tuvera fecundidade un cristianismo adormecido e anquilosado por a persecución. O medo ás iras de Taicosama seguía tendo paralizada a vida cristiana, como o testemuñou o Pai Ribadeneira coa narración dos temores nalgúns  que acudían con medo á igrexa franciscana  de Kioto. Un dos que pensaban na conveniencia dunha persecución era Frai Francisco da Parrilla, como narrou o Pai Ribadeneira ( 1 ).

Este mesmo escritor lembra o anhelo do xesuita Pai Sebastián González,

"que degoraba moito que houbese mártires e vivia sempre con este santo anhelo como quen o desexaba ser;  por eso, cando veu cumplido o seu desexo, daba moitas gracias a Deus e incitaba con fervorosas verbas a todos a que venerasen ós benaventurados mártires, e procuraba ir moitas veces visitar os seus corpos" ( 2 ).    

Deus non buscaba a expulsión dos franciscanos, porque ese era un mal nos seus proxectos, senón que prefería a persecución; e como pra eso era necesario mover a vontade do emperador en contra dos criastiáns, dispúxoo todo pra que así ocurrira.

Narra Ávila Xirón a primeira proba mandada por o ceo:

"No ano de noventa e seis sucederon neste reino cousas admirables e dignas de seren notadas... No 22 [xullo] apareceu un cometa con cola que miraba cara Miaco... No 26 de agosto, a mediodia,  viuse chover na cidade de Miaco sangue... e asemade, despois dela, choveu area en gran cantidade" ( 3 ).

Tamén os escritores franciscanos falan daquela serie de  fenómenos. Frai Xoán Pobre de Zamora alude á choiva de terra de cor do sangue, mesturada con area e cinsa e vermes. Frai Xeromo de Xesús fala de choiva de terra, cinsa, cabelos e vermes nas cidades de Kioto,  Osaka, Sakai e Fushimi, o día da Magdalena, e engade:

"En Miaco choveu terra como cinsa, como eu vin, e en Osaka, terra vermella, e noutro lugar, cabelos, e noutras partes, vermes, como me certificaron moitas testemuñas de vista" ( 4 ).

Todos aqueles fenómenos puderon seren efecto dun volcán, como dixo o xesuita Pedro Morexón; pero, atribuídos daquela a  causas misteriosas, deron pé pra que os inimigos dos franciscanos, especialmente os bonzos, Xacuino entre eles, se valeran de inventadas revelaciós pra dárenlle a estos fenómenos interpretación de sinais do ceo que avisaban de males causados por a presencia dos franciscanos de Luzón,  con ameazas de que non cesarían namentres eles estuveran no Xapón.

Non se pode negar que todas estas intrigas puderon ter unha grande influencia no ánimo superticioso de Taicosama, aínda que nada se lle notou nestes primeiros momentos.

 

3.- Segunda proba:Terremotos de medo

Os fenómenos do ceo narrados antes puderon ser por sí suficientes pra asustar a persoas crédulas e supersticiosas -Taicosama era unha delas-; non embargante, parece que non moveron o seu ánimo a tomar ningunha decisión.

A segunda proba, máis tremenda, foi o terremoto que sucedeu o día 4 de setembro, e que lle afectou moi seriamente ó emperador e a todo o seu contorno, ata o punto que morreron máis de cen persoas no pazo imperial, e foi o propio emperador e o seu fillo considerados mortos baixo as ruinas do edificio, anque saíron case milagrosamente ilesos.

Do terremoto escribíu Ávila Xirón:

"O día 4 de setembro comenzou un tremor moi recio que durou algunhas horas, logo amansando e arreciando. E durou algúns dias, de modo que pouco ou moito non cesaba de tremar todos os dias e noites. Foi tremor xeral en todo o Xapón, anque nunhas partes mais recio e danoso ca noutras... En Miaco e naquelas partes do Kami foi o terremoto tan recio, que caeron a maior parte das casas e fortalezas. Caeu o pazo de Taicosama que había pouco que o acabara e que era cousa pra ver... Caeu o ídolo Daibutsu, que era de increible grandeza, e caeron moitos templos de gran riqueza e moi suntuosos, particularmente en Miaco, Osaka, Fushimi,  Sakai, Nara e noutras cidades famosas. O estrago foi increible, porque non quedou cousa con cousa...  E como as ditas cidades, particularmente Miaco,  son tan grandes e as casas están tan xuntas, foi o dano meirande sin comparación... Neste suceso viuse unha non pequena marabilla e foi que, caendo tantos pazos, templos e casas fortes, quedase de pe a igrexa de San Francisco, o dormitorio dos relixiosos e hospitais de pobres,sin recibir dano notable"  ( 5 ).

O que di dos hospitais e dormitorio dos frades cabe clarificalo có que informou o mesmo San Pedro Bautista ó Pai Francisco Montilla, de Manila, en carta desde Osaka do 11 de outubro de 1596:

"a media noite, as doce e media veu un tremor arrepiante da terra... e por pouco colleu debaixo ó rei. Dise que morreron cen persoas da súa casa. Derrubou outras moitas casas e morreu moita xente en Meaco e noutras cidades. Moitos ídolos caeron na terra e casas de bonzos.  A nosa quedou en pe, gloria a Deus, anque a "camorreou" ben. A metade  dun dos nosos hospitais caeu. Acudimos logo e tamén os veciños cristiáns e sacamos a uns pobres vivos, a outros medio mortos e oito ou dez totalmente mortos. Entre os mortos soamente dous eran xentís. Todos os mais dos cristianos ou todos confesáranse dous ou tres dias antes. Fará un  mes que sucedeu o tremor e cada día deica hoxe nunca faltaron tremores, anque non coma o primeiro.   Púxonos tanto arrepio o primeiro, que durmimos algunhas noites na horta, temendo que caese a casa encima de nosoutros" ( 6 ).

No medio daquela aflicción colectiva podemos imaxinar ós franciscanos -un dos primeiros San Francisco Blanco- totalmente afanados no coidado e atenciós de aqueles pobres leprosos profundamente afectados por a furia do terremoto e por a presencia traumatizante dos mortos.

Naquel terremoto quixo ver o Pai Xeromo de Xesús a mau de Deus. Aludindo ó conciliábulo celebrado en Nagasaki o mesmo día do terremoto por o bispo con algúns xesuitas, no que acordaron expulsar do Xapón ós franciscanos, escribe:

"Neste punto e dia, que foi o 4 de setembro de 1596 en que se consumou a determinación de botar a Orde de San Francisco do Xapón, logo o noso Señor, amosándose irritado e doido de que contra os seus pobres se levantase tal terremoto en todo o reino do Xapón, que foi tal en Meaco e nos  seus arredores, que  caeron  gran  número  de  casas  e  matou  grandísimo  número  de xentes" ( 7 ). 

Os bonzos máis inimigos dos franciscanos aproveitaron unha vez máis aquela circunstancia que consideraron moi favorable pra predicar que no terremoto estaba manifestándose a ira dos deuses causada por a presencia dos frades de Luzón nas terras xaponesas, e acompañaban as súas predicaciós con supostas revelaciós acerca de terroríficas predicciós de que non cesarían os males namentres que os franciscanos pemaneceran no Xapón. Foi agora cando Xacuino manexou todos os recursos da súa maldade, pensando que o ánimo de Taicosama sería receptivo ás  inxecciós de veleno froito do odio reconcentrado que gardaba na alma. Non embargante, nada foi capaz de mover a vontade de Taicosama, sin querer dicir que non se sentira afectado na súa crencia supersticiosa. Aínda continuaba coa súa fe depositada nos franciscanos.  O mesmo santo comisario franciscano estaba naqueles momentos enteiramente confiado na amizade coa que o emperador distinguía ós frades, como o manifestou en cartas escritas neses días, e consta de tantos testemuños que deixo anotados atrás.

 

4.- Terceira proba:"Auri sacra fames".

Era sobradamente notorio, e o inferno ben que o sabía, que pra ganarlles a vontade os xaponeses, comenzando por o mesmo emperador ,nada máis axeitado ca os dones e presentes; por eso, permitíu o ceo ofrecerlle a Taicosama un presente sumamente apetitoso e cautivador cal nunca tuvera na súa vida, nin no pensamento. Lémbrese que o demo, pra inclinar definitivamente a vontade de Cristo, ofreceulle as riquezas do mundo enteiro: Omnia tibi dabo...

¿Foi casualidade? ¿Foi providencia de Deus? Non cabe dúbida de que todo sucede baixo a providencia divina, sin a cal ningún paxariño cae na gaiola. Ningún cabelo cae da cabeza.

A terceira proba encetou deste xeito. Ó terremoto que atemorizara as xentes que moraban na terra acompañou, ou seguiulle,  un maremoto, que axitou con furia as augas do mar. Sigue narrando Ávila Xirón:

"Non foi o dano soamente na terra do Xapón, pois alcanzou este tempo e terremoto ó galeón "San Felipe" que partira este dito ano de Manila cara Nova España e correu tan grande tormenta que, desfeito e desarborado, sin velas nin temón, arribou a este reino e, chegado na paraxe da isla de Tosa que chaman Shikoku no 18 de outubro, sairon algúns fune a él e, a pesar do piloto maior Francisco de Olandia e tamén do xeral Don Matías de Landecho, tomaron porto na cidade que chaman Urado en cuia barra tocou a nao nun baixio de area que habia en tres brazas e media indo remolcándoa os fune dos xaponeses. Viñeron logo moitos mais e sacaron toda a roupa e artileria sin que nela quedara nada... E avisou o tono a Taicosama e os gobernadores do reino antes que os españois puderan facelo, porque adrede os detuvo Chosugami, señor de Tosa" ( 8 ).

É necesario prestarlle toda atención a este suceso porque del dependeron moitos dos transcendentais acontecementos posteriores, incluso a condena a morte dos franciscanos. Aquelo que comenzou sendo, como parece, un acto de solidaridade, rematou nun acto de piratería no que estuveron implicados todos os áulicos, con inclusión do mesmo emperador.

Saíra o galeón "San Felipe", de mil toneladas e coa rica  sobrecarga de máis de cinco mil vultos, que superaban en valor un millón de pesos. Iban nel 233 persoas, entre elas sete relixiosos:un dominico, catro agustinos e dous franciscanos. Na ruta ó porto mexicano de Acapulco foi acometido por unha serie de furiosos furacáns que o deixaron desarborado, e obligaron ó xeneral Don Matias de Landecho, seguindo consellos de Frai Xoán Pobre de Zamora, dirixilo ás próximas praias do Xapón. Os mariñeiros lograron acercalo ó porto de Urado, onde foron recibidos e axudados por o gobernador Chosungami e por máis de 200 fune, que remolcaron o galeón deica a praia, onde encallou e se abríu sin malicia, como parece, dos xaponeses. O Pai Ribadeneira viu na arribada do galeón ó Xapón a mau de Deus cando escribe:

"pode colexirse que o Señor ordenou a súa arribada ó Xapón despois de tres meses que saira de Filipinas" ( 9 ).

Da intervención de Frai Xoán Pobre de Zamora a pról de  que o barco fora levado ás praias do Xapón, escribe o Pai Ribadeneira que aquel bó relixioso animaba ós españois dicíndolles con toda a boa vontade:

"O rei estaba daquela moi aficionado ós frades e os grandes do reino os estimaban en moito e tratábanos ben por seren embaixadores de Manila e porque foran eles medio pra que houbese amizade entre os xaponeses e os españois das Filipinas, dándolles en todo boas esperanzas este bendito relixioso" ( 10).

            Segundo a narración do Pai Ribadeneira cabe afirmar que Chozungami,

"señor  do  porto  enviou  secretamente  e  con  traición  un  mensaxeiro ó rei" ( 11 ).

Despois deste envío e

"por agradar ó xeneral do navio, enviou un fillo seu bastardo co benaventurado Frai Felipe e o Irmau Frai Xoán Pobre e outros dous españois con presentes de moito valor pró rei e outros señores"  ( 12 ).

O xeneral Matías Landecho mandou a Antonio Malaver, Cristóbal de Mercado, Bartolomé Ranxel, e outros varios e ós franciscanos citados, con ricos presentes pra Taicosama e pra cadiún dos catro gobernadores de Kioto, coa orde de entregalo todo ó Pai Pedro Bautista. Por a súa parte, Chosungami encargoulles porse en comunicación có gobernador Masuda [Xibunoxo], a quen lle escribíu non se sabe si con boa ou con mala fe. Denantes da saída  dos españois pra vérense có Pai Pedro Bautista, xa Chosungami   enviara outro aviso a Masuda, non se sabe con qué informes, pra Taicosama. Non está fora de camiño, nin é aventurado pensar á  vista do que despois pasou, que Chosungami actuara xa desde o  primeiro momento con toda astucia e mala fe, e informara torcidamente da vida dos pasaxeiros do galeón "San Felipe" e do rico cargamento que levaba. San Pedro Bautista non foi quén pra facerse dono da tea de araña que estaban urdindo aqueles homes dirixidos non se sabe por quen. Eu sempre vexo en todo a mau de algún xesuita.

Saídos os españois de Urando o 24 de outubro, chegaron o 28 a Osaka, onde estaba á sazón o santo embaixador, que se apresurou a escribirlle ó dia seguinte, 29 de outubro, ó xeneral Don Matias de Landecho:

"Estes señores que acá viñeron... déronme noticia dos traballos nos que se viron e pasaron as vosas mercedes. O Señor sea bendito que, ainda que con moita perda temporal, salvoulles as vidas. Eu procurarei con toda brevedade negociar co rei o que a vosa mercé desexa, e que lles dea todo recaudo pra poder facer navio no que volvan as facendas a Luzón. A vosa mercé e os demais estean seguros de que non recibirán agravio dos xaponeses, porque o rei deume a min unha carta selada o primeiro ano que viñen coa embaixada, pra que todos os españois puderan vir con toda segurida ó seu reino sin que por mar nin por terra se lles fixese ningún agravio, e que si algún lles fixesen, dándolle a él noticia, lles quitaria a vida... Así que sin temor ningún poden estaren a vosa mercé e os demais, porque ninguén se atreverá facerlles ningún agravio" ( 13 ).

Na carta de 17 de novenbro informoulle o santo ó Pai Ribadeneira de todo o que ocurrira:

"Enviou o xeneral un presente pra Taicosama e outras graves persoas que vale, como se di, oito mil pesos.Veu dirixido e encomendado a min pra que o presentase e lles sacase unha chapa pra aderezar o navio...Estaba naquela sazón o señor daquel porto alí, que ainda os convidou dicindo que lles daría todo o necesario... O xeneral e os demais, como estaban temerosos de que os mataran, condescenderon con él no que lles pedia e ordenou que por medio do gobernador da parte superior de Meaco negociásemos, e así enviou algúns homes seus pra que os aposentasen en Fushimi na súa casa deste mismo tono que é señor de catro reinos...Cando chegaron a Osaka os nosos irmaus Frai Xoán Pobre e Frai  Felipe cos españois, estaba eu alí e víñenme con eles deica Fushimi. Aposentáronos na casa que teño dito e alí ordenamos o presente do rei e o dos catro ditos.  Deuse parte ó gobernador de Meaco que dixen, porque como viña ordenado así por o tono do porto, non me atrevín mudar o orde que  traian, porque este non se anoxase e o señor do porto tampouco e así se turbase o negocio...Démoslle un Memorial do que Taico deberia conceder. E regresados a pousada...enviou a decir que fixera mal o xeneral do navio en non vir a dar conta do seu navio...Finalmente,enviou Taico a este gobernador ó navio e, como nos contaron, dixo que Taicosama o enviaba pra que tomase toda aquela facenda "( 14 ).

Aquel asunto había tomado un cariz insospeitado, cando menos prós españois. Esta carta do santo embaixador descubre claramente que os poderosos áulicos estuveran dende o principio xugando malamente cós españois. O santo embaixador fixo todo canto estuvo na súa mau. Cando se decatou de que Xibunoxo fora enviado a secuestrar a facenda do galeón, mandou a Frai Xoán Pobre a Urando,  ó mesmo tempo que él pasou a Kioto pra tratar có seu amigo Guenifuin.

"parecéndolle que é mais seguro levalo pouco a pouco por Guenifuin que conocerá a conxuntura e o tempo en que se ha de pór diante a amizade".

Sigue narrando o santo embaixador:

"Sabido esto,  acudimos a Guenifuin con un traslado dunha chapa na que se contiña que os españois pudesen viren libremente ó Xapón sin que ninguén lles fixese ningún agravio so pena de morte. Guenifuin respondeu,  vista a chapa, que por qué non fumos logo a él,  que si tuveramos mostrado logo a chapa, non fora o gobernador ó navio...Estaba e está moi anoxado, porque non lle demos a él logo parte do negocio. Nosoutros estabamos moi alleos de que Taicosama faria tal vileza. O cabo dixo que a facenda non sería tomada ainda que costará algún traballo... Din que xa Guenifu mostrou a chapa ó rei e unha carta que eu lle enviei dicíndolle que lembrase a amizade que fixera, etc., e que mirase por a súa honra. Di que Taico non respondeu ren e entende que é bo sinal, pois que non deu mala resposta" ( 15 ).

O bó sinal de que fala o embaixador non existía. O único existente era a vileza do emperador, que mandara a Urado a Xibunoxo coa orde de que lles dera morte a todos os pasaxeiros do galeón si averiguaba que era verdade o que lle informaran de que eran piratas. Logo era verdade o das falsas informaciós que lle foron feitas ó emperador, e que él admitíu de bó grado, como parece.

Nesta altura dos acontecementos existía unha realidade moi grave por mór das informaciós que lle fixeran a Taicosama. ¿De onde proviñan aquelas informaciós tan falseadas e tan afastadas da verdade? Os datos suministrados por os españois evidencian que por medio anduveran con suma rapidez portugueses e varios xesuitas que trataron de mover omnem lapidem pra informar dolosamente ó emperador acerca dos pasaxeiros do galeón "San Felipe".  Doutra maneira, ¿cómo pudo Taicosama enviar ós poucos días de chegado o galeón un emisario có orde de que dera morte a uns supostos piratas? ¿De quen saíu esa acusación tan criminal contra os españois...? Dende agora quero deixar claro que aquelas informaciós procederon fundamentalmente de portugueses e xesuitas, como vamos ver.

Pra aclarar este intrincado punto histórico é necesario proceder por partes. O galeón recalou en Urando o día 20 de outubro de 1596. Os españois chegaron a verse con San Pedro Bautista en Osaka o 28 seguinte. A carta de San Pedro Bautista ó  xeneral Matías de Landecho é do 29. A saída de Xibunoxo pra Urando foi o día 1 de novembro. Na carta do 29 de outubro non estaba o santo embaixador enterado da urdimbre que xa estaba en marcha en contra, e prometeulle nela ó xeneral toda felicidade. Anque a carta do Pai Pedro Bautista ó Pai Ribadeneira ten a data do 17 de novembro, é evidente que foi escrita en varias datas anteriores, por conterse nela datos varios ocurridos antes do 17. Alude nela a que Taicosama estaba enterado de que o galeón traía dous ou tres millós en riqueza, e de que os pasaxeiros eran piratas que viñan sondar e reconocer os portos pra invadir o Xapón, como fixeran os españois en Nova España, Perú e Filipinas. Como a riqueza do galeón era maior co presente que se  lle ofrecía de 20.000 pesos, rexeitou Taicosama o presente.

Entre a chegada dos españois a Urando e a carta do 17 de novembro pasara case un mes. O  día 29 de outubro pasou o embaixador cós españois a Fushimi, onde estaba Taicosama e Masuda. A éste visitaron; él prometeulles entregar ó emperador no término de dous días o rico presente de 20.000 pesos, ó mesmo tempo que ofrecía boas impresiós con malicia raposeril, como parece por todos os detalles. Ese mesmo día 1 saíu Xibunoxo pra Urando có orde de secuestrar toda a riqueza do galeón e dar morte a todos os pasaxeiros si resultaba certo que eran espías e piratas.

Con toda rapidez iniciou San Pedro Bautista xestiós tendentes a lograr o arranxo do asunto do galeón. As informaciós, falsas todas elas, xa o tiñan henchido todo. Tarefa do santo embaixador foi tratar de desartellar todo o mal feito. Escribe falando do rei e dos gobernadores:

Foi necesario probar que era un navio de Luzón, que din que eles non sabían si era así ou era doutra parte, como portugués. Díxoselle a Fuin que, anque fora, que a amizade se fixera co noso rei que é señor de Macao, Goa e Portugal, etc. Fíxoselle moi de novo e dicia que ¿cómo non llo tiñan dito deica agora nin o tiñan conocido? Pidiu que lle désemos pintado todo aquelo de que era señor o noso rei e fíxose así. Espantouse Fuin e preguntoulle ó Pai Xoán Rodríguez si era así que o rei de España era señor de todo o dito. Respondeu que sí.

Dixo Fuin que ¿por qué non llo dixeran?.

Respondeu que non fora necesario” ( 16 ).

As declaraciós deste Pai Xoán Rodríguez están manifestando ben claramente que él era un dos culpables de todo o embrollo de falsas informaciós dadas a Taicosama a través dos seus ministros ou directamente. Veremos que estuvo naquelas falando có emperador. Non tuvo outra saída este xesuita máis ca manifestarlle abertamente a Guenofuin "que non fora necesario" dicir a verdade. Logo era certo que informara maliciosamente. Coas súas palabras increpatorias acusaba Guenifuin a acción culpable de este ou de outros xesuitas que non soamente ocultaron a verdade, senón que dixeron mentira a ciencia e conciencia de que mentían. Un dos grandes culpables dos males que sobreviñeron foi este Pai Xoán Rodríguez, que estuvo a raíz do arribo do galeón español falando con Taicosama, como él mesmo confesou, o 4 de febreiro de 1597 en Sononxi, en presencia do augustino Pai Guevara e dos españois Valdés, Cotelo, Ranxel e Zuazola, como o testemuñou este derradeiro na súa declaración en Manila o 15 de xuño de 1598 con  estas palabras:

"O Pai Xoán Rodríguez, da Compañía, que acertou estar naquel pobo [Sononxi] dixo que o tempo que a dita nao se perdeu no dito reino, estaba na cidade de Meaco e falou co dito emperador sobre certas cousas que lle iba a tratar e que, estandollas tratando, lle dixo:

- "Xoán Rodríguez, pideme de mercé esta nao dos nambaxies que si tú ma pides, eu lles darei o avio necesario pra que se vaian a sua terra. E tamén che darei unha capa de pano das que traen, porque me din que son boas pró frio, e tú ganarás gracias co teu rei escribindollo.

A esto respondeulle este testigo o dito Xoán Rodríguez que ¿por qué non fixera en tal ocasión a caridade de favorecelos?

A esto respondeu o dito Xoán Rodríguez que él e os Pais da Compañia non quixeron meterse nesto, porque o xeneral e os españois non enviaran o presente ós Pais da Compañía, nin feito caso deles" ( 17 ).

Acerca desto dixo o bispo:

"Mandando eu chamar ós frades e a Cristobo de Mercado dentro de Meaco pra decirlles que Combaco o dia antes que eu o visitei dixera ó Pai Xoán Rodríguez, intérprete e moi  privado seu: Pedídeme vosoutros esta nao, que eu mandarei aviala de todo e entregareilla ós españois con todo o que sea mester pró camiño, e que, conforme a esto, mirasen si  querian que eu pedise a nao e valerse de min naquel negocio... Dixéronme que o Pai comisario tiña posto o negocio  en bos términos e que non era necesario" ( 18 ).

Estas expresiós do xesuita Xoán Rodríguez e as semellantes do bispo, ten moito de farolada e pon de manifesto varias cousas; en primeiro lugar a nota de soberbia e prepotencia. A  promesa que se di que fixo Taicosama, si algo significa, é que Xoán Rodríguez falou con él acerca do galeón español, xa que doutro modo é inconcebible que Taicosama aludira ó tema. A promesa de darlle unha manta das que traían os españois é indicio de que a conversa có emperador foi posterior ó arribo do galeón (20 de xuño) e da chegada dos españois a Osaka (28 de xuño).

O único que se saca en claro da declaración indiscreta deste xesuita é que estuvo falando con Taicosama "sobre certas cousas" que non aclarou, e que pode darse por certo en atención ós detalles conocidos que esas "certas cousas" consistiron en  informar sobre o galeón con acusaciós contra os españois do galeón e contra os franciscanos.      

Pra fixar algo a data de todo aquelo, cabe dicir que o bispo chegou a Kioto o 16 de novembro. Con toda probabilidade a entrevista do Pai Xoán Rodríguez con Taicosama tuvo lugar nunha   data próxima posterior a ese día 16, có fin de preparar a embaixada do bispo.

En relación coa oferta do bispo de tomar por conta súa a fortuna do galeón, quero copiar palabras do xesuita Don Felipe Robles Dégano:

"Era a oferta do bispo a Frai Pedro un escarnio sanguento. Picados os xesuitas de que os españois quixeran, como era natural, negociar con Taico por medio do embaixador de España, lograran con falsas informaciós que Taico negase audiencia a Frai Pedro e rexeitase o rico presente que él levaba, e agora... proponlle que lles entregue a eles o presente pra negociar con Taico, pois, como dicia o bispo, era necesario "ir levando presente antes que nada". Frai Pedro, que conocia o menos confusamente estas trapalladas, non poderia aceptar sin condiciós tal ofrecemento, porque esto era igual ca renunciar voluntariamente ó título e dignidade de embaixador, o que non podia nin debia facer por honra de España, e tirar no cesto dos papeis a chapa de seguro, a única cousa que podia facer forza en Taicosama" (19 ).

Cómpre copiar palabras do santo embaixador na carta do 17 de novembro de 1596:                                                 

"O señor bispo chamounos a min e a este español Cristóbal  de Mercado e dixo que, si eu queria, él falaria a Xoán Rodríguez que tiña tanta entrada con Taicosama, e si él lle falaba,negociaria o da nao. Eu ando moi receloso, porque entendo que querian por aquí entablar co gobernador de Manila pra que envie o presente do rei enderezado a eles, e poderá ser que escriban que nós con chapa non fumos poderosos de negociar o que eles... Acerca do que dixo o bispo que él meteria a mau e Xoán Rodríguez, eu como estaba alí o español, respondín que sería boa obra. Dixo o bispo que mirase eu nelo e o avisásemos... Eu díxenlle [a Mercado] que a chapa que nós tiñamos era quen faria o negocio, que non os Pais, porque eles non falarian o rei sobre eso, como despois se supo, senón so a Fuin que o ten moi propicio con presentes... E porque si Taico tomaba a facenda non se entendese que se perdera por non dar parte ós Pais, e pra contentar ó español, fumos outra vez ó bispo onde estaban todos os Pais xesuitas... Tamén foi o español e levabamos xa da casa feita traza do que se debería facer, que agradou ó bispo e ós Pais. Soamente se engadiu que o Pai Xoán Rodríguez asemade con Frai Gonzalo tratasen con Guenifuin o negocio... A verdade é que, si non houbera chapa, como dixo Guenifuin, xa estaria collida toda a roupa ou dada orde de tomala... Guenifuin dixera que con aquela chapa él falaria a Taico, ainda que lle cortase a cabeza, pra que dese a facenda da nao. Eu avisarei despois do que suceda".       

           Imos ver antes de nada sobre quén recaen as acusaciós de ter informado tan malamente a Taicosama. Os españois do galeón tuveron noticias máis ou menos fidedignas de todo e manifestaron os nomes dos acusadores na información que fixo en Manila o Doctor Antonio Morga o 26 de xuño de 1597 a petición do Pai Garrovillas, que tratou de limpar a vida dos mártires de Nagasaki do bulleiro botado contra eles por os inimigos deseosos de vérense libres de toda responsabilidade. O xeneral Matías de Landecho e Ranxel falaron sin manifestar os nomes. Valdés falou de portugueses residentes na corte. O autor da crónica de todo aquelo falou de "algunhas persoas e tres portugueses". ¿Quén foron eses tres portugueses e quén esas "algunhas persoas"?. O secretario Zuazola aludíu a "dous teatinos e tres portugueses". Algo se vai desenleando a madeixa. Aludindo ós xesuitas, testemuñou Figueroa:

"parecéndolles que perdian a súa autoridade, porque entendirian os xentís que deles non se facía caso, determináronse a tramar unha tela que non podia esperarse de ningúns outros mais ca deles". 

Aparece seguro que o 31 de outubro de 1596 foron os Pais Organtino e Xoán Rodríguez, asemade con tres portugueses, a Fushimi, onde estaba o emperador, a quen informaron o que lles pareceu. Aclara o contido daquelas informaciós Figueroa dicindo que informaron de

"que nosoutros eramos ladrós, salteadores que andabamos roubando e conquistando reinos alleos; e que todos os anos pasabamos a vista do seu reino cargadas as naos de pans e tixolos de ouro e de pezas de felpa e de moita seda; que viñamos tomar lingua dos frades franciscanos si podiamos alzarnos con aquel reino, porque o rei de España era un tirano, usurpador de reinos extraños; que nos quitasen as facendas e nos botasen por aí e que ós relixiosos os mandase a Manila.

Respondeu a esto o Cuambacondono:

- ¿Seica non sodes vosoutros vasalos do rei de Luzón?

Responderon:

- Non, señor, senón do rei Don Antonio a quen o rei de España lle ten usurpado o reino de Portugal e acolleuno no seu reino a raiña de Inglaterra, de xeito que non lle queda mais co estado da India onde mandaba él que lle enviasen todos os anos aquel presente que lle traiamos en sinal de amizade, porque tiña en moito ser o seu amigo.

Irritado con esto o bárbaro, mandou que fosen a quitarnos as facendas e que, si fose verdade todo canto os teatinos dician, que nos matasen a todos".

Toda esta sarta de mentiras era capaz de afectar o ánimo mais ecuánime, e moito máis o de Taicosama, tan afectado naqueles días por os luctuosos acontecementos que rematara de vivir. Lémbrese o afectado que se sintíu Guenifuin, e as averiguaciós  que fixo cando se decatou do engano das informaciós dos xesuitas e tratou de acadar o esclarecemento da verdade pra poder escribirlle a Xibunoxo pra que non procedera ó embargo do galeón. Esta carta de Guenifuin chegou a maus de Xibunoxo a Urando o 17 de novembro, e foi daquela cando, como refire Frai Xoán Pobre, que estaba en Urando:

"mandou chamar ó xeneral [Landecho] que acudiu acompañado do alférez Cotelo e doutros dous ou tres e díxolle:

- Agora escribiume un dos gobernadores de Miaco unha carta na que me di que non vos fagamos mal, porque vosoutros non sodes os que alá nos dixeron.

Dixolle Cotelo:

- ¿E que cousa é o que dixeron?

Dixéronlle a Taicosama que vós erades ladrós e que viñades a inspeccionar e mirar os portos...

Preguntáronlle que quen o dixera e dixo que dous Pais da Compañia e tres portugueses ou dous portugueses e tres Pais".

Pra proceder con orde, cómpre recordar cómo o xeneral Matías de Landecho despachou a Don Antonio Malaver e Don Cristobo de Mercado pra que lle levaran ó emperador a Kioto un rico presente de 20.000 ducados, aperitivo do millón ou máis que había no galeón. Despois das xestiós feitas por o Pai Pedro Bautista, e como resultado dos informes que tiña Taicosama, foi enviado Xibunoxo a Urando o primeiro de novembre de 1596, levando canda él a Antonio Malaver, namentres que Cristobo de Mercado quedou hospedado na casa de Chosungami en Kioto. Chegaron a Urando o 11 de novembro.

Dende o comenzo foron tratados os españois con engano raposeril a fin de quedarse có rico botín do galeón, repartido entre gobernadores e emperador gustantemente enganado con falsos informes.

Resumindo o tratamento recibido por os españois, di Ávila Xirón que foron encerrados e logo obligados a

"saír espidos e palpados moi ben, porque ainda entre as pernas non sacasen algún ouro... despois propuxeron robalo e quedarse con él eles e o rei. Pra eso, ante todas cousas estorbaron que o rei fose visitado, pra que non lle informasen Mercado nin o comisario Frai Pedro Bautista que moito o procuraba" ( 20 ).

Dominado por a codicia do botín -auri sacra fames- non foi menos cruel o mesmo TaicoSama, que chegou ó extremo de ameazar ós españois con

"querelos matar a todos, póndolles gran medo, porque non escondesen o ouro que traían" ( 21 ).

A especie de que Taicosama pudera atentar contra a vida dos españois dende o primeiro momento -sin dúbida en forza das falsas informaciós-, estuvo moi difundida, e delo quedan suficientes testemuños.

Aludindo Frai Xoán Pobre ó comportamento de Xibunoxo entre os días 17 e 21 de novembro, di que mandou cargar a facenda do galeón en máis de cincuenta funeas grandes pra levala a Kioto, e que se continuaba cargando outras tantas namentres que Xibunoxo

"quixo aliviarse e entreterse connosco e mandou chamar algúns españois pra xugar con eles as tablas, que habia moitas, e que lle ensinasen xogo do xadrez".

Admira pensar naquela camaradería que trae á mente o xogo có lume ou o dos ratos có gato ou o dun neno con un tigre.

O tratamento dado ós españois foi do peor. Na relación escrita por un deles dinse moitas cousas. Imos ver algunhas:

"Estando a espera da resposta do que enviaramos pedirlle [a San Pedro Bautista], divulgouse cinco dias antes de que chegase o gobernador [Xibunoxo]... que Taicosama enviaba este gobernador a quitarnos a facenda. Estando, pois, así con esta mala nova, chegou Frai Xoán Pobre [9 de novembro] despachado por o Pai Frai Pedro Bautista e atopounos a todos metidos nun curral onde nos deu a nova afirmando o que oiramos... Pasáranos ó devandito curral o 4 de novembro con un grandísimo dioivo e facéndonos moi mal tratamento, repenándonos as barbas, dándonos puñados na boca e apalpándonos todo o corpo. Neste interin andaba a facenda da nao por prazas e rúas perdida que era lástima, da que facíamos pouco caudal porque viamos en moito risco as vidas coas novas que a cada paso nos daban de que querian cortarnos ou crucificarnos a todos e alzándonos por momentos os bastimentos, que non nos deixaban tomar nen unha  galo o 11 do dito chegou o gobernador. O 12 as 10 do día veu visitarnos e pasounos a todos por lista, examinada a roupa que había. Cando amenceu, atopámonos con outra cerca sobre a que tiñamos...".

Engadíu en relación có día 14:

"Viñeron o dito gobernador e o rei de Urando e mandáronos sair todos fora... Dixo o xeneral [Landecho] que queria quedarse co escribán pra tomar por testemuño o que se facia... A pouco rato dixéronlle ó xeneral e ó escribán que se fosen tamén fora, senón que lles porian as katanas ó pescozo... E así sairon sin que lles deixasen sacar nengunha cousa nen sequera os seus papeis".

Engadíu que o día 15 lles ordenou que lle desen todo o ouro que tiñan

"so pena de que, si nos atopaba tanta cantidade como medio real, nos cortarían a todos".

Por a súa parte testemuñou o xeneral Landecho que

"non lles deixou nen unha sortela de ouro nen mais caudal  co vestido que cada un tiña posto. E preguntando esta testemuña ó dito gobernador que ¿cómo o seu rei facia unha  cousa tan fea... contra a chapa de  seguro que lles tiña  dada ós españois de Filipinas? respondeu que non se marabillase esta testemuña, porque lle tiñan dito [ó rei] certas persoas que a esta testemuña nomeou e ben declarou, que eran corsarios os que esta testemuña traia na sua compañía e que viñan sondar os seus portos e reconocer a terra para vir despois sobre eles. E xa sabia o dito Taicosama que os españois cando querian conquistar un reino, levaban ou enviaban frades a facer criastiáns pra conseguir, despois de ganadas as vontades, as suas conquistas, como fixeron na Nova España, Perú e Filipinas".

Todas estas realidades anotadas confirmáronas as varias testemuñas como Ranxel, Figueroa, Valdés, e o secretario Zuazola. Todo estaba contra os españois, incluídos os franciscanos, despois de que en Taicosama penetrara tan profundamente a convicción que trataran de meterlle na alma de que os españois eran piratas e conquistadores de reinos alleos, e os frades elementos avencellados intimamente a eles.

Non embargante, tuvo Xibunoxo algún xesto de liberalidade cós españois, non se sabe con qué finalidade. Conta Figueroa un episodio que moito deu que escribir ós xesuitas:

"Abrindo as caixas dos pilotos e atopando nelas as cartas de marear, mandou chamar ó piloto maior pra que lle dixese qué era aquelo e qué significaba cada cousa... e declaroullo todo dicíndolle:

- Esta é a India de Portugal.

Preguntou que: ¿quén era rei de Portugal e da India?

Respondeu que era o rei noso señor.

Preguntou que: ¿quen era a raiña de Inglaterra e Don Antonio?.

Respondeulle que como [Antonio] se alzara co reino de Portugal, por eso, o noso rei enviara contra sua un exército ata botalo fora do seu reino e que él se acollera a Inglaterra.

Respondeu [Xibunoxo] que os namoanxines (=portugueses) de Nagasaki informaran a Taicosama diferentemente, porque di xeron que o rei noso señor era un tirano, e que todo o demais que tiña dito, dixérono os xesuitas e portugueses a Cuambacondono".

Era natural que con todos os detalles históricos que conocera Xibunoxo na corte e cós que agora iba conocendo, se fixera unha maraña mental pra él incomprensible.

O xeneral Landecho enviou ó alférez Cotelo, conocedor do xaponés, có intérprete Antonio, pra que se enterara de todo o que pensaba Xibunoxo, que aproveitou pra preguntar de novo:

"- O teu emperador ¿é tamén emperador dos portugueses?

Respondeulle que sí.

Dixo Xibunoxo:

-Eso non é verdade, porque eu teño entendido que tedes tres emperadores e que o dos portugueses é o maior de todos.

-¿Cómo é posible, señor, que che dixeran eso? Os españois e os portugueses non ten outro emperador mais co noso rei.

           Dixo Xibunoxo:

- Esto seino eu por carta que teño de Miaco na que me escriben que os portugueses informaron a Taicosama que tedes tres emperadores, un os portugueses, que é o maior, e outro o voso e outro que non sei quen é".

Despois de colocados os informadores portugueses no plan de querer faceren crer a Taicosama que o rei Felipe II de España era un tirano e usurpador de reinos alleos, e síntese de todos os males, trataron de soster por todos medios que o seu rei era Don Antonio, pra afastar deles a sospeita de seren tan culpables dos mesmos cargos de espías de que acusaban ós españois.

Pretendeu o xeneral Landecho expór personalmente a Taicosama a verdade de todo, en unión có Pai embaixador, pra ensinarlle as reais provisiós e comparalas coas portuguesas e demostrarlle que estaban todas firmadas por o mesmo rei. Pidíulle a Xibunoxo pra ir á corte imperial, e concedeulla con tal de que fixera a viaxe despois de saído él prá corte, có fin malévolo  de arranxar as cousas ó seu gusto. Xibunoxo e Chosungami sairon de Urando o 26 de novembro, e Landecho saíu cara Osaka cun grupo de españois o 4 de natal. Cando chegaron a Osaka foron prácticamente secuestrados e impedidos de falaren có emperador.

Escribe o cronista do galeón que Xibunoxo deixou ós españois en Urando

"sin facenda, en moita desventura e decíndonos que comésemos con

moderación, porque comiamos moito. Por os nosos pecados era o noso ordinario un pouco de arroz cocido que nos daban nunhas maseiras como a porcos, e tan pouco, que non abondara aínda que foramos a metade menos”.

A estas alturas estaba moi complicado o asunto do galeón  e dos mesmos españois .Escribe o Pai Ribadeneira:

“Ainda que por via do gobernador da cidade de Fushimi [Xibunoxo] moi privado do rei, se fixeron algunhas dilixencias e o santo comisario lle escribiu ó rei un billete no que lle dicia que mirase o qué dirian, e que se acordase das amizades que firmara cos españois de Manila, non foi vencida a codicia do tirano, porque houbo quen dixera que os españois eran ladrós, e que viñan a tomar o Xapón, e que a metade da facenda era dos frades, e que eran espias” ( 22 ).

A todas as calumnias contra os españois sumábase agora a codicia do emperador, a quen os seus ministros empurraban maliciosamente. Chegou un momento no que todo estaba perdido, a pesar das xestiós que pudo facer Guenifuin. E menos mal que se foron salvando as vidas dos españois. A auri sacra fames enraizara profundamente no ánimo do emperador, e pesaba nel moito máis cas vidas duns pobres homes náufragos e pra máis piratas e conquistadoires de reinos extraños.

O rico botín do galeón era tentación subxugante naquelas circunstancias pra un xaponés, tan amigos eles de dádivas e presentes.

Escribe o Pai Ribadeneira:

"Como o rei estaba coidadoso coa perda das suas casas e  lle dixeron que os seus fotoques trouxeran aquela nao ós seus reinos pra restaurar a perda dos seus pazos e que habéndose aberto no porto, era por dereito sua, deseguida se determinou de tomar a facenda" ( 23 ).

San Pedro Bautista armouse de todos os seus azos, que eran moi grandes, pra salvar todo o salvable: a facenda do galeón e a vida dos pasaxeiros. Entablouse unha loita cós inimigos, dispostos como estaban a non perder nada do botín que tiñan entre as unllas das maus. Por todos os medios trataron de que o santo embaixador non pudera comunicarse có emperador; e pra indispolo con él todo foi considerado lícito. Toda clase de calumnias puxéronse en movimento pra facer crer a Taicosama que o barco viña armado; que os franciscanos eran espías enviados como enganche, de quen os españois se servían a pról das súas conquistas, como fixeran en Nova España, Perú e Filipinas.

En medio de tantos inimigos estaban os relixiosos franciscanos sin apoio nen defensa de nenguén.

 

5.- O ceo cerrou os camiños

Estaba claro que os poderes humanos lles eran contrarios ós españois, e ata podería dicirse que o mesmo Deus tiña posto partido contra eles. Non sabe o home si ás veces é Deus quen actúa ou si permite que o inferno actúe libremente. O que ocurríu nesta ocasión parece máis bien unha trama infernal coa permisión divina.

Pensando nas promesas e no salvaconducto que o santo comisario tiña de Taicosama, prometíase nun principio o bó despacho do galeón, como llo anunciou a Don Matías de Landecho na carta de 20 de outubro de 1596:

"Eu procurarei negociar con toda brevedade co rei o que a vosa mercé desexa e que lles dé todo recaudo pra poder facer navio no que regrese a facenda a Luzón. A vosa mercé e os demais estean seguros de que non recibirán agravio dos xaponeses, porque o rei deume a min unha carta selada o ano primeiro que viñen coa embaixada pra que todos os españois puderan vir seguramente ó seu reino sin que por mar nen por terra se lles fixese nengún agravio..." ( 24 ).

O menos que podía pensar o santo comisario -embaixador naqueles momentos nos que escribía a prometedora carta-  era o que estaban urdindo traizoeiramente ás súas costas os inimigos pra ganarse a Taicosama e ós gobernadores có auri sacra fames consistente no rico botín do galeón español superior a un millón e medio de ducados, segundo o Pai Ribadeneira. Era máis ca suficiente esta tallada pra pór en movemento todos os recursos cós que podían contar aqueles homes amantes de riqueza. O ouro, as  sedas, e canto encerraban os moitos bultos que traía o galeón, iban ser capaces de arrastrar a codicia de xente tan afanosa de  dádivas como eran os xaponeses. O mesmo emperador todo o supeditaba ós presentes que lle ofreceran. Tal vez o gran erro de San Pedro Bautista foi loitar por o salvamento do galeón en vez de ofrecerlle a Taicosama o que iba dentro del. Ávila Xirón ofrece a visión do que pasou naqueles momentos:

"Visto por o Pai comisario o intento dos gobernadores e o traballo que ós españois se lles presentaba, puxo moito calor en ver a Taicosama e, se o vira, fora de moito proveito pero, entendido por os gobernadores e outros interesados, trataron de impedilo por un medio diabólico que foi ter  modo en como os Pais fosen acusados como quebrantadores das leis do Xapón e dos kami e fotoque, tratando que contra todos os expresos mandatos do rei, viñeran de Luzón  con título de embaixadores e estaban no seu reino predicando e ensinando a lei que él prohibira rigurosamente. Irritado Taicosama de oir dicir que habia no seu reino quen ousase violar as suas leis, mandou logo ó momento  prender e matar ós Pais e con eles a Harada Kiemon... e a Hogendono... E pra facer xusticia mais a salvo seu, mandou a Xibunoxo... que fixese información da vida daqueles frades" ( 25 ).

Como nesta relación corta están contidos feitos que foron ocurrindo en distintas etapas, cómpre pór un pouco de orde en  todo o que pasou naqueles difíciles momentos.

Foi tal a batería diabólica que montaron os poderosos inimigos dos franciscanos ganados todos eles por a auri sacra fames, que o asunto comenzou a porse tan perigoso que, por defender San Pedro Bautista ós españois e ós intereses de España, conseguíu pra sí a morte. Falando o Pai Ribadeneira de Frai Xoán Pobre, escribíu algo do ocurrido naquela ocasión:

"na compañia do benditísimo comisario fixo algunhas dilixencias pra satisfacer ó servicio do rei e favorecer ós da súa nación... Vendo o coidadoso comisario que o rei tomaba a facenda e que se trataba de matar ós españois que viñan no galeón, tras facer dilixencias pra que, si non fose posible remediar o primeiro, ó menos non se executase o segundo, pra dar aviso desto e consolar ós aflixidos españois, enviou ó Irmau Frai Xoán Pobre ó porto de Urando... Foi de moita importancia a ida do Irmau Frai Xoán Pobre a Urando, porque consolaba ós aflixidos e valia moito o seu rogo co xuiz do reino chamado Xibunoxo que foi tomar a facenda do galeón, pra que non se lles fixesen agravios ós do navio. E mais que moitas veces estuveron os españois en grande risco de perderen a vida, coa dilixencia deste caritativo relixioso, sairon, mal que pobres, coas vidas. E estando esto xa seguro, pra tratar de cobrar a facenda e solici tar o bo despacho dos españois, partiu co xeneral do navio e mais outros catro españois a Osaka onde a sazón estaba o rei e ainda que estuveron en Osaka algúns dias, non puderon acadar licencia pra falaren ó rei nen esperanza de cobrar algo da sua facenda" ( 26 ).

A presencia do galeón "San Felipe", coa súa rica sobrecarga de ricas sedas, foi a causa de todos os males que non causaron nen a guerra de Corea, nen o terremoto, nen o maremoto. Á erosión da fortaleza que pudo ter Taicosama, causada por os reveses e por os interesados no descrédito dos franciscanos, viñeron a engadirse agora as acusaciós de cantos tiñan intereses contra   eles, sin dicir nada da indiferencia de quen puderan defendelos. Xacuino considerou lexítimos todos os medios, aínda os máis innobles e ilícitos, pra tomar vinganza do seu resentimento e da súa pezoña por tanto tempo reprimidos. Os imimigos déronse agora a mau pra derrocar uns pobres relixiosos carentes de quen pudera pór a pról deles o valor da nada. O mesmo bispo que debería defendelos era un dos peores inimigos, sobre todo conocendo que San Pedro Bautista fixera informaciós pra denunciar os abusos cometidos por él, e remitilas debidamente legalizadas ó rei e ó Papa, como no seu momento lle ameazara en Nagasaki facelo.

En relación coas calumnias e coa perda da facenda do galeón informou San Pedro Bautista en carta ó Pai Agustiño Rodríguez:

"O rei tomou toda a facenda da nao dos españois, e como  traia artilleria e arcabuces pra súa defensa, díxose que debian de vir a tomar Xapón coa axuda dos cristiáns de acá... E díxose que os frades vimos de diante e  os  españois  logo, e  que  así  se  conquistou Nova España e Filipinas" ( 27 ).

Perfectamente informado estaba o santo comisario franciscano de canto estaban urdindo os seus contrarios, e moi apesarado debía estar de non poder acercarse a Taicosama, a pesar do moito que o procuraba, pra ganarlle o corazón coas informaciós veraces que lle estaban agachando os seus conselleiros.

Có paso dos días, foi tomando corpo na alma do tirano a serie de informaciós calumniosas que lles aconsellaba a riqueza do botín do galeón"San Felipe".

Con máis ou menos verdade e sinceridade escribíu o mesmo Taicosama a impresión que lle causaran as informaciós sobre a suposta condición de piratas e conquistadores dos españois e do contubernio dos franciscanos con eles na carta ó gobernador de Filipinas manifestándolle:

"Fai moitos anos que viñeron a estes reinos uns Pais [xesuitas] predicando unha lei de reinos estraños e diabólica querendo pervertir os ritos da xente plebea e baixa... por o que prohibín moi rigorosamente esta lei... Sobre todo esto, os relixiosos deses reinos, tornando acá, discurrian por as vilas e lugares predicando a sua lei a xente baixa, servos e esclavos. Oindo eu esto e non podendo aturalo, mandei logo matalos, porque teño información que neses vosos reinos a promulgación da lei é unha estrataxema e engano con que conquistades os reinos extraños... O que eu penso creo é que así como vós, por esta via, botando fora ó señor antigo dese reino vos fixestes novo señor del, así pretendedes violar as miñas leis e destruilas coa vosa e apoderarvos deste reino do Xapón" ( 28 ).

Unha das acusaciós feitas por os inimigos dos franciscanos foi ésta de que predicaban unha lei extraña en aberta violación das prohibiciós que tiña postas Taicosama pra ganárenlle a vontade decididamente, acariciando o seu orgullo e a súa vanidade de avellentado e decrépito tirano. Nengunha das anteriores acusaciós doblegaran definitivamente o ánimo do emperador; pero cando sentíu o tintineo halagador da auri sacra fames,a maldita fame de ouro producida por o rico botín do galeón, xunguido á serie de acusaciós de todo talante, deixouse convencer de que a presencia de cristianos no seu reino era un risco pro seu mando e derrubouse, sin capcidade pra resistir xa máis; e foi daquela cando decretou a persecución de todos os cristiáns, sin excepción, e tamén de Hongen, que trouxera ós franciscanos de Filipinas. A fera agora esperta dentro daquel tirano, afiaba as gadoupas a pesar das moitas vacilaciós que abaneaban o seu espírito.

 

6.- Rebenta a tormenta                          

            A coincidencia das múltiples acusaciós contra os relixiosos de Filipinas e a ausencia de defensores foi creando en Taicosama unha tormemta que rebentaría con toda clase de raios. Aínda tuvo o suficiente acougo pra esperar por a chegada do comisionado Xibunoxo pra conocer as súas informaciós en relación cós españois do galeón. Pudo conocer o día 4 de natal de 1596 o número de pasaxeiros e a condición de cadiún deles e os pormenores do galeón, que lle foi pintado como armado con moi boa artillería. Á vista do rico botín chegado de Urando en máis dun centenar de funeas, e as informaciós tortas ofrecidas por Xibunoxo, fixéronlle pensar no escaso valor das vidas dos homes e na conveniencia ou necesidade de castigar a quen ben lle parecera. Tiña ben pensado o tirano o que debería facer. O amor e predilección que manifestara ós franciscanos loitaba no seu interior coa codicia que lle producían o botín do barco e contra as sospeitas que agora tiña de espías dos españois. Foi daquela cando rebentaron na súa alma os ancestros dunha relixiosidade que nunca sentira desde os días de bruto leñador e peleón de  barreo. Pra comunicar as súas coitas, convocou ós seus asesores, diante dos cales expuso as queixas que tiña contra os relixiosos de Luzón e demáis predicadores da lei de nambán. Os frades de Luzón  non lle foran de nengún proveito, porque pra él o proveito estaba nos presentes que eles non tuveran aínda ocasión de ofrecerlle. Na serie de queixas, díxolles ós conselleiros:

"Non me queixo tanto deles como de Faranda que os trouxo de Filipinas, e de Fungen que lles permitiu predicar libremente. Vendo a irritación do tirano o seu cataneiro Ulfiolo, fillo de Fungen, atreveuse dicirlle:

- Ten razón a sua alteza de queixarse desos bonzos de Luzón contra quen está irritado o meu pai, porque moitas veces lles mandou que non predicasen, pero sin froito, porque eles seguiron predicando de dia e de noite na sua varela bautizando a moitos.

           Respondeu o emperador:

- ¿Eso hai?.¿E non se me deu aviso delo?

Respondeu o mozo:

- Non che deu conta o mei pai, porque entendia que eran teus amigos e non quixo estorbar o teu gusto.

Dixo o emperador:

-Teño a ocasión de matalos por predicar unha lei en perxuicio da miña e porque me fan tanto dano. Pero non son so eles quen predican a lei que eu teño prohibida, senón que tamén o fan os da India, principalmente un vello [Organtino] de quen estou informado que co pretexto de curar enfermos, non cesa de bautizar en Meaco. Todos o pagarán coa sua vida, pois vou mandar crucificalos a todos en Nagasaki.

Un tono que estaba presente díxolle:

- Señor, non podedes facerlle meirande honor ós Pais que adoran un Deus crucificado e con esto folgaranse estes, e outros moitos virán ó Xapón pra seren crucificados.

Respondeu Taicosama:

- Pois que os fritan.

Un daimio principal respondeulle:

- Non sea así, señor, senón que debes envialos a Luzón.

Dixo Taicosama.

- Non vai ser así, porque compre que os mande castigar.

O gobernador Guenifuin ousou manifestar:

- Señor, tanto rigor paréceme inxusto despois de teres celebrado cos españois de Filipinas tratados de amizade de comercio e estar os frades de Filipinas no Xapón como embaixadores.

Outro daimio arguiu:

- Señor, non está ben que uns extranxeiros sean maltratados, porque é costume no Xapón tratar ben a persoas doutros reinos.

Respondeu Taicosama:

- Si a vosoutros os parece así estade tranquilos, porque mandarei matar soamente cinco ou seis deles e ós demais, tras castigalos con cortarlles as orellas e narices e pasealos a vergoña en carros por as cidades pra escarmento de todos, enviareinos ós sus lugares de orixe.Sin dar lugar a novas intervenciós, dirixiuse ó seu cataneiro Ulfiolo e díxolle:

- Esta noite, en saindo a lúa, irás a Meaco e farás que prendan ós frades e poñan en lista a todos os cristiáns.

Tamén deu orde pra que o gobernador de Osaka puxera en prisión a todos os Pais alí existentes.

Probablemente tuvo lugar este diálogo de Taicosama cós asesores seus o día 5 do natal de 1596.

Narra o Pai Xeromo de Xesús:

"A Compañia tuvo conocemento desta prisión tres dias antes, pero non deu aviso ós pobres frades..O Pai Organtino fixo que sacasen da súa casa  ata  as  esteiras  e  fóronse  todos  os  Irmaus  a  outra  casa  canda él" ( 29 ).

Non se conocen as razós que tuveron os encargados do goberno pra retardaren a execución da sentencia de prisión ata o día 8 do natal; nen se sabe cómo pudo estar oculta durante eses varios días a sentencia, e conocida soamente dos xesuitas. Foi así como pudo fuxir o bispo o día 7 de Kioto; e de Sakai pra Nagasaki o día 8, asemade con Pais Pasio e Xoán Rodríguez. Despois de postos todos a salvo, foron cercadas as casas de xesuitas e franciscanos en Kioto e Osaka o día 8. Moraban no convento franciscano de Kioto os Pais Pedro Bautista e Francisco Blanco, os irmaus leigos Frai Francisco de la Parrilla e Frai Gonzalo García, e o estudiante Frai Felipe de Xesús ou das Casas. Frai Gonzalo García, que estaba en Fushimi e debeu ter indicios da sentencia, regresou a toda presa a Kioto pra unirse ós demais franciscanos. En Osaka moraba o Pai Martiño da Ascensión. Nas casas dos xesuitas de Kioto e Osaka non vivía naquel intre ningún relixioso, agás tres criados xaponeses na de Osaka ,que permaneceron na convicción de que non recibirían nengún dano por mor da súa condición de xaponeses ou, posiblemente, enganados pra disimular o conocemento que os xesuitas tiñan da sentencia e da detención que se facía da mesma, e salvar así ós que a tiñan detida, pra dar tempo á fuxida do bispo e á posta en salvo dos xesuitas.

 

7.- Abundancia de més

Cando os poderosos conselleiros de Taicosama conoceron a decisión de perseguir ós criastiáns, xa non lles foi posible mudar a vontade do tirano, a pesar das xestiós por eles realizadas. Máis dun noble cortesano tuveron medo ó que podía sobrevirlles por teren nas súas propias casas  fillos e servidume cristianos, que os había no mesmo pazo imperial. O propio Guenifuin tiña dou fillos con decidida vontade de unirse ó coro de cantos anhelaban ser mártires, como informa o Pai Ribadeneira, perfecto conocedor de toda a realidade do Xapón.

Acerca desto escribe o mesmo Pai Ribadeneira:

"Eu bauticei un criado do rei e quen lle puxen por nome Estevo e... agradecéndome moito o nome, dixo con gran fervor... que non rexeitaria confesar ser cristiano na presencia do rei... Outro cristiano que se bautizou na nosa igrexa, tamén criado do rei, estándolle servindo, mostrou o froito das continuas exhortaciós dos santos mártires a prol do martirio" ( 30 ).

O mesmo gobernador de Kioto, Guenifuin, tiña na súa casa  fillos e outros familiares cristiáns que os franciscanos ganaran coas súas frecuentes visitas aludidas por o Pai Ribadeneira:

"Onde mais proveito tuvo a comunicación dos servos de Deus foi na casa de

Guenifuin,  gobernador  do reino, porque moitos dos seus criados bautizábanse" ( 31 ).

Das predilecciós de Guenifuin por os franciscanos di o mesmo Pai Ribadeneira que, cando él se presentou a Taicosama:

"apadriñounos o gobernador chamado Guenifuin, que era a persoa mais familiar ó rei e quen mais favor nos facia" ( 32 ).

Do fervor de dous dos fillos de Guenifuin escribe o Pai Ribadeneira:

"Entre outros que se mostraron con ánimo varonil e anhelaban o martirio, foron dous mancebos principais, fillos do gobernador Guenifuin, que era amigo de cristiáns. O maior chamábase Paulo e o outro Constantino. Outro primo seu [chamábase] Miguel de cuia fe e virtude tuven eu moito conocemento no Xapón. Estes tres esforzados cabaleiros de Cristo... manifestáronlle ó seu pai que eran criastiáns e que na matanza de cristiáns  que  se  esperaba  que  seria  presto, eles  serian dos primeiros" ( 33 ).

Foi Guenifuin quen osou interpór a súa influencia ante Taicosama a pról dos franciscanos que chegaran ó Xapón como embaixadores extranxeiros a quen lles dera salvoconducto pra eles e pra os españois, e barcos de España arribados a portos xaponeses. Non se pode negar que na súa intervención pudo pesar o risco no que vía ós seus propios fillos cristiáns declarados. Era tarde pra torcer, e menos anular totalmente, a vontade tiránica de Taicosama. Sin embargo, moi ben pudo Guenifuin, axudado coa intervención de outros poderosos, mitigar a sentencia, que foi reducida a prisión dos relixiosos, alistamento do número de cristiáns, e castigo de escarmento consistente en pasear públicamente por as cidades ós condenados, e a que lles foran mutiladas as orellas e narices, que era castigo a que se sometían ós malfeitores. Exemplo das temibles e inexorables decisiós de Taicosama pode ser o comportamento có seu propio sobriño Hidetsugu, tan mimado nun principio e tan ignominiosa e tráxicamente tratado ó cabo.

En relación coa pesquisa do número de cristiáns ordenada por Taicosama, tildou de falso o xesuita Morexón o escrito por Ávila Xirón; pero moito máis enterado co xesuita, escribe Frai Xoán Pobre de Zamora:

"Mandou o emperador Taicosama chamado tamén por outros Combaco, que prendesen ós frades de San Francisco e puxesen por escrito o número de cristiáns, porque todos deberian morrer. Dera cargo pra executar esta xusticia a un dos catro gobernadores de Meaco chamado Xibunoxo que mandou tres acunias que chaman correxidores ou rexidores, que fosen prender ós frades. Eles xuntaron moita xente que foron ó pobre convento e cercárono pensando que os inocentes frades e os seus predicadores podian fuxir... A voz do  martirio acudiron tantos xaponeses cristiáns a igrexa, que por ser tantos en número, non se puderon contar. Eu cheguei a Osaka e trouxéronme a nova dicindo que mais de tres mil cristiáns viñan de sua vontade a asentarse e escribirse pra padecer martirio que cando eu o oin dixen louvando a Noso Señor: "Bendito e loado sea Deus que xa outorga ó glorioso San Francisco o décimo dos 30.000 que abandonaron a fe na persecución dos Pais [xesuitas] pois que ó principio desta xa ven tres mil...". Foron tantos os que viñeron, que o sustituto que foi pór as gardas e escribilos, abraiado, dixo:

- ¿Cómo sendo as casas tan poucas, veñen tantos cristianos...?

Díxolle o santo comisario:

- Ven de outras partes de lexos pra gozar do barato.

Dixo o sustituto:

- ¿Pois tan barato é morrer? Eu quero oir os vosos sermós e, si me convén, quero tamén morrer.

Esto súpeoo eu por carta do santo comisario. Foi levada esta nova a Taicosama falándolle da gran moitedume de cristiáns que viñan sin ser chamados a escribírense e mandou que non morresen todos senón soamente os relixosos e os seus predicadores" ( 34 ).

Sobre o conocemento primeiro que tuveron os franciscanos da súa prisión narra Ávila Xirón:

"Foille levada esta nova ó santo comisario Frai Pedro Bautista que a recibiu con moito lecer e alegria. E sendo logo cercado o mosteiro e postas rigorosas gardas as portas aderezaron eles os altares de blanco e deron moitas gracias ó Noso Señor por a mercede que lles facia, e con moito ánimo esperaron o que fose servido deles. Os presos en Meaco foron o Pai comisario Frai Pedro Bautista e o Pai Frai Francisco Blanco, o Irmau Frai Francisco de San Miguel e Frai Gonzalo Garcia, leigos, e o Irmau Frai Felipe das Casas ou de Xesús que viñera na nao "San Felipe" e alí estaba. No convento de Nosa Señora de Belén de Osaka estaba o Pai Frai Martiño da Ascensión a quen tamén lle puxeron  gardas" ( 35 ).

A lista que se comenzou a elaborar en Kioto puxo de manifesto o numerosos que eran os cristiáns na cidade de Kioto, e que estaban metidos en todos os fogares máis distinguidos, e ata no mesmo pazo imperial, como xa queda confirmado con palabras do Pai Ribadeneira

Foi o día 8 do natal de 1596, cando amaneceron os conventos de Kioto e de Osaka dos xesuitas e dos franciscanos rodeados de gardas por dentro e por fóra, como así o manifesta o santo comisario na carta do 18 do natal ó Pai Agostiño Rodríguez:

"Finalmente a nosoutros tennos cercados de xente de garda por dentro e por fora de casa fai hoxe dez dias. Contra os nosos cristiáns está dada sentencia de morte e así os ten postos por lista e gárdanos" ( 36 ).

En relación coa data da prisión dos relixiosos, escribe o Pai Xeromo de Xesús que tuvo lugar "o día da Concepción de Nosa Señora que se celebrou o luns". Era aquel un día de gran festa pra todos os fillos de San Francisco, por ter sido a Orde Franciscana forxa de onde xurdiron os grandes defensores desta prerrogativa da Mai de Deus.

Animando ó santo comisario, si é que estuvera necesitado de folgos, estaba en Kioto San Francisco Blanco, que non deixaba nen por un momento abandonado aquel pequeniño rabaño de cristianos, a cuio coidado dedicara especiais coidados dende o primeiro día da súa chegada a Kioto. Foi á vista do valor daqueles seus fillos espirituais nacidos á fe por obra e gracia en parte dos seus desvelos cando, ateigado de santo abraio, escribíu ó Pai Marcelo de Ribadeneira:

"Cada dia estamos esperando morrer por amor de Xesucristo, do que temos gran cosolamento, principalmente vendo que os criastiáns están con tantos azos, que lamentan a tardanza dos verdugos. E ainda nos causa meirande admiración que dende Fushimi e dos montes mais afastados ven os cristianos publicarse dicindo ¿por qué eles non han seren presos? pois, si nosoutros o estamos por ser cristiáns, tamén eles o son. Non nos permiten falar con eles. Eu estou avergoñado de min mesmo vendo que uns homes tan novos na fe, amosan tanto valor, que non teman, antes por ela anhelen morrer" ( 37 ).

¿Quén pode ser capaz de dar máis ca este valeroso fillo das terras galegas e ourensás? Ninguén pode dar máis ca quen está disposto a dar a súa vida; e San Francisco Blanco estaba ofrecéndoa decididamente coa fe inmensa que lle henchía a alma e que había mamado no regazo da sua mai Elena da Veiga, a quen tantísimas veces lembraría pra bendicir o seu nome.

Esta carta escrita nun intre decisivo da súa vida, cando xa estaba vendo a proximidade de facer entrega final a Cristo, por quen tanto loitara e suspirara, tráenos á memoria as súas inquedanzas espirituais vividas no noviciado de Vilalpando e nos conventos de San Antonio de Salamanca e San Francisco de Pontevedra, en total sintonía coas arelanzas de San Paulo de morrer pra unirse con Cristo. Nesta carta brilla a inxeleza característica do santo, o seu baril comportamento, e a serenidade de alma diante da morte; todo porque estaba ás portas de ver florecer o ideal tan acariñado de morrer por amor do seu Señor Xesucristo crucificado.

            O Pai Ribadeneira soamente copiou as principais palabras da carta do santo mártir; e nós lamentamos que non deixara constancia de toda ela. Falando acerca deste punto, escribíu o santo comisario, na carta do 18 do natal ó Pai Agostiño Rodríguez:

"Nos dias pasados escribiu o Irmau Frai Francisco Blanco ó Irmau Frai Marcelo. Díxenlle que avisase do que nos pasou co señor bispo, porque eu as veces teño pouco vagar e outras veces ando mal disposto" ( 38 ).

Unha conclusión que suxiren as verbas do santo comisario é que San Francisco Blanco fora testemuña de todas as conversas entre o comisario franciscano e o bispo, e das malas acciós do bispo. Moi interesante sería conocer a súa versión daqueles diálogos cheos de animosidade por parte do bispo e de tanta valentía no santo comisario, que tuvo súa humildade a fouteza  de escribirlle ó prelado e manifestarlle con entereza evanxélica moitas advertencias, rematando coestas palabras que nos transmite o Pai Xeromo de Xesús, ateigadas de simpática enerxía:

“E cando a vosa señoría por forza -como din- quixera rendirnos por fame, como parece que o ten mandado, prohibíndonos as esmolas, sábea que aínda que teña que comer follas de árbores, non penso deixar Xapón ata que o manden o Papa e o Rei moi ben informados, porque tanto como esto cómpre facer a prol das almas que Cristo noso Redentor redimiu co seu sangue”.

En relación coas varias conversaciós que o santo comisario tuvo có bispo, el mismo di:"Eu fun visitalo algunhas veces”.   

Outra conclusión que pode colexirse é que o xove bachaler de Monterrei serviría con frecuencia de amanuense ó seu superior, na serie larga de cartas que éste escribíu antes e despois da prisión.

E en relación coa actividade caritativa de San Francisco Blanco, cómpre dicir que estuvo en funcionamento vixilante a pról dos enfermos nos hospitais a partir dos primeiros momentos da prisión. Narra o santo comisario na carta ó Pai Agostiño Rodríguez:

"O primeiro dia que nos puxeron gardas, confesáronse os cristiáns e en toda aquela noite non durmimos sono confesando o Irmau Frai Francisco e mais eu, porque un cristiano dos mais principais que temos dixo que outro dia nos cortarian a todos. Eu dixen misa unha hora antes do mencer e din comuñón a todos os Irmaus e como a cincuenta cristianos, entendendo que aquela era a postrimeira misa e así nos apercibimos todos e tomamos cruces e crucifixos para irmos dar a vida por Cristo. Aquel dia, antes de comer, viñeron moitos xaponeses e recorreron toda a casa mirando o que había. Logo veu o bungo sustituto do gobernador de Meaco Xibunoxo e oin dicir que xa traian cordas e cadeas para levarnos presos, mais non foi así. Levaron ós predicadores León e Paulo e  Tomé  e Ventura e Gabriel e alá os ten o  bungo ata agora na súa casa" ( 39 ).

Na carta a San Martiño da Ascención engadíu o santo comisario:

"Alá os ten. Eles foron predicando por o camiño ós xentís con grande afouteza e esforzo, e escribíronme unha carta dende a prisión dicindo que sin falla lles cortarian as cabezas por cristiáns, mais que eles estaban moi alegres e contentos de padecer outros moitos xéneros de tormentos e que xa tiñan grandes desexos de iren ó ceo a gozar daquela benaventuranza pra onde foron criados, e que os encomendásemos a Noso Señor pra que lles outorgase baril propósito pra padecer por o seu divino amor. Eu respondinlles que este señor por quen eles anhelaban padecer, os axudaria en tan honrosa loita" ( 40 ).

Non hai capacidade pra admirar a fortaleza e valor daqueles cristiáns novos, a quen os misioneiros lograran inculcarlles na alma con tanta fondura a divina fe do evanxelio  do Señor Xesucristo.

Da convicción que tuveron os santos mártires da súa morte, ainda que na primeira sentencia non entraba a pena de morte, escribe o Pai Ribadeneira:

"anque dende o principio entenderon que serian mortos, inda que non estaba especificado na primeira sentencia que só contiña que lles cortasen parte da orella e os trouxeran a vergoña por as tres cidades ditas [Kioto, Osaka, Sakai] nesta sazón estaban xa ensaiados e dispostos prá mote co que padeceran e coa continua memoria dela e con outras santas consideraciós" ( 41 ).

 

8.-  Realidade da sentencia

Acabamos de ver a convicción que existía entre os cristianos e tamén entre os mesmos franciscanos, da proximidade da morte, pero a realidade era moi outra naqueles primeiros momentos nos que Taicosama estaba a mercé duha variedade de influencias contradictorias; pois mentres uns ministros se esforzaban por conseguir a morte dos relixiosos, outros loitaban por salvalos.

Esto explica o tempo pasado entre a pronunciación da sentencia de prisión e a execución da mesma e a duración da prisión no convento dende o día 8 do natal ata o 30, cando foron levados presos á cadea pública "por o camiño que sería máis ca un gran cuarto de legua", que di o Pai Ribadeneira. Él mesmo engade:

"Neste tempo platicábase entre a xente principal que o rei non só mandaba prender ós benditos mártires, mais que queria facer neles un castigo exemplar pra causar medo ós cristianos, mandando cortarlles as orellas e narices (que é un castigo que adoitan dar ós facinerosos) e que despois determinaba que fosen levados a Manila de onde foran enviados. E díxose despois que esta determinación non se puxera en execución por ter dito ó rei un grande [Guenifuin] que non parecia ben que, sendo os frades estranxeiros fosen tan maltratados e mais que viñeran por embaixadores, e ser

costume no Xapón tratar ben ós doutros reinos. Con esto aplacouse Taicosama e resolveu que lle cortasen a todos os vintecatro que estaban presos parte da orella esquerda" ( 42 ).

En medio de toda aquela confusión era natural que os relixiosos e cristiáns pensaran na proximidade da súa morte, por máis que éste non era o contido das varias decisiós do emperador Taicosama ó longo daqueles días, dacordo coas varias influencias que lle viñan chegando.

A realidade final foi que, despois de ser paseados por as rúas de Kioto e de cortada parte dunha orella, foron regresados á cárcel pública pra levalos ó día seguinte a Osaka, como o refire o Pai Ribadeneira:

"Logo deuse orde como fosen levados a cidade de Osaka, oito leguas distante de Meaco" ( 43 ).  

Dende Osaka foron levados a Sakai pra seren paseados por as súas rúas. Rregresados novamente a Osaka, narra o Pai Ribadeneira:

"Sabido o regreso dos benditos mártires de Sakai, publicouse outra segunda sentencia na que mandaba o rei que todos os vintecatro mártires fosen levados a Nagasaki e alí crucificados. Causou moita admiraciòn esta nova determinación nos xentís e nos principais da corte, porque todos tiñan asumido que canto se fixera ata alí fora pra escarmento dos cristiáns, e tiñan por certo que o rei se contentaria co que padeceran e que enviaria ós seis relixiosos a Filipinas de onde viñeran, e que perdonaria ós xaponeses  ou que, vencido do interese, os enviaria a Nagasaki pra que os portugueses os rescatasen por prata ou os comprasen como escravos" ( 44 ).

Remato este apartado coas palabras con que o Pai Ribadeneira enceta a viaxe dos mártires a Nagasaki:

"Conforme co determinado na segunda sentencia foron sacados os benditos mártires da cadea e levados ó lugar onde deberian ser embarcados, que estaba cerca, pra poder  ir ó porto de Nagasaki .Iban os santos co gozo acostumado, dando gracias a Deus..." ( 45 ). 

 

9.- Embaixador deica o fin

Cómpre lembrar o baril comportamento de San Pedro Bautista: na ocasión de presentar as cartas acreditativas a Taicosama rexeitou toda mostra de pomposo recebimento con  exclusión das selas de dignidade que lle foron ofrecidas pra o seu transporte. O mesmo santo di:

"Non  nos  levaron  en  selas,  porque  eu  xa  avisara  que  non  entraríamos

 nelas” (46).

Foi o seu un comportamento insobornable diante da "grande batería" que lle deron Faranda e Hongen pra que engadise ó presente que levaba a Taicosama algo máis, porque lles parecía pequeno. Aínda que o santo embaixador se negou daquela engadir nada ó presente, moi pouco despois veu a necesidade de ser máis espléndido, e así llo manifestou a Dasmariñas na carta do 7 de xaneiro de 1594:

"Quen ten a cargo os negocios desa cidade e Faranda dixéronnos que, si queríamos negociar era necesario dar algúns presentes a señores principais que tratan co rei... e anque a vosa señoria non deu comisión nengunha pra que mercaramos algunhas cousas pra este efecto..., pra sair co que a vosa señoria pretendia..., díxenlle a Pedro González a necesidade que habia de dar estes presentes; que o que gastase neles eu escribiria a vosa señoria que llo pagas... Din que vimos coas maus vacias, e fomos notados de cutres, e din que moito mais gastou Frai Xoán Cobo e así negociou pronto. Si houberamos traido bo presente ó rei e ós demais, creo eu que Pedro González tuvera regresado por outubro,  pero  como  non  lles  encheu  o  ollo, non  se  lles  daba  nada  de nos" ( 47 ).                                   

Nesta mesma carta abundou o santo embaixador en avisos e informaciós a Dasmariñas pra un bó resultado do seu traballo de embaixador:

"Na carta que lle escribe o rei a vosa señoria pide que envie a Pedro Ginzález a España pra que faga relación ó rei de todo canto viu; e aviso a vosa señoria que en nenguha maneira deixe de ir Pedro González, porque ó Cuambaco non se lle pode agachar si non vai, porque saben os xaponses cousas desas illas que eu estou abraiado. Non lles falta mais ca saber os pensamentos dos homes e ata deben adiviñalos. Si o Cuambaco sabe que non vai, faga a vosa señoria conta que non se fixo nada no da amizade... Escríballe a vosa señoria [ó rei] que envie un bo presente que lle hencha o ollo a este rei que pidelle cando veña a respos de España, veña un cabaleiro moi principal con moita pompa, e eu advirto que traiga abundosa carteira pra gastar e moitos presentes que dar, que é necesario. E advirta a vosa señoria ó rei que escriba unha carta moi autorizada, con letra de ouro... Entre as cousas que se lle envien co presente de España coa resposta a carta,poderían traer algúns vestidos curiosos"( 48 ).

Fóra da importancia que lle concedeu á contestación de España, non deixou o dilixente embaixador de aconsellarlle ó gobernador moitos outros detalles, como o da ruin casa que tiña en Manila e a facilidade de falar con todos cando "con esta xente convén amosar maxestade, pois non saben conocer a virtude". Pidíu envío dunha serie de tibores, que tanto apreciaban os xaponess pra tomar a famosa bebida cha, sin esquecerse do médico de Taicosama, Xacuino. Ata informou a Dasmariñas:

"A muralla desa cidade díxose eiquí que é moi baixa. Ten eiquí tiros de artilleria moitos e bos".

As duas cartas dos días 7 de xaneiro e 4 de febreiro de 1594 están ateigadas de informaciós e avisos que acusan á personalidade do santo embaixador, que non deixaba esquecida nengunha miueza. Sobre todo é moito de advertir a importancia que lle outorgaba a boa calidade dos presentes. Atrévome a dicir que na hora decisiva pesou moito nas decisiós de Taicosama a pouquedade en comparación da fartura dos que presentaban os portugueses. A presencia do rico botín do galeón" San Felipe" de veras lle hencheu o ollo ó rei, e decidíu botar mau del e resarcirse dos presentes que non recibira deica o momento dos españois. Falando do posto de embaixador de San Pedro Bautista, cómpre dicir que foron moitas as xestiós e grande o interés en non deixar ningún asunto sin tratar de darlle solución. No que puxo todos os seus azos foi no salvamento do galeón "San Felipe" e dos españois pasaxeiros nel. E foi tanto o interese posto, e tantos os inimigos que se levantaron contra súa, e tan poderosos, que o levaron á cruz no outeiro de Nagasaki. En nengún intre permitíu que os xesuitas se fixeran cargo do salvamento do galeón, cousa que eles moito devecían. Quixo levar personalmente todo; e si non foi quen pra salvar o galeón, obedeceu a que nenguén pudera logralo. Soamente podería logralo a chapa do salvoconducto. A Cristóbal do Mercado díxolle o santo embaixador que

"era a chapa a que había de facer o negocio que non os Pais, porque eles non falarían ó rei acerca delo, como despois se supo" ( 49 ).          Esta misma convicción sobre o valor da chapa tiña o gobernador Guenifuin, de quen o santo escribe que

"dixera que con aquela chapa él falaria a Taico anque lle cortase a cabeza, pra que dese a facenda da nao" ( 50 ).      

A verdade foi que a auri sacra fames apoderárase de tal xeito da alma de Taicosama, que ata a xestión do gobernador Guenifuin resultou inútil. Xa vimos a fausta promesa que moi pouco despois do naufragio do galeón lle fixo ó xeneral Landecho cando aínda tiña plena fe na protección de Taicosama. Aquela fe nubróuselle coas intrigas dos moitos e poderosos inimigos, ata o punto que na carta do 23 de natal de 1597 escribíulle a Frai Xoán Pobre de Zamora desde a cárcel:

"Irmau Frai Xoán, a ida da vosa caridade diante de Taicosama entendo non aproveitará nada porque xa se lle alegou ó rei a amizade e a carta de seguro, e que mirase por a súa honra e todo o tragou, ensumido na sua codicia. E pra ter disculpa de que non iba contra a chapa, dise que deu contra nosoutros e contra os cristiáns porque predicábamos a lei de Deus" ( 51 ).

Todas as xestiós serían infructuosas ante un home dominado por a codicia; ademáis de que os ministros tiñan cortados todos os camiños pra que nen o embaixador nen os españois puderan comunicarse có emperador, na convicción que tiñan de que si lograra falar con él, máis de un deles se verían precisados a facérense o harakiri.

Despois das medidas pra apoderarse do galeón, e de todo o seu rico botín, como un delito leva a un novo delito, déronse os ministros imperiales a urdiren toda unha serie de calumniosas acusaciós contra os relixiosos franciscanos. Dispostos a todo, trataron de convencer a Taicosama de que o galeón viña moi armado e de que os pasaxeiros eran piratas en contubernio cós relixiosos franciscanos pra conquistar o Xapón, e de que a facenda do barco e a mesma vida daqueles homes estarían perdidas se non fora por a intervención dos xaponeses; ademáis de que foran os fotoques protectores quen trouxeran aquela nao pra que se resarcira o rei das moitas perdas causadas por a guerra de Corea e por o terremoto, fóra de que non se lles facía nengún agravio ós españois, a quen se lles salvara as vidas.

No convencimento de que non lle sería posible falar con Taicosama, escribiulle o embaixador desde a prisión, o 30 de natal, ó xeneral Don Matías de Landecho:

"Moito me folgaria que o rei outorgase licencia pra que eu e mais o Irmau Frai Gonzalo lle falásemos na presencia de a  vosa mercé, pero entendo que non ha querer, porque a verdade o deslumbraria e avergoñaria. O Señor o mova para que a vosa mercé lle dea bo despacho" ( 52 ).

Non houbo despacho nen bó nen malo. A verdade foi que naqueles momentos estaba perdida a facenda do galeón, en risco a vida dos franciscanos e a dos mesmos españois chegados no galeón "San Felipe".

 

10.- Peripecias dos  misioneiros

Cómpre dicir algo do que pasou con Frai Felipe de Xesús ou das Casas, que iba no galeón "San Felipe" a Nova España para ser ordenado sacerdote. Acerca del escribiulle o santo comisario ó Pai Agostiño Rodríguez:

"O Irmau Frai Martín está so en Osaka, porque o Irmau Frai Felipe que eu deixara con él, veu a Meaco a certo negocio e despois non pudo regresar por as gardas que temos" ( 53 ).

¿Cal foi o certo negocio que levou ó santo Frai Felipe de Xesús a Kioto? Ofrécenos a resposta o ben informado Ávila Xirón con estas palabras nas que refire o encontro do bispo Don Pedro Martínez có cadávre diste santo mártir:

"Virou prós santos mártires cos ollos asolagados de lágrimas e dixo falando co glorioso Frai Felipe de Xesús:

- ¡Ouh, benaventurado mártir e moi ditoso! Mellores ordes son estas que vos deu o rei do ceo ca non as que vos neguei eu indigno bispo.

Cómpre saber que este santo mártir era corista e, veu naquela nao "San Felipe"... Subiu a Meaco onde estaba este dito bispo que fora visitar a Taicosama. Pidiulle que o ordenase de ordes maiores e non quiso facelo por non sei qué razós, e por eso dixo agora o que dixo" ( 54 ).

Moi a seu pesar, querendo desmentir a Ávila Xirón, anotou o xesuita Morexón as razós que o bispo tuvera pra non querer ordenar a San Felipe de Xesús:

"Non consta que o bispo dexera tal cousa. E non o ordenou por saber pouco e por non estar daquela as cousas no Xapón quietas e él [bispo] moi de presa pra irse a Nagasaki. Nen houbo témporas pra eso, porque, logo de chegado a Meaco [Frai Felipe], foi preso" ( 55 ).

Conténtase con dicir "non consta"; cando Ávila Xirón é sempre unha fiel testemuña de canto escribe. Morexón non estuvo presente. Fútiles son as razós que di que tuvo o bispo pra non darlle as ordes a San Felipe. ¿Qué sabía pouco...? Nen o bispo tuvo tempo de saber o que sabía o santo mártir, porque toda a súa preocupación foi fuxir da "queima" que estaba decretada contra os cristiáns alí mesmo en Kioto. Por o demáis, San Felipe  pasaba a ser ordenado sacerdote na Nova España, enviado por os superiores franciscanos de Filipinas, en todo momento esixentes na elección de candidatos á alta dignidade do presbiterado. Nengunha das razós anotadas por Morexón son válidas. Non a falla de saber en San Felipe. Non a falla de tranquilidade no Xapón. Nen sequera a falta de témporas ou días hábiles pra conferir ordes. Sinxelamente a razón única foi a presa que o bispo tuvo pra escapar de Kioto por medo á persecución contra os cristianos que xa estaba decretada alí mesmo en Kioto. Aquel prelado non tiña madeira de mártir. En relación có pouco afecto que tiña ós franciscanos, cabe lembrar o seu comportamento de anos anteriores, có que rexeitou e non quixo ordenalos en Macao.

 

11.- Obediencia antes ca martirio

Falando das peripecias dos franciscanos non se pode esquecer o sucedido có Pai Xeromo de Xesús ou de Castro, natural de Lisboa, formado en España e pasado a Filipinas en 1593 na misión organizada por o Pai Pedro Ortiz Cabezas. Él mesmo escribe, falando de San Francisco Blanco:

"Pasou a Filipinas cos cincuenta relixiosos que "saimos" de España prá aquela terra no ano 1593, que foi o mais proveitoso grupo de relixiosos que sairon de España" ( 56 ).

O Pai Ribadeneira escribe na vida deste santo relixioso:

"devecendo en desexos de dar a sua vida por o honor doseu Redentor Xesucristo e empleala na conversión dos infieis, pasou canda min as Filipinas. Sin encarecementos poderei afirmar que no predicar e confesar traballaba por dous... Despois fomos enviados xuntos a Xapón" ( 57 ).

O Pai Xeromo de Xesús non acadou o martirio a pesar do moito que o degorou. A súa vida é unha proba de que a obediencia vale máis co sacrificio e co mesmo martirio. O desexo do martirio e o sofrimento pode convertir a unha alma en mártir. A Virxe María é aclamada "Raiña dos mártires" por convertirse en  mártir ó pe da cruz de Xesús seu fillo.

Contemplemos agora a insistente tirapuxa entre o Pai Xeromo de Xesús e o seu superior san Pedro Bautista; o Pai Xeromo teimando por ser mártir e o Pai Pedro a mandarlle que atendera ó rabaño de cristiáns necesitados dos seus coidados.

Estaba o Pai Xeromo exercendo o cargo de superior no convento franciscano de Nagasaki nos momentos inmediatamente anteriores á persecución contra os cristiáns; e foi nese preciso intre cando San Pedro Bautista o nomeou superior do convento de Osaka, a onde se dirixíu prontamente. Por as súas mesmas verbas podemos facernos idea da súa odisea. Escribe así:

"Cando prenderon ós meus irmaus... en Miaco e Osaka... estaba eu de camiño desde Nagasaki a Osaka e así nen fun preso nunha parte nen na outra... Finalmente, postas todas as miñas esperanzas, subin a Osaka onde estaba preso o santo Frai  Martiño... Eu funme a casa dun cristián onde atopei ó Irmau Frai Xoán Pobre.Tras del veu o xeneral do galeón San Felipe... Pedíronme que conviña ó servicio do rei noso señor que eu baixara a Nagasaki a facer requerimento ó cApitán de Macao pra que os favorecese co rei xentil... e pra esto enviaron a pedir licencia ó santo comisario que estaba preso en Meaco, que ma enviou pra que remediase a necesidade na que estaban o xeneral e os demais españois do galeón... Non sabendo qué facer, abadoneime a obediencia do meu santo prelado... e así lle escribin ó camiño cando baixaba de Meaco a Osaka, dándolle o parabén do seu triunfo, rogándolle que me dese licencia pra ir acompañalo ou que me dixese onde seria mellor sair a recibilo... Respondeume o santo... que me quedase .E logo cando chegou a cárcel de Osaka, volvín escribirlle outra vez que de amañecida me teria na súa compañía e dos demais mártires. Daquela respodeume:... Eu rógolle que pra consolación dos cristianos e pra que a Orde do noso Pai San Francisco non falte no Xapón se quede agora oculto ,e doulle toda a miña autoridade e a do noso Irmau Provincial .Noutra segunda carta que me mandou, decíame que o que escribira na primeira era o que conviña ;que me quedase, que Deus aceptaria a miña vontade de querer padecer por o seu amor. E cando saia da  cárcel enviei a dicirlle que me dese licencia pra acompañalo en tan glorioso triunfo e martirio .Daquela enviouma terceira carta cuias son estas palabras: Irmau Frai Xeromo,eu lle rogo e mando segunda vez que se quede agora oculto no Xapón, porque esto é o que convén segundo Deus "( 58 ).

As arelanzas do Pai Xeromo por unirse ó coro dos mártires foi unha constante durante aqueles días. A carta permitíndolle que pasase a Nagasaki a tratar o remedio do galeón San Felipe recibiuna o mesmo día da prisión de San Martín da Ascensión. Chegados á cárcel os mártires, envioulles un regalo de comida có aviso de que estaría á mañá seguinte con eles. Todos os razonamentos e decisión do santo comisario pon

de manifesto a superioridade da obediencia do superior sobre o desexo de martirio do súbdito perfecto. O superior estaba ensinándolle e esixindo ó súbdito que a obediencia está sobre o mesmo martirio. Por obediencia quedouse o Pai Xeromo de Xesús sin a coroa do martirio. Convencido o santo comisario da obediencia do Pai Xeromo, escribíu na carta do 2 de febreiro de 1597, xa na véspora do martirio:

"Deixo ó Irmau Frai Xeromo en Osaka pra consolo dos cristiáns. Queda oculto, porque doutra maneira non creo que se conservara dous dias sin que o prendesen" (  59 ).

O interés de que os cristiáns non se quedaran totalmente orfos e sin pastores triunfou sobre o anhelo personal do Pai Xeromo de ganarse o ceo por o atallo do martirio. De non consideralo necesario a pról dos cristiáns, procedera o Pai comisario coma noutra ocasión, na que lle escribíu ó Pai Martín da Ascensiòn:

"O Irmau Xoán Pobre regrese a Manila a dar conta ó noso Irmau Provincial do que acá pasa, porque bastamos por agora os que estamos ata ver no que paran

estes preitos. Si entendera que nos habian de martirizar a todos, eu o detuvera e non se iria, mais non creo que recibiremos esta mercé, anque non temos seguro de que non nos matarán" ( 60 ).              

Con casi toda seguridade pode dicirse que todas estas cartas do comisario as escribía en calidade de amanuense San Francisco Blanco. Na súa Relación escribe o Pai Xeromo:    

"Tamén mandou ó santo Frai Francisco Blanco que no seu nome me escribise que  me  facía  sucesor  e comisario faltando ou morrendo o Irmau Frai Agostiño" ( 61).

¿Quén non verá na vida e na peripecia deste misioneiro a mau de Deus que non o quería mártir, porque o tiña reservado  pra que fora él moi en breve o conductor do novo renacemento cristiano que rebrotaría puxante có rego de sangue dos seus compañeiros? É Deus quen escolle a uns, rexeita a outros, e a outros reserva pra futuros traballos no seu bacelo. Cúmplese a palabra súa no evanxelio: Non me elexistes vosoutros. Son eu quen vos elexín a vós pra que vaiades e dedes froito duradeiro.

Tan pronto tratou o Pai Xeromo de saír do lugar onde quedara escondido en Osaka, os inimigos abalanzáronse contra él coma lobos sin miramentos á memoria dos santos mártires. Él mesmo narra a nova e inmisericorde peripecia sin citación nominal dos novos inimigos, que foron os de sempre. Estas son as súas palabras:

"Como me quedei en Osaka, afiunzado en Deus que me axudaria e por virtude da santa obediencia me gardaria, non faltou quen pretendese atallarme os pasos porque me botaron de duas casas de homes principais que me recibian, e de outra dun pobre, e despois botáronme de outra. E véndome en tal apreto e reconocéndome semellante a Xonás, díxenlle ó que me traia nestos trances: "Animo, aquí me tes agora. Fai de min o que vos plaza". A esto respondeume que a boa traza era botarme ó mar e pra esto vin aparellado un barco. Estando así eu na porta de Osaka no mes de xaneiro, nevando e cuberto o hábito cun vestido de xaponés, véndome en tanta tribulación, sin saber si me levaban a crucificar ou a botarme no mar, levantei as maus cara o ceo e fixen esta breve oración: "Meu Señor Xesucristo, teño unha soia vida e fai moitos anos que vola teño ofrecida e fará catro dias que a ofrecín coa meirande vontade, pois vós sabedes con canta alegria anhelaba acompañar ós meus irmaus ou na morte ou na vida, pero xa que a obediencia pode tanto, que me fixo negar a miña vontade, eiqui me tes, Señor. Fágase en  min a tua santa vontade que o meu prelado me di que é que me quede no Xapón"... Neste intre asomou por unha parte quen viña meterme nun barco, como él dicia, e por outra tres xaponeses que me colleron dun brazo e me dixeron :"¿A onde vai Pai Frai Xeromo?

Eu dixen: Vou a onde Deus queira levarme.

Dixéronme os tres:

- Veña connosco,Pai.Sepa que o levan enganado.

Daquela eu deixeime levar por eles mentres o outro daba berros que non fose. E foi chamar xente pra que me prenderan pero os tres leváronme mais de media legua e puxéronme na casa dun xentil a quen moito encomendaron que tuvese moito coidado de min. Foi tan grande o meu cansancio nesta ocasión e aflicción, que case pensou dar a Deus a alma. Volto ó cabo en min, e confortado coa pobre cama que me deu infiel, despois de feita oración ó Señor, dorminme. E estando durmindo tuve un soño no que via moitas cruces e outra na que me puñan a min. E cando querian levantarme nela, chegaba o noso Pai San Francisco dicindo: "Iste non, porque o necesito eu". Con esta aflicción espertei pensando no soño... Logo funme pra Meaco ben sabe Deus con canto traballo, perigo e aflicción e atopeino todo quieto e ás mulleres dos mártires postas xa en libertade e ós cristiáns moi tranquilos... Visto e ben considerado esto e que por botarme a min tal vez se levantaria outro ruido e tormenta peor ca pasada e que eu era so e que os cristiáns que deberian favorecerme eran poucos e moi pobres, determinei baixar a Nagasaki por ver si encontraba algunha axuda... Despois de chegado a Nagasaki, funme secretamente a casa dun devoto cristiano... deron aviso ó gobenador xentil da cidade e por seu mandato botáronme de duas casas de portugueses onde dicia misa... Finalmente salín daquel reino e despois de padecer algúns traballos por amor de Deus, dispuxo a sua Maxestade que o navio no que iba con outros dous Pais agostiños e algúns españois arribase a Macán e dalí cos meus irmaus que foran desterrados, regresei a Manila”  ( 62 ).  

Na súa santa cortesía, non citou este relixioso os nomes dos seus perseguidores; pero nenguén ten a menor dúbida de que foron os xesuitas quen argallaron toda aquela intriga.

Deixemos por agora a vida do Pai Xeromo deica o momento do seu regreso ó Xapón, pra ser o heroe da restauración e ser novamwente obxecto de pesecuión.

 

12.- A persecución atinxíu a todos os franciscanos

Os franciscanos moradores no convento de Nagasaki tuveron un trato especial sin que se conoza a verdadeira razón delo. Estaban de moradores daquela os Pais Agustiño Rodríguez, Marcelo de Ribadeneira e Bartolomé Ruiz.

Da sorte destos tres relixiosos escribíu o Pai Pedro Bautista na carta do 14 de xaneiro de 1597:

"Ainda que non temos noticia do que será dos Irmaus que están en Nagasaki, que son o Irmau Frai Agostiño, o Irmau Frai Bartolomé e o Irmau Frai Marcelo, pero entendemos que pasarán por a mesma sentencia que nosoutros" ( 63 ).

O illamento a que estaba sometido naquel momento o santo comisario non lle permitíu conocer a situación dos tres relixiosos que moraban en Nagasaki e foran levados á forza por orde do gobernador Gompei ó barco do portugués Rui Méndez de Figueredo anclado no porto, o día 13 de xaneiro, o anterior á carta do santo comisario, como o narra Ávila Xirón:

"o buxio que aquí estaba, que era Gompei, embarcou a  todos tres na nao de Rui Méndez de Figueredo que viñera de Macao. Non sei por orde de quen se fixo esto... Asimesmo prenderon na dita nao o Irmau Frai Xoán Pobre que viñera na nao "San Felipe" ( 64 ).

Xa queda referido o moito que tuvo que sufrir o santo comisario durante os días da súa estancia en Nagasaki. Ata se viu na necesidade de abandonar o hospital por insidias dos xesuitas. O gobernador Tarazaba mostroulles favor e mandou que lles desen unha casa que os portugueses compraron a un xaponés. O Pai Ribadeneira narra o que pasou despois coa casa:

"Pero como o demo pretendia botalos non so do hospital, pero tamén daquela terra, de tal maneira baraxou este negocio da casa, que nos deu moito en que merecer ata que, antes do martirio, nos expulsaron a forza a tres relixiosos que estabamos alí servindo ó Señor, como adiante se dirá" ( 65 ).

É interesante a narración do Pai Ribadeneira, un dos protagonistas de todo o que daquela pasou:                        

"Outros tres que estabamos en Nagasaki cando se supo da prisión dos gloriosos mártires en Miaco, con mau armada, fomos expulsados por o xuiz xentil daquel lugar, da casa onde estabamos, e levaron públicamente ós dous ó navio dos portugueses que estaba no porto, con gran sentimento dos cristiáns... Chegados ó navio, foron entregados diante de testemuñas ó capitán dél pra que os gardase e non os deixase sair da nao. E eu que por a obediencia e por xustos e necesarios respetos fuxín con non pequeno traballo e me escondín, ó dia seguinte, por non encontrar cristiano nen xentil que me quixese ter na súa casa por temores humanos presenteime a dous portugueses e fun levado tamén dos ministros de xusticia ó navio onde estabanos os tres con gardas dentro do navio e na mar cando crucificaron ós santos mártires" ( 66 ).

Moitos dos pormenores de todo aquelo quedarán pra sempre no silencio por mór de que o Pai Ribadeneira non se baixou a clarificar os nomes dos causantes de todo. Cabe dicir que, si o gobernador era favorable ós franciscanos, foi o xuiz quen fixo que sufriran prisión no barco portugués con gardas dentro e fóra do barco. ¿Quén movía todo aquelo...?

A mesma fortuna dos outros tres cóubolle a Frai Xoán Pobre de Zamora, que teimaba por unirse ó grupo de mártires. Del narra Ávila Xirón:

"Saíuse da casa de Antonio Garcés, un portugués que hospedara ó xeneral e ós seus compañeiros, e foise cara onde  lle dixeron que viñan os Pais con mentes de morrer con eles, mais foi buscado e traido a forza a casa de onde foi levado a nao" (67).

Tamén narra o Pai Ribadeneira:

“O Pai Xoán Pobre, anque tiña licencia do rei pra ir co xeneral e cos demais españois con quen viñera, e volverse a Manila" ( 68 ).

Todos aqueles relixiosos remataron viaxando non a Manila, senón a Macao, a onde os levou o bispo cando debeu saír do Xapón, mal a seu pesar, unha vez terminada a sua misión e ver fóra ós mártires.

 

13.- Gracias, meu Deus

O primeiro pensamento do avellentado e achacoso Taicosama foi unha persecución xeral contra todos os cristiáns sin excepción. Pra eso ordenou facer unha lista de todos eles. Despois foi afloxando a dureza da súa sentencia na medida que os conselleiros iban moderando o seu carraxe. Non esquezamos as palabras do Pai Ribadeneira e de Ávila Xirón que falaron dos familiares cristiáns que tiñan nas súas casas moitos dos nobles.

Di Ávila Xirón:

"Foi levada esta nova ó santo comisario Frai Pedro Bautista que a recibiu con moito gusto e ledicia... e deron moitas gracias a Noso Señor por a mercé que lles facía" ( 69 )

Despois da prisión dos franciscanos iniciouse o alistamento dos cistianos de Kioto. Escribe Ávila Xirón que

"en breve espacio escribiron mais de tres mil e entre eles moitos fillos de homes proncipais".

Aqueles homes trataron de salvar o que máis lles interesaba, non importándolles nada que morreran os relixiosos.

Xibunoxo informou a Taicosama:

"Visto por Xibunoxo, determinou dar conta delo a Taicosama e deulla dicindo que entendia que por aquel estilo despoboaríase a cidade e que lle parecia que non se proseguise no comenzado, senón que os Pais e xaponeses que estaban presos morresen, si alguén debía morrer... Pareceulle ben ó rei tomar este consello" ( 70 ).

Evidentemente esta proposta de Xibunoxo foi darlle ó achacoso rei como cebo e solución a morte dos franciscanos pra salvar o que a él e outros moitos lles interesaba.

            Teñamos en conta que a decisión de Taicosama tuvo moitas voltas e revoltas naqueles dias. Primeiro decretou a persecucón de todos os cristiáns con castigo soamente de algúns. Despois reducíu o castigo ós franciscanos e ós seus máis cercanos colaboradores. Vivíronse dias de vacilaciós e chegaron a pensar os amigos dos franciscanos que todo quedaría na expulsión a Manila, como alguén llo manifestou ó Pai Xeromo de Xesús, que así o escribíu:

"Vendo que lles cortaran as orellas e que os traían camiño de Nagasaki, preguntei qué sería deles e dixéronme que non morrerían, senón que os perdonarían, si houbese quen rogase por eles ó rei" ( 71 ).                   Ata parece que Deus non suscitou quen rogase por eles. Era necesario que no Xapón houbera valerosos que poideran verter a súa sangue. No medio de todas aquelas vacilaciós do rei vivían felices os fillos de San Francisco, anhelando con todas as veras da súa alma que o Señor escoitara as súas oraciós e que lle fosen gratas ás súas vidas si o perdelas poidera ser de utilidade. Xa anotei noutra parte as palabras acerca do que pensaba o xesuita Pai Sebastián González da necesidade no Xapón de sangue de martirio. Narra del o Pai Ribadeneira:

"Anhelaba moito que houbese mártires e vivia sempre con este santo desexo como quen arelaba selo; por eso, cando viu cumplido o seu desexo,daba moitas gracias a Deus e con ferventes palabras incitaba a todos a veneración dos benaventurados  mártires  e  procuraba  ir  moitas  veces  visitar  os  seus corpos" ( 72 ).

Agora anoto o que pensaba o Pai Bartolomeu Ruiz. Sobre ésto que pensaba escribe o Pai Ribadeneira:

"Estando alí [Nagasaki] non soamente se alegrou coas novas da prisión dos seus compañeiros, pero daba gracias a Deus porque, como él dicia sempre, aquela igrexa tiña necesidade dun rego de sangue. Moito antes do martirio, dixo que á Orde de San Francisco, senón era derramando o seu  sangue  os  frades  por  a  fe, non  salirian do Xapón, como sucedeu" ( 73 ).

A permanente alegría dos santos prisioneiros pode verse  en todos os actos daqueles días. En carta decíalle a San Martín da Ascensión:

"Estamos moi alegres e consolados no Señor ainda que cercados dentro e fora de casa de gardas,  tendo por mercé moi grande padecer por o seu divino amor... ¿Quen poderá contar a ledicia e o lecer que houbo entre todos nosoutros e as gracias que dabamos a Deus Noso Señor por parecernos que era chegada a hora na que este Señor quería facernos participantes do seu reino?" ( 74 ).

Noutra carta dixo o santo comisario:

"Celebramos o santo Natal do Fillo de Deus con moita alegria espiritual. Entonamos as vésperas e houbo incenso... E houbo cantigas ó noso modo... O Señor ordene aquelo que ha ser pra súa gloria que certo nesta prisión non lle pedin que me libre da morte..E doulle infindas gracias por esta mercede"( 75 ).    Nun principio foron postas gardas ás casas dos xesuita, asemade coas dos

franciscanos; aínda que ás dos primeiros deixáronas libres de gardas en atención ás xestiós realizadas por individuos interesados a seu pról.

Tras varios días de gardados nas súas casas e ante a insistencia das maniobras acusatorias contra os franciscanos, dictou Taicosama sentencia de pasealos a pública vergoña. Confundido esta sentencia e a sentencia de morte nunha soia, narra Ávila Xirón:

"E así deuse sentencia de morte contra os xaponeses que estaban presos con eles, que eran quince, e o irmau Miki Paulo, da Compañia, con dous doxicos que recibiron [profesaron] despois no camiño de Urakami o dia que os crucificaron cerca de aquí,... son deceoito e un que se entrou na prisión, decenove e outro que despois prenderon no camiño vinte, e o santo comisario Frai Pedro Bautista, Frai Martín, Frai Francisco Blanco, Frai Francisco de San Miguel, leigo; Frai Felipe de Xesús, corista; e Frai Gonzalo García.

Os nomes dos xaponeses son estes: Pablo Auzuki, predicador; Gabriel, doxico; Kinuia Xoán;Tomé Danki, predicador; Francisco, predicador; Xaquín [Sakakibara], cociñeiro no convento de Osaka; Tomé [Kosaki], doxico; Ventura, predicador; León  [Carasuma], predicador; Matías [cociñeiro en Kioto]; Antonio, doxico de trece anos de idade [axudante de San Pedro Bautista]; Loisiño [Ibaraki], de dez [anos]; Xoán [ de Goto], doxico da Compañia de Xesús, xaponés de nación; Paulo Ibariki, predicador Miki Paulo, irmau da Compañia de Xesús, xaponés de nación; Kisai Diego, doxico da Compañía de Xesús; Kosaki Miguel [pai do neno Tomé];  Sukexiro Paulo; Cosme [Takeia], predicador; Francisco Gaio. Xa trouxeran ó Pai Martín de Osaka e o irmau Miki Paulo que prenderon na igrexa da Compañia de Xesús, que alí estaba, ainda que oculto; porque como o mandato  do rei foi que matasen a todos os Pais, así como foron a  San Francisco, foron tamén a casa da Compañia onde residia o Pai Organtino a quen non atoparon na casa, e prenderon ó dito irmau e ós dous doxicos que despois foron recibidos como irmaus o dia que os crucificaron .Dia da Epifania do Señor,  ano de mil e cinco centos e noventa e sete foron a prisión e sacaron dela ó santo comisario Frai Pedro Bautista e ós seus ditos compañeiros Pais, Irmaus e xaponeses que por todos eran vintecinco" ( 76 ).

Nesta Relación de Ávila Xirón están mesturadas varias etapas que son: mandato da prisión dos relixiosos, sentencia de  morte, etc. Con meirande exactitude narra o Pai Ribadeneira:

"Conocido o regreso dos benditos mártires de Sakai, foi publicada unha segunda sentencia que dera o rei mandando que todos os vintecatro mártires fosen levados a Nagasaki e alí crucificados. E causou moito abraio esta nova determinación nos xentís e nos principais da corte, porque todos pensaban que o que ata alí se fixera fora pra escarmento dos cristiáns e todos tiñan por certo que o rei se contentaría co que xa padeceran e que enviaría ós relixiosos as Filipinas de onde viñeran e que perdonaría ós xaponeses"  ( 77 ).                 

Existíu en moitos conselleiros do decadente emperador a esperanza de que non pasaría a condenar a morte ós relixiosos,  e que todo quedaría en desterro a Filipinas. Recolleu esta impresión o Pai Ribadeneira:

"Falábase neste tempo entre a xente principal de que o  rei non so mandaba prender ós benditos mártires, senón que queria facer neles un castigo exemplar pra pór medo ós cristiáns, mandando cortarlles as orellas e narices... que despois determinaba que fosen levados a Manila de onde viñeran. E díxose despois que esta determinación non se puxera en execución por dicirlle un grande ó reo que, sendo os frades extranxeitos fosen tan mal tratados e mais vindo como viñeran de embaixadores  e  ser  costume  no  Xapón  tratar  ben  ós  de  outros reinos" ( 78 ).                                   

Causa extraneza que o Pai Ribadeneira non identificara a persoa grande a quen fai alusión, e que Ávila Xirón ben claramente di que se tratou de Guenifuin, gobernador en Kioto e admirador sinxelo dos franciscanos e moito do propio Pai Ribadeneira, que frecuentaba a súa casa dende o día que o mesmo Guenifuin os apadriñara na entrevista con Taicosama cando chegou ó Xapón. Escribe él mesmo:

"Chegado o dia que deberíamos falarlle, apadriñounos o gobernador chamado Guenifuin, que  era  a  persoa  máis  familiar  do  rei e quen máis favor nos facia" ( 79 ).                

 

 

 

 

 

 

 

 

 

N O T A S

 

 

  ( 1 ).- RIBADENEIRA, lib. 5,c. 24, 497.

  ( 2 ).- Ibidem, lib. 4. c. 35, 415.

  ( 3 ).- GIRÓN, 517 – 519.

  ( 4 ).- POBRE.

  ( 5 ).- GIRÓN, 517 – 519.

  ( 6 ).- BAUTISTA:Carta al Padre Francisco de Montilla.Osaka,11 de outubro de 1596,

            AIA,VI,271 -272  e XXI, 519 – 520.

  ( 7 ).- JERÓNIMO; Relación, AFH, XIX, 395 e AIA, XXI, 520.

  ( 8 ).   - GIRÓN, 520.

  ( 9 ).- RIBADENEIRA, lib. 4, c. 36, 418.

( 10 ).- Ibidem, 419.

( 11 ).- Ibidem 421.

( 12 ).- Ibidem, l. c.

( 13 ).- BAUTISTA: Carta al general Matías de Landecho, 29 de outubro de 1596.

( 14 ).- Ibidem: Carta al Padre Ribadeneira. 17 de novembro de 1596.

( 15 ).- Ibidem, l. c.

( 16 ).- Ibidem, l. c.

( 17 ).- PÉREZ: Declaraciones de los marinos españoles.

( 18 ).- PEDRO MARTÍNEZ:Testimonio, en Robles Dégano, 203.

( 19 ).- ROBLES DÉGANO, 204 – 205.

( 20 ).- GIRÓN, 521.

( 21 ).- Ibidem, l. c.

( 22 ).- RIBADENEIRA, lib, 4. c. 36, 422.

( 23 ).- Ibidem, 420.

( 24 ).- BAUTISTA: Carta al general  Matías de Landecho. 20 de outubro de 1596, AIA,VI, 299

          e XXI,522.

( 25 ).- GIRÓN, 522; AIA, VI, 299.

( 26 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 19, 478 – 479.

( 27 ).- BAUTISTA: Carta al Padre Agustín Rodríguez. Meaco, 18 de natal de 1596; AIA,VI, 288

         e XXI, 524.

( 28 ).- TAICOSAMA: Carta al gobernador de Manila, AIA, XIII, 31.

( 29 ).- JERÓNIMO, Relación, c. 2.

( 30 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 8, 451 – 452.

( 31 ).- Ibidem, lib. 4, c. 14, 359 – 360.

( 32  ).- Ibidem, lib. 4, c. 20, 377.

( 33 ).- Ibidem, lib. 4, c. 8, 345.

( 34 ).- POBRE, AIA, XXI, 530 – 531.

( 35 ).- GIRÓN, 524 – 529.

( 36 ).- BAUTISTA: Carta al Padre Agustín Rodríguez, 18 do natal de 1596.

( 37 ).- SAN  FRANCISCO  BLANCO: Carta al Padre Marcelo de Ribadeneira. Copiouna  o Pai

          Castro, II,75.

( 38 ).- BAUTISTA:Carta al Padre Agustín Rodríguez,18 de natal de 1596,AIA,VI,288 -289 e

          XXI, 525.

( 39 ).- Ibidem, l. c.

( 40 ).- Ibidem: Carta al Padre Martín de la Ascensión avisándole de la prisión, AIA, XV;(1921),

         176-177 e XXI, 525. Publicou esta carta o Pai Ribadeneira, lib. 5, c. 3, 437.

( 41 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 12, 463 – 464.

( 42 ).- Ibidem, lib. 5, c. 5, 444.

( 43 ).- Ibidem, lib. 5, c. 9, 455.

( 44 ).- Ibidem, lib. 5, c. 12, 462 – 463.

( 45 ).- Ibidem, lib, 5, c. 13, 465.

( 46 ).- BAUTISTA: Carta a Gómez Pérez Dasmariñas. Meaco, 7 de xaneiro de 1594.

( 47  ).- Ibidem: Carta a Gómez Pérez Dasmariñas. Meaco, 7 de xaneiro de 1594.

( 48 ).- Ibidem, l. c.

( 49 ).- BAUTISTA: Carta al Padre Ribadeneira, 17 de novembro de 1596.

( 50 ).- Ibidem, l. c.

( 51 ).- BAUTISTA: Carta a Frai Juan Pobre desde la cárcel, 23 de natal de 1596.

( 52 ).- BAUTISTA: Carta al general Matías de Landecho, Meaco, 30 de natal de 1596, AIA, VI,

          291 e XXI, 522.

( 53 ).- BAUTISTA: Carta al Padre Agustín Rodríguez, 18 de natal de 1596; AIA,VI,288  e

          XXI,531.

( 54 ).- GIRÓN, 551.

( 55 ).- MOREJÓN, en GIRÓN, 551.

( 56 ).- JERÓNIMO, Relación, 580; AIA, 526.

( 57 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 31, 517.

( 58 ).- JERÓNIMO: Relación copiada por o Pai Ribadeneira, lib. 5, c. 32, 519ss.

( 59 ).- BAUTISTA: Carta a los tres religiosos presos en Nagasaki, en Ribadeneira,

          lib.5,c.6,447.

( 60 ).- Ibidem: Carta a San Martín de la Ascensión, en Ribadeneira, lib. 5, c. 3, 438.

( 61 ).- JERÓNIMO: Relación en Ribadeneira, lib. 5, c. 32, 521.

( 62 ).- JERÓNIMO:Relación,en Ribadeneira,lib.5,c.32,521; AIA,XV,(1921),186-187 e XXI,528-529.En            

            confirmación do dito por o Pai Xeromo escribe o santo comisario na carta do 14 de xaneiro de 1596 ó             Provincial de Filipinas:"Antes que chegase o Irmau Frai Xeromo, que fora a Meaco  cando estabamos

presos aviseino que se ocultase pra gran consolo dos cristiáns que quedaban, aínda que él prefería

xuntarse conosco pra padecer tamén. Díxenlle que si fose mester mudase o hábito pra acudir mellor ás

necesidades dos cristiáns que ben o merecen”(AIA,VI,303-304 e XXI, 529).

( 63 ).- BAUTISTA: Carta al Provincial de Filipinas, 14 de xaneiro de 1596, AIA, VI, 503 e XXI, 543. Deixou o santo constancia nesta carta do prezo do presente que lle fixo ó gobernador Guenifuin: “Aconsellándome con Cristobo de Mercado fixemos un presente de prestado que tomamos dun xaponés a quen é necesario satisfacer porque é pobre e deuno por rogarllo eu. Por eso, pido que se satisfaga esta facenda a este xaponés que se chama Cosme Xobasi, ou a súa muller María ou a súa filla Isabel. Entrégueselle, este diñeiro ó home que él envíe ou os Pais da Compañía que están en Meaco que o entreguen ó dito Cosme... O presente citado antes, que se fixo de centro catro taes foi pra darlle a unha persoa moi grave[Guenofuin] que fixo de intercesor a prol da nao “San Felipe”, que xa o rei tiña enviado un governador seu a tomala. Este presente procurei dar coa presunta do xeneral e de todos os do navío e con consentimento e persuasión de Cristobo de Mercado que dixo cobraría este diñeiro dos do navío; e por facer todas as  posibles dilixencias pra que a facenda non fora tomada, presentouse un traslado  da chapa de seguridade que dera o rei, aínda que todo esto non aproveitou nada.Por amor de Deus pido se satisfaga a Cosme Xobasi que dixen arriba”.

( 64 ).- GIRÓN, 543.

( 65 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 11, 353.

( 66 ).- Ibidem, lib. 5, c. 26, 501.

( 67 ).- GIRÓN, 544 – 545.

( 68 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 25, 502.

( 69 ).- GIRÓN, 524 – 525.

( 70 ).- GIRÓN, 530.

( 71 ).- JERÓNIMO: Relación, en Ribadeneira, lib. 5, c. 32, 520.

( 72 ).- RIBADENEIRA, lib. 5, c. 32, 520.

( 73 ).- Ibidem, lib. 5, c. 31, 516.

( 74 ).-Ibidem:Carta San Martín de la Ascensión.Copiou esta carta o Pai Ribadeneira,lib.5,c.2,432-433.

( 75 ).- Ibidem. Copiou esta carta o Pai Ribadeneira, lib. 5, c. 3, 438.

( 76 ).- RIBADENEIRA, lib. 5,  c. 3, 438.

( 77 ).- Ibidem, lib. 5, c. 12, 462 – 463.

( 78 ).- Ibidem, lib. 5, c. 5, 444.

( 79 ).- Ibidem, lib. 4, c. 8, 345.

 

 

 

 

xapon 9:A hora de Deus

xapon noveno:A hora de Deus

capitulo 9:A hora de Deus

capitulo décimo:per crucem ad lucem

          CAPÍTULO DÉCIMO: PER  CRUCEM  AD  LUCEM

 

1.- Camiño do calvario                      7.- Sangue milagroso

2.- Estaciós do longo viacrucis         8.- Romaría no Xapón

3.- Festina lente                                9.- ¿Quén contra Deus?

4.- Chegada ó calvario Tateiama   10.- O ceo glorificou ós heroes

5.- Así morren os heroes                11.- Sonou a hora da glorificación

6.- Corazonada da mai ¡Paquiño,         suprema na terra

     fillo da miña alma!

 

1.- Camiño do calvario

Rezaban os franciscanos do convento de Kioto o Oficio divino correspondente ó día 2 de xaneiro de 1597, cando recibiron aviso de que soldados imperiales viñan a prendelos. Cando eles oíron o barullo grande que formaban, presupoñendo a proximidade da súa morte que xa tantos días tiñan degustado, baixaron á igrexa a carón do altar santo a onde chegou en breve moitedume  de xaponeses armados "con lanzas, alfanxes e outras armas", que di o Pai Xeromo de Xesús ou, coma anota Frai Xoán Pobre,“veu a xusticia e penetrou no convento con grande furor e tropel cum lanceis et fustibus( 1 ).   

A carón do altar santo romperon os relixiosos a cantar o himno de acción de gracias Te Deum laudamus ata que os soldados de Taicosama se abalanzaron sobre eles como lobos sobre mansos cordeiriños e lles ataron as maus ás espaldas como si de uns malfeitores se tratara.

Considerando aquel acto con piadosa maxinación, descúbrese nel un dramatismo divino que lembra, sequera sea remotamente, a escea que tuvo lugar no Horto das Oliveiras.

Examinada a lista de nomes anotados, decatáronse os soldados da falta dun que era San Gonzalo García, a quen anduveron buscando por todos os recantos do convento ata que e atoparon na horta abrazado a unha cruz que alí había, de onde o arrincaron e levaron a paus e arrempuxós ata xunguilo ós demais.    

 

2.- Estaciós do longo viacrucis

Có fin de de podermos seguir coa máxima exactitude posible o camiño deste

viacrucis os santos mártires dende Kioto[Meaco] deica Nagasaki, aproveitarei os datos que ofrecen os cronistas que trataron deste punto, como foron o Pai Marcelo de Ribadeneira, Pai Xeromo de Xesús, Bernardino de Ávila Xirón,Frai Xoán Pobre,o cronista do grupo de españois do galeón ”San Felipe”, que seguiron fundamentalmente todos eles a mesma rota por onde foron levados os mártires, sempre coa idea de darlles alcance.Tamén aproveitarei

as aportaciós non sempre aceptables do xesuita Pai Diego Pacheco.A pesar de todos estes testemuños non sempre será posible dar informaciós definitivas en todos os casos,senón que será preciso deixar lugar a lagoas descriptivas

 

Día xoves 1 de xaneiro

Escribe Frai Xoán Pobre:

“Un xoves de mañanciña, día de ano novo, os mesmos correxidores ou”acunines” que foran o 9 de natal a pór as gardas, foron agora a sacalos pra levalos ó cárcere público. Antes de facer esto enviaron a cidade de Osaka a uns tiranos ó oratorio de Belén pra que levasen presos a Miaco ó santo Frai Martiño e ós que estaban coel... Levaron xuntos a Cosme, predicador,e a Xoaquín,cociñeiro. O santo neno Antonio estaba enfermo e quixérono deixar, mais o neno tanto lles rogou e teimou que o levaran cos demais, que o fixeron. Postos en catro cabalos,no tempo de partiren, levaron outros dous, un irmau dos Pais da Compañía chamado Michi Paulo e outro mozo, porque a xusticia que foi a Belén, foi tamén por erro a casa dos Pais da Compañía  e, como  non  atoparon  a  ningún  Pai, fora  de    estes  dous, trouxéronos” ( 2).

No momento de abandonar os relixiosos pra sempre o amado convento da Nosa Señora dos Anxos, cantaron todos a coro coa voz vibrante e emocionada dos seus mellores días o himno”O gloriosa Domina,sublimis inter sidera” e, despois de rematado, foron obrigados a saír.

Cando os cristiáns viron ós seus Pais aprisionados e camiñando por a rúa, pedían  con berros  e lágrimas ós ministros que tamén os amarraran a eles e os levaran asemade cos seus queridos Pais a onde eran levados daquela maneira tan inxusta e tan cruel; onseguindo soamente seren bourados bárbaramente, e algúns deles desposuídos dos seus vestidos. Únicamente dous meniños, chamados Loisiño e Tomasiño, conseguiron seren agregados ó número dos futuros mártires. Loisiño era o anxo preferido de San Francisco Blanco, de quen non quixo afastarse naquel momento supremo do camiño do martirio.

O máximo da emoción aínda pra aquelas xentes sin misericordia prós infelices leprosos e doentes, deuse ó pasaren os integrantes daquel santo cortexo de prisioneiros por diante dos hospitais fundados por a caridade dos franciscanos e con todo amor cultivados por eles.

Narra o Pai Ribadeneira:

"Foi tan grande o alarido triste dos pobres vendo que levaban presos ós seus mestres que eran pra eles como mais regaladas, que choraban por eles e se sentían coma desamparados de todo ben e regalo, e non foi menor o sentimento e dor dos santos escoitando os clamores dos pobres dos que lles causaba increible dor afastárense. Perseveraban os cristiáns en írense tras os santos a quen tiraban dos mantos e bicaban os hábitos, e se axionllaban ós seus pes pra bicarllos, e cando non podían facelo, bicaban a terra que eles pisaran. Quen máis se sinalaba en amosar amor, foi María, muller principal e Irmá da Terceira Orde, por estar casada co Irmau Cosme... Por forza foi levada a súa casa onde lle puxeron gardas como a persoa que debía ser castigada" ( 3 ).

Tamén Ávila Xirón narra o valente comportamento desta muller:

"Indo por unha rúa, acertou escoitar o ruido unha valerosa muller chamada María, que o era de Cosme, síndico do convento. Preguntou qué era aquelo, porque non o sabía, nen crería que a tal chegara. Saíu a rúa e como viu ó santo comisario, posposta toda a súa autoridade, lanzouse ó carro sin que foran quen os soldados de impedirllo, e abrazada de onde pudo alcanzar, comenzou a chamar por o santo comisario  e dicirlle:

- ¿A onde te levan, meu Pai? ¿A onde vas sin min? ¿É posible, señor, que non te lembraras de avisáresme pra que eu fora acompañándote neste camiño? ¿Qué fixeches, Pai, para que así te maltraten? O que eu fago ¿has pagalo tú? E con estas e outras palabras de moito sentimento que non llas deixaran dicir senón fora por ser muller conocida por muller de quen era, que era principal e honrado, procuraron por as boas afastala do carro. E como non houbese remedio, finalmente, quitárona a forza, aínda que coa  meirande cortesía que foi posible, que foi moito tela xente de tan pouco respeto como son os verdugos no Xapón. Iba a noble dona enchendo de queixumes a rúa e os oídos de cantos a vían con tanto sentimento, que movía a compaixón a todos. Chegaron a un templo de xentís onde adoitaban executar as xusticias exemplares e alí cortáronllesa todos cadansúa parte da orella esquerda e logo foron proseguindo por as espaciosas rúas daquela famosa cidade que daquela era máis ca arestora, porque residía nela a corte" ( 4 ).

Demos por ben empregada esta longa relación dedicada á xesta daquela muller prototipo doutros moitos cristiáns naqueles momentos.

 

Día venres 2 de xaneiro.Kioto

Sigue narrando Frai Xoán Pobre:

“Logo ó día seguinte venres cedo, dous de xaneiro, sacáronos do cárcere e leváronos a pe atadas as maus atrás ó lugar onde lles iban cortar as orellas” ( 5 ).

Por levar sempre a contra, di o xesuita Morexón que o lugar onde lles cortaron as orellas non foi a carón do templo xentil; pero Frai Xoán Pobre, perfecto conocedor de todo aquello, escribe:

"Desta maneira os levaron deica chegar fronteiro da varela e casa do bonzo maior de Meaco" ( 6 ).

Noutra parte reitera:

“Na fronte da casa do bonzo íbanlles cortando de un en un cadanseu pedazo da orella esquerda e de tres en tres subíronos a todos vintecatro en oito carros que tiñan dispostos pra levalos a vergonza” ( 7 ).

Grande foi o gozo de todos ó atoparse alí có Pai Martiño  da Ascensión e varios cristiáns traídos de Osaka aquela mesma noite no medio dun gran número de gardas. Entre eles atopábase o tenro e valeroso picariño Antoniño, formando a triloxía infantil con Tomasiño e Loisiño. Foron eles quen deron naquel intre a nota tenra e baril. O número dos postos na lista dos sinalados, signati, pra seren castigados, foi naqueles momentos  rimeiros de seis relixiosos franciscanos e deceoito máis entre catequistas e predicadores dos franciscanos, e tres doxicos dos xesuitas de Osaka, que optaron daquela por formar parte do rabaño seráfico, como narra Frai Xoán Pobre con todo o color que él sabe porlle ás súas palabras:

“Cando chegaron os santos mártires encontraron ó santo  Frai Martiño e ós demáis que viñan coel que chegaran de Osaka. Apertáronse todos... Din que alí Michi Paulo, o irmau dos Pais da Compañía, e os outros dous que viñan coel se  xionllaron ós pes do santo comisario e Paulo dixo:

 Bendito e louvado sea Deus que me xuntou con tan santa compañía e máis coa da vosa Reverencia. Si quere recibirme por irmau de San Francisco, eu sereino e dende hoxe doume por tal. E así recibiuno o santo comisario e abrazouno cos demáis. Estes tres gloriosos mártires eran moi devotos dos frades. Eran entre os sabios, os máis sinxelos e naturais e así os seleccionou o Señor de entre eles e os trouxo  á compañía do glorioso Pai San Francisco, pois dela subirían a do noso señor Xesucristo. Así, dende hoxe, estes tres mártires con outro que chegou logo, todos quedan por da Orde do seráfico San Francisco e aínda con máis xusta causa cós demáis, porque a estes tres ou catro procurou o Pai Organtino sacalos da compañía dos mártires e fixo canto pudo e nunca pudo, porque eles non quixeron volver a súa, porque da Compañía dos Pais poden moi ben pasarse a do humilde Francisco, e da compañía e Orde do glorioso San Francisco non poden ir a súa. E así o fixeron estes venturosos mártires” ( 8 ).  

            O lecer que sentían os santos mártires únicamente pudo sentirse amornado por a escena protagonizada por os leprosos e demáis enfermos hospitalizados, que abandonaron os leitos e saíron, cubertos os corpos con vendaxes, pra abrazárense nas portas da igrexa cós seus benfeitores e ver de lograr que os soldados tamén os levaran a eles. A golpes remataron os nada piadosos ministros aquela escena,tirando por terra a empuxós e golpes  os corpos pouco menos ca exánimes daqueles infelices enfermos.

No traxecto entre o convento e o cárcere público a onde foron conducidos, distantes un cuarto de legua, como di o Pai Ribadeneira, era tan crecido o número de cristiáns que acudiran a bicar as maus, hábito e cordón franciscano dos santos mártires,

que facía sumamemte difícil o paso por as rúas.

No cárcere esperaba ós santos mártires o agradable encontro cós catequistas que os estaban esperando con arelanzas incontenibles de fillos espirituais daqueles benqueridos relixiosos.

Engade Ávila Xirón:

"Sacaron ós ditos Pais e compañeiros amarradas as maus e con sogas no pescozo como a malfeitores, e subíronos nuns  carros que pra eso estaban aparellados, primeiro ó santo comisario, como capitán, e logo ós demais, e con grande acompañamento de xente de armas foron levándoos por as rúas da cidade, cunha táboa de ciprés de diante na que iba escrita a sentencia do tenor seguinte: ”Por canto estes homes de Luzón viñeron ó meu reino con título de embaixadores e quedáronse nel predicado e ensinando a lei dos cristiáns que eu tiña prohibida rigurosamente nos anos pasados, mando que por eso referido sean levados a Nagasaki onde sean crucificados cos xaponeses que convertiron, e todos vintecatro queden nas cruces levantados, de onde ninguén os saque, pra escarmento de outros. De novo prohibo con todo rigor que ninguén ouse xamáis de aquí en diante predicar esta lei, nen ser seu autor só pena de morrer con toda a súa xeración, aínda que un só a quebrante”. Ó carro do santo comisario seguían os demáis nos que iban os seus compañeiros. No seu seguimento iba tanta xente xentil e cristiá, que non cabían nas rúas. Ás voces do pregoeiro acompañaban moitos alaridos de mulleres que estrañamente se compadecían de ver un espectáculo endexamáis visto entre  eles  ejecutado  en  homes  estranxeiros  de  quen  tantas  virtudes  oíran  e viran"( 9 ).

Escribe o Pai Xeromo de Xesús:

"Venres por a maña sacaron ós santos mártires do cárcere e leváronos a pe e coas maus atadas atrás, ó lugar onde lles cortarían as orellas" ( 10 ).

Escribe o Pai Ribadeneira:

"O gobernador de Meaco a quen lle foi encomendada a execución da sentencia, vendo que só contra os franciscanos e os seus familiares xaponeses era a persecución, mandou quitar as gardas que ó principio se puxeron na casa dos Pais da Compañía e por excusar a morte a máis de mil cristiáns que estaban escritos e conocía non teren culpa, resolveu que unicamente morresen cos santos frades os xaponeses que sacaron presos da súa casa como discípulos conocidos seus,que eran quince" ( 11).

 

 

No número de listados estaban os tres meniños: Loisiño, de Kioto; Antoniño; e Tomasiño; traídos de Osaka có Pai Martiño; tres valerosos mártires capaces e encher só eles unha gloriosa páxina do martiroloxio cristián.

Cando o verdugo lle amputou a súa orella, colleuna Loisiño do chau e díxolle:

 "A min paréceme pouco".

Tamén lle dixo Antoniño:

"Corta, corta máis si queres".

Conta o Pai Ribadeneira:

"E como un cristián chamado Víctor vise que os verdugos tiraban por o chau as partes das orellas, recolleunas e levoullas ó Pai Organtino como gran reliquia e sinal da victoria que os santos acadaban do rei que llas mandaba cortar" ( 12 ).

¿Qué comentario cabe facer? En primeiro lugar, esta escena dos picariños Loisiño e Antoniño lémbrame o que se conta de San Lourenzo mártir: que cando o seu corpo estaba xa medio esturruxado na grella, díxolle ó verdugo: Dame a volta e xa podes comer. Outra consideración que se ven á mente é que o bó do xesuita Organtino terminaría tirando tamén cós anacos das orellas dos mártires. ¡A boas maus foron parar aquelas santas reliquias...!

Cumprido o primeiro número do programa de cortarlles ós mártires parte de cadansúa orella esquerda, foron obrigados a subir de tres en tres a carros tirados por sendos bois, nos que deberían facer o paseo por as restantes rúas da cidade.

No comenzo do recorrido, e como xesto de triunfo, entonou o santo comisario o himno Te Deum laudamus, que cantaron todos a coro. Tres rapaciños dirixidos por o intrépido Loisiño, o gran amigo de San Francisco Blanco, entonaron en loor de Santa María cánticos da súa devoción que aprenderan no catecismo.

¿Qué sentimentos dominarían a alma de San Francisco Blanco despois de recibido o bautismo de sangue por a fe no seu Señor Xesucristo? ¿Cal sería a súa acción de gracias por telo escollido pra operario e testemuña súa naqueles momentos de ofrenda e entrega do primeiro sangue, preludio do próximo martirio pró que tiña arranxada a alma?. Canto de heroico aseguran os haxiógrafos do grupo de mártires, do seu valor, do seu sacrificio, e dos tormentos a que foron sometidos por os gardas, hai que supolos sufridos por o baril fillo do Tameirón con gozo e alegría, porque vía chegado o momento de demostrar o que con tanto anhelo devecera sempre.

O Pai Xoán Francisco de San Antonio escribe:

"Nos cárceres, nas afrentas e nos tormentos mantúvose o seu ánimo constante e sempre igual e pudo competir co máis vizoso da súa compañía o seu valor e o seu fervoroso celo no predicar" ( 13 ).

Abundan en semellantes expresiós os demáis biógrafos do  santo mártir. O Pai Xacobo de Castro escribe:

"Non iba menos ben ocupado o noso santo mártir Francisco Blanco que, como bo conocedor da lingua xaoponesa, todo era ir afeando ós ídolos e publicando a lei evanxélica" ( 14 ).

Os mesmos xentís, conmovidos por sentencia tan inxusta e cruel, testemuñaban a súa adhesión ós mártires esparexendo area no camiño por onde deberían pasar, que era a meirande mostra de veneración que se lle facía ó emperador cando entraba triunfante nunha cidade.

Tras recorridas as rúas de Kioto ó lento camiñar dos bois, foron reintegrados os santos mártires á noitiña ó cárcere, onde celebraron festa con abrazos e devotos cánticos.

 

Escribe Ávila Xirón:

"A noitiña encerraron ós santos mártires nunha casa onde, como se viron outra vez xuntos e cada un con aquel ferro e sinal que lles puxeran por o cal xa podían seren conocidos por mártires de Xesucristo, pois comenzaran a derramar o seu sangue por seu amor, foi extraordinario o gozo e ledicia que entrou nas súas almas. Fóronse todos cara ó  santo comisario que non cabia en si de gozo. Eles púñanse ós seus pes e él levantábaos e axionllábase ós deles e todos xuntos daban moitas gracias ó Señor por as mercedes tan sinaladas que lles facía... E aínda que estaban así, non acababan de crer" ( 15 ).

 

Día sábado 3 de xaneiro.Kioto

No día seguinte,3 de xaneiro,pasaron os santos mártires  no cárcera .Din algúns, entre eles Ávila Xirón,que os santos foron levados este día a cidade de Fushimi,mais por contra escribe negando esto Frai Xoán Pobre:

“Din algúns que de camiño os pasearon por a gran cidade de Fuximen, mais a verdade é que non entraron nela. Abondaba habelos traído por as rúas de Meaco pra que participase tamén Fuximen, pois hai tres rúas que xuntan unha cidade coa outra” ( 16 ).

Como cousa certa cómpre deixar en claro que non foron levados os mártires a Fushimi.En ningunha das súas varias relaciós afirma San Pedro Bautista que foran paseados os santos mártires por esta cidade de Fushimi..Tampouco é certo que lles foran cortadas as orellas o día 3.Esto tuvo lugar o día 2

 

Día domingo 4 de xaneiro.Kioto-Osaka

Moi cedo foron montados os 24 santos en cadanseu cabalo e, acompañados de gran moitedume de cristiáns, homes e mulleres, saíu a santa comitiva por a porta da cidade  de Kioto chamada Tonxi cara a cidade de Osaka, distante oito leguas. Eiquí prohibiron os ministros de xusticia que ningún cristián continuase acompañando ós mártires. Un dos que debeu regresar foi Cosme Xoia, a quen o santo comisario lle entregou como recordo o crucifixo que él mesmo sacara do convento, como o narrou o mesmo Cosme tempo andando.

Narra o Pai Ribadeneira:

"Atándolles as maus atrás, sacáronos con non menor acompañamento do que    trouxeran o día antes, nen menor contentamento dos santos" ( 17 ).

Narra Frai Xoán Pobre:

“Despídense os uns dos outros. Os que quedaban dentro da cidade, voltan orfos as súas casas, as mulleres chorando ós seus maridos, os fillos ós seus pais, os irmaus ós seus irmaus e todos os cristiáns chorando a ausencia do seu  pai e caudillo... Cando os sacaron da cidade de Miaco,leváronos a vergonza por un pobo que chaman Iondo e atravesaron por outro que chaman Firacaia ( 18 ).

Entraron os santos en Osaka no medio dunha gran moitedume que enchía as rúas, por haber entrado á sazón na cidade o emperador Taicosama con gran pompa. Foron paseados os prisioneiros e levados ó cárcere público sin permitirlles saudarse cós españois que estaban na cidade, entre eles o Pai Xeromo de Xesús e Frai Xoán Pobre de Zamora, asemade con algúns españois do galeón ”San Felipe” chegados de Urando.

 

 

Escribe o mesmo Frai Xoán Pobre:

“Eu estaba daquela en Osaka e, oindo dicir que traían ós santos mártires con unha orella cortada, quixen ver si de algún xeito podía verme coeles... mais nen esto me foi concedido por moitos atrancos que non cito” ( 19 ).

Osaka era a cidade sinalada pra facerlles ós santos a segunda mutilación, consistente na amputación da nariz. Os españois conseguiron a forza de súpricas un pouco de humana conmiseración pra que non foran sometidos a esta nova tortura. Os mesmos encargados de facela deberon pensar no rigor excesivo do mandato do emperador.

Narra o Pai Ribadeneira:

"Paseadas as rúas, volvéronos ó cárcere público onde o Señor consolou coa vista da fe e cristiandade dun neno fillo do tenente de gobernador da cidade que bautizara facía pouco o bendito Frai Martín" ( 20 ).

A decisión de non cortarlles as narices foi sin dúbida consultada có emperador, que estaba en Osaka; pero a troques de libralos desta nova amputación, regaloulles un novo premio que foi dictar aquí en Osaka a segunda e definitiva sentencia, esta vez de morte en cruz en Nagasaki. Foi o regalo da súa presencia fastuosa en Osaka, coincidente coa dos santos mártires.

Cómpre afirmar unha vez máis que esta sentencia dictada  en Osaka foi a segunda e verdadeira sentencia de morte; porque a primeira, como di o Pai Ribadeneira,

"soamente contiña que lles cortasen parte da orella e os trouxesen a vergoña por as tres cidades ditas" ( 21 ).

A este propósito escribe Frai Xoán Pobre:

“Chegados os santos mártires a cidade de Osaka, entraron como viñan nos seus cabalos e cuns letreiros colgados dos pescozos nos que iban escritos os seus nomes e delitos. Iba de diante un tirano que levaba arborada nunha asta a chapa que declaraba a sentencia que non era coma a do Miaco. E anque a chapa e os letreiros que levaban colgados declaraban a sentencia, con todo eso, iban con pregón público pregonando a xusticia que Taicosama mandaba facer... e dando volta a cidade, leváronos ó cárcere público de malfeitores onde entraron louvando ó Señor así como viñeran por o camiño” ( 22 ).

Tras os moitos sufrimentos aturados con tanta barileza nas tres devanditas cidades de Kioto, Sakai e Osaka, víronse obrigados os mártires de emprender a pé o camiño de máis de cen leguas ata Nagasaki a través de terras conxeladas naqueles días dun inverno excesivamente frío, segundo a declaración de todas as testemuñas.

Narra Ávila Xirón:

"De aquí de Osaka trouxeron ós santos mártires camiño de Nagasaki con moita incomodidade por ser tempo frío e vir entregados a xentís de pouca piedade, como todo  o  sabiamos  eiquí  nosoutros  por  miudo  por  avisos  que  tiñamos  a  cada hora" ( 23 ).

Ilustran este punto as palabras do propio San Pedro Bautista:

"Despois desto deuse sentencia que nos crucifiquen en Nagasaki a onde agora vamos de camiño por terra, que son máis de cen leguas de España, con moitos frios, por ser neste mes e levarnos a cabalo e ben custodiados, porque levamos  algúns  días máis de  douscentos  homes  pra  nosa garda" ( 24 ).

 

 

 

Días luns-mércores 5-7 de xaneiro.Osaka-Sakai.

Conta o Pai Ribadeneira que o día 5 de xaneiro foron trasladados os santos mártires  a cabalo e maniatados á cidade de Sakai,legua e media de Osaka,e paseados como nas outras cidades diante da admiración piadosa dos moitos leprosos do hospital e cristiáns que gritaban:”Xesucristo, martirio, martirio”.

En Sakai permaneceron deica o día 7 hospedados nun templo pagano budista, onde os visitaban os cristiáns,"en especial o gobernador que era bó cristián e devoto dos relixiosos",como narra o Pai Ribadeneira ( 25 ).

Probablemente obedeceu esta permanencia dos santos en Sakai durante aqueles días a devoción daquel bo gobernador cuio nome merecía estar no monumento erixido a honor dos mártires.

Frai Xoán Pobre di que en Sakai foron hospedados no cárcere e tamén na casa dun bonzo, por ser o cárcere pequeno pra tantos.A permanencia de varios dias nesta cidade confirma que no é certa a afirmación do Pai Pacheco cando escribe:”Probablemente nen un só  día sin camiñar”

Aquí foi onde, como di Frai Xoán Pobre, un mercader tentou ó anxelical Loisiño con rescatalo si quería irse coel, proposta que renunciou o picariño

 

Día xoves 8 de xaneiro.Sakai-Osaka

De Sakai foron regresados no serán do día 7 ó cárcere público de Osaka e alí encerrados cós malfeitores ,pra sufriren o gran frío de aqueles días "por mor do pouco abrigo que traían e facelo moi grande naquel tempo",como anota o Pai Ribadeneira

A Taicosama non se lle conmoveu o máis mínimo a alma de dictador cruel, e foi agora cando a presencia daquel grupo de confesores da fe cristián que coincidían con él en Osaka o impulsou a dictar a sentencia definitiva de morte,"que foi, segundo a nosa conta o 8 de xaneiro do ano 1597", como di o Pai Xeromo de Xesús.Esta conta do Pai Xeromo obriga dicir que os mártires estuveron en Sakai  os días 5,6 e 7 cando regresaron  a Osaka.

Narra Frai Xoán Pobre cómo os executores da primeira sentencia foron a Taicosama en Osaka e lle contaron que xa estaba executado o que il mandara. E máis engade:

“Respondeu Taicosama moi ó revés do que todos pensaban e anhelaban, porque ninguén desexou o martirio fora dos mártires. E Noso Señor mudou o corazón de Taicosama, mais que era xentil, e dixo: Sean crucificados en Nagasaki pra que non se fagan máis cristiáns, porque en Nagasaki mais ca en ningunha outra parte cómpre porlles medo” ( 26 ).   

Dacordo coesta segunda sentencia deberían ser conducidos os santos mártires a Nagasaki pra seren alí crucificados por predicaren o evanxelio santo de Cristo. Narra San Pedro Bautista na carta ós relixioxos prisioneiros no navío portugués o que lles ocurrira ata este momento:

"A sentencia que se deu contra nosoutros tráena públicamente escrita nunha táboa. Di que porque predicabamos a  lei dos cristiáns contra o mandato de Taicosama,en chegando a Nagasaki, nos crucifiquen. Por eso, estamos moi alegres e animados no Señor...Vimos seis relixiosos e deceoito xaponeses por todos,na sentencia, uns por predicadores e outros por cristiáns... A todos nos sacaron [en Kioto] do cárcere e puxéronnos nunhas carretas e a todos e a cada un cortaron un pedazo dunha orella e así nos levaron por as rúas de Meaco con moito aparato de xente e lanzas. Volveron levarnos ó cárcere e outro dia[día 2] leváronnos ben atadas as maus atrás e a cabalo a Osaka. Outro dia [día 3] sacáronnos do cárcere e paseáronnos en cabalos por as rúas da cidade e leváronnos a Sakai onde fixeron o mesmo e con pregón público en todas as tres cidades. Entendíamos que logo nos quitarían a vida, mais  á  volta  supemos  en  Osaka  que  mandaba  que  viñésemos  a Nagasaki" ( 27 ) 

Foi antes da estancia en Sakai cando San Pedro Bautista  escribíu esta carta, como se deduce do que di que eran deceoito xaponeses no grupo, cando é certo que en Sakai foi onde se lles xuntou Francisco pra completar o número, non de deceoito, senón de decenove xaponeses.Este día 8 de xaneiro, escoltados por gran número de gardas, foron obrigados os mártires a reanudar o longo camiño cara Nagasaki, precedidos en todo intre por un portador da sentencia, gravada nunha táboa de piñeiro.O tempo era frío e nevoso.Camiñaban os  santos prisioneiros descalzos e case espidos, con un tratamento que lles daban algúns dos seus conductores excesivamente inhumano, bárbaro e cruel.

O frecuente cambio de gardas dacordo có señor de cadiún dos lugares por onde pasaban, era causa de que os novos gardas se mostraran sin piedade por non conoceren a personalidade dos prisioneiros.

A saída dos santos mártires de Osaka no día 8 dedúcese da narración de Frai Xoán Pobre:

“Volvendo ó cárcere onde estaban os santos mártires, sacáronos e puxéronos a cabalo coa sentencia que fora dada  de diante e cos letreiros no pescozo e atadas as maus e volveron levalos por unha rúa longa de Sakai e tornáronos a Osaka e sin deterse leváronos camiño de Nagasaki.Aquel día[8 de xaneiro]leváronos a unha boa vila chamada Fiongo onde pasaron a noite” ( 28 ).    

            Narra Frai Xoán Pobre insistindo no roteiro seguido por os santos mártires:

“E do Miaco trouxéronos a Osaka e de Osaka a Sakai e de  Sakai volvéronos a Osaka...De Osaka levaron ós santos mártires a Fiongo e de alí a Nagasaki” ( 29 ).

Chegou a martirial comitiva a Hiongo,arrabaldo da moderna cidade de Kobe,cunha escolta de 200 homes armados, sempre precedidos da sentencia. Todos os mártires levaban cadanseu letreiro no peito co seu propio nome. Seguían ó cortexo martirial algúns cristiáns.

Tras o rastro dos mártires, aínda que con máis de dez días de retraso, como di Frai Xoán Pobre, chegaron a Hiongo os españois deseosos de alcanzalos.

San Pedro Bautista aproveitou a parada neste pobo de Hiongo pra dar contestación á carta na que o Pai Morexón lles pedía perdón, e tamén pra escribirlle ó Pai Organtino outra da   que éste fixo un uso abusivo có mal propósito de desprestixiar ó santo comisario,cuio nome tuvo que defender o Pai Xeromo de Xesús, como él mesmo informa:

"Era vontade de Deus que a estes santos que padecían por a gloria de Deus non os infamase ninguén, nen lles apoucase a súa gloria, como o fixeran si eu non me quedara en Meaco onde o Pai Organtino anduvo mostrando ós cristiáns xaponeses unha carta do santo comisario na que lle pedía perdón como santo. E foi mester que eu lles declarase cómo se entendía aquelo pra que non cresen obrara [santo Pedro  Bautista] contra  conciencia  ó  entrar  e  estar  no  Xapón  e  fundar conventos" ( 30 ).

Este comportamento do Pai Organtino foi un escarnio e unha mostra do mesquiño da súa catadura moral. Ata é posible pensar que si foron mal interpretadas por os seus inimigos as palabras do Señor,¿qué menos podería ocurrir con un dos seus fieis servos? Esto en nada mingua a ruindade de quen quixo mal interpetar as palabras escritas por o santo comisario franciscano nun momento de humildade seráfica. Exemplo de perdonar ós inimigos lle tiña dado o mestre divino. A esta carta escrita ó Pai Organtino fixo alusión o santo comisario noutra do día 2 de febreiro de 1597 dende Nagoia ós relixiosos presos en Nagasaki no barco dos portugueses. Puderon facer a viaxe por mar, mais o emperador ordenou que fosen por terra pra maior escarmento dos cristiáns e meirande tormento dos mártires. Foi o Pai comisario quen deu conta de todos estes traballos na carta ó Pai Xeromo de Xesús.

Cando terminaba esta xornada en Osaka,xa case os santos mártires non eran capaces de andar conforme chegaban de esgarecidos e case exánimes.Nen xiquera tuveron a   satisfacción humana de vérense cós españois que chegaran a Osaka có xeneral do galeón "San Felipe",Matías de Landecho,coa finalidade de falaren con Taicosama, de quen non foron recibidos. Estaban con Matías de Landecho varios españois pasaxeiros do galeón ”San Felipe”, entre iles o agostiño Pai Diego de Guevara e o franciscano Frai Xoán Pobre.

En Hiongo escribiu San Pedro Bautista unha carta ós españois que se quedaran en Osaka.Aquí en Hiongo pasaron os santos mártires a noite

            Xa na narración destes primeiros dias non estuvo axustado o Pai Pacheco nas súas apreciaciós.O Pai Frois a quen elexiu como guía non é unha fonte merecente de moita fe.Os sucesos pasaron,en verdade,como eu levo dito.

 

Día venres 9 de xaneiro.Osaka Hiongo-Suma-Akashi

O día 9 de xaneiro saíu a santa comitiva dos mártires de Hiongo”embarcados”, como narra Frai Xoán Pobre:

“Era venres de mañanciña, nove de xaneiro cando os sacaron do cárcere de Fiongo e os embarcaron e foron a unha vila que chaman Suma de onde os levaron a outra que chaman Acaxi[Akashi] e a Gochacu e a Fimenxi[Himeji]” ( 31 ).  

                        En consideración a estas verbas de Frai Xoán é posible afirmar que este treito de camiño Hiongo-Suma fixérono os santos mártires embarcados.Inxustamente acusa  o Pai Pacheco a Frai Xoán de trabucar datas”e tal vez nomes”.Eu convénzome cada vez máis da exactitude que na súa narración gardou Frai Xoán.Confirma coas súas verbas esta primeira parte da viaxe por mar entre Hiongo e Suma e volve a confirmalo novamente,como veremos loguiño,cando escribe que foi moi pouco o que anduveron por mar

Este camiño por os distintos pobos nomeados durou varios días ata o día 14 cando aparecen os prisioneiros en Fimenxi.Neste pobo de Fimenxi un home bo cristián mandou moi prudentemente a un seu criado xentil con diñeiro pra socorrer ós santos prisioneiros. Narra Frai Xoán Pobre que os santos convertiron a este home xentil a quen despois bautizou o Pai Xeromo de Xesús..

Consta que durante o corto espacio Hiongo-Suma fixeron a viaxe por mar.Son aplicables agora as verbas do Pai Ribadenmeira:

“Conforme ó determinado na segunda sentencia,foron sacados os benditos mártires do cárcere  e levados ó lugar onde serían embarcados,que estaba cerca,para poder ir por mar en barcos pequenos ó porto de Nagasaki”( 32  )

Aínda que non todos os estremos destas verbas sean exactos,confirman a existencia diste primeiro tramo da viaxe Hiongo-Suma-Akashi por mar a pesar de ser máis breve por terra.E posible,como pensa o Pai Pacheco,que a razón de facer esta xornada por Suma foi porque ali había unha seki ou lugar de control de viaxeiros.

Non é viable a suposición do Pai Pacheco de si os santos foron levados por mar dende Osaka a Hiongo.Frai Xoán Pobre fala ben claro que foi dende Hiongo a Suma e, posiblemente,tamén deica Akashi e tal vez deica Gochacu e Fimenxi .

A viaxe a Suma por mar foi certo.Non se conclúe que tamén fora por már deica Gochacu e Fimenxi.Poden dar motivo a confusión unhas palabras do Pai Ribadeneira cando escribe e fala de porto:

“E como naquel camiño se toma cada noite porto nos lugares que hai na viaxe,oían algúns xentis a palabra de Deus que os santos predicaban”( 33 )

Destas verbss do Pai Ribadeneira se conclúe que a viaxe se facía só de día,si

ben en máis dunha ocasión a chegada foi en horas tardeiras.

Aquí a palabra porto é equivalente a pousada ou pobo de parada e descanso que non  necesariamente ten que ser porto de mar.Como cousa ordinaria pasaban a noite en

cárceres onde as había ou en jooka-machi que eran lugares a carón de fortalezas

Aínda que puderon facer toda a viaxe por mar,ordenou Taicosama que fosen levados por terra, pra un maior escarmento dos cristiáns e meirande tormento dos mártires. Foi o propio santo comisario quen,en carta do día 14 de xaneiro,deu conta de todos os pormenores e traballos na carta ó Pai Xeromo de Xesús Nela indica que iban facendo a viaxe por terra en cabalos:

”Imos de camiño por terra que son máis de cen leguas de Castela”( 34 )

Láiase Frai Xoán Pobre amargamente cando escribe:                                                                                                                               

“Considere o piadoso lector e devoto cristián cómo irían os santos mártires de pobo en pobo,de cidade en cidade,e o frío insoportable que facía,porque os máis dos días nevaba e xiaba,porque era no rigor do inverno e levaban tan pouca roupa e tan sin abrigo, que causaba gran compaixón  velos ir a vergonza encima dos cabalos,xa que foi moi pouco o que anduveron por mar.Pidíu o santo comisario que o deixasen ir a pe,e como non podía andar ó paso dos cabalos axudábanlle con paus” ( 35 ).    

            Por estas verbas fica,pois,en claro que a viaxe Hiongo-Suma tuvo lugar no día 9 de xaneiro.

 

Día sábado 10 de xaneiro.Hiongo-Suma

                Non sempre será cousa fácil determinar as estaciós de cada día na viaxe,a pesar do interese.posto por o Pai Pacheco en clarificar este punto.As veces non acertou no seu propósito.A.Villión tratou sin éxito de clarificar a viaxe dos mártires durante estes días primeiros.Confundiu moito as cousas.

En relación coa modalidade da viaxe pode afirmarse que os frades a fixeron en gran parte a pe,como bos fillos de San Francisco,pero tamén fixeron treitos a cabalo.

Era costume no Xapón facer a viaxe un cabalo tras outro,levado o cabalo das  rendas por un servidor que camiñaba a beira dereita e a carón da cabeza do cabalo

 

 

 

Día domingo 11 de xaneiro.Suma-Akashi.

            Deixada Suma e pasada unha fértil chaira e o pobo de Gochaku ,chegou a santa comitiva a Fimenxi[Himeji],residencia do daimio e capital da provincia de Arima,onde pasaron a noite.Himeji esta distante tres xornadas da cidade de Okaiama.A través da chaira de Akoo,no reino de Arima,pasaros os santos por Akoo,Katakami e Cobegaba no reino de Bigen.De Okaiama a Cobegaba hai  dúas xornadas de viaxe

 

Día luns 12 de xaneiro .Akashi Cochacu.

En Akoo tomou a seu cargo ós santos martires Juan Akashi Kamón,cristián que tratou moi ben ós prisioneiros durante os días que estuveron nas terras do seu dominio.

 

Día martes 13 de xaneiro. Cochacu-Fimenxi-Katakami.

            Trata detidamemte o Pai Pacheco,e penso que con éxito,da chegada dos santos mártires a Katakami e da súa detención neste pobo rexido por o samurai cristián Xoán

Akashi Kamón

            Desde Katakami na provincia de Bizen,escribiu dúas cartas San Paulo Michi.Dicía nunha delas  con referencia ó día 14:

            “Mañá moi cedo partiremos pra Okaiama”( 36 )

            A rota deste día foi penosa por ser a través dunha terra moi montañosa.

 

Día mércores 14 de xaneiro.Katakami-Fimensi

            En Katakami gozaron os mártires dunha relativa posibilidade gracias ó bo Xoán Akashi Kamón,responsable do mando naquela bisbarra.Estaba Akashi Kamón casado cunha irmá de Ukita Hideie,daimio de Okaiama.Di o Pai Pacheco que Ukita era señor  das provincias de Mimasaka,Bitchu e Bizen.Tamén era cristián Tomás Ukita,primo de Hideie.

Alí pudo escribir San Pedro Bautista unha carta na que di con relación a Akashi Kamón:

             “Por estar de camiño...e non ter tempo pra máis que o tempo que ás furtadelas me

da este bo home que nos leva”( 37 )

            Moi pouco despois de Katakami,provincia de Bizen,entraron os mártires na pranura que leva a cidade de Okaiama onde probablemente pasaron a noite.

 

Día Xoves 15 de xaneiro.Fimensi-Okaiama.

Este día 15 sinala a saída dos mártires de Fimenxi  Frai Xoán Pobre aínda que con certa dúbida:

“Sería o quince de xaneiro cando saíron de Fimenxi e deron a volta por Okaiama, e por Onomichi, por  Mivara[Mihara],Firoxima [Hiroshima] e Amanguchi e serían como vinteseis do mes cando chegaron a Ximonoxequi ( 38 ).

Nestas verbas non deixa en claro Frai Xoán o roteiro seguido nen a orde do paso por cada un destes pobos nomeados.Tratarei de seguir no posible a orde sinalada por o Pai Pacheco.Durante estes días percorreron distintas provincias meridionais do Xapón como Setsu, Harima, Bizen, Bitchu, Bingo,Aki,Suo e Nagato da illa Honshu.

            Xoán Akashi Kamón acompañou ós prisioneiros dende Akoo deica Cobegawa.Era

Iste o roteiro de Osaka a Shimonoseki o mesmo esencialmente ca estrada de hoxe en día.

 

 

 

Día venres 16 de xaneiro. Okaiama-Cobegawa-Nanokaichi-Kannabe.

A santa comitiva foi seguindo o“Camiño dos montes con sol”(Sanyoodoo) e o curso do río Otogawa por entre montes,a través dunha zona abrupta e cuberta de neve naqueles días de crúo inverno O Pai Pacheco non ousa dicir onde pasaron a noite os prisioneiros. Moi probablemente foi en Kannabe

 

 

 

Día sábado 17 de xaneiro.Kannabe-Onomichi.

            Pensa o Pai Pacheco que unha etapa de camiño anterior a Mihara pudo ser o pobo de Onomichi distante dúas xornadas de Cobegawa con parada intermedia no dito Kannabe

 

Día domingo 18 de xaneiro.Onomichi-Mihara

            Mihara é porto de mar a cinco xornadas de Katakami.Hoxe é unha cidade industrial.Daquela era unha fortaleza.

Escribe o Pai Pacheco:

”Hoxe en día  aínda poden verse os alicerces do torreón principal do castelo rodeado por o seu foso e a parte norte da cidade conserva a fisonomía da anterga

jooka-machi coas  súas rúas estreitas e rectas”( 39 )

            De Mihara a Hirosima hai dúas xornadas de camiño que atravesa unha zona pantanosa formada por o rio Numada seguida de outra zona montañosa.Os santos fixeron

noite non consta si en Tamari ou en Saijo,dous pobos situados no traxecto.Probablemente foi en Tamari.

 

Día luns 19 de xaneiro.Mihara-Hiroshima-Amaguchi-Tamari-Catabe(*)

O día 19 de xaneiro estuvieron os mártires en Catabe,reino de Bigen,onde  escribíu San Pedro Bautista ó rector da Compañía en Nagasaki pra que alcanzara do xuíz executor da sentencia a gracia de que puderan os mártires comulgar e recibiren a bendición do bispo.

Non consta con claridade o que pasou durante varios días ata o 26, cando aparece a santa comitiva  en Shimonoseki.Niste punto tenta o Pai Pacheco aclarar si a data é do día

19 ou do día 14

 

Día martes 20 de xaneiro.¿Catabe-Saijo?

            De Hiroshima viaxaron os santos pasando por os pobos Koi,Hatsukaichi, Iwakuni,

Tokuiama,Ogori,Yamaguchi,Yoshida aludidos por Pacheco.Nos días seguintes deica chegar a Shimonoseki prefiro seguir a narrativa deste relixioso por consideralo un pouco

conocedor do terreo.

 

Día mércores 21.¿Saijo-Hiroshima?

 

Día xoves 22 de xaneiro.¿Hiroshima-Iwakuni?

 

Día venres 23 de xaneiro.¿Iwakuni-Tokuiama?

 

Día sábado 24 de xaneiro.¿Tocuiama-Ogori?

 

Día domingo 25 de xaneiro.¿Ogori-Yoshida?

 

Día luns 26 de xaneiro .¿Yoshida?-Shimonoseki

Escribe Frai Xoán Pobre:       

“E serían como vinteseis do mes cando chegaron [os mártires] xa tarde a Shimonoseki. Neste pobo atopou un dos mártires[Francisco]a un seu fillo xentil a quen comenzou a predicar, e como o fillo non fose moi gustante... despediuse do pai. Chegado este mozo a Meaco, entrou na casa do pai e, abríndo un libro no que o pai lía, convertiuse e tamén o bautizou o Irmau Frai Xeromo e anduvo algúns días na súa compañía”( 40 ). 

Narra o mesmo Frai Xoán Pobre

“Cheguei o 29 de xaneiro  a Shimonoseki Alí dixéronme que facía tres días que saíran del e pasado a Kokura”( 41 )      

A consecuencia clara é que en Shimonoseki pasaron os santos a noite do día 26 de xaneiro.

Tamén narra Frai Xoán Pobre o que pasou neste pobo de Shimonoseki con un bonzo que censurou o proceder de Taicosama por enviar unha comitiva de propaganda cristiá a recorrer os pobos, como a meirande das propagandas da relixión cristiá.

Nunha carta escrita en Shimonoseki manifestoulle San Pedro Bautista ó Provincial de Filipinas a débeda que adquirira con Cosme Xoia, pidíndolle que lla pagara. Despois engade:

"Deuse sentencia que nos crucifiquen en Nagasaki a onde agora vamos de camiño

por terra, que son máis de cen leguas de España, con moitos frios por ser neste mes

e levarnos  moi ben custodiados, porque levamos algúns días máis de douscentos

homes pra nosa garda. Con todo eso, vamos moi animados e alegres  no  Señor,

porque a sentencia que se deu contra nosoutros di que porque predicamos a lei de

Deus” ( 42 ).

Foi nesta ocasión cando se lle uníu á santa comitiva de 25 un novo voluntario pra completar o número de vinte xaponeses e seis relixiosos pra un total definitivo de 26 mártires.

 

Día martes 27 de xaneiro.Shimonoseki-Caneora-Kokura

                Este día estuveron os santos en Shimonoseki,como escribe Frai Xoán Pobre que,

falando da súa estancia neste pobo o día 30,escribe o que xa deixo copiado na nota 41:.

“Cheguei o 29 de xaneiro a Shimonoseki.Alí dixéronme que facía tres días que saíran del e pasado a Kokura”( 43 )

            Este testemuño e ben claro a prol da estancia en Shimonoseki o día 26 de  xaneiro

Tamén no día 30 escribe o cronista do grupo de españois do hóspede que os acolleu,

palabras que logo repetirei:

“Díxonos que pasaran por alí os Pais facía tres días”

Estas verbas confirman a estancia dos mártires en Shimonoseki o día 27

            En resumidas contas,o día 27 de xaneiro cruzaron os santos mártires o estreito existente entre as illas de Honshu e Kyhushu e chegaron a Kokura.

 

Día mércores 28 de xaneiro.Kokura-Akame

Fixeron parada  este día no pobo de Akama os santos.

Escribe Frai Xoán Pobre:

“Eu,con desexo de encontralos,atravesei aquelas tres leguas deica Kokura e dende alí fun a unha boa vila chamada Akame onde nos dixeron que estuveran alí os Pais o día anterior”( 44 )

               

Día xoves 29 de xaneiro.Akame-Takuata-Cocomad

                Escribe Frai Xoán Pobre:

“Chegamos o día 30 a Cocomad e fomos facer noite a Akame onde nos dixeron  que estuveran ali os Pais o día anterior”( 45 ).

Narra o Pai Pacheco que o día 29 chegaron os santos mártires a un pobo de nome desconocido.Apoiado na autoridade de Frai Xoán Pobre,penso eu que ese pobo descnocido foi Cocomad.

.

Día venres 30 de xaneiro.Cocomad-Shimatali

Deixado Cocomad,pasaron os mártires este día 30 por Acame e fixeron noite en Shimatali, onde pernoitaron tamén os españois o día seguinte 31,pesarosos de non lograren alcanzalos.Consta este dato da Relación escrita por o cronista dos españois que seguían a mesma rota cós mártires.Pasaron os españois por Caneora, Cocomad e por Acame.Narra o cronista que neste último pobo de Acame estuveran os mártires o día 30.

Con relación ó día 30 escribe o mesmo cronista español referíndose ó cristián que os hospedou:

“Díxonos que pasaran por alí os Pais facía tres días. E díxonos e rogounos que non o descubrísemos, porque non o puxesen na cruz".

Este día camiñaron os santos deica Shimatali onde pasaron a  noite, como informa Frai Xoán Pobre:

“O trinta e un do mes de xaneiro cheguei a Shimatali onde supen como aquela mañá os sacaran daquela vila e os levaran a Nagoia( 46 ).   

 

Día sábado 31 de xaneiro.Shimatali-Cima-Nagoia-Shigajima-Facata[Hakata]

Tras pasada a noite do día 30 en Shimatali, foron levados os santos mártires na mañá do día 31 cara Nagoia.

Escribe o cronista dos españois:

“Saímos dalí o día 31...e tomamos cabalos deica Cima onde nos dixeron que  saíran aquela maña nunha funea cara Nagoia”

Este mesmo día 31 chegaron a Facata desde onde mandou San Pedro Bautista ó rector do xesuitas de Nagasaki a carta que tiña escrita en Catabe e que non lle fora posible mandar antes. Pasaron os santos a noite en Facata onde escribíu San Martiño da Ascensión unha carta ó Provincial de Filipinas informándoo de todo canto lles estaba ocurrindo.

Todas estas estancias dos santos mártires están certificadas por Frai Xoán Pobre nas seguintes palabras:

“Iba eu, miserable, en seguimento dos santos mártires, e como me levaban sete ou oito días de vantaxe, nunca puden alcanzalos... ata que cheguei o vintenove de xaneiro a Simonoseki. Alí dixéronme que facía tres días que saíran del e pasado a Cocura... Eu con anhelos de atopalos atravesei aquelas tres leguas que hai deica Cocura e dalí fun a unha boa vila que chaman Acame. Alí dixéronme que o día antes partiran dela os santos mártires... Aquel mesmo día pasei eu tras deles e cheguei o trinta e un do mes de xaneiro a Shimatali e supen que aquela mesma mañá os sacaran daquela vila e os levaran a Nagoia”( 47 ).

Narra o mesmo Frai Xoán Pobre noutra parte:

“Despois que saíron de Shimatali, embarcáronos pra pasar aquel estreito que hai deica Nagoia, anque logo os levaron por Facata e nunca máis supen deles deica o día do seu martirio” ( 48 ).

Afirma o Pai Pacheco que este porto despois de Shimatali onde foron embarcados , pudo ser Shiga ou Shigajima.Escribe:

”En Shiga embarcaron,pero despois...en vez de sair,dirixíronse ó interior da bahía e chegaron a Facata”

En Facata coloca o Pai Ribadeneira a escena do bonzo que censurou a conducta de Taicosama por enviar a comitiva de mártires facendo propaganda cristiá.

Eiquí en Facata acabáronselle as ilusiós a Frai Xoán Pobre de atoparse cós mártires cando xa estaba no alcance deles, porque obrigárono seguir unha rota distinta ca eles. Nós lamentamos coma él este revés que nos privou do mellor dos cronistas da xesta dos mártires.En balde habían apurado os españois as xornadas do camiño pra coller ós mártires. De Osaka habían saído nove ou dez días despois ca eles e, agora que xa os tiñan ó alcance, non lles permitían velos.

Narra o mesmo Frai Xoán Pobre:

“Estorbáronme que non fose por Nagoia senón que tirase a mau esquerda por outro camiño que pasaba a vista de Facata...Procurei darme presa pra chegar a Nagasaki, porque,aínda que a sentencia era de morte,moitos dinme que, si oubera quen ofrecese por eles gran cantidade de diñeiro, os perdonarían, como fixeron cós Pais da Compañía na persecución que tuveron, que con dádivas e presentes lles alzaron o desterro, e aínda eles mesmos din que tamén nesta persecución se liscaron por o mesmo” ( 49 ).

Unha vez máis quero insistir no dato de que os presentes e o diñeiro eran moi poderosos no Xapón. Os españois camiñaron sempre coa ilusión de lograr salvar con diñeiro ós condenados a morrer. Sin embargo, non era esta a vontade de Deus, que máis ben buscaba heroes e mártires; e foi tan dadivoso o Señor con estes escolleitos, que ningún deles faltou á cita da gracia divina, a pesar do longo camiño do viacrucis e dos innúmeros sufrimentos ó longo do longo camiño, senón que máis ben había outros moitos vontarios que loitaban por axuntárense ó número dos signati, escolleitos,por o ceo pra que deran valente testemuño da fe.

 

Día domingo 1 de febreiro.Facata-Acame-Zima-Fuce-Karatsu

De amañecida saíu o día 1 de febreiro a santa comitiva de Acame e pasou por Zima, onde recibiron os españois a nova de  que naquela mesma mañá saíran os santos mártires nunha funea pra Fuce, como afirma o cronista dos españois. Neste mesmo día chegaron a Karatsu.

 Foi aquí en Karatsu onde se fixo cargo dos mártires Hasaburo (Fazamburo). Pasou Hasaburo cós mártires a Nagoia, onde era gobernador o seu irmau Tarazaba, ausente daquela na guerra de Corea. Era Hasaburo"home naturalmente moi cruel” (di o Pai Ribadeneira), pero con influencia de ideas cristiáns que o moveran incluso a pedir e recibir o bautismo tempo atrás. Comportouse o mellor que pudo cós santos mártires, e ata se doeu dos seus sufrimentos. Incluso concedeulle ó santo comisario a gracia de que o martirio pudera ser en venres e que todos puderan oir misa e recibir a santa comuñón, aínda que despois non se atreveu cumprir con esta promesa por medo a que Taicosama lle mandara cortarse a barriga.

Todos os cronistas aluden ó bo trato que Hasaburo deu ós mártires e ó sentimento de dor que tuvo por haber sido comisionado pra executar a sentencia.

Admirado da ledicia que amosaban todos os mártires, preguntou a razón de tan festivo comportamento. Respondeulle o santo comisario interpretando o sentir de todos e de cadiún dos santos compañeiros, que a razón da ledicia que levaban por a morte corporal era a esperanza que todos tiñan de alcanzar a vida eterna.

En atención ó que este home pudera ter de bó e que non tuvo a valentía de amosar naqueles momentos, vale citar as palabras do Pai Ribadeneira. Falando de Hasaburo, a quen él chama Fazamburo, e do seu  irmau Tarazaba escribe:

“Deixou como tenente seu a un seu irmau xentil chamado Fazamburo, home naturalmente moi cruel, anque era amigo de  cristiáns e conocía moi ben ós benditos frades dende que viñeron coa embaixada de Filipinas; por eso cando lle foron presentados os gloriosos mártires non se lles mostrou inimigo, senón que lles dixo que él era un mandado do rei e que o matarían senón executaba a sentencia . Mandou que lles deran o necesario, compadecéndose moito dos fríos e traballos que padeceran por o camiño. E notando a alegría espiritual que levaban, e o desexo que tiñan de morreren, preguntoulle ó santo comisario que como iban tan alegres á morte que era naturalmente tan temida, ó que lle respondeu o santo que estaban contentos porque con aquela morte que sufrían por o seu Deus ganarían a vida eterna no ceo, enriquecida con grandes honras. En breves razós deulle noticia de Deus, da súa lei e da gloria e da honra do martirio, dicindo que máis os honraba agora o rei ca non cando os recibira alí mesmo con moita honra e lles fixera moitos convites él e os da súa corte. Todo esto entendíao moi ben o xuiz por ter oido moitas veces a lei de Deus a ata ter pedido o bautismo, como eu o supen despois, pero como o seu corazón estaba atado por o favor do rei e da honra do mundo, non fixeron impresión nel as palabras do santo comisario por quen se sentíu moi afeccionado e concedeulle dúas cousas que lle pedíu pra consolamento seu e dos demais mártires, a primeira que dilatese o crucificalos ata ó venres..., a segunda que cando chegasen cerca de Nagasaki dese lugar pra que pudesen oir misa e comulgaren” ( 50 ).            

A presencia do santo comisario impresionou aquel espírito embotado por as cousas do mundo e por eso incapaz de darlle entrada na alma á gracia divina. Tamén a Pilato lle faltou a gracia de Deus cando era o mesmo Deus quen estaba diante súa e non atendeu a resposta á pregunta que él mismo lle fixo. Foi moi profunda impresión que a presencia de San Pedro Bautista e dos demais mártires causou naquel home que derramou días despois bágoas, cando no cumio do monte Tateiama crucificou aqueles homes a quen consideraba bós e non merecentes da morte.

Os bós sentimentos de Hasaburo manifestoullos San Pedro Bautista ós tres relixiosos presos en Nagasaki na carta do día 2 de febreiro de 1597:

"O irmau de Tarazaba díxonos que dará lugar pra comulgar, cousa que estimei en moito. Non veñan as vosas caridades a vernos, porque, anque todos nos consolaríamos moito, non se atreve[Hasaburo].Di que si Taico sabe que as vosas caridades están aí e él non lle da aviso, que o cortará, e non  vindo, él disimulará pra que Taico non o sábea" ( 51 ).

Esta é unha mostra evidente do medo que aqueles homes lle tiñan ó vello e achacoso Taicosama, e da capacidade que tiñan pra agacharlle todo canto lles interesaba agachar.

 

Día luns 2 de febreiro. Karatsu-Nagoia

Da viaxe dende Karatsuma,Sukasaki,Takeio e Nagoia escribe o Pai Ribadeneira:

"Desde Nagoia foron sacados os santos mártires pra Nagasaki, quen a cabalo, quen que tiña máis forza a pe e quen en seirós que levaban dous homes, porque como ata alí fora o camiño longo e traballoso, viñan algúns santos moi fatigados, en especial os relixiosos que viñeran parte do camiño a pe e traían os pes inchados,e viñan sin forzas e notablemente esmorecidos. Saíron con eles moitos xentís arcabuceiros, piqueiros e alabardeiros" ( 52 ).

Acerca do estado lastimoso dos relixiosos escribiulle o Pai Agostiño Rodríguez ó Provincial de Filipinas en carta do día 13 de marzo de 1597:

"Deixo pra que a vosa caridade considere  os  moitos  traballos  que neste camiño tan  longo pasaron  con  tantos  fríos,sin  roupas,sin  comida  nen  outro  ningún regalo"( 53 )

Xa quedan anotadas as palabras do propio San Pedro Bautista describindo pormenores da viaxe.

 O Pai Xeromo de Xesús, testemuña fiel de todo, expresouse nestes términos:

"Ben creo eu que houbo poucos mártires na igrexa de Deus semellantes a estes, tanto no padecer, coma no modo e traza como eles padeceron,s obre o que habería moito que dicir e que chorar... Eu estaba en Osaka, e cada día enviaba a preguntar ó porto, da xente que viña de Nagasaki as novas dos mártires, e todos contaban cousas admirables, e outros tamén contaban moitas cousas lastimosas que me causaban profundo dor e un martirio prolongado. Dicíanme que levaban as pernas inchadas e negras por mor da descalcez e dos intensos fríos de xiadas e de neves que iban pisando, e que os soldados lles daban moitos paus, como adoitaban dar as bestas cargadas e cansadas ,porque non podían andar ó paso da xusticia. E si esto me causaba dor e pena, moito meirande ma daba oir que había quen ousaba dicir que era castigo de Deus por os pecados do comisario, por non haber querido obedecer ó bispo a quen os desta opinión querían que obedeceran coma a Deus na terra do Xapón... Dínme que moitas veces deron de paus ó santo comisario máis cos outros e como as veces se retardaba en andar ó paso dos cabalos, dábanlle paus descomedidamente.E particularmente déronlle o mesmo día que o crucificaron un tan recio dende a cabeza e por todas as costas que ,despois de crucificado, botábase ben de ver a carne inchada naquela parte. E cando lle deron este golpe, oíronlle dicir:”Deus volo pague.Dade, dade, que ben merecido o teño". E cóntase que no camiño lle dixo á xusticia:”Miraime por os ollos que non mos quebredes, pra que poda andar a pe ,porque así llo teño prometido a Deus. E no demáis   do  corpo  dade  cantos  golpes  queirades,  que  tanto  máis  volo agradecerei" ( 54 ).

Si é que poden ser perdonados os malos tratos dados por os xentís,non é perdonable o proceder de quen dicían que os santos, sobre todo San Pedro Bautista, caudillo deles, levaban o camiño do calvario en castigo dos seus pecados.

Ouh, espíritos de Organtino, Morexón, Pasio e Manuel Rodríguez, do propio bispo e de outros eiusdem furfuris; ¿qué diredes agora ó velos no ceo cheíños de graus de gloria dos que vos carecedes...? Que o bó Deus os haxa perdonado, porque vosa foi a intriga e vós tuvestes a culpa de todo o perxuicio que lle sobrevíu ó cristianismo no Xapón. Vosoutros argallástedes a viaxe do bispo ó Xapón  pra que botara fóra ós fillos de San Francisco, cuia humildade e pobreza vos servían de afronta...

E pra que esta acusación non apareza miña, lembro as palabras que Frai Xoán Pobre puxo na boca de San Paulo Miki, ditas a San Pedro Bautista, postas atrás na nota 5, e que copio só en parte:

“Si me quere recibir por irmau de San Francisco, eu sereino e dende hoxe doume por tal e así recibiuno o santo comisario e apertouno cos demais. Estes tres gloriosos mártires eran moi devotos dos frades. Eran entre os sabios os máis sinxelos e naturais e así os escolleu noso Señor de entre eles e os trouxo a compañia do glorioso San Francisco, pois dela subirían a do noso Señor Xesucristo. E deste xeito, a partir de hoxe, estes tres mártires con outro que veu logo, todos quedaron por da Orde do seráfico Francisco... fixo canto pudo o Pai Organtino por sacalos da santa  compañía  dos  mártires  e nunca  pudo  porque  eles  non  quixeron  volver  a súa” ( 55 ).

Chegaban tras a santa comitiva dos mártires os españois con Frai Xoán Pobre á cabeza, dispostos a salvar ós mártires. Sin embargo,di o Pai Ribadeneira que maldita a gracia que lles facía ós mártires esta preocupación dos devotos españois

“Pesoulles que viñesen con intento de rescatalos por non seren privados da coroa do  martirio, anque  sempre  suplicaban  ó  Señor  que  fixese  a  súa  santa vontade” ( 56 ).

Tal era a ansia inmensa que os santos traían de subir ó calvario que os estaba esperando en Nagasaki.A pesar dese ánimo e entusiasmo dos mártires, chegaban algúns deles tan maltratados e esgarecidos de tanto camiñar, que nen a cabalo eran quen de seguir adiante, por o que debían ser transportados por os soldados en serós. Ningún dos relixiosos admitíu servirse deste auxilio a pesar de chegar con pés chagados. E quen non desfaleceron en ningún momento foron aquelas dúas almas xemeas e valentes, San Martiño da  Ascensión e San Francisco Blanco, que preferían ir ó ceo xuntos có grupo infantil e anxelical de Loisiño, Antoniño e Tomasiño que paseaban por  os camiños do Xapón xubilosos  cos seus cortos anos, como si de  unha camiñata festiva se tratara.

            En Nagoia pasaron os santos a noite do día 2 de febreiro.

 

Día martes 3 de febreiro.Nagoia-Tsukasaki[Takeo].

Este día saíu a santa comitiva de maña cedo de Nagoia e chegou nas horas do serán ó pobo de Sukasaki,situado na fértil chaira de Saga.O alférez Tomás Herades manifestou que os mártires chegaron a Sukasaki “flacos,pálidos e escotados,cós pes abertos e desangrados das orellas”

O piloto español Olandia escribiu:

“Na dita viaxe pasaron moitas fames,fríos e outros traballos intolerables,porque aprisionaxdos e na forza do inverno,con tempo frixidísimo de neves e xiadas,

padeceron  moita necesidade coas prisiós o coas inxurias e afrentas que os infieis

naturais da terra lles facían...Pasaron moitos e moi excesivos traballos,afrentas e

vergonzas,porque aquel ano houbo no Xapón moi terribles fríos e neves”

En Sukasaki pasaron os santos a noite.Deixemos que os santos descansen eiquí en Tsukasaki que boa falta ten de descanso como veremos no día seguinte.

 

Dia mércores 4 de febreiro.Tsukasaki-Sononxi

Saíron de mañá de Tsukasaki e chegaron nas horas do mediodía a Sononxi na terra de Omuradono.

Escribe o Pai Frois:

”Quixeron vir a pe por a súa devoción ata Sononqui,terra de Omuradono,con moito frío e cos pes inchados”( 57 )

Sigamos ós españois do galeón”San Felipe”,pra quen non remataban os disgustos, nen o medo nun país estraño e inimigo, como narra Frai Xoán Pobre:

“Fomos atravesando o reino de Fixen onde nos deron un susto na cidade de Fichen, porque nos fixeron esperar medio día e inda nos detuveran máis senón levaramos tan boas chapas [salvoconductos]. Ó cabo, por a boa lingua que levabamos... déronnos licencia e pasamos adiante...Entramos por a provincia de Omura, Arima e chegados a un pobo de  cristiáns chamado Sununxi, vimos vir dous mancebos lanzales a cabalo...Viña Frai Xoán Pobre atrás a pe e coel un criado do xeneral que chamaban Renxel... Colléronnos en medio e leváronnos con moita furia e encerráronnos nunha casa do pobo con gardas pra que ninguén saíse. Logo apareceu o tono que era o cruel irmau de Tarazaba, xusticia daquela terra e mandou chamar moi enrabechado a nosa lingua... Estaba Frai Xoán Pobre agachado nunha casa e, despois de acougado aquel alboroto, dixolle ó xeneral e ó Pai Frai Diego de Guevara:

”¿Acaso hai eiquí Pais da Compañía?

Daquela anoxouse o Pai agostiño e dixo:

Cale, Pai Frai Xoán. Non diga eso, que si os Pais da Compañía estuveran eiquí¿habíannos dado estes traidores este sobresalto de morte?

Dixo Frai Xoán:

Dígoo porque este Fozamburo e o seu irmau Tarazaba son os maiores amigos que ten.

Non pasaron dous Credos cando apareceron dous Pais da Compañía recén afeitados como de festa, coas súas sotanas e roupas longas e non con vestidos de bonzo como adoitaban.

Como os viu Frai Xoán Pobre de lonxe, saíu por un tabique por non verse coeles e foi meterse nunha funea grande na que Fazamburo mandaba se embarcasen. Viuse o xeneral e o Pai Frai Diego de Guevara e os demáis cos pais da Compañía e,entre outras cousas, dixéronlle ó xeneral que, en pasando  aquel estreito de mar, encontraríamos cabalos pra ir por terra a Nagasaki, que xa tiñan avisado. Pois si tiñan avisado, xa debían saber que viñamos e pudéronnos saír a recibir con paz, amor e caridade e incluso con algún refresco pois sabían cantos traballos temos pasados, e acabar con Fazamburo, que non fai senón o que eles queren, que non nos recibira como nos recibiu” ( 58 ).

E sigue a narración o mesmo Frai Xoán Pobre:

“A gran presa mandou Fozamburo que se embarcasen o xeneral e a súa xente e, despedidos dos Pais, quedáronse[estes]co amigo tirano...o vento na popa atravesamos aquel estreito e chegamos a Toquique [Tokitsu] onde ceamos ben pobremente e descansamos un rato, mais ó primeiro sono dé nos deron outro susto coa entrada alporizada duns xentís.Nós que tiñamos mester ben pouco, xa pensabamos na morte que, ó parecer nos andaba no rastro...Déronnos logo novas de que aqueles xentís eran os tiranos que traían ós santos mártires que estaban no porto”( 59 .)

Curiosa por demáis é esta relación, sobre todo nas reflexiós relativas á conducta dos Pais xesuitas. Incríble pode parecer ésto pra quen non conoza todo o desenrolo daquela historia.

Aínda engade Frai Xoán Pobre novos datos noutra parte da súa narración:

“Aquel mesmo día pasei a vista de Facata e cheguei a Fixen e atravesei todo aquel reino de Fixen...Chegaría como as tres da tarde, tres de febreiro, a un pequeno pobo de cristiáns que chaman Sunungi, cinco leguas de Nagasaki, donde encontrei a dous Pais da Compañía en compañía de Fozamburo, que foi o tirano que crucificou ós santos mártires. Cando eu vin a mesturanza de tiranos e Pais, xuzgue o cristián lector qué podería eu sentir e aínda dicir. Procurei informarme a qué viñeran os Pais a aquel pobo e dixéronme que estaban agardando ós santos mártires pra confesalos... Moi ben superon os Pais como eu chegara alí, mais disimularon por non falarme e eu fixen o mesmo. Embarqueime aquela tarde e atravesei con vento en popa aquelas tres leguas, pois cheguei antes que anoitecera a outro pobo de cristiáns chamado Toquiche [Tokitsu] onde encontrei un mancebo español chamado Renxel con quen cenei e funme a durmir, mais o primeiro sono espertáronme con un ruído e tropel de xente que entraba na pousada onde eu estaba. Tratei de informarme qué sería aquel sobresalto, que certo mo deron, e dixéronme que eran os xentís que traían xa ós santos mártires”( 60 ). 

Quero destacar a comechume que lle causaba a presencia dos xesuitas a Frai Xoán Pobre no máis sensible de seu ser. Sempre que os albiscaba en algures, rebelábaselle o espírito de español como bó soldado que fora na xuventude nos tercios españois, e o espírito franciscano como bó fillo que era do humilde San Francisco.

A pesar de tantos sufrimentos, camiñaban os santos có gozo reflectido no rostro,tal como os contemplou en Tokitsu unha testemuña do galeón ”San Felipe”,que di:

"Esta testemuña foi velos e falou co dito Pai comisario e cos demáis...e viu que iban moi alegres e regocixados de padecer o martirio. E ista testemuña partíu na compañía dos ditos Pais e foi canda eles algún tempo e víu que os levaban mal tratados,... abertos os pes por mor da auga e das neves que había".

Il mesmo engade noutra parte:

"Viunos esta testemuña cos seus ollos pasar moitos traballos. Traíanos coas maus atadas atrás e non querendo ou non podendo andar tan de presa como quería o xaponés que os levaba, dáballes arrempuxós e as veces facíaos caír de bruzos. E esta testemuña axudou algunhas veces a levantarse ó Pai Frai Pedro Bautista. E cando esto pasou, facía moito frio e nevaba e chovía, e os Pais[iban]descalciños e espidos con pouco abrigo".

Aínda que as testemuñas falan preferentemente de San Pedro Bautista como xefe daquel seráfico escuadrón, hai que pensar que a cada un dos seus soldados cábelle outra tanta participación naquela gloria. Miremos a cadiún daqueles protagonistas dunha entrega incomprensible pra almas non arroupadas por unha asistencia divinal. Eu penso en San Francisco Blanco, camiñante o máis do tempo en contemplativo silencio, ofrecéndolle a Cristo cadaún dos seus pasos doridos e cadaún dos sufrimentos daquel camiño sementado de mágoas, convencido plenamente de que así iba compartindo os sufrimentos do seu Señor e cooperando na medida das súas posibilidades pra compretar o que lle faltaba á súa santa paixón, dacordo có pensamento de San Paulo. En cada paso que daba sentiría un novo estímulo no penoso camiñar, có exemplo dos compañeiros, a quen se aproximaría moitas veces pra animalos, porque continuaba sendo como nos mellores días o enfermeiro providente e un pai garimoso. En medio daquela gran proba de amor a Cristo, seu grande amor, sentiría os azos que  lle daban a presencia dos seus compañeiros e seguiría pensando o que noutrora lle escribira ó seu amigo Pai Ribadeneira:

"Eu estou avergoñado de min mesmo vendo que uns homes tan novos na fe, amosan tanto valor, que non teman, antes anhelan morrer por ela"( 61 ).

Inmenso sería o dor do santo con alma sensible de galego vendo que arestora non podía axudar como él quixera ós demais mártires, sobre todo ó seu benquerido prelado, por levar as maus atadas. Abraia a consideración, e ver aqueles santos arrempuxados e caídos por o chau e sin case posibilidade de erguerse, por levar as maus atadas atrás, como o afirma a testemuña citada anteriormente.

Xunto ó santo do Tameirón camiñaba San Martiño da Ascensión, a súa alma xemea, compañeiro e amigo dos mellores días. Animaríanse mutuamente; o de Tameirón con frases de sintaxe galega, e o de Vergara con frases de concordancias vizcaínas. Tan semellantes lle pareceron estes dous amigos a Frai Xoán Pobre, que escribíu:

“Pénsase dél que foi virxe toda a súa vida, coma o seu mestre o santo Frai Martiño. Os dous queríanse en vida tan tenramente no Señor, que morrendo por o seu amor foron tamén semellantes, que cando eu fun velos nas cruces, non podería distinguir a un do outro. Tanto era o que se pareceron na vida e na morte”( 62 ).

Tamén á beira de San Francisco Blanco camiñaría o trío infantil composto por Antoniño, Tomasiño, e o xefe dos tres, Loisiño, que paseaban xubilosos todos tres os seus cortos anos como si dunha festiva camiñata se tratara.A vista anxelical de Loisiño chamou a atención de Hasaburo, que lle dixo:

“ Miniño, a túa vida está nas miñas maus. Si queres servíresme, eu te salvarei.

Díxolle o picariño:

Eu somente farei o que dispoña o Pai Pedro Bautista.

Falou o Pai Pedro Bautista:

Si te deixa vivir coma cristiano, dille que estás contento.

Dixo Hasaburo que sería a condición de tornarse xentil.

Respondeu Loisiño:

Así non quero a vida, pois no é razoable trocar a vida eterna por a que ha durar pouco.

San Francisco Blanco canonizou esta xesta de Loisiño en palabras un tanto semellantes na carta que lle escribíu ó Pai Ribadeneira, e que este biógrafo nos deixou nos términos seguintes:

"Eiquí vai Loisiño con tantos azos e coraxe, que pon admiración en todos. Un señor, vendo a súa pouca idade, díxolle que, si quería deixar a fe por a que iba morrer e servilo a él, que o libraría da morte. Respondeulle que sería mellor que él se fixera cristián e que iría ó paraiso como él había de ir. Esto soamente e o número dos santos mártires tuvo lugar de escribirme" ( 63 ).

Causa admiración a entereza de ánimo que tiña o santo mártir ourensán na véspera da súa morte pra escribir como escribíu unha serie de cartas,como si de unha actividade normal se tratara. Xa deixo dito que era a súa unha entereza da mesma condición cas pedras berroqueñas da súa terra natal no austero altiplano ourensán.

Chegaron os santos prisioneiros a Sononxi a mediodía. Despois de Frois  falaron algúns autores dun dato intranscendente como son as bágoas que nun intre do camiño deste día correron por as meixelas de San  Pedro Bautista.Cóntase que,sentado nunha pedra do camiño,o santo chorou non se sabe con qué motivo.Un pensa que tamén o castelán das duras terras de Avila tiña dereito a deixar que por un momento amosara a súa alma os seus sentimentos humanos

 O día 3 de febreiro, en torno ás tres do serán, chegaron os españois ó pobo chamado Sononxi (Sunungi pra Frai Xoán Pobre e Zumingui pró cronista dos españois).Estaba este pobo nas terras de Omuradono

Frai Xoán Pobre refire:

“Chegaría como as tres do serán do 3 de febreiro, a un pequeno pobo de cristiáns que chaman Sunungi, cinco leguas de Nagasaki donde encontrei dous Pais da Compañía axuntados con Fozambro{Fozamburo],que foi o tirano que crucificou ós santos mártires. Cando eu vin a mesturanza de tiranos e Pais xuzgue o cristián lector o que eu podería sentir e incluso dicir, pero pasarei adiante como logo pasei, chorando non por o martirio que era o que eu máis devecía senón que a cousa que eu sentía e me chegaba a alma era ver o modo do martirio. Tratei de informarme a qué viñeran os Pais a aquel pobo e dixéronme que estaban a espera dos santos mártires pra confesalos. Cando me dixeron esto non puden deixar de dicir: Bastante máis necesidade ten eles de confesión ca non os mártires, pois traen ben seguras as súas conciencias e traen bastantes confesores. Así que non deben vir a confesalos senón ó que eu adiante direi... Moi ben superon os Pais como eu chegara alí, pero dismularon por non falárenme o mesmo que fixen eu. Embarqueime aquela tarde e atravesei, vento en popa, aquelas tres leguas, pois cheguei antes do anoitecer a outro pobo de cristiáns chamado Toquiche onde atopei un mozo chamado Renxel con quen cenei e funme a descansar. Ó primeiro sono espertáronme con un ruído e tropel de xente que entraba na pousada onde eu estaba. Procurei informarme qué sobresalto sería aquel, que ben certo que mo deron, e  dixéronme  que  eran  os  xentís  e  tiranos  que  traían  xa  ós  santos mártires”( 64 ).

           Este día 4 de febreiro chegaron ás nove da mañá ó pobo de Sononxi o xeneral Don Matías de Landecho e os seus homes, que foron recibidos por Hasaburo con máis de 500 homes armados, na crenza de que eran os santos mártires, ata que eles mostraron os salvoconductos que portaban do emperador.

Do seu diálogo con Hasaburo destaca o alférez Cotelo:

"Esta testemuña díxolle si había algún remedio pra que quedaran [os mártires] coas vidas, e o dito gobernador respondeulle que o rei o mandaba e non tiña remedio e que a él ben que lle pesaba, porque sabía que os ditos Pais eran  bos e non merecían aquela morte, e que os estaba esperando que xa viñan detrás, e que outro día de mañá os poría na cruz".

Tamén estuveron falando os españois cós dous xesuitas chegados a este pobo, como resposta á carta escrita por San Pedro Bautista ó rector da Compañía en  Nagasaki... Falou o Pai  Manuel Rodríguez na  presencia do Pai agostiño Diego de Guevara, e dos españois Valdés, Cotelo, Renxel e Zuazola, como o testemuñou este derradeiro na cidade de Manila o día 15 de xuño de 1598:

"O Pai Xoán  Rodríguez, da Compañía, que  acertou estar naquel pobo [Sononxi] dixo que ó tempo que a dita nao se perdeu no dito reino, estaba na cidade de Meaco e falou co dito emperador sobre certas cousas que lle iba a tratar e que, estándollas tratando, lle dixo:

- Xoán Rodríguez, pídeme de mercede esta nao dos nambaxies que, si tú ma pides, eu  lles darei o avío necesario pra que se vaian a súa terra, e tamén che darei unha capa de pano das que traen, porque me din que son boas pró frio, e tú ganarás gracia co teu rei escribíndollo.

A esto respondeulle esta testemuña ó dito Xoán Rodríguez que ¿por qué non fixera en tal ocasión a caridade de favorecelos?

A esto respondeu o dito Xoán Rodríguez que él e os Pais da Compañia non quixeron meterse nesto, porque o xeneral e os españois non enviaran o presente ós Pais da Compañía, nen fixeran caso deles".

Como pode comprobarse foi todo cuestión de diñeiro e de vandade humana. Ésto foi todo o orixe da persecución de Taicosama. Quen  queira conocer as ”certas cousas” das que falou este relixioso con Taicosama na ocasión sinalada, pode ver o que deixo escrito no capítulo noveno nota 17.

Ás dúas da tarde chegaron os santos mártires. Hasaburo mandounos vivir ó cárcere. Os relixosos aproveitaron o tempo pra escribiren cartas ós seus seres máis queridos.

Esto ocurríu o mesmo día que Frai Xoán Pobre durmíu en Tokitsu. Estaba Frai Xoán no mesmo pobo a onde chegaron os santos, pero ata nesto non tuvo boa ventura, como él mesmo conta máis ou menos coestas palabras que xa conocemos:

“Cando eu oín esto foi grande a miña alegría e secretamente, por non ser sentido, saín da pousada e funme cara a mariña por si podía ver e falarlles ós santos presos cousa que tanto devecía ,pero tamén desto me apartaron os meus  pecados e así entendín que nen a miña vida nen a miña morte serían de ningún valor e efecto, pois nen tuven a boa ventura de velos nen de falarlles, porque chegado a beiramar pra velos decateime que non querían sacalos das funeas pra terra, antes estaban moi adentro na mar. Estuven a espera deica cerca da medianoite cando me dixeron que partise deseguida pra Nagasaki e así foime forzoso marcharme. Ficou alí aquel español que atrás dixen que chaman Renxel na garda dun pouco de hato que levabamos pra levalo él a Nagasaki en cabalos” ( 65 ).

Pra deixar dunha vez anotado o relativo á viaxe de Frai  Xoán Pobre ata Nagasaki, quero adiantar estes datos que il mesmo narra:

“De mañá cedo comencei a camiñar por aquelas altas montañas que hai deica Nagasaki e cando cheguei cerca do hospital de San Lázaro vin encol dun monte moitas cruces por o chau e logo deume o corazón que aquelas cruces eran para crucificar ós relixiosos de San Francisco e ós seus compañeiros e que aquel lugar debería ser o calvario onde serían postos, porque o ano anterior vira eu no propio lugar crucificados seis xaponeses... Anduven fitando as cruces e vin que había moitas máis co número dos que traían presos. Ben pudera eu dicir daquela dentro de min a ata abrazarme con algunha cruz dicindo: ”¡Ouh si fora eu tan feliz que  merecese alcanzar tanto ben como o de poboar unha destas cruces! Pero indigno de merecer tan gran premio ,pasei adiante sin esta consideración. E serían as tres da mañá cando cheguei a Nagasaki e fun parar a casa dun portugués chamado Antonio Garcés onde supen como os frades do glorioso San Francisco que estaban en Nagasaki foran levados presos ó navío ”San Antonio”... Nunca puden descansar aquel pouco que me restaba da noite, pensando nos santos presos e nas cruces que vira no camiño, sinal ben certo do martirio, porque logo me dixeron os portugueses que sen dúbida morrerían”( 66 ).    

Fala o Pai Ribadeneira de Nangaie (Sononxi), tres leguas de Nagasaki,onde tuveron os mártires a corta satisfacción humana de vérense con moitos cristiáns,xaponeses e portugueses, que acudiron a visitalos e recibiren deles algún recordo. Falando o Pai Ribadeneira dos dous xesuitas que saíron ó encontro dos mártires, dí:

“Chegaron  os  Pais  ó  lugar  chamado  Nangaie  onde  estaban  os  santos esperando”( 67 ).

Trátase sen dúbida de Sononxi, a onde chegaron os xesuitas enviados como resposta á carta que San Pedro Bautista lle escribira ó rector da Compañía en  Nagasaki. Chegaron os santos ás dúas da tarde, cando normalmente non cabía a celebración da misa. Ésta foi a escusa alegada por os dous xesuitas pra non celebrala. Por outra parte, os conductores da santa comitiva tiñan orde de Hasaburo de darse presa pra chegaren ó día seguinte a Nagasaki.

Hasaburo rexeitou agora dar cumprimento á promesa feita ó santo comisario de dar tempo pra que se prepararan a unha boa morte confesándose, oindo misa e recibindo a santa comuñón, como dí o Pai Ribadeneira,

"receando que non o acusasen diante do rei de neglixente executor da súa vontade e mandato" ( 68 ).

A visita dos dous xesuitas non valeu de nada. Máis ben case pode pensarse que foi contraproducente, conocendo que foron aqueles dous xesuitas dos máis contrarios ós franciscanos. Ata é moi posible que foran eles quen aconsellaron ó bó home Hasaburo pra que se negara a permitir o que tan liberalmente lle concedera ó santo comisario en Nangoia facía soamente días. Non quixera eu ser mal pensado, pero todo aconsella pensalo así.

Aproveitaron os mártires a estancia en Sononxi pra escribiren cartas ós seus seres queridos.

Narra o Pai Ribadeneira:

"Cada un dos tres santos relixiosos,Frai Pedro Bautista,Frai Martiño e Frai  Francisco Blanco escribíu ós tres relixiosos que estabamos presos no navío" ( 69 ).

San Francisco Blanco aproveitou aquela ocasión pra demostrarlles a profundidade do seu amor ós seus pais e ás personas que máis quería e apreciaba. Ós pais escribiulles unha carta chea de tenrura, cuios términos conocemos únicamente por a narración sumaria do Pai Ribadeneira ,que seguramente a tuvo na súa mau.Así o narra él:

"O ditoso Frai Francisco Blanco, vencido do amor natural  que lle tiñan os seus pais, pra que reparasen en canto sería de preciosa diante de Deus a súa morte por ser moi gloriosa a causa dela, escribiulles unha carta. E conocendo a moita devoción que o conde de Monterrei...tiña a Relixión franciscana,escribiulle algunhas advertencias do sucedido no Xapón pra que llas escribise a súa maxestade,como tamén llo escribía o glorioso comisario.E tamén me escribíu a min outra carta como a particular amigo seu" ( 70 ).

            Xa deixei constancia de cómo o sacerdote Don Pedro González de Ulloa escribíu que él viu cós seus propios ollos en poder do clérigo Don Francisco Blanco esta carta escrita por o santo ós seus pais ( 71 ).

A carta escrita por San Francisco Blanco ó Pai Ribadeneira,ademáis dunha mostra de amizade, obedeceu sin dúbida ó desexo de pór nas maus do amigo as outras cartas aludidas.

Estas cartas, sobre todo a escrita a este seu amigo e biógrafo, reflecten a serenidade do santo, tan inalterable como as pedras berroqueñas da súa terra natal.

O devandito dia 4 por a tarde reiniciaron os santos mártires o camiño amarrados uns ós outros, con sogas ó pescozo e as maus atadas atrás, agás os relixiosos. Esta seguridade emplearon os conductores da santa comitiva ante o temor de que algún dos mártires pudera lanzarse á auga na baía de Omura, que iban cruzar pra ir ó pobo de Tokitsu, que distaba de

Nagasaki tres leguas.

En Tokitsu (Toquiche de Frai Xoán Pobre) tuveron algúns españois a posibilidade de falar cós santos, a pesar do esmero posto por os gardas pra evitalo. A este propósito non se pode esquecer a posibilidade aludida máis dunha vez de lograr calquera cousa dun xaponés sempre que amosaran as dádivas.

A comitiva dos santos foi levada ó porto a media noite, como narra Frai Xoán Pobre e tamén o cronista do grupo de españois que durmíu naquel pobo de quen son as seguintes palabras:

"Aquela noite, estando a dormir, como as once da noite, escoitamos un grandísimo e infernal ruido na praia. Preguntamos qué era, e dixéronnos que traían atados ós Pais pra crucificalos, que foi pra nosoutros nova moi triste e de sobresalto, porque non nos permitiron falarlles".

Narra Pedro Cotelo:

-"Esta testemuña quedouse aquela noite nunha venda agardando ós ditos Pais que chegarían alí. Eles chegaron e a xente de garda que traían mandaron a esta testemuña e ós demáis que estaban na devandita venda que a desocupasen pra dar aloxamento ós ditos Pais e darlles algún alivio do traballo que trouxeran. Así se fixo, anque esta testemuña non pudo falar cos ditos Pais".

O xeneral Matías de Landecho manifestou:

"No desembarcadoiro deixamos dentro dunhas embarcaciós ó dito Pai comisario e demáis relixiosos e xaponeses, que eran por todos 26, porque os gardas que os traían non os  deixaron desembarcar na terra ata que esta testemuña saíu de alí pra Nagasaki".

Todas estas manifestaciós dan idea do que pasaba nun país bárbaro cós estranxeiros, e da desilusión daqueles apenados españois que fixeran aquel longo camiño con arelanzas de alcanzar ver e falar ós franciscanos; e agora que os tiñan próximos non lles foi permitido falar coeles,abrazalos e bicalos,sobre todo pensando que a causa daquela condena era o esforzo posto por o santo embaixador en defendelos.

O cronista do grupo español remata:

"Visto esto, logo como as 12 da noite, partimos pra Nagasaki a pe con grandísimo xeo e neve, pra vermos si había algún modo de rescate".

            De sí mesmo dí Renxel:

"Aquela noite partíu o xeneral cos que iban con él, quedando esta testemuña no dito pobo [Sononki] con parte do fardo que levaban. E logo que amañeceu, viu esta testemuña que aquela noite chegaran en funeas os ditos Pais e esta testemuña foi velos e falou co dito Pai comisario e cos demáis e supo dél como os levaban a crucificar... E esta testemuña viulles cortada a orella esquerda. E viu que iban moi alegres e animados en padecer o dito martirio. E esta testemuña partíu na compañía dos ditos Pais pra Nagasaki e foi canda eles algún tempo... E pra gardar o fardo que traía,  esta testemuña quedouse un pouco atrás".

Dacordo con esto escribe Frai Xoán Pobre:

“Pouco despois chegaron tres cabalos pra que nos fósemos, e determinamos partir deseguida e non esperar ó día... quedando Renxel no pobo de Toquiche[Tokitsu]na garda do fardo e levalo cando chegasen máis cabalos” ( 72 ).

O mesmo Renxel dice noutra declaración:

“Unha legua antes de chegar a Nagasaki, o Pai Pedro Bautista díxolle a esta testemuña que non fose ó lugar onde iban morrer... e deulle unha carta prós Pais da nao... e [dixo] que iban consolados de haber logrado licencia do xuiz pra poder celebrar aquel día e comulgar. E esta testemuña quedouse onde o dito Pai o deixou, e eles pasaron adiante. E esta testemuña, como de aí a hora e media saíu prá dita cidade depresa nun cabalo pra poder ver as súas mortes, e cando chegou, xa estaban todos os ditos Pais e vinte xaponeses nas cruces".

Un pouco distinta é a versión que este mesmo ofrece noutra parte:

"Cando esta testemuña chegou ó sitio, viu que deron a derradeira lanzada ó Pai ººººººººcomisario, e cando se apeou do cabalo no que iba, acercouse os seus pes e decatouse de que acababa de expirar".

Todos estes datos están coincidentes coas palabras que deixo anotadas de Frai Xoán Pobre. Aínda engade algo máis, que é unha preciosidade que non se pode omitir:

“Como se quedase Renxel no pobo de Toquichi e supo que chegaran os santos

mártires ó porto, logo en amanecendo, foise a mariña e fitando por a praia víu chegar un funei a orela e saír un frade a terra. Acercouse moi presto Renxel e conoceu ó santo Frai Gonzalo... Foi apertalo e díxolle Frai Gonzalo:

Noraboa o vexa eu, irmau Renxel._¿Cómo está e cómo están eses señores do navío e cómo está Frai Xoán Pobre?

Díxolle Renxel:

Partiron esta noite a negociar os negocios das vosas Caridades.

Respondeu o santo mártir:

¿Qué negocios?         

Nesto chegou outro funei a terra e saíu outro relixioso a quen logo reconoceu Renxel e abrazou como ó servo de Deus Frai Francisco Blanco quen se sentou nun petate e preguntoulle por Frai Xoán Pobre e dixo o mesmo que Frai Gonzalo.

Dixo Renxel:

-            Eu teño confianza en Deus que non morrerán,senón que iremos todos a Manila

A esto respondeu o bendito Blanco. Non faga conta deso, irmau Renxel, que eu teño confianza en Deus que morreremos  os meus irmaus e mais eu moi pronto, porque, senón¿qué andadamos buscando tanto tempo? Si agora nesta conxuntura non alcanzamos o ben que devecemos¿cándo vamos alcanzalo? Así que non hai pra que tratar deso, porque diante de nosoutros vai quen nos ten dito esto (refírese a sentencia que iba diante dos santos mártires).

En relación con Frai Felipe de Xesús engade esta testemuña:

“Viña do camiño tan flaco e perdida a cor, que era gran compaixón velo. Traíano uns tiranos amarrado por un brazo e turrraban del cunha soga”.                   

En relación con San Pedro Bautista dí:

“Irmau Renxel, levamos diante de nos a sentencia moi conforme co noso anhelo, que é por predicarmos a lei de nambán e así o degoiramos. E senón mire o contento que levan estes nenos. Eu folgaríame en ver o xeneral, mais creo que esto non terá lugar, porque antes de chegar él a Nagasaki nos cumprirán co noso desexo. E querendo despedirse, díxolle o santo Frai Pedro:”Agarde un pouco, irmau Renxel, e meta a mau por debaixo do manto e dareille unhas cartas para os nosos irmaus que están presos no navío, e miren que van abertas que aínda non tuven lugar de cerralas .Entréguellas en mau propia por amor de Dios, pois ten importancia. Daquela chegou o santo Frai Martiño e, apertando a Renxel, díxolle:”Déalleme unha aperta a Frai Xoán e o xeneral e os demais, e dígalles que me encomenden a Deus, que eu farei o mesmo por todos na outra vida”.

E, despedíndose del, volveu apertalos a todos  de un en un e o mesmo fixo cos demais xaponeses que xa comenzaban a  camiñar a pe por aquel estreito e xeado camiño que pouco antes anduvera él. Ó mesmo tempo que os santos subían por aquela áspera montaña, Renxel regresaba cara ó pobo e iba despedíndose dos santos xaponeses a medida que os iba encontrando,porque os máis deles o conocían. Cando o víu o   picariño Antonio, díxolle:

Renxel, adeus, adeus, adeus, paraíso, paraíso paraíso... E con esto despedíuse de todos chorando e volveu con toda presa cargar o fardo. A pesar da moita presa que se deu, aínda lla deron mais ós santos mártires e así cando chegou, víunos crucificados. Comenza o santo caudillo daquela santa manada a camiñar cos seus compañeiros por aquelas pedregosas serras e montañas e co frío grande que facía levaban os pes e pernas inchados e tamén as orellas que levan algúns chorreando

sangue”( 73 ).

Perdón por esta longa narración que eu considero imprescindible, aínda que imos vere deseguida a conformación de todo na narración do propio Renxel.

            Retrotraendo a narración, cómpre dicir que de Tokitsu saíron o Xeneral Don Matías de Landecho e os do seu grupo, incluído Frai Xoán Pobre, ás 12 da noite, a pé, oprimidos e apenados,  coa idea de lograr o rescate dos Pais. No camiño atoparon uns  homes que traían cabalos, como escribe o cronista do grupo español:

"Despois de camiñar coma unha legua, encontramos con uns cabalos que nos enviaban os Pais da Compañía...Chegamos as tres da madrugada a casa dun portugués chamado Antonio Garcés...Tratamos logo do rescate e déronnos a mesma resposta ca antes, que a sentencia era irrevocable".

Todo podía acadarse. Nada menos ca unha sentencia irrevocable. Todo era posible na corte de Taicosama,si amosaban os presentes. Xa vimos as palabras do Pai Xeromo de Xesús de que Taicosama revocaría a sentencia si houbera quen llo pedira. Así escribe

"Preguntei qué sería deles e dixéronme que non morrerían, senón que os perdonaría si houbese quen rogase por eles ó rei".

Pero toda petición a este achacoso tirano implicaba o correspondente presente capaz de encherlle o ollo. O malo era que despois do rico botín do galeón "San Felipe" tiña posto o rei un listón de esixencias moi alto, e os españois non acertaban có  medio de facer chegar ata él as súas ofertas. Todos sabían que Taicosama, como todo xaponés, tiña un precio, pero non se conocía agora a medida nen o modo de acercarse a él. Todos os ministros tíñanlle medo. Os portugueses, incluídos os xesuitas, sementaran ventos, moitos ventos, pero non eran capaces arestora de pararen a tormenta. Estaban cheos de medo diante da posibilidade de vérense envolveitos nela.

Os atribulados españois encontrábanse illados e sin ninguén que pudera darlles axuda nun país extranxeiro ateigado de inimigos. Os xesuitas e o mesmo bispo tiñan bastante con salvar a propia pel naqueles momentos.Todo estaba perdido. Os mártires xa tiñan todos eles arranxada cadansúa cruz. Era a vontade de Deus que así fora.

 

3.- Festina lente.

O gobernador Hasaburo non entendía nada de latín, nen este aforismo cabeceiro; pero sabía proceder con rapidez e sin precipitaciós. Neste caso estaba procedendo con rapidez suma. Daquela todos tiñan presa en Nagasaki e nos seus arredores. Tamén os españois apresuraban as súas xestiós pra salvar ós mártires, pero lograban en todas partes a mesma resposta de que non había remedio. Falando da conversación en Sononki cós xesuitas, dí o cronista do grupo español:

"Tratamos alí do rescate da súa vida e dixéronnos que non tiña ningún remedio e que os crucificarian, e que pra eso estaban feitas 50 cruces. Tuvemos medo de que algunhas delas non fosen pra nosoutros, porque non eran máis ca 26 os mártires e 50 as cruces".

¡Vaia tranquilidade que lle levaron ós españois os dous mal aconsellados fillos de San Ignacio!. Fora mellor que nunca se houberan aproximado ó grupo. Ata fai pensar que foron a causar dano... Despois de rematada a comisión a que os enviara o seu superior, regresaron os dous a Nagasaki coa comisión de tratar que Hasaburo cumprira a promesa que lle fixera a San Pedro Bautista. Chegaron a Nagasaki sobre as 10 da noite e lograron enviar varios criados con cabalos pra conducir ós españois dende Tokitsu a Nagasaki. Chegados os españois a Nagasaki sobre as 3 da mañá, trataron deseguida cós portugueses acerca do rescate dos franciscanos. Sobre esto declarou o xeneral Landecho:

"Esta testemuña tratou cos portugueses e Pais da Compañía que alí estaban. Respondéronlle a esta testemuña non tratar delo, porque era irremediable, porque os executores da dita sentencia non deixarian de facer outra cousa máis ca executala. Visto esto por esta testemuña non tratou máis  delo".

O abatido xeneral abandonou toda esperanza á vista de que ninguén se movía a pról dos seus traballos. Os encargados de cumprir a sentencia non podían menos de executala, pero ¿non existiría ningunha posibilidade dunha entrevista có emperador por moi tirano que él fora? Ninguén intentou nada. ¿A qué había ido o bispo Don Pedro Martínez a Xapón senón a defender as ovellas do seu rabaño?

Hasaburo daba a impresión de ter urxencia por acabar con todo aquelo a pesar do

 dor que manifestara á vista dos franciscanos e dos seus modos relativamente bós con eles. Chegado a Nagasaki despois da súa estancia en Sononxi, decatouse do estado de excitación que vivía a cidade a causa da próxima chegada  dos mártires e do paseo que se esperaba que farían por as rúas. Temeroso dalgún barullo popular, dictou un bando aquela mesma mañá prohibindo baixo pena de morte que ninguén ousase saír a ver os mártires. Outra medida foi mandar levar 26 cruces (ou 50 como dixeran os xesuitas) ó lugar onde sería a crucifixión, que era o mesmo onde adoitaban ser axusticiados os malfeitores, moi próximo á cidade, no camiño de Urakami, de onde se esperaba ós mártires.

Chamados por Hasaburo, acudiron os xesuitas Pais Francisco Pasio e Xoán Rodríguez e un oficial có mandato de que éste detuvese en Urakami a santa comitiva namentres se confesaban os santos mártires. Negouse Hasaburo a conceder as promesas feitas ó santo comisario de executar a sentencia en venres e permitir que os mártires oíran misa e comulgaran, todo por medo ás iras do emperador. Temeroso de alborotos, quixo evitar a entrada dos mártires en Nagasaki.

Personalmente saíu Hasaburo de mañá cara ó monte Tateiama pra dispór os derrade

iros pormenores relativos á crucifixión.

Cómpre seguir a narración de Frai Xoán Pobre:

“Conoceron os portugueses a chegada dos mártires e logo que amenceu procuraron ir verse coeles. Eu fun no seu seguimento e cando pasei por o calvario onde as tres da mañá vira as cruces tendidas por aquel chau, vinas as sete do mesmo día algunhas xa ergueitas en alto, e vin moitos xaponeses ocupados uns en facer buratos pras cruces e outros en concertalas pra metelas neles. Chegado eu a toda presa ó sitio onde estaban aqueles xaponeses, humilláronseme e pasei a toda presa adiante pensando que xa que se me humillaban os que facían as cruces prós meus irmaus... Xuzguei que debían ser todos cristiáns... e así era verdade que o eran... Os meus grandes pecados tamén esta vez me impidiron que non pudiese ver como indigno ós meus irmaus nen foi posible cumprir o meu desexo”( 74 ).

Tamén narra o mesmo Frai Xoán Pobre acerca dos mártires:

“Cando partiron de Toquiche, mandáronos camiñar moi de presa e a pouco máis de media legua de Nagasaki mandáronos parar e que se fose moi devagariño pra que cando chegasen ó calvario estuvera todo a punto. Chegados a un lugar que chaman Auracame, estaban ali parados cando amosaron os portugueses que se aproximaron con moitas bágoas ós santos mártires que estaban quen rezando e quen contemplando. Os portugueses bicaron con moita devoción os hábitos dos relixiosos. E como falasen mal de Taicosama... díxolles o santo prelado que non falasen mal de ninguén, senón que antes o encomendasen a Deus e rogou que lle desen lugar pra rezar o oficio divino e así se arredaron un pouco” ( 75 ).

Fermosa e moi interesante é a narración que fixo a rogos de Frai Xoán Pobre o portugués Francisco Rodríguez Pinto. Cómpre que faga resumo dela:

“Sabendo eu que chegaran o Pai comisario e os demais compañeiros a Toquiche, dúas leguas de Nagasaki... pretendín ir velos, aínda que nos impedían que fósemos. Eu fun verme co correxidor da terra...e pidinlle que me dese licencia pra pasar adiante a verme cos frades...que eu lle daría por eso algunha peza, e como son tiranos e oiron que llo pagaría, concedeumo, e deume dous dos seus privados pra que fosen comigo...despois de andar media legua larga, encotrámonos...Viñan diante deles doce homes de garda cos seus arcabuces e outros tantos con lanzas; logo viña un xaponés vestido coma un frade do glorioso San Francisco, sin capucha, coas maus amarradas detrás. Este era o valeroso León [Carasuma], predicador dos frades. Díxome con moita risa que iba moi contento, pois por ser cristián e servir ós frades o crucificaban coeles... Por a mesma orde pasaron outros cinco xaponeses amarrados... coa mesma constancia e alegria que León...Viña despois tras eles amarrado por a cinta coa cabeza descuberta e descalzo, con grande frío o Pai Frai Francisco Blanco e, aínda que había trinta e seis días que lle cortaran a orella, viña chorreando sangue e traía o hábito ensanguentado. Foi daquela tan grande o meu desmaio, que fun con abundancia de bágoas axionllarme ós seus pes pra bicarllos, mais él non o consentíu e axionllouse él e a forza bicoume os meus.

            Estando neste conflicto chegou o Pai Frai Martiño e chamoume por o meu propio nome e apertoume moi alegre e contento. Tamén traía a orella cortada e tamén amarrado por a cintura, pero as maus soltas... Chegou o santo capitán e pastor daquela manada Frai Pedro Bautista e, a pesar de vir enfermo, as orellas inchadas a causa do grande frío, e moi flaco, viña cun rostro venerable, alegre, afable e amoroso...  Cando me víu, co amor grande que sempre me tuvo, abríu os brazos e acolleume neles con tanto amor e alegría e con tanto contentamento e placer, como si xa estuvera nalgún gran descanso... Pra demostrarme amor, comeron os Pais cadanseu bocado e repartiron o resto coas súas propias maus cos gardas que os traían presos... e, despedíndose de min, fóronse con tanta presa, que eu non era quen pra seguilos... Indo eu tras os frades canto podía camiñar, por ser moi pesado de corpo,  cheguei  cando  xa  se  quitaban  os  mantos  e  se  axionllaban  diante  das cruces” ( 76 )

 Todos os testemuños coinciden en manifestar a presa que se deu o xuíz pra cumprir a orde de crucificar ós santos mártires.           

O día 5 de febreiro moi de mañanciña foron trasladados os mártires á aldea de Urakami, distante unha legua de Nagasaki. Alí detuvo o oficial enviado por Hasaburo a santa comitiva a carón dunha ermita perto do hospital dos leprosos onde estuvera morando San Pedro Bautista cando baixou de Kioto pra falar co superior dos xesuitas.Este hospital estaba moi perto da actual estación de Urakami,  dous quilómetros distante,aproximadamente,do lugar do martirio.

Na ermita entrou o xesuita Pasio pra confesar ós tres da Compañía, mentres o resto quedaron á intemperie. Os Pais San Pedro Bautista, San Francisco Blanco e San Martiño da Ascensión confesáronse entre sí e a todos os mártires. Unha vez máis se notou naquela dramática ocasión a división entre cristiáns de Paulo e de Pedro, digamos de Francisco e de Ignacio. O tempo que se lles concedeu en Urakami pasárono os santos quen axionllados, quen sentados e quen de pé, rezando todos coas maus desatadas.

            Agora é ocasión de facer un cadro sinóptico das etapas do camiño do viacrucis recorrido por os santos mártires.

 

                Día 1 de xaneiro  de 1597...  Kioto

                Día 2 de xaneiro .................  Kioto-Sakai

                Día 3 de xaneiro .................  Kioto-Sakai

                Día 4 de xaneiro .................  Sakai-Osaka 

                Día 5 de xaneiro .................  Osaka -Sakai 

                Día 6 de xaneiro .................  Sakai 

                Día 7 de xaneiro .................  Sakai - Osaka

                Día 8 de xaneiro .................  Osaka-Hiogo 

                Día 9 de xaneiro .................  Hiogo  (*) -Suma

                Día 10 de xaneiro ...............  Suma  (barca)-Akashi

                Día 11 de xaneiro ...............  Akasi-Gochacu-Fimenxi[Himeji]

                Día 12 de xaneiro ...............  Himeji-Akoo

                Día 13 de xaneiro ...............  Akoo-Kataakami

                Día 14 de xaneiro ...............  Katakami-Okaiama

                Día 15 de xaneiro ...............  Okaiama-Cobegawa

                Día 16 de xaneiro ...............  Cobegawa-Nanokaichi-Kannabe

                Día 17 de xaneiro ...............  Kannabe-Onomichi

                Día 18 de xaneiro ...............  Onomichi-Mihara

                Día 19 de xanero ................  Mihara-Tamari-Catabe (*)

                Día 20 de xaneiro ...............  Catabe.Saijo

                Día 21 de xaneiro ...............  Saijo-Hiroshima

                Día 22 de xaneiro ..               Hiroshima-Iwakuni

                Día 23 de xaneiro..................Iwakuni-Tokuiama

    Día 24 de  xaneiro.................Tokuiama-Ogori

    Día 25 de xaneiro ...............  Ogori-Yoshida

                Día 26 de xaneiro ...............  Yoshida-Shimonoseki (*)

                Día 27 de xaneiro ..................Shimonoseki-Kokura  

                Día 28 de xaneiro ...............   Kokura-Akame

                Día 29 de xaneiro ..................Akame-Cocomad

                Día 30 de xaneiro ...............   Cocomad-Simatali

                Día 31 de xaneiro ............... .. Simatali-Cima-Nagoia-Shigajima-Facata (*)barca

                Día 1 de febreiro ................ .. Facata-Akame-Zima-Fuce(*),barca-Karatsu  

                Día 2 de febreiro ................ .. Karatsu-Nagoia

                Día 3 de febreiro .................   Nagoia-Tsukasaki

                Día 3 de febreiro ..................  Tsukasaki-Sononxi (*)-Tokitsu

                Día 4 de febreiro ................ .. Tokitsu-Urakami

                Día 5 de febreiro ................ .. Urakami-Tateiama[Nagasaki]

            NOTAS.Aínda que aproveitei os datos do Pai Pacheco,non coincido en todo coel

O sinal (*) indica pobo onde foron escritas cartas.

 

 

 

                   4.- Chegada ó monte Tateiama

          Volveron atarlles as maus ós mártires e puxéronlles unha corda ó pescozo collida por dous saiós. Así iniciaron os santos a derradeira etapa do camiño da cruz.

Escribe Ávila Xirón:

"Logo o mércores, cinco de febreiro, antes do mencer fixo Hasaburo pólos en camiño, e lembrándolle o santo comisario a promesa que lle fixera e pidíndolle que os deixase cando menos comulgar, respondeu que non podía, que lle perdonase. E así foron postos en camiño a pe, e desta maneira chegaron a un lugar do monte que está a vista desta cidade no día catro de febreiro o mesmo día que chegaron de noite os santos mártires a Urakami" ( 77 ).  

Tras un breve tempo de parada en Urakami, o día 5 de febreiro, antes da alba, partíu a santa comitiva desde Urakami pra Nagasaki. Tocaba ó seu fin a vía dolorosa. O calvario estaba próximo.

Narra o Pai Ribadeneira:

"Chegando a media legua de onde as cruces os estaban esperando, os santos que iban a cabalo apeáronse e foron repartidos en tres escuadrós, dous relixiosos en cadiún deles.Iban camiñando devagariño porque os pes inchados e chagados non lles daban lugar pra máis e facíanlles ben meritorio o camiño" ( 78 ).

Os moradores devotos, que era a maioría dos habitantes de Nagasaki, non resistiron sin saír das súas casas pra recibiren ós santos, a pesar da prohibición que Hasaburo puxera baixo pena de morte e dos malos tratos que lles daban as gardas. O entusiasmo apoderárase de todos ata o punto que di o Pai Ribadeneira:,

"Pospondo calquera cousa que lles pudera suceder, foron correndo con moita devoción tomar a bendición dos benaventurados relixiosos e daren caritativas apertas ós felices xaponeses...Anque eran bourados a paus e maltratados das gardas que estaban postas nos camiños,todo o aturaban con paciencia por conseguir o intento que levaban de veren aquela santa compañía...Algún houbo que,dicíndolle que tiña pena de morte si pasaba adiante,topando cun Pai da Compañía...confesouse con él por si o quixeran matar e así chegou o primeiro ó santo antes que se apease do  cabalo  no  que  viña  moído  o  corpo  do  mal  tratamento  que  recibira  das gardas" ( 79 ).

Da narración do Pai Ribadeneira quero surraiar o dato de que San Pedro Bautista lle remitira a él por o portugués do caso o seu Breviario:

"Deulle o seu Breviario que mo trouxera en resposta dunha carta que eu lles escribín para  meu  conforto  envexando  a  súa  ditosa  morte  e  pidíndolle  a  súa  santa bendición" ( 80 ).   

Narra Ávila Xirón:                                  

"Chegaron a un lugar do monte que estaba a vista desta cidade, onde crucificaban ós malfeitores. Alí foron velos os portugueses que aquí se encontraban, a quen non se lles impediu coma ós xaponeses a quen os facían recuar a bastonadas con moita rigorosidade... Era cousa de ver a xente que se xuntara a ver esto endexamais visto no Xapón de matar estranxeiros e pra máis relixiosos... Os Pais e xaponeses  estaban rodeados de nosoutros, atadas as maus, con sogas no pescozo e agarrado cada un deles por dous saiós, que nunca os vin máis naturais do que son estes.Teño por certo que por chamalos saiós, chamáronos corruptamente xapós" ( 81 ).

Comenzaron os mártires a camiñar por o monte. Camiñaban pálidos por o cansancio

 atormentador das xornadas anteriores. O lector farase unha idea de cómo viñan os mártires, por os testemuños que deixo anotados. Pese á fatiga, camiñaban os santos mártires seguros e firmes coa firmeza e maxestade que lles infundía nas almas saberse electos por Deus como testemuñas dunha causa moi santa.

Coa mirada da alma fixa no ideal no que soñara tantas veces, camiñaba San Francisco Blanco orando en silencio, esporeado por o corto espacio que o separaba de conseguir aquel ideal soñado. Dos seus labres sairían durante aquelas xornadas dolorosas moitas palabras de alento, aínda ós máis valerosos. O milagroso foi que non existira entre todos eles durante aquela moi dura proba ningún desfalecemento. Máis ben xa vimos a alegría que todos traían como si da viaxe a unha festa se tratara. Esto é algo que parece superar a resistencia humana, sobre todo habendo no grupo nenos que máis ben servían de dar alento ós demáis. Cómpre lembrar as palabras de San Francisco Blanco que trae o Pai Ribadeneira alusivas ó valor do seu amigo Loisiño:

"Eiquí vai Loisiño con tantos azos e ánimo que pon admiración a todos... Eu estou avergoñado de min mesmo...".

Con inmensa alegría na alma, todos os mártires foron aproximándose ó lugar do holocausto,quen rezando,quen cantando,e quen meditando.

Conta o Pai Ribadeneira:

"Desta sorte foron camiñando o que había deste lugar[media legua]ata onde as cruces e argolas de ferro lles estaban aparelladas como camas regaladas pra os seus corpos fatigados do longo camiño e moitos traballos... Cando os santos chegaron, súpose logo en Nagasaki por estar un tiro de arcabuz do lugar o sitio onde foron crucificados...O lugar onde estaban aparelladas as cruces estaba moi cerca dos hospitais que están xunto da igrexa de San Lázaro onde o santo estuvo algúns meses" ( 82 ). 

            O Pai Pacheco cita palabras do profesor Kataoka Yakichi:

“Buscando nos arredores,fixáronse no que agora se chama Parque do Nishizaka,

un promontorio pouco elevado que penetraba na mar e que ata tiña forma de calvario”( 83 )

Nishizaca ou Colina do oeste era o derradeiro somonte(estribación) ou aba baixa

do monte Tateiama.Naquel mesmo sitio soñara moitísimas veces San Pedro Bautista

            durante os dias de permanencia en Nagasaki.

            Aínda resoaban os ecos dos golpes das ferramnentas coas que os encargados remataran o traballo de abrir os buratos onde serían enarboradas as 26 cruces no camiño de Omura, cando os  santos mártires chegaron ó lugar. Hasaburo trataba de repasar e ultimar todos os pormenores.

 Narra o Pai Ribadeneira:

"A moita xente de portugueses e xaponeses que concurría xa era un estorbo, mandou que os crucificasen, e logo moitos xentís que pra esto estaban designados, asiron dos santos pra polos nas cruces desposuindo ós relixiosos dos seus pobres mantos sin repugnancia ningunha, antes cantando divinas louvanzas, deixaban que os deitaran e ataran  nas cruces que bicaban primeiro" ( 84 ).

Non foron gustantes algúns piadosos portugueses do sitio elexido prá crucifixión. A este propósito narra Ávila Xirón:

"Pareceulles pedir ó xuiz que os puxese a mau esquerda do camiño, por parecerlles que podía co tempo suceder facer alí algunha igrexa. Pedíronllo e él concedeullo logo con  moita cortesía dicindo que así como podía conceder aquello quixera tamén poder non matalos. E esto decíao él con moito sentimento, con ser, como era, o máis cruel xentil que eu  vin. E con todo, este día derramou moitas bágoas" ( 85 ).

Moi semellantes son as expresiós de Frai Xoán Pobre que prefiro polas tamén, en vista de que cadiunha delas engade algún novo pormenor:

“Parecéndolles ós portugueses que aquel sitio era indecente e pequeno pra tantos e estaba algo escondido, pra que estuvesen os mártires a vista do pobo e da casa dos Pais e do navío, pra súa devoción e consolo, foron dous portugueses, os máis piadosos, pidirlle ó xuiz lles concedera sitio un pouco máis abaixo, o que deseguida lles concedeu. Era o sitio longo e chairo, aínda que angosto. Caía sobre o mar. Estaba a sazón sementado de cebada”( 86 ).  

Enceta Frai Xoán Pobre o seu relato:

“Ano do nacemento de Noso Señor Xesucristo de 1597, a cinco de febreiro,día de Santa Agata, mércores.As dez chegaron os gloriosos mártires ó cumio do calvario onde  serían  crucificados. Estaban  tendidas  por  aquel  sementado  as  benditas cruces” ( 87 ).     

O silencio fíxose intenso e dramático cando colocaron cadansúa cruz diante de cadiún dos mártires. A xente que se arremuiñaba a todo o longo do outeiro e nos tellados e azoteas da cidade, rebentou en berros e lamentos, destacando naquel concerto doloroso as voces dos cristiáns que lles pedían ós santos mártires a bendición. Os santos mártires, en súplicas recíprocas, pedíanlles que rezasen por o seu triunfo naquel momento supremo e decisivo.

Máis que pra descritos son pra meditados aqueles momentos sublimes nos que os verdugos comenzaron a desatar ós mártires e colocalos encol do áspero leño da súa respectiva cruz, e a fixalos nelas con argolas de ferro no pescozo e nos brazos e nos pés.

Os alaridos e o clamor dolorosos da moitedume aumentaron cando foron izadas as 26 cruces que proxectaron as sombras contra a ladeira do monte Tateiama, santificado desde aquel momento, no que fructificaban por vez primeira no Xapón madeiros de martirio que, a guisa de árbores de exuberancia divina, inzarían en anos moi próximos nos miles de illas do arquipélago do Xapón.

 

5.- Así morren os heroes

Hai varios xéneros de dar a vida. O xeito que tuveron os santos mártires de Nagasaki foi algo extraordinario, e o que tuvo o glorioso San Francisco Blanco foi o dun heroe. Foi dos postrimeiros en chegar ó Xapón e recibíu o premio dos demáis. Ata pra os xornaleiros chegados na hora derradeira á viña do Señor, habíalles chegado o momento de recibir a paga do salario por o traballo realizado.

Foi naqueles momentos cando San Franciso Blanco, aguilloado por a gracia divina que lle rebentaba na alma,pra exemplo de todos e pra darlles azos ós compañeiros,modulou coa lengua reseca a oración da entrega final ó seu divino Redentor e Señor. Non se pode perder nen unha soa letra da narrativa que nos deixaron os cronistas. Sea o primeiro Frai Xoán Pobre, merecente de todo creto por referir o que lle dixeron testemuñas presenciais, como Francisco Rodríguez Pinto de quen escribe:

“Tamén supen do mesmo[Francisco Rodríguez Pinto]e de outros portugueses e do relixioso Pai Frai Diego de Guevara da Orde do glorioso San Agostiño, e tamén de cristiáns xaponeses, persoas de moito creto, que mo dixeron dentro dunha hora que os martirizaron”( 88 ).    

En conformidade coa súa narración foi San Francisco Blanco o terceiro en ser posto na cruz. Estas son as súas palabras:

“Iba diante de todos o bendito Frai Gonzalo... logo que arboraron en alto o santo irmau Gonzalo, que foi o primeiro          de todos... viña o bendito Frai Francisco de San Miguel... Viña detrás do benaventurado Frai Francisco de San Miguel o santo Frai Francisco Blanco, quen por o camiño viñera  louvando de cotío ó Señor. Chegado ó lugar sinalado onde estaba a súa cruz, con moito ánimo e con semblante gracioso, porque o tiña este ditoso mártir, dixo: ”Señor, perdoa a estes, pois non entenden o que fan e aluméaos na fe. Namentres o estendían na cruz, íballe ofrecendo ó Señor que recibise aquel martirio en desconto dos seus pecados, e dixo: Señor, si eu tuvera mil vidas todas volas ofrecería por o voso amor. Esta soa que teño ofrézovola coa meirande consolación e douvos gracias por esta mercede tan senlleira que me facedes”.Rematada esta breve oración, ergueron a cruz en alto e como chegase o tirano a darlle a lanzada, dixo en voz alta: In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum.Redemiste nos, Domine, Deus veritatis... Deseguida lle atravesou o corpo o tirano cruel con gran furia coa primeira lanzada e o santo mártir encolleu o brazo dereito tanto, que sacou a mau da argola a que estaba asida, pero en medio de aquel dolor, considerou o santo o que fixera e deseoso de quedar en forma de cruz, volveu erguer o brazo e estendelo cara a argola que andaba buscando coa mau e,encontrada,meteuna por ela coa admiración dos presentes.Sin  embargo, durante todo este tempo nunca deixou de proseguir o salmo, dándolle loores ó  Señor ata que o cruel ministro o atravesou con outra lanzada. Entón, o glorioso mártir Blanco,”blanco”na alma e”blanco”no corpo, porque foi virxe toda a súa vida, fixou os ollos  no ceo onde tiña o seu “blanco”e alí foi a coroar a súa alma quedando o corpo dereito como os dos demáis e o rostro ergueito coma si estuvera elevado en Deus a quen lle deu a súa  alma bendita tan deseosa de padecer por o seu amor” ( 89 )

Non podo menos de copiar tamén o que escribe o Pai Marcelo de Ribadeneira:

"Cinco meses había que traballaba este coidadoso obreiro do Señor naquel seu bacelo, cando, aínda sendo o postrimeiro en chegar, foi dos primeiros que comenzaron a padecer traballos por Xesucristo Noso Señor que lle remunerou o seu traballo co denario do premio eterno, póndoo na ocasión de merecelo de novo con moito aumento. E amosou o moito que da súa administración e coidado se agradara, porque  cando estaba oprimido coas gardas, víase máis libre o seu espírito pra voar cara o ceo, e cando na compañía dos demáis gloriosos mártires era levado aldraxosamente por as rúas, iba máis alegre, por saber que era Deus honrado coas súas deshonras e que, sendo por o seu santísimo nome, eran honras de incomensurable valor. E así, cando lle chegou ahora de ser crucificado, apreixou alegremente a cruz e, levantado nela, no cesaba un punto a súa lingua nas divinas louvanzas, encomendando o seu espírito ó Señor. E como me testemuñaron testemuñas de vista, acabado de ser levantado na cruz, dixo en alta voz:"Señor Xesucristo, si mil vidas tuvera, todas as dera por o voso amor. Esta que teño  vos ofrezo con grande alegría e consolación, dándovos gracias por esta mercede tan sinalada que me fixeches de que eu morra por o voso amor e por predicar a vosa santa lei".E despois de feita esta breve oración en español, cando viu vir a lanza, comenzou a cantar: "In manus tuas,Domine,commendo spiritum meum" ( 90 ).

            Ávila Xirón ofrécenos a colocación de cadiún dos mártires con algunha diferencia de Frai Xoán Pobre, si ben é posible que Frai Xoán atendera á orde de elevación dos mártires, e Avila Xirón quixo falar da orde de colocación de cadiún deles en relación con San Pedro Bautista.

Sinalando a orde na que foron crucificados os mártires,escribe Ávila Xirón:

"O primeiro que apareceu no aire foi o santo Frai Pedro como capitán valeroso, e quedou naquela cruz cunha maxestade que admiraba. E logo a mau dereita puxéronlle ós seus cinco fillos, convén a saber: primeiro ó santo Frai Martiño e logo Frai Felipe,Frai Gonzalo,Frai Francisco Blanco,Frai Francisco de San Miguel e logo Matias,xaponés,León,Ventura,Tomé,Xoán Kinuia,Gabriel,Paulo Suzuki,que era o último da punta que corría cara ó oeste. Á mau esquerda do santo comisario estaba primeiramente Antonio, de trece anos de idade, e logo Loisiño, de dez anos de idade, e logo Xoán, da Compañia de Xesús, Paulo Ibaraki, Miki Paulo, Diego Kisai,Miguel,Pedro,Cosme,Francisco Gaio,que era o derradeiro da mau esquerda e punta que estaba cara ó oriente. Alí, diante do xuiz, estaba a táboa coa sentencia nas maus dun xaponés que a tiña erguida no aire, e o xuiz estaba cun caxato na mau no medio da carreira das cruces e como viu que xa todas estaban arboradas, chamou algúns daqueles saiós que andaban moi listos e arremangados.Catro deles fóronse cara os santos,...dous comenzaron por Caio e os outros dous foron pra outra parte. E comenzaron a alancealos dándolle a cadiún duas lanzadas desde un costado atravesándolle o corpo, de modo que entrando a lanza por o costado sinistro, saia por o ombro dereito e entrando por o dereito saía por o lado esquerdo, deixando feita en cada un unha cruz no interior do peito... Aquí foi o pranto. Aquí os saloucos. Aquí as bágoas de todos, e ata o mesmo xuiz que volveu as espaldas a eles por non ver a crueldade. Cincuenta e dous arroios de sangue comenzaron a correr dos santos mártires de quen colleron os portugueses e algúns xaponeses que, a troques de moitas bastonadas,s e metían por entre os saiós" ( 91 ).

No medio do coro dos mártires pendían das súas cruces os tres santos meniños: Loisiño, Antoniño e Tomasiño, dando a nota tenra, baril e patética da súa nenez martirizada. A nota máis motiva deuna Loisiño, o amigo de San Francisco Blanco. Decatándose o meniño de que o santo comisario estaba ensumido, absorto, e non decía ren, entonou con voz anxelical o himno infantil por excelencia: Laudate, pueri,Dominum. Alabade, nenos, ó Señor.   

¡Qué espectáculo de ceo presenciaba aquela mañá o aterido sol de Nagasaki case recén nacido! Eran as dez da mañá.

Sigamos a narrativa do Pai Ribadeneira:

"Sendo levantados, comenzaron os benditos mártires xaponeses con moito espírito a predicar ós xentís a falsedade da idolatría, manifestando a verdade da fe e o contento co que por ela morrían... Era moi digna de consideración a  confianza coa que cadiún ofrecía o seu espírito ó Señor, quen acabando a súa vida co salmo "Laudate Dominum omnes   gentes", quen coas palabras con que Cristo o Noso Señor encomendou o seu espírito desde a cruz ó Pai Eterno, quen co Credo e outros dicindo: "Xesús, Maria". Vendo esto o xuiz e non podendo aturar que a homes tidos por todos coma santos lle  desen tan cruel  morte, foise de alí  chorando e deixou o  que  restaba ó xuiz de Nagasaki que estaba coel” ( 92 ).

           

            San Francisco Blanco pasou os momentos finais da súa vida na terra pensando intensamente no ceo. Cando viu o brillo da lanza mortífera que iba penetrar as súas carnes virxinais, rompeu a cantar con voz serena e sonora, como místico cisne cando presinte a morte, ou dun heroe e gran mártir do cristianismo que está arelando desatar as amarrallas que impiden ó corpo emprendr voo cara o ceo coma unha lixeiriña laverca. As derradeiras palabras súas foron as do mestre celestial que tantas veces pronunciara él no rezo do Oficio divino: "In manus tuas, Domine, commendo spiritum meum".

            Despois da primeira lanzada proseguiu cantando coma si nada lle houbera pasado.Qué entereza santa a daquel xoven animoso que só pensaba noi ceo.

Narra o Pai Xoán de Santa María, seguindo fielmente as inxeniosas verbas de  Frai Xoán Pobre:

"Proseguindo o seu canto, agardou a segunda lanzada coa que o glorioso mártir Blanco, moi blanco na alma e blanco tamén no corpo por a súa virxinal pureza, postos os ollos no ceo onde tiña o seu blanco, deu a alma ó seu Criador sin cesar nen un punto de cantar" ( 93 ).

O dolor intensísimo da ferida aberta no seu corpo por o ferro da lanza forzou a mau dereita do santo a saírse da argola de ferro na que estaba metida, por mór da contracción natural do corpo.Así o conta o seu biógrafo amigo Pai Ribadeneira:

"Estaba tan contento de ver que remataba a súa vida na cruz a imitación do seu Deus e Redentor, que habéndoselle saído unha mau da argola de ferro cando lle deron a primeira lanzada, con valerosa fortaleza volveu metela coma  antes estaba, porque como vivía Cristo crucificado na súa alma e tiña moi presente a memoria da cruz, levado deste alto pensamento, meteu a mau na argola pra morrer a semellanza de Deus crucificado que vivía na súa alma, enriquecéndoa con esforzo e perseverancia, pra coroalo de mártir, predicador e virxe na gloria" ( 94 ).                   

Este relato que fixo o amigo e os demáis biógrafos descubre a grandeza de alma do heroico fillo das terras do altiplano ourensá, cuia carne flaca se resentía por mór do dolor producido por o golpe e por a penetración do ferro no corpo. Pero o espírito enseñoreouse deseguida da reacción incoercible da carne e con fortaleza case sobrehumana introducíu novamente a mau na argola sin interrumpir o canto, á espera da segunda lanzada que veu truncar definitivamente coa furia do impacto a palabra e a existencia humana do mártir insigne. ¿É posible pedirlle a un heroe máis do que entregou o fillo do Tameirón?Foi así como Francisco Blanco deixou con afouteza increible de heroe esta vida pra trocala por a vida inmorrente e gloriosa do ceo.

Naqueles momentos resoarían cantos de gloria no ceo pra recibir en triunfo as almas de 26 novos aspirantes que entraban nel con palmas tinguidas no seu propio sangue.

 

6 .- Corazonada da mai  !Paquiño, fillo da miña alma!

Aínda no Tameirón reinaba no momento no que San Francisco Blanco deixaba este mundo o silencio frío da noite. Nox incubat atra... que cantara o poeta. A noite non chocaba arestora o mar, senón as terras do altiplano ourensán aterecidas baixo o manto da neve invernal.

¿Qué pudo pasar pra que Elena da Veiga,mai de Paquiño,espertara naquel  momento da noite sobresaltada e pensara no seu fillo Paquiño a tanta distancia? Era o momento no que a lanza fera perforaba o corpo virxinal do seu fillo benquerido. Ocurría algo que daquela non tiña explicación cientìfica. Era unha corazonada, un presentimento. A mai sentíu un estremecemento no seu corpo que a espertou do sono profundo daqueles momentos pra exclamar: "Meu Deus, ¿qué lle pode pasar ó meu fillo Paquiño? Mamaíña de Deus,tenme conta del".Pasado o tempo súpose todo canto pasara na súa alma naquel momento.A corazonada correspondera có derradeiro mensaxe de amor e postrimeiro recordo que o fillo trasmitira ó corazón dos seus pais. Non eran conocidos os secretos da telepatía, porque non eran conocidos nen o serán nunca todos os secretos da alma humana.Á casa dos pais Lorenzo e Elena chegou un día sin data conocida a carta que o seu fillo lles escribira nuns términos máis ou menos coma estes:

"Meus pais benqueridos, non vos entristeza a morte que recibo gozoso por o evanxelio e por amor de Cristo que con tanto cariño me ensinastes e que eu aprendín na nosa casiña. Si me quitan esta fermosa vida que de vostedes e de Deus recibín, eu a entrego co santo orgullo con que daría mil vidas máis que tuvera. Quérovos moito e espérovos no ceo pra darvos alí unha aperta de unión e de amor eternos. Apertas pra todos do voso Paquiño”.

         O corpo de San Francisco Blanco quedou pendurado na cruz cichando sangue a cachón, igual cos dos compañeiros, por as catro fontes que abrira a lanza no seu corpo fermoseado agora coa beleza que lle daba a celeste serenidade, namentres que a súa alma voaba ó inmortal seguro no medio do blanco grupo de irmaus tinguidos no sangue do martirio.

Fóra da paixón e morte do Señor, é moi difícil admitir que a humanidade poda rexistrar nos seus anais un sacrificio comparable a este da santa montaña de Nagasaki. A alma contemplativa pode meditar e admirara a Cristo penetrado no seu corpo por a lanza do soldado cando xa estaba morto. A estes mártires de Nagasaki atravesoulles unha doble lanzada de parte a parte os corpos aínda vivos.

Debaixo do ceo do Xapón rebentaron os abrochos purpúreos  de 26 rosas de martirio, preludio dunha futura colleita evanxélica. Naquela mañá aterecida do 5 de febreiro de 1597, o seráfico Pai San Francisco, enfeitado o seu corpo con cinco estigmas brillantes, saíu a recibir aureolado con fulgores de gloria ós seus fillos, que subían triunfantes sobre aas de serafíns que cantarían:con voces de triunfo Gloria a Deus no ceo, e loor eterno na terra ós protomártires do Xapón...

          

7 .- Sangue milagroso 

Un italiano devoto fíxonos posible conocer as marabillas que Deus obrou có sangue de San Francisco Blanco. Trátase dun milagre narrado por a testemuña presencial Ávila Xirón:

"Sucedeu aquí que un home italiano, de nome Xoán Bautista Bonasina, vendo correr o rio de sangue do santo Frai Francisco Blanco, dispuxo o sombreiro pra recollela, e caeulle nel un bo golpe. Chegado a súa pousada, botouno nunha limeta de China e levouno nela a Macao en marzo, onde, querendo ver, como parece, si se corrompera o dito sangue, tomou a dita limeta e viu que o sangue, ó meneala, bulia e que estaba oloroso e fresco coma o dia en que o collera. Admirouse moito desto, e mostroullo a algúns amigos e eles e máis él dixéronllo a outros, e foi de mau en mau a oidos do bispo de China que se chamaba Don Leonardo [de Sáa] que mandou chamar ó dito Xoán Bautista e preguntoulle por o caso, e como él o afirmase, mandoulle que levara diante dél a dita limeta co sangue que había nela. E facendo xuntar ós seus clérigos e a outras moitas persoas, recibiu xuramento en forma do dito Xoán Bautista e preguntoulle de quen era aquel  sangue que tiña naquela limeta. El declarou que era do dito mártir Frai Francisco Blanco e que o collera o día 5 do mes e febreiro do presente ano no Xapón na forma dita.Trouxeron unha fonte de prata e o propio bispo tomou a limeta e vaciou o sangue do santo mártir (de quen se di por cousa certa que era virxe) tan fino coma si naquel momento se derramara do seu corpo, sin mal olor, antes olia moi ben. O bispo e os demáis deron por elo moitas gracias a Noso Señor. Sobre elo mandou o bispo facer un auto que autorizou pra perpetua memoria. No ano seguinte de noventa e oito fun eu a cidade de Macao onde me informei do dito caso. O devandito Xoán Bautista veu este dito ano a esta cidade de Nagasaki a onde eu tamén volvín e, estando a facer unhas oitavas no loor dos ditos santos mártires, a fin de tratar o asunto coa meirande certeza, quixen ver o dito sangue, e por estar eu preso na miña casa, enviei recado ó dito Xoán Bautista que era meu amigo, e rogueille que ma mostrase o que él fixo de moi boa vontade. Foi por a limeta e tróuxoa debaixo da capa, porque non lla fiaba a ninguén. E esto foi en setembro do dito ano. Tomeina na mau e, meneándoa, sentín que bulía; e metendo unha palla, saquei unha gota de sangue  vivo  e  colorado  que  botei   nun  lenzo  que  despois  lle din  na  India a un amigo" ( 95 )

Parece que ninguén podería ter dúbida ningunha dun feito portentoso narrado con todos os pormenores de autenticidade por unha testemuña ocular. Sin embargo, deseguida se puxo en movemento a mafia (así chamo eu ó conxunto dos inimigos dos mártires), inaugurando unha lista de individuos que se foi perpetuando ó longo dos anos, có ousío de pór máculas na santidade e nos milagres dos santos mártires de Nagasaki. Pra desvirtuar a inconcusa veracidade deste feito que se daba por milagroso, e constatado tan fehacientemente, ousou afirmar xa o Pai Valiñano, nos mesmos días do martirio, algo  inconcevible como ésto que sigue:

“Aínda que se conservaron os corpos durante os primeiros días gracias ó frío, corrompéronse despois e oleron coma os outros. Fíxose constar que o corpo de Frai Pedro Bautista vertía sangue moitos días despois da súa morte. Eran só humores corrompidos que saíron ó exterior asemade cos intestinos. Pretendeuse que unha cantidade de sangue se conservou incorrupto e líquido. A verdade é que Xoán Bautista Bonasina, milanés, recolleu sangue nunha toalla que  levou a casa e espremeuna dentro dunha botella de porcelana, cerrándoa e gardándoa nunha caixa con intención de levala a Italia pra súa particular devoción e pra referir o que vira cos seus propios ollos. Eu acababa de chegar da India, cando veu a Meaco e me trouxo a botella co pracer de mostrarma, porque o sangue conservábase líquido, o que el cría marabilloso...Estaban daquela en Macao os bispos Don Pedro Martínez, botado do Xapón, e Don Lois que iba alá a sustituilo. Eu presenteilles ó milanés e á súa botella. Abrírona e meteron dentro un pedazo de papel pra reconocer o líquido que por o seu color non se parecía nada ó sangue, ainda que sí por o mal olor. Tras ben considerada a materia entre nós, cerramos o frasco cun pedazo de lenzo, como estaba antes, e devolvímosllo a Xoán Bautista sin dicirlle o que pensabamos pra non lastimar a súa devoción, pero opinamos que alí non había nada que se parecese a un milagre, tanto máis, canto que, recollido o sangue nun pano e espremida despois, permanecería naturalmente líquido, porque a parte coagulable queda adherido ó tecido...Os frades apoderáronse máis tarde da botella...e leváronlla ó vicario de Macao, persoa pouco versada [o único sabio era Valiñano]en letras,quen,sin consultar cos nosos Pais nen cós bispos, inducido por os frades, certificou que o sangue era líquido e que a súa conservación parecía marabillosa, todo eso sin mencionar o seu mal color nen o seu mal olor . Cando o supo o bispo Don Pedro, mandou chamar ó vicario e amonestouno por ter feito o negocio tan clandestinamente, habendo alí dous bispos e varios xesuitas, entre eles cinco ou seis excatedráticos de Teoloxía”( 96 ).

Moi mal sabor de boca deixan estas palabras cheas de autosuficiencia e mala vontade de Valiñano.¿A quén dar creto? ¿As testemuñas do feito marabilloso,ou a un escritor interesado e dominado por o espírito de soberbia?.¿Dar fe a un só que minte,ou a moitos que dan todos eles testemuño conforme?Casos coma este de Valiñano foron frecuentes entre os escritores xesuitas interesados vivamente en desposuír ós mártires de Nagasaki de todo valor sobrenatural.Ademáis as verbas de Valiñano aparecen manifestamente contradictorias.Adiante veremos o que narra o Pai Marcelo de Ribadeneira.

           A outro episodio da guerra contra os mártires de Nagasaki deulle motivo a publicación da Historia do Pai Marcelo de Ribadeneira en 1601. Pra desvirtuar o valor da obra, presentaron os xesuitas,sin nome de autor conocido,na Inquisición romana,sete impugnaciós valéndose da persoa do cardeal xesuita Roberto Belarmino.Increible parece que o santo cardeal se prestara a facer de testaferro dos autores de tan innoble manobra.        

      Tería gusto moi grande poder  transcribir eiquí integramente aquelas mal artelladas obxecciós pra que se vira o baixo revestimento delas,pero somente o farei no principasl das mesmas.

 

Obxección primeira.Narra que os frades da súa Orde ingresaron na illa [Xapón] ontrariando o Breve de Gregorio XIII e a pena de excomuñón contida nel;aduce seis razós por as que lles foi lícito entrar na susodita illa,razós que deben ser examinadas pra ver si son suficientes pra excusar da desobediencia escandalosa cometida contra o Breve de Gregorio XIII...

Afirma que os frades puderon entrar na illa como o fixeron...

Narra que o irmau Xeromo[de Xesús] despois de publicada por o bispo do Xapón pena de excomuñón prohibindo ós frades entrar na illa pra non darlle ó tirano maior ocasión de asañarse contra os cristiáns,sin embargo,entraron contra a vontade do bispo;por eso cómpre evitar que o Santísimo[Papa] permita a divulgación deste libro pra que non pareza que da aprobación a todas estas escandalosas e perversas desobedienciaz e menosprecio das censuras”

Estas acusaciós incalificables serían merecentes de atención,si tuveran fundamento,que non o tiñan. Vexamos a resposta do Pai Marcelo de Ribadeneira

Resposta.Como historiador poño seis razós narrando a entrada dos franciscanos no      Xapón en virtude dun Breve de Sixto V,sucesor de Gregorio XIII, narrando cómo entraron con causas xustas e con consello de teólogos.Non comprendo como se lles pode imputar desobediencia escandalosa contra o mandato de Gregorio XIII cando Clemente VIII non dixo que os franciscnos incurriran en exccomuñón,senón máis ben revocou o Breve de Gregorio XIII e aprobou a tal entrada,concedéndolles de novo licencia pra cultivar aquela viña.Por eso.sendo enviados os frades por os seus prelados con licencia tácita e interpretativa do Sumo Pontífice e en virtude do citado Breve de Sixto V e revocación do Breve de Gregorio XIII,perfectmente puderon entrar,incluaso era necesario pra que non perecese a cristiandade do Xapón a causa da grande persecución que estaba padecendo.Non era impedimento a excomuñón,nen a pena de cen ducados pronunciada por o bispo do Xapón e fixada na porta da igrexa con grande escándalo dos cristiáns que endexamáis oiran nada de excomuñón,nen xamáis viran un bispo antes daquela,porque a excomuón e a pena non estaban pronunciadas contra os frades,senón contra os súbditos seculares do bispo que trouxeran nos seus navíos frades das illas Filipinas pró Xapón.Daquí resulta patente que os frades en modo ningún menospreciaron as censuras,nen deron ocasión ó tirano coa entrada posterior,senón que más ben foi certo que se siguiron moitas comodidades

 Segunda obxección.Compara a morte dos seus[irmaus]coa morte de Cristo e de San Pedro, de onde saca semellanzas exactas...completamente escandalosas

Chama moitas veces os seis irmaus do Xapón apóstolos  sin que foran enviados por o Sumo Pontífice,nen foron os primeiros que cultivaron aquela viña.

Chama moitas veces a vida da súa Relixión apostólica,por eso a presenta como si ela soa fose apostólica na igrexa de Deus e tácitamente acusa ós demáis de que adoitan e siguen outros camiños distintos da  extrema pobreza e austeridade

Resposta.Non sei como na semellanza dos feitos poda haber entre os servos crucificados e o Señor crucificado ningún escándalo si a semellanza non significa igualdade nen identidade.Responda por min San Ambrosio,Doctor da Igrexa:”Non existe igualdade entre o home e Deus,senón semellanza.Somente Cristo e plenamente imaxe de Deus...”

Con estas verbas fácilmente se destrue a obxección,porque si ó xusto sé lle chama semellante a Deus,¿por qué non pode ser de Cristo o Señor que é xefe e exemplar dos xustos e moi especialmente dos franciscanos?.Clemente V e Nicolau III chámanos varós apostólicos como os chamo eu,pero non apóstolos como di a obxección,e á Relixión seráfica chámana santa,inmaculada e apostólica,Si eu  adoito palabras dos Sumos Pontífices¿por qué se me obxecta que censuro ós demáis?”

Terceira obxección..Moitas veces censura acremente ós xesuitas...di que rexeitan socios naquelas partes...

Asegura que na China hai somente dous xesuitas....Reduce o número dos que viven no Xapón pra minimizar os seus froitos..

Di que os xesuitas viven agachados e andan con vestido xaponés por medo da persecución..

Di que todos os froitos que fan os franciscanos naquelas partes nacen do estilo de vida austera e de penitencia censurando así ós xesuitas que siguen outro camiño e  culltivan a maior parte da viña.

Acusa ós xesuitas de que ós novamente convertidos a fe non lles ensinas os mandamentos da Igrexa,acusación non só falsa,senón que os mesmos frades eximen da garda dos xexunos e tratan con escándalo ós rexeitados por os xesutas.

Acusa ós xesuitas de que tentan diante dos xuices xentis na cidade cristiá[Nagasaki]pra que traten mal ós franciscanos.

Finalmente nunha adición final do libro,debaixo dunha metáfora,chama ós  xesuitas hipócitas

Resposta.Suprico humildemente que se lean unha e outra vez na Historia estas cousas que o calumniador acusa  con malicia,e claramente aparecerá que nos lugares aducidos por a obxección non cito ós Pais  xesuitas,é máis,cando fago menciòn deles érgoos deica ó ceo con louvanzas panexíricas.Un deles devotísimo que lera con non boa intención a Historia diante do bispo de Barcelona que aprobou a Historia,dixo que eu os gabo máis do que eles poderían gabarse.Xulgaría eu impio silenciar os ubérrimos froitos dos seus traballos  escribindo a Historia do reino de Xapón

Dando resposa con calma as partes da obxección...digo que eu escribin o que vin e oín.Estando eu na China falei con un  dos dous Pais xesuitas que vivìan naquel reino,na cidade de Macao...e vin o colexio dos Pais xesuitas e os profesores e os Pais do convnto pegado ó colexio,en cambio,o meu contradictor nen viu esto,nen estuvo no Xapón como eu estuven dous anos e medio onde concín a casi todos os Pais e irmaus que alí vivìan e maxina que eu dou motivo e que debo responder do escándolo de menospreciar o froito dos Pais xesuitas.........

En relación  co de andar os Pais xesuitas agachados,¡ohu Deus! cantas veces dixen no Xapón que si os Pais xesuitas de Roma e de España.visen ós seus Pais que viven no Xapón non os conocerían en forma ningunha porque todos andan con hábito secular tanto no tempo de persecución como de paz e as veces con sedas e non viven dendo relixioso,senón secular como é notorio a todos os habitantes do Xapçon....Os Pais xesuitas sempre fuxiron no tempo da persecución...e na presencia de Deus e de Xesucristo non digo mentira que despois da crucifixión dos irmaus por a fe de Cristo un Pai xesuita chamado Pai Morejón díxome:Nós os xesuitas temos por un gran beneficio de Deus non ter sido crucificados”.Ten como o maximo de perfección  fuxir e agracharse aínda que os cristiáns se aparten da fe a causa da súa fuxida como eu o vin,porue aquelas plantas son tenras e sin o rego da doctrina  sécanse e como ovellas sin pastor se pérdense,como o mesmo Cristo o dixo

No que se di que eu  difamo ós xesuitas,rogo que se lea o lugar onde digo que o evanxelio debe ser predicado naquela nova igrexa no modo como o predicaron Pedro e Pablo e os outros apóstolos e como no Xapón foi fundada a fe por os famosos e postólicos varós Xavier e Cosme de Torres que sembraron o evanxelio,naquelas partes con huumildade e pobreza.Pero ¡ai dolor! a fe perdura ainda coa cotiá ruina porque o estilo apostólico de predicar o evanxelio e xulgado por os Pais xesuitas inconveniente e imprudente,pois vivindo secularmente no hábito e no modo de vida máis ben parecen políticos ca cristiáns como o susodito Pai mo dixo a min e eu mesmo o vin.Sendo grandes mercaderes ,afirman que a ós xentis se lles debe predicar o evanxelio ccon abundancia de riquezas,por eso Don Pedro Martínez,xesuita,primeiro bispo ingresado no Xapón díxome a min que os irmaus pobres non son necesarios nen a súa pobreza e humildade eran reconocidas porque aqauela cristiasndade se debía construir con ouro e prata,aínda que posterioemente mudó con gran dolor o modo de pensar.Entre os cristiáns circula comoun grande axioma que un certo irmau  xesuita dixo que o ouro e a prata eran as xoias  da súa Compañía

En relación coa publicación dos mandamentos da Igrexa sempre pensei que os Pais xesuitas que viven fora do Xapón recibirían escándalo coa lectura desta     s cousas porque estas cousas marabillosas e públicas que ós seus todos os anos[Cartas Anuais]dende o Xapón lles escriben non lles son narradas.Unha e outra vez digo quod scripsi,scripsi porque os Pais xesuitas,cando eu estaba no Xapón,nalgunhas partes non ensinaban como obligatorio ningún precepto positivo agás o Concilio tridentino fora dos Mandamentos do Decálogo.Vendo os irm,aus Menores a peplexidade dos cristiáns que pensaban que eran obligatorios mandamentos  que a eles non lles foran anunciados,os obbligaban coma ós portugueses que viven no Xapón e os demáis cristiáns...ensinaban que os xexunos e as festas de precepto que nas restantes cristiandades novas das Indias se predicaba  por aiuoridade apostolica os ensinaban como obligatorias ós cristiáns que bautizaban

Relatuvo as repulsas feitas por os Pais xesuitas,ninguén mellor ca min pode responder con máis verdade.Co motivco desta obxección a min  aconteceume a máxima  discordia que había entre dos cónxuxes.O home quráa a separación que de ningunha maneira quería a muller.Veu a muller confesarse conmigo e díxienlle:Por qué non te cconfesas co Pai xesuita Organtino como adoitas”e respondeume:Por culpa do meu marido non quere oir a miña confesión nen darme a comuñón.Con este castigo adoitaba aquil Pai castigar ós cristiáns aínda por cousas leves.Lémbrome perfectamente que eu despedina con grande dolor deica o dia despois próximo a fest do natal de Cristo o Señor pra acadar  un  meirande conocemento do seu caso e,feita dilixente averiguación,pensei que ela fora privada indebidamente da confesión e comuñón(aquil Pai era ancián e senil e non letrado)e,por tanto,fíxena partícipe daqueles sacramentos......

No relativo as acusaciós diante dos xuices xentís deixo a Deus o xuicio das moitas cousas que de palabra e por escrito podería dicir e que somente refiro na Historia sin promenorizar os traballos que aturamos os frades de parte dos Pais xesuitas na cidade cristiá de Nagasaki.Moits veces contradixen a todos os que afirmaban publicamente no Xapón,na India e España que foron os Pais xesuitas perseguidores dos franciscanos e causantes da súa crucifixión.

O que se di da metáfora e realmente ridículo que os Pais xesuitas entendan sentirse chamados hipócritas cando non fago en ningún caso mención deles.Unicamente se narra unha fábula moral.En realidade eu considerarìame en pecado,si pensase que se fala de min cando se fala dos hipócritas.

Obxección cuarta.Milagres narrados no libro da Historia...que na noite do Natal de Cristo oíronse anxos cantando salmos cos frades no coro,e que o seu comisario,despois da crucifixión baixaba da cruz e se aparecía na igrexa celebrando misa,e que os corpos dos crucificados permaneceron moito tempo incorruptos,e que os corvos non ousaban acercarse a eles,e que sangue puro xenegaba do corpo do comisario moito tempo despois da morte,e que os rostros dos mártires resplandecían despois da morte.Todos estes milagres foron declarados por o bispo do Xapón o día 3 de febreiro de 1599,despois de feita dilixente discusión nunha reuniòn cos Pais xesuitas convocados por él,algúns falsos e outros producidos por causas naturais.Estes milagres producirìan grandísimo escándalo si se divulgasen arestora,sobre todo entre os cristiáns xaponeses entre quen xa algúns deles os contradixeron como falsos cando os viron e algúns foron referidos sin ningún fundamento probable

Resposta.Eu non afirmo que os feitos referidos sean milagres,senón que os narro como                cousas marabillosas.Moitos deles vinos eu e outros oinos,e todo canto escribin foi tomado de tres escrituras auténticas(que presento),unha feita diante do vicario xeneral da cidade de Macao na China,outra na cidade e Manila,sede vacante,outra diante do arcebispo da dita cidade.En todas elas as testemuñas oculares certifican o que viron.Todos estes que eu chamo prodixios foron imprentados en España,Roma e Nápoles antes que eu os escribise.Por tanto,xulgue quen ten oficio de xulgar a quen cómpre dar fe,si as citadas escrituras,ou o escrito que fixo o bispo xesuita xunto cos Pais xesuitas a base de testemuñas totalmente dominadas por eles

            Despois desta resposta,pódese comparar o que dixo o Pai Valiñano e o  que di a

obxección coas verbas ben ponderadas do Pai Marcelo de Ribadeneira e calquera se decatará  de cómo a pasión e animadversión dominou ós escritores xesuitas

Quinta obxección.Moitas veces chama a morte dos seus[irmaus]na susodita illa martirio 

Afirma que os  franciscanos tuveron do rei licencia pra predicar cando por esta causa foron crucificados

Comportáronse imprudentemente cando na cidade dos xentís expuxeron públicamente na igrexa chea o augustísimo sacramento do altar,imprudencia que o autor tenta solucionar aducindo moitas cosas inúteis e imposibles no libro cuarto,capítulo 25.

Resposta.Si os Pais   xesuitas sabían que os meus[irmaus]non son mártires nen deben chamárense ,àsrtires como conocían era mente do Papa¿por qué na relación(que presento)da súa morte imprentada  en Roma e dedicada ó seu Prepósito Xeneral falan antes ca min de martirio,coma pode verse nos capítulos II,III e XIV?E por qué non contradicen a relación da mrte dos mártires imprimida en español en España e en Roma antes ca miña coa adicìón  de tres capítulos do señ.or doctor Peña, auditor da Rota,onde se proba que a morte deles foi verdadeiro martirio e que foi imprentada na lingua italiana en Roma e en Nápoles antes ca miña na que escribo as mesmas cousas que ali foron escritas,tanto na comparanza dos crucificados e Cristo,coma no do martirio?¿Por qué marabillarse si eu que desconozo neste caso         a mente do Santísimo chamei ós mártires con piedade cristiá a prol da fe,como adoitan os Pais xesuitas chamaren ós seus e,incluso,comparar a un deles con San Lourenzo,aínda que non foron mortos por a fe de Cristo como foron os mesu?.O mesmo Pai Lois Guzmán,xesuita,afirma que a morte dos meus foi por a fe de Cristo e chámaos mçartires na segunda parte das misiós dos seus Pais no libro XIII capítulos 5,7,12,13,15

            En relación cos explordores afirmo que escribo só a opinión comun,porque da sentencia auténticas do rei,que presento,consta que foron mortos por s fe de Cristo.¿Qué ten de marabilloso si o rei xentil que amaba ós meus e me recibiu a min coales cos máximos honores,gloriándose de ternos no seu reino,que posteriormente se mudara cando fomos acusados de que predicabamos o evanxelio contra o seu precepto e público edicto,coma o refire a súa sentencia?

Obsección sesta.Afirma que non é lícto predicar o evanxelio doutro xeito distinto da probreza e da humildade,coma o predicaron Cristo e os apóstolos,doctrina que debe ser examinada,porque menosprecia non só ós xesuitas,senón  a todos os prelados da igrexa

Obxección sétima.Fai mención de dous tratados remitidos ó rei de España onde amosan ter mostrado de canta utilidade sería prós negocios públicos de Manila e de España que os frades fosen enviados ó Xapón pra entregalo nas maus dos españois,tratados que non agradaron  ó Santìsimo[Papa] en todas as súas partes.

Desposta.Sendo toda a preocupació dos irmaus[franciscanos]naquelas partes propagar a fe da santa igrexa romana,non comprendo por qué causa pudo anoxar ó Santísimo de que aqueles  reinos viñeran a poder dos reis das Españas defensores acérrimos eles da fe e protectores da igrexa e por eso mesmo moi merecentes...Tal vez esto non sea grato ós Pais xesuitas porque un deles dixo na cidade de Manila a un conselleiro do rei chamado Morga,como este mesmo mo dixo a min que Gregorio XIII dera ós Pais xesuitas o reino do Xapón no temporal e no espiritual Desto pode colexirse a causa por qué ten defendidos con cañós por mar e por terra a cidade de Nagasaki e o seu célebre porto que eles chaman seu e os ten construidos  e poboados e os defenden coa súa prudencia e industria.Eu conozo ó irmau xesuita Ambrosio que era xefe dunha pequena barca a xeito dun trirreme e ten a custodia da cidade e do porto  por o que os portuguesesde lle daban cada ano oitocentos ducados de renda por a permanencia do barco durante seis meses”

            Esto anotado abonde cn resposta ás obxecciós.Todo canto deixo escrito o someto ós pes da sacrosanta Igrexa romana e do Santísimo o noso señor Paulo V e dos Ilustrísimos e Reverendísimos señores cardeales da santa  Inquisición a quen está sometido o xuizo desta causa

Dedicatoria(das obxecciós).Ó Ilustrísimo e Reverendísimo señor cardeal Belarmino( 97 )

            Esta dedicatoria indica claramente que os xesuitas enviaron ó cardeal Belarmino pra que él as presentara na Inquisición de Roma

 

8.- Romaría no Xapón  

Aínda non estaba enxoita a terra do sangue dos mártires, cando derramou Deus sobre Nagasaki un abundante dioivo de prodixios pra testemuñar brillantemente a santidade dos seus servos. Unha fermosura anxelical apoderouse dos seus corpos, dotados ademáis do don da incorrupción. A conmoción producida na terra xaponesa por o martirio xenerou dende o primeiro momento unha auténtica romaría procedente de todos os recantos do Xapón. Esta foi a contestación popular suscitada por Deus prá confirmación da santidade dos 26 mártires, santidade que teimaban negar algúns poucos envexosos da gloria dos santos franciscanos. Parece mentira, pero os inimigos dos relixiosos franciscanos continuaban aínda despois do glorioso martirio a loita por arrincarlles a aureola da santidade. Alusión velada, como outras súas, contra quen ousaron dubidar do martirio dos santos, deixouna escrita Ávila Xirón,testemuña :ocular dos feitos

"Os que contradixeron con envexa este santo martirio no principio foron tres ou catro e xa están no outro mundo onde xa os desenganarían, pero todos os demáis do reino por mártires santos os tuveron, tenos e teranos, e como tales foron visitados de todos cantos cristiáns había no Xapón. E das máis remotas e afastadas cidades dél viñeron en romaría a veneralos. E pra esto sin dúbida os gardou Deus nas cruces tanto tempo, que foron sete meses, sin que deles faltase ningún membro. Admirábanse desto os xaponeses, porque ós malfeitores que crucificaban, ós catro días non hai quen ature a fetidez que deles sae e os oito ou dez días fanos pedazos os lobos e os cas monteses. Notouse que nestes santos mártires non foi así, pois estuveron desde 5 de febreiro nas cruces,e no 10 de agosto partín eu de aquí pra o porto de Hirado e deixeinos todos enteiros, aínda que de aí a poucos días faltaron as cabezas do santo comisario e do irmau Miki Paulo, da Compañia,e tense coma certo que se quitaron por orde do Viceprovincial Pai Pedro Gómez que  na gloria estea" ( 98 )

Senón foi o primeiro, dise que foi o bispo Pedro Martínez un dos primeiros

romeiros ó santo monte Tateiama. Da súa visita narra Ávila Xirón:

"Estando él ben descoidado no seu aposento, entrou Francisco Rodríguez Pinto co

cordón do santo comisario que rescatara de un dos saiós,dicindo:Señor, xa están

gozando de Deus os santos mártires. Xa aacabaron a súa xornada.

Preguntou o bispo:

¿Qué mártires?

Replicou el:

Os relixiosos franciscanos. Velaquí o cordón do santo comisario.

Non preguntou máis o bispo nen dixo máis.

Véñase comigo, señor Francisco Rodríguez.

E foi saíndo por a porta só con un bordón na mau... Chegou ó santo e segundo calvario e ó pe da cruz do santo comisario, axionllouse dicindo:

Beate Petre, ora pro me.

Despois de feita oración, foise cara ó santo Frai Martín que estaba a súa mau dereita e fixo o mesmo, e sucesivamente a todos os demáis deica ó sexto, e logo ergueuse e foi mirando a todos os santos mártires xaponeses ata ó fin das cruces. E volto, proseguíu deica esta outra parte. E logo volveu cara ós santos frades cos ollos asulagados en lágrimas e dixo falando co glorioso Frai Felipe de Xesús:

¡Ouh benaventurado mártir e moi ditoso! Mellores ordes son estas que vos deu o rei do ceo cás que vos neguei eu, seu indigno bispo” ( 99 ).

No que non estuvo exacto este cronista foi en pensar que o bispo non estaba enterado de abondo de todo canto pasara en Nagasaki. Escriben o Pai Xeromo de Xesús e Frai Xoán Pobre que o bispo e os xesuitas estuveron mirando todo o desenvolvemento do sagrado drama dende a súa casa situada "un tiro de arcabuz do lugar onde se executou o martirio", como narra o Pai Ribadeneira. Si o bispo finxíu outra cousa cando foi visitado por Francisco Rodríguez Pinto, non fixo máis ca unha comedia.

Escribe o Pai Ribadeneira:

"Colocado nunha fiestra con outros Pais, pudo ver ben a moitedume de xente e o dar as lanzadas e oir as voces queixosas que daban os cristiáns. E logo que lle veu a nova do sucedido no martirio, foi visitar ós benditos corpos acompañado dalgúns Pais da Compañía. E cando chegou a ver de cerca as lanzadas e o moito sangue que aínda xenegaba dos benditos mártires, venerounos como a verdadeiros mártires rezándolles a conmemoración dos mártires... e no primeiro día de festa, predicou na igrexa da Compañía os españois e  portugueses  en louvanza dos gloriosos  mártires,dicindo  que o seu  martirio  ilustraba a igrexa  católica"( 100 ).

            Foi o propio bispo quen confirmou o escrito por os autores franciscanos, cando certificou coa súa propia mau:

"Vin cos meus propios ollos levantalos nas cruces, e vin resplandecer as lanzas coas que os atravesaban, e vin a moitedume de xente, tanto cristiáns coma xentís que corría a ver este espectáculo; xa que non vin outras particularidades por estar un pouco lonxe, mais oín un grande barullo da xente cando os acabaron de alancear. E dalí a duas horas ou tres, indo a velos xa mortos nas cruces, vinos postos nelas coas lanzadas por os peitos e o seu sangue aínda fresco e a eles tan fermosos e cos rostros tan anxelicais que máis ca mortos parecían homes que estaban durmindo ou absortos en contemplación" ( 101 ).

            A lectura destes diversos testemuños pode darnos idea da realidade;sobre todo,o escrito por o bispo é unha boa proba da serenidade anxelical que envolveu ós mártires nos derradeiros momentos da súa vida.Nada de manifetaciós de dolor,senón todo serenidade e felicidade,reflexo da alegría que os acompañara todos os días do seu increible”calvario”.

En relación có escrito por Ávila Xirón, non sei como se pode compaxinar có escrito por os franciscanos e có certificado por o propio bispo. Resulta evidente que o prelado estuvo contemplando tranquilamente o drama sagrado que tiña lugar no monte Tateiama, a poucos metros de onde él estaba observando. A relación de Ávila Xirón debe ter algunha explicación na que o  bispo non apareza como un hipócrita. As súas propias palabras acusan nel un declarante"arrepentido".

A pesar da prohibición baixo pena de morte dictada por Hasaburo, os fieis devotos continuaron ininterrumpidamente a romaría á santa montaña Tateiama.

Narra o Pai Ribadeneira:

"E cando se supo o martirio por as aldeas de cristiáns que estaban cerca de Nagasaki, viñeron moitos Pais da Compañía dos que administraban aquela cristiandade a venerar os corpos dos benaventurados mártires... E como non fora suficiente a estorbar este concurso de fieis a xente de garda que puxeron alí,... mandou o xuiz que puxesen unha estacada ou cerca de paus as cruces... pero nen aínda esto bastaba, nen o temor da morte, pra que moitos deixasen de  entrar a venerar os benditos corpos... E ista mesma devoción tiñan algúns Pais da Compañía" ( 102 ).

Describe Ávila Xirón algúns feitos considerados como milagrosos. Con referencia ó que pasou o Xoves Santo, 3 de abril de 1597, escribíu:

"Viuse correr sangue do santo mártir Frai Martín da Ascensión e foi velo moita xente, ou por mellor dicir, todo o pobo xaponés e portugués" ( 103 ).

Di que esto de San Martiño non o viu, pero engade:

"Mais estuven presente ó seguinte: Un venres que foi o 18 de abril, as dúas da tarde, 72 días despois do sagrado martirio, sucedeu que, estando moita xente rezando axionllada diante dos mártires, como adoitaban por devoción, particularmente en tal día, súbitamente comenzou a correr sangue do corpo do santo comisario Frai Pedro Bautista... en tanta cantidade, que correu por o corpo abaixo por o pe da cruz, de modo que a bañou deica a terra. Quedaron abraiados os xaponeses que estaban presentes e moitos deles viñeron a cidade a daren a nova. E como foi oída, nun instante alborotouse o pobo de tal maneira que non fixeran máis si  lles dixeran que viñan moitos inimigos sobre a cidade, e os homes e mulleres comenzaron a acudir ó santo calvario en tanta moitedume que a máis de 400 pasos antes de chegar alá non se podía romper por o camiño aínda que era  ancho como a máis ancha rúa. Foi avisado o bugio, que era Gompei, e mandou pór uns iokome xunto onde agora está a igrexa de San Xoán, que daquela se chamaba de San Lázaro. E estes atopamos alí Francisco Martínez de Aguiar e máis eu cando chegamos, e non nos consentiron pasar... Esta mesma tarde volvín alá e vin que estaba o santo comisario co rostro moi fermoso e como si estuvera dormido, e tiña o lado dereito e todo o costado descuberto por terlle cortado o hábito pra reliquias. E tiña todo aquelo que a-parecía das súas sagradas carnes tan blanco e tan fermoso, que daba particular alegría miralo. Estaba todo o pe da cruz bañado en sangue e sin haber corrido antes, agás o día do martirio, e correu en abondosa vea, e que esto fose nun día tan sinalado, venres día de Paixón, no que o santo comisario deseara padecer, e no que tanta xente había xunta que  o vise” ( 104 ).

 

9.- ¿Quén contra Deus?

Este grito de San Miguel hai que repetilo nesta ocasión. O bispo do Xapón era un modelo de homes apaixoados e pouco escrupulosos, como o amosan as súas actuaciós contra os relixiosos franciscanos. Foi un bó instrumento elexido por algúns xesuitas igualmente apaixoados e sin escrúpulos, enemigos declarados dos españois. O patriotismo exasperado daqueles homes foi o distintivo das súas actuaciós.

Non embargante, moito lle debeu pesar ó bispo na conciencia o seu comportamento ata sentirse obrigado asinar solemne declaración, a que se refire Ávila Xirón:

"Na cidade de Macao deu este dito bispo unha certificación moi ampla e testemuño auténtico ós frades franciscanos en aprobación do santo martirio. E aínda que él non a dera, non carecían de xusticia os santos mártires pra deixar de seren tidos por tales, e abonda a proba da sentencia, pois si por outra causa (como din os que con tanta  sinrazón os difamaron maldicentes os houbera morto o rei ben pudera pola..., pero como non a houbo, non permitiu Deus que ata aquel infiel tirano lles fixese neso agravio, senón que sinxela e lisamente dixese que os mataba por predicar e ensinar a lei dos cristiáns que él rigorosamente prohibira e desterrara ós xesuitas do Xapón anos antes. Os que contradixeron con envexa este santo martirio no principio foron tres ou catro e xa están no outro mundo" ( 105 ).

Aínda despois do martirio non deixaron os inimigos dos relixiosos de botar contra eles bulleiro, que despois aproveitaron os inimigos que en tempos posteriores trataron este punto, como Lois Froes, Lois Guzmám, Xuvencio e outros autores estranxeiros de plumas molladas en veleno.

A realidade dos feitos obrigou ó bispo a dar mostras inequívocas do que vira, e do que sentía a súa alma despois de deixar o Xapón, onde estuvera parece que moi obrigado a sentir de maneira moi distinta da que debeu ser a maneira dun bispo. Moi pouco despois do martirio dos santos, con só oito meses de estancia no Xapón, regresou a Macao, moi a seu pesar, pra non regresar nunca máis. Xa non era necesaria a súa presencia pra botar fóra a máis relixiosos españois.

O Pai Ribadeneira deixou impresa a carta que, coa data 27 de febreiro de 1597, escribíu o bispo ós franciscanos de Manila, dándolles o"parabén das felicísimas mortes de seis relixiosos da súa Orde", con citación dos seus nomes, amosando ó mesmo tempo envexa de tan ditosa sorte ( 106 ).

O Pai Ribadeneira tamén imprimíu na súa obra o testemuño aludido por Ávila Xirón, asinado por o bispo no día 26 de novembro de 1597 en Macao, e que levou a Filipinas o propio Pai Ribadeneira, como él mesmo afirma:

"Este testemuño trouxen eu dende a cidade de Macán, da Gran China, autorizado por o venerable Pai Manuel de Aguiar, vicario xeneral daquel bispado. Despois foi traducido do portugues ó español por mandado do señor Don Frai Ignacio de Santibáñez, arcebispo de Manila, que o autorizou asemade coa información dos santos mártires" ( 107 ).

Acosado por os remordementos, escribiulles a todos os relixiosos o Pai Morexón, parece que con cristiá sinceridade, unha carta sin firma cando xa iban camiño de Nagasaki. Entre outras expresiós, pidíulles perdón coas seguintes palabras:        

"Pais meus e irmau amantísimos, prégolles moito por o Señor por quen padecen, que por o pesar e mal exemplo que algún día lles din me perdoen, e cando por a misericordia divina se vexan na súa divina presencia se lembren dos que quedamos neste val de bágoas, particularmente de min que teño máis necesidade ca todos. ¡Ouh, qué apertas de corazón que lles dera a todas as vosas Reverencias, si me fora permitido" ( 108 ).

Falei da sinceridade cristiá que se supón nestas palabras do Pai Morexón, aínda que existen pormenores que fan sospeitar da tal sinceridade; ata o feito da carta sin sinatura podería  interpretarse como un afán de non ser identificado. Por o demáis, o arrepentimento era serodio pra unha conducta que tanto dano causou ó cristianismo xaponés. Pouco lle durou o arrepentimento a este relixioso, a quen vemos moi logo arrebolando bulleiro sobre os milagres a carón dos cadavres dos mártires, con anotaciós tan pouco afortunadas como as seguintes:

"O bispo do Xapón, en xuicio, comprobou con sentencia e testemuños de abondo que os milagres que se publicaron de luces, de corvos, incorrupción, etc. non foron verdadeiros, senón imaxinación ou piedade non necesaria pra Deus que pode facelos cando ve que convén" ( 109 ).

Di un aforismo filosófico que quod nimis probat, nihil probat. Opina o xesuita que as manifestaciós que todos consideraban milagrosas non eran tales, senón productos da fantasía.

O que proba demasiado e aquelo de que Deus pode facer milagres "cando ve que convén". Eso é ben certo. O que non sabemos  é si naquela ocasión lle conveu a Deus ou non facer milagres. Velaquí o que sinifica nihil probat. O que sí probou que conviña facer milagres foi a voz popular que así o manifestou.Vox populi, vox Dei.

Deus viu que era conveniente que a carón dos corpos dos santos mártires sucederan unha serie longa de feitos marabillosos, contemplados por todos cantos peregrinos acudían dos máis afastados recantos  do Xapón.

O comportamento deste anotador desafortunado é unha mostra dos extremos ós que poden conducir, ata nas cousas santas, os intereses meramente humanos, e moito máis si non son lexítimos. A escoura humana mesturouse con moita frecuencia nas máis santas actuaciós dos homes.

Aínda que concedamos que algúns fenómenos ocurridos a carón dos corpos dos santos mártires en Nagasaki puderon ser de orixe natural, non se lle pode negar a outros orixe sobrenatural. Que os corvos e outras aves preeiras non se acercaran a peteirar os sagrados restos mortais, e que os cás salvaxes e os lobos abondosos no lugar non se aproveitaran deles, moi ben pudo obedecer á presencia de tanta xente día e noite, e á dos mesmos gardas postos por o xuíz, pero non é de recibo dar por fantasías de persoas alucinadas a repetida presencia de luces extraordinarias vistas por a moitedume de testemuñas, ata por o mesmo Pai Ribadeneira, que o testemuñou en todo un capítulo da súa obra, que titulou.De muchas cosas maravillosas que después del martirio sucedieron, e pudo ver confirmado có testemuño auténtico de moitas testemuñas presenciais que xuraron a existencia dos feitos marabillosos. ¿Qué se pode dicir do sangue que algúns mártires derramaron moitos días despois do martirio, tan fresca coma si naquel mesmo momento a derramaran? ¿Qué explicación se lle pode dar ó feito de que os corpos non sufriran a máis mínima corrupción durante os meses que estuveron pendurados das cruces? Cando se queren buscar explicaciós nesgadas a feitos reais, encóntranse ben ou mal fiadas. ¿Seica non lembramos que cando Cristo fixo milagres non faltaron quen dixeran que os facía por arte de Belcebú?

 O único que cómpre dicir é que contra feitos que tuveron lugar á luz do día e foron narrados con toda obxectividade non caben interpretaciós torticeiras, producto de mentes hipócritas e farisaicas. Constando como constou que a morte dos santos mártires de Nagasaki foi por odio á fe cristiá -Morexón era contrario á conciencia universal que así o creía-, non faltaba senón dicir que alí estaba a mau de Deus. Moi ben se pode concluir coas palabras de Ávila Xirón que, despois de censurar a conducta de tres ou catro que  por envexa contradixeron o martirio dos santos,rematou dicindo:

"O máis do reino todo, por mártires santos os tuvo, ten e  terá, e coma tales foron visitados de todos cantos cristiáns había no Xapón. E das máis remotas e afastadas cidades dél viñeron en romaría a veneralos; e pra esto, sin dúbida, os gardou o Señor  nas  cruces  tanto  tempo, que  foron  sete  meses, sin  que  deles  faltase membro" ( 110 ).

¿Qué interese ruín movería ó Pai Morexón e a outros máis como Valiñano a embulleirar a realidade nidia do martirio e das obras marabillosas que o Señor facía por medio dos seus mártires? Tratándose de mártires por mór da fe cristiá, non compría ningún outro milagre máis ca certificación do martirio. Os inimigos teimaban por negar a realidade da morte por causa da fe. Atacaban a mesma raiz do feito relixioso, cando o martirio destes santos estaba máis ca patente e así o consideraron a universalidade das xentes, tanto cristiáns coma xentís,  e así o certificaba a propia sentencia de Taicosama, que claramente dicía que os mandaba crucificar por predicaren a lei cristiá.

A oposición ós mártires de Nagasaki foise continuando deica o mesmo momento da canonización, con episodios moi curiosos e merecentes de seren notados. Xa deixo feita mención do comportamento do Pai Valiñano e dos xesuitas romanos que quixeron inútilmente complicar ó Pai Ribadeneira na Inquisición romana.

Os escritores franciscanos fixeron alusión moi discreta a esa oposición, sin citar nomes. Con esa discreción esquisita escribe o Pai Ribadeneira:

"E pra meirande xustificación do seu martirio quixo o Señor que puxeran a sentencia do rei nunha táboa elevada  nun pau... pra que, estando alí todo o tempo posible, fose convencida a incredulidade dos que puxeron mácula na intención do rei, dicindo que non fora a de crucificar por predicar a lei do santo evanxelio... E pra que aínda máis se clarificase esta necesaria intención pró martirio, o mesmo rei Taicosama enviou unha carta que veu despois a Madrid...tirando con esto todas as astutas imaxinaciós dos incrédulos que foron ocasión coa súa incredulidade de que este glorioso martirio se fixera moi célebre e famoso en toda a cristiandade... porque ben sabe Deus do mal sacar moito ben" ( 111 ).                                                 

Volve sobre este tema noutra parte da súa obra:

"Malia que foi impugnada a gloria deste admirable martirio con diversidade de interpretaciós e pareceres, a claridade das raiolas da verdade escacharrounos todos... E así teño fe na maxestade divina que a luz... sairá e a claridade da verdade será tan resplandecente, que non só sean vencidos os que a contradicen, máis que será motivo para que toda a cristiandade e ata o paganismo do Xapón glorifiquen a Deus Noso Señor" ( 112 ).

A insistencia no tema da oposición que existía ó martirio dos santos de Nagasaki, sin citar nomes coma propio dun escritor relixioso, tamén é indicio claro do interese que había en  evitar a canonización dos mártires franciscanos que, por seren españois, motivou en parte que a oposición lograra adiar durante moitos anos a canonización.

 

10.- O ceo glorifica ós heroes

Apenas a terra do monte Tateiama estuvo enxoita do sangue dos mártires, derramou Deus sobre aquel lugar un benéfico e abondoso dioivo de prodixios pra confirmar con testemuños celestiais a santidade dos seus confesores. O primeiro milagre foi a aludida fermosura anxelical que permaneceu impresa nos semblantes dos mártires despois de mortos. Outros reiterados feitos extraordinarios, considerados milagrosos por todas as xentes, foron frecuentes en Nagasaki a carón dos cadavres dos mártires, dos que continuou xenegando sangue fresco en datas moi posteriores ó martirio. Eran frecuentes os estremecementos dos corpos pendurados. Luces nocturnas víanse recorrer o ceo de Nagasaki en procesión dende a Colina dos Mártires deica as ermidas e hospitais onde o santo comisario traballara durante algún tempo. Os devotos acudían en peregrinaxes continuas a venerar os santos restos dos corpos e acadar dos gardas, con propinas, algunha reliquia dos santos mártires, considerándose felices con aqueles piadosos roubos, que foron tantos, que cando Don Lois Navarrete pasou ó Xapón pra lograr permiso de recoller os santos corpos e chegou a Nagasaki pra este efecto, foi moi pouco o que atopou, porque a devoción dos fieis apoderárase de case todo. Os cristiáns, especialmente os españois, conseguiron importantes reliquias porque, como se pensaba, había menguado na corte de Kioto a memoria do martirio; pero sobre todo porque os gardas eran cristiáns, e como tales estaban deseosos eles mesmos de teren reliquias, ademáis de que permitían que outros as tuveran a troques das boas propinas que recibían.

As testemuñas, entre elas o propio bispo, afirmaron que os mártires parecían estar durmindo. Tal era a serenidade que amosaban os corpos santos. Pero o que moito admirou foi a incorrupción dos corpos que pemaneceron pendurados nas cruces baixo a custodia permanente de soldados imperiais durante meses, sin que ningunha das aves rapaces ousara abaterse contra os cadavres pra peteirar as súas benditas carnes. Nen se acercaron os lobos nen os cás salvaxes, abundantes naquel lugar.

Acerca da rigorosa custodia posta por o xuíz, escribe o Pai Ribadeneira:

"O xuiz que a executou non soamente se contentou pra que ninguén a quitara, con pór gardas e a estacada, mais mandou con moito rigor ós rexidores da cidade que puxesen moita  vixilancia  en  facelos  gardar,  porque  si  faltaba  algún,  había  de  matalos  a eles" ( 113 ).

O que Taicosama pretendeu coa sentencia de que os corpos colgantes dos mártires serviran de escarmento, convertiuno Deus en mostra da súa santidade e en confirmación da fe de todos os cristiáns que puderon veneralos, e en admiración de cantos lograron contemplalos durante todo aquel tempo.

A noticia do martirio conmocionou ó mundo cristián, sobre todo ás autoridades de

Manila, que moi pronto iniciaron xestiós pra recuperar os santos corpos e elaborar os necesarios expedientes sobre a morte dos mártires. O cabido de Manila, a rogo dos franciscanos, instruíu proceso informativo o mesmo ano 1597, coa intervención do Pai Ribadeneira que, tras o seu regreso a Manila, tomou ó seu cargo facer as informaciós acerca do martirio dos seus compañeiros, a base dos testemuños de cantos estuveran presentes ós sinais e feitos milagrosos. Entre eles cómpre destacar ós españois do galeón "San Felipe". Foi así como logrou reunir os testemuños sobre os feitos vistos en Nagasaki e considerados milagrosos por a universalidade de fieis.

 A finais do ano 1598 xa o Pai Ribadeneira pudo saír con catro informaciós debidamente autenticadas cara a Nova España, con destino a España e Roma, pra traballar alí infatigable a fin de lograr da autoridade suprema do Sumo Pontífice a declaración da santidade dos santos mártires. En España conseguíu cartas crediticias de Felipe II e da súa Dona Isabel e do Supremo Consello de Indias. Pasado a Roma, presentoulle ó Papa Paulo V os testemuños que consigo levaba. En Roma foi moi ben atendido e, por a boa impresión causada no Papa, foi nomeado penitenciario papal.

Das Filipinas mandou o gobernador no mes e xullo a Lois Navarrete Fajardo e Diego de Sousa pra pedirlle a Taicosama os corpos dos santos mártires.

Escribe o Pai Ribadeneira:

"E como se supo que lle concedera o rei que levase os santos corpos, os españois da nao "San Felipe", que aínda estaban en Nagasaki, aguilloados da súa moita devoción, ousaron tomar de noite as cabezas e a meirande parte dos corpos dos benaventurados frades e de todos os mártires, collendo tamén os cristiáns xaponeses o que puderon, e os Pais da Compañía mandaron recoller as cabezas dos tres benditos irmaus seus; por eso, cando chegou o embaixador a Nagasaki, atopou moi poucas reliquias que recoller porque ata as  cruces faltaban" ( 114 ).

Moi ben enterado o Pai Ribadeneira de todo ésto por os españois chegados a Filipinas, escribe que moitas reliquias foron levadas a Macao, Malaca, Goa, e moitas a Filipinas,

"e outras a moitos conventos de España. E das que non se tuvo conocemento en

Manila, viñeron por a miña dilixencia as miñas maus pra  colocalas no  convento relixiosísimo de San Francisco de Salamanca e noutros relixioxos lugares"( 115).

Tratou Navarrete de xuntar cantas reliquias lle permitíu a súa solicitude e, morto o

día de San Andrea,continuou Diego Sousa o traballo emprendido por él.

Narra Ávila Xirón:

“Tuvo á mau moitas reliquias e, postas nunha caixa, embarcounas pra Manila no ano de noventa e oito, mais non chegou alá, porque no camiño perdéronse e non houbo memoria ningunha deles”( 116 ).

            En Filipinas fora recibida a noticia do martirio con mostras de grande xúbilo, e

todos daban parabéns ós franciscanos.

Informa o Pai Ribadeneira:

"Fíxose unha solemne procesión coa asistencia das Relixiós e o pobo en acción de gracias por tan singular mercede como se lle fixo a cristiandade" ( 117 ).              

Tamén refire o Pai Ribadeneira os grandes festexos que se lle fixeron as santas

reliquias en Macao,"estando eu alí",e en Malaca, por xestiós do famoso teólogo Pai Antonio da Mai de Deus, que levaba con él a cabeza de San Martín da Ascensión, por medio da cal obraba Deus moitos milagres.

En España era tanto o devezo de posuír algunha reliquia dos mártires de Nagasaki, que escribe o Pai Ribadeneira:

"Cando eu cheguei a Sevilla era notablemente importunado de todos pra que lles dese das que eu traía" ( 118 ).

O que moito estraña é que o Pai Ribadeneira,cando falou das rel.iquias dos mártires, non falara da cabeza de San Francisco Blanco, por tratarse dunha reliquia das chamadas ”insignes”, propia dun que fora seu amigo en vida. Desta reliquia escribíu en 1777 o clérigo Don Pedro González de Ulloa,que se atopaba no Barco de Valdeorras, sin concretar o lugar exacto. É tradición muy difundida naquela zona que a trouxo da Nova España o franciscano Pai Xoán de Prada, Comisario Xeneral de todas as Provincias Franciscanas daquelas partes. Foi este franciscano natural do Barco de Valdeorras, concretamente do pobo de Outarelo, irmau de Don Diego de Prada; sobriños ambos a dous de Don Andrés de Prada, famoso secretario dos reis de España Felipe II e Felipe III.

Entrou Xoán de Prada na Orde Franciscana no convento de Cabeza de Alba da Provincia de Santiago de Compostela. Os datos conocidos da súa vida permiten descubrir nel unha personalidade importante. Consta que o 31 de outubro de 1618, dende o seu posto de gardián do convento franciscano de Baiona(Vigo)lle escribíu unha carta ó famoso Diego Sarmiento de Acuña,conde de Gondomar, embaixador de España en Inglaterra, dándolle o pésame por a morte do seu fillo Lope Sarmiento de Acuña. Na data 14 de maio de 1634 estuvo en Madrid para recoller os restos mortais do seu tío Andrés de Prada Losada, pra trasladalos á capela que tiña o difunto no hospital de Quiroga.

 Era Frai Xoán de Prada Calificador do Santo Oficio da Inquisición en España cando o Comisario Xeneral franciscano, Reverendísimo Pai Frai Francisco de Ocaña, o nomeou en 1637 Comisario Xeneral na Nova España. O rei ratificou esta designación por real Cédula do 25 de novembro daquel ano. Desta mesma data hai varias Cédulas reais dirixidas ós Oficiais da Casa da Contratación de Sevilla; unha primeira pra que deixasen pasar a Nova España a Frai Xoán de Prada e dous relixiosos da Orde franciscana e un criado; outra pra que provesen do necesario ós tres na forma adoitada; otra pra que lle deixasen levar un relixioso da súa Orde ademáis dos outros dous da licencia; outra de libramento ó real Consello pra que o seu receptor pagase doce ducados a Frai Xoán de Prada pra axuda ó gasto da viaxe seu e dos dous relixiosos acompañantes deica Sevilla; outra ó virrei da Nova España pra que lle dese a Frai Xoán de Prada favor e axuda necesarios no emprego do oficio de Comisario Xeneral; outra do día 11 de natal de 1637 concedendo permiso pra  pasar a Nova España e pra pago do entretemento  ( 119 ).

Foi despachado na Casa da Contratación de Sevilla o día 4 de  marzo de 1638, na nao ”Nosa Señora da Candelaria”, do mestre Xoán Antonio de Belvís, na flota de Martín de Orbea, xuntamente cós tres franciscanos: Pais Xeromo de Hinoxosa, Francisco Domínguez e Xoán de San Francisco, este derradeiro pagado por conta propia ( 120 ) .

            No exercicio do cargo de Comisario Xeneral xa figura o 26 de setembro de 1638, asinando un informe sobre as misiós do Novo México, dirixido ó virrei da Nova España Lope Díez de Almendáriz, marqués de Cadereita ( 121 ).

No oficio de Comisario Xeneral permaneceu deica que o sustituíu o Pai Antonio de Rivera, nomeado por real Cédula do 3 de xuño de 1644. Regresado a España, figura nos anos seguintes en postos de mando na Provincia Franciscana de Santiago.

Inda que non consta con certeza absoluta, é probabilísimo que foi o Pai Xoán de Prada quen trouxo a cabeza de San Francisco Blanco, que colocou na capela da familia Prada, construída por o seu tío Andrés de Prada e en gran parte por o irmau de Frai Xoán, Diego de Prada na casa-pazo de Outarelo, herdada con título de morgado do seu tío Andrés de Prada,falecido sin  herdeiros forzosos. A tradición a favor de Frai Xoán de Prada como donante do cráneo de San Francisco Blanco a capela de Outarelo materializouna Francisco Antonio Garcìa de Anca arquiveiro de Dona María Isabel Pardo y Suárez de Deza coestas verbas:

“Hai no val de Valdeeorras pública tradición de que os señores da Casa de Outarelo son parentes deste santo e pode ser creida a súia certeza por a particular devoción que sempre tuveron coel despois de que o Reverendísimo Pai Frai Xoán de Prada,irmau do señor Don Diego de Prada,enriqueceu a capela de Outarelo con moitedume de reliquias de santos galegos e eapañois e entre elasa a cabeza deste santo a ningim dos cales solemnizan agás de San Francisco Blanco”( 122 )

O tío Andrés de Prada fixo testamento o día 7 de xuño de 1611, e nel fala do proxecto de fabricar en Outarelo unha capela. A pról dela deixou certos bens que cita. Nada quere dicir que non fixera daquela alusión a ningunha reliquia de San Francisco Blanco.

 Dato interesante é o documento asinado o día 10 de maio de 1639 no que o Pai Xoán de Sarria,gardián do convento de Salamanca, certificou a traída dende México a España por o Pai Diego de Otalora, Comisario Xeneral que fora na Nova España por os anos 1620, de moitas reliquias dos santos mártires de Nagasaki; entre elas algunhas de San Francisco Blanco. O Pai Xoán de Sarria, que foi o distribuidor daquelas reliquias, non fala pra nada da cabeza de San Francisco Blanco, sinal seguro de que non existía en España naquelas datas memoria desta reliquia insigne. Non comparto a opinión do señor García Tato de que o Pai Otálora ben lla pudo haber dado ó Pai Xoán de Prada.

A primeira vez que se fala da cabeza de San Francisco Blanco   foi no ano 1653, nun inventario dos bens deixados por Don Diego de Prada, irmau do Padre Xoán de Prada, nos seguintes términos:

“Memoria de los bienes que quedaron del señor Maestre de Campo Don Diego de Prada, caballero del ábito de Santiago, señor de la granja y coto de Otarelo, que se allaron a su fin y muerte, que son los siguientes:..Más un relicario de marfil y oro con muchas reliquias de santos... Más una caja cuadrada, embutida de marfil con sus cerraduras y conteras (sic) doradas y dentro de ella la cabeza de San Francisco Blanco y otra de los santos mártires últimos del Japón y una mano del benerable Aparicio... Más una imagen de nuestro  Padre  San  Francisco, que  es de  caña, echura  de Mechoacán”( 123 ).

Quixen pór a derradeira anotación da imaxe de nuestro Padre San Francisco pra que se vexa a mau dun franciscano regresado da Nova España, con casi total certidume o Pai Xoán de Prada. No inventario da casa de Outarelo figuran outros testemuños dunha mau de algún franciscano.

Có tempo pasaron os bens da casa Prada á familia Flórez y Losada. A familia Barrio é a actual poseedora da terra e da capela onde se venera a cabeza de San Francisco Blanco.

En ningún caso se fala da auténtica desta reliquia que sin dúbida existíu e hoxe parece que está perdida. É o froito de pasaren as cousas sagradas por maus pouco expertas ou cando menos pouco coidadosas.

            Voltemos tratar da tarefa emprendida por o Pai Ribadeneira a pról da canonización dos protomártires do Xapón, na que non lle faltaron contradicciós que retardaron o pronto éxito das xestiós e lle deron en troques tempo pra imprentar a súa Historia sobre os traballos evanxélicos dos franciscanos nas terras de Oriente.

A estas moitas contradicciós á canonización destes santos aludíu o Pai Ribadeneira con estas verbas:

"Malia que a gloria deste admirable martirio foi impugnada con variedade de interpretaciós e pareceres, a claridade das raiolas da verdade tenos esnafrado todos, como dan a entender os curiosos co exemplo do sol que vence todas as varias nubes e neboeiras que se lle antepón, gozando da victoria de desfacer ós seus contrarios e comunicar a súa clara luz ós homes.E así teño fe na divina maxestade que a luz que sairá e a claridade da verdade será tan esplendorosa, que non só sean vencidos os que a contradín, senón que ata será motivo pra que toda a cristiandade e ata o paganismo do Xapón, alumado co resplandor da heroica caridade e fortaleza que resplandeceron na vida e morte dos gloriosos mártires, glorifiquen a Deus Noso Señor" (124 ).

            O Pai Ribadeneira puxo o asunto da beatificación dos santos mártires no estado que lle causou a ledicia, que amosa nas seguintes verbas:

"O Sumo Pontífice e os cardeales, como supen cando cheguei a Roma a darlle conta a Súa Santidade deste martirio, aledáronse na alma por tan admirable triunfo...En Roma tratouse moi de veras a canonización destes gloriosísimos mártires..Eu  teño confianza no Señor que todo se fará ben con tan bos medios e coa vontade que monseñor  Peña,  meritísimo   auditor  da   Rota,  amosa  a   estes   gloriosísimos mártires" ( 125 ).

O movemento de simpatía a pról dos mártires do Xapón non minorou en ningún momento, xa dende o primeiro momento do martirio. Xa con data 2 de xuño de 1597, fixo información de 15 testemuñas o bispo de China Don Leonardo de Sáa, a petición do Pai Xeromo de San Lorenzo, custodio da Custodia de San Francisco de China e Malaca. O cabido eclesiástico de Manila artellou, con data 7 de xuño de 1597, a rogo dos franciscanos, proceso con 13 testemuñas sobre a vida e milagres dos mártires. Con data 20 de xuño, informou ó rei o Pai Xoán de Garrovillas no nome da Provincia de San Gregorio das Filipinas sobre os mártires do Xapón.

 O día 25 de xuño de 1597 fixo o Ministro Provincial de Filipinas Pai Xoán de Garrovillas con 15 testemuñas probanza sobre a vida dos mártires. Aínda no ano 1598 se fixeron informaciós por o arcebispo de Manila sobre os bós oficios de San Pedro Bautista a pról do galeón ”San Felipe”; por o tenente gobernador de Filipinas e por o bispo de Macao.

            Con todos estes documentos e con plenos poderes da Provincia de San Gregorio pra tratar en España e Roma todo o relativo ós mártires de Nagasaki,pasou a mediados do mesmo ano 1598 o Pai Marcelo de Ribadeneira a España e Roma Narra il mesmo:

“Fun enviado por a Provincia de San Gregorio das Filipinas por comisario daquelas partes a dar conta a Súa Santidade e a Súa Maxestade do glorioso martirio dos relixiosos que padeceron por a fe  no  Xapón  e  a  defender  ós  santos  mártires  das obxecciós  que  contra  eles  foron postas en Roma.Na súa defensa compuxen un libro que foi aprobado en Roma por a Congregación de Suprema Inquisición e por a Súa Santidade( 126 )

.           O día 24 de xuño do mesmo ano 1598 informou ó rei o arcebispo de Manila Frai Ignacio de Santibáñez:

“Eu fai só un mes que viñen a esta cidade de Manila e así non poderei dar a vosa maxestade conta por miudo do moito que hai que remediar,pero alá van  o Pai Frai  Diego de Soria,dominico,co Pai Marcelo[de Ribadeneira],franciscano que darán   conta  de todo”( 127 )

            A finais do mesmo ano 1598 xa estaba o Pai Ribadeneira en México onde,por mandado do Comisario Xeneral,lle censurou o día 29 de natal a Historia o Pai Xoán Baptista.

            En España presentou as informaciós ó rei y e ó real Consello de Indias,e todos o atenderon coa máxima solicitude e urxencia.Do día 3 de xuño do ano 1600 é o seguinte documento:

“Consulta orixinal do Consello das Indias sobre que é xusto escribir ó Papa e ó embaixador na súa corte prá canonización dos relixiosos descalzos que martirizaron no Xapón”( 128 )

            Sobre esta consulta recaeu o seguinte decreto:

            “Déase memoria desto a Don Pedro Franqueza pra que escriba por Estado”

            Con cartas crediticias do rei,e da súa dona e do Consello das Indias pra o Papa e cardeales e embaixador de España en Roma pasou o Pai Ribadeneira a Cidade Eterna onde foi espléndidamente recibido por o Sumo Pontífice que mandou proceder enseguda  a tratar todo o relativo ós mártires de Nagasaki

            Moi pronto os xesuitas tentaron atrancar en Roma a actividade do Pai Ribadeneira cunha serie de obxecciós presentadas na Inquisición romana das que fago estudio noutra parte desta obra.A elas aludiu o mesmo Pai Ribadeneira no texto aducido na nota 126.              

            Unhas tras outras foron sucedéndose as actuaciós reais a favor da canonización dos santos mártires.O día 22 de setembro de 1600 escribiu Felipe III cadansúa carta ó Papa e o duque de Sessa seu embaixador na corte papal.Na do embaixador decíalle:

“Vos encargo que sin dar lugar a ningunha contradicción,presentedes a Súa Beatitude dous Pais descalzos que irán alá”( 129  )

            Non se alcanza ben o sinificado da palabra contradicción empregada no real documento,aínda que me parece alusiva as contradicciós postas por os xesuitas na Inquisición romana de que fala o Pai Ribadeneira.Os xesuitas portugueses eran coma os españois vasalos do rei Felipe III a quen lle interesaba soster a paz entre eles e os franciscanos.

            Respecto dos dous Pais dos que fala o rei ó seu embaixador en Roma non cabe dúbida que se refire ó Pai Ribadeneira e Frai Xoán Pobre,como pode deducirse das verbas posteriores dunha carta do Pai Bernardo de Salvá,Comisario Xeneral,do día 13 de xaneiro de 1610 recomendando ó presidente do Consello das Indias unha petición do Pai Pedro Matías de diñeiro pra enviarllo a Roma ó Pai Marcelo de Ribadeneira:

“Frai Marcelo de Ribadeneira,que foi quen coma testemuña de vista escribiu un libro do martirio e milagres destes santos relixiosos do Xapón,e Frai Xoán Pobre,que tamén estuvo presente,foron enviados por parte da Orde a Roma fará 9 anos[1601]a tratar da súa canonización,e co favor do señor marqués de Villena que entón era embaixador por a súa maxestade,fixéronse moi boas dilixencias e puxeron o negocio moi adiantado coa Súa Santidade e cos señores cardeales;e porque daquela estaban en Roma moitos relixiosos tratando da canonización de diferentes santos e se estorbaban uns ós outros,mandou o Xeneral a todos que deixasen os negocios e papeis ó procurador xeneral da Orde..e con esto viñéronse e deixáronlle os procesos;e fará agora quince días envieille cen ducados pra traducilos en italiano e escríbeme que sobre este particular faille moita mercede a Súa Santidade;e confío que esta esmola que pide o Pai Frai Pedro Matías se lle poderá enviar a Roma ó dito Pai Ribadeneira e terá bo fin esta santa dsterminación,e así se lle poderá dar o que pide tan xustamente na petición”( 130 )

            Frai Xoán Pobre regresou a España no mesmo ano 1600 e o Pai Ribadeneira permaneceu en Roma onde fora nomeado penitenciario pontificio.Non aparece claro por qué no mes mo ano 1600 logrou o Pai Frai Francisco de Montilla permiso e cen ducados do Consello con data 8 de decembro pra viaxar a Roma a traballar a prol dos mártires de Nagasaki e menos se comprende que ese permiso fora rasgado por orde dos señores do Consello en 20 de xaneiro de 1601en vista de que o Pai Montilla non fixo a viaxe a Roma.Pode que as obxecciós postas por os xesuitas na Inquisición romana reclamaran a súa presencia ademáis da do Pai Ribadeneira e que logo se considerara que non era necesario o seu paso a Roma por consididerar suficiente ó Pai Ribadeneira pra desbaratar a liorta artellada por os xesuitas.

            Retomando o curso dos acontecementos,cómpre dicir que animado por os numerosos testemuños chegados ó conocemento de Felipe III e por os insistentes rogos dos relixiosos franciscanos,foi o mesmo rei quen manifestou o seu interese de modo singular no asunto dos mártires do Xapón.Con data de día 30 de xuño de 1603 insistiu diante do rei o Difinitorio franciscano de  Filipinas:

“Suplicamos encarecidamente á vosa Maxestade faga instancia a Súa Santidade a         favor da dita canonización”( 131  )

            O día 14 de xaneiro de 1605 asinou o rei unha real Cédula:

“Real Cédula encargando ó duque de Escalona,embaixador de España en Roma,que interceda acerca da Súa Santidade pra que conceda a canonización dos relixiosos que pasaron ó Xapón e sufriron o martirio por propagar o evanxelio”( 132  )         

Entre outras insistencias franciscanas cómpre suraiar a do 23 de xuño de 1605 do Difinitorio franciscano de Manila:

            “Señor:Por diversas veces lle ten supricado esta Provincia a vosa Maxestade sea          servido de pedir a Súa Santidade a canonización dos ditos nosos relixiosos e seus      discípulos que padeceron por Xesucristo xunto coeles por Xesucristo noso Se?or nos           reinos do Xapón...Dámoslle a vosa Magestade gracias por a singular mercede que   sabemos nos fai coa  Súa  Santidade  en dar  favor a esta causa e pregámoslle que o      leve ata ó fin perfecto”( 133 )

            En todo este tempo estuvo o Pai Marcelo de Ribadeneira atendendo a causa dos seus compañeiros mártires ainda que non tuvo a gran satisfacción de ver rematado o seu contento.Non é certo que o mandaran sair de Roma onde permaneceu todo o tempo durante anos cando menos ata o ano 1610.En 1606 continuou as xestiós do Pai Ribadeneira Fra Xoán Pobre de Zamora.Na carta de día 28 de xuño de aquel ano informou o Provincial de Filipinas ó rei:

            “Señor:Sempre tuvemos aviso do particular afecto e devoción con que a vosa    maxestade acude a facer mercede a esta Provincia:...humildemente supricamos a    vosa maxestade non cese de facer sempre instancias coa Súa Santidade prá      canonización dos santos relixiosos súbditos da súa magestade e nosos irmaus que             padeceron no Xapón por a gloria de Deus...pra eso foi desta Provincia o noso irmau      Frai Pedro Matías e o irmau Frai Xoán Pobre”( 134 )    

            Amosando a presencia de Frai Xoán Pobre existe unha carta súa ó rei con data en Roma  do día 6 de xaneiro de 1606 que di:

“Eu viñen a esta corte a tratar da canonización dos nosos gloriozsosmártires do Xapón e para elo trouxen carta da vosa maxestade para que o embaixador acudise a elo con moitas veras,e pra que o faga coas que é razón,suprico a vosa maxestade con canta humildade podo por as entrañas do noso bo Deus e por as chagas do noso Pai San Francisco,que a vosa maxestade favoreza esta tan xusta causa mandándolle de novo ó embaixador”( 135  )

            Toda a corte española moveuse con rapidez.O día 24 de abril comunicoulle o duque de Lerma ó conde de Lemos o real mandato coas seguintes palabras:

            “A súa maxestade mandoume enviar a vosa excelencia a carta que vai aquí de Frai

Xoán Pobre pra que ordene que se fagan as cartas que pide sobre a canonización dos

mártires do Xapón e se lle manden na primeira ocasión”( 136 )

            A presencia de Frai Xoán Pobre en Roma coincidiu cunha renovación da liorta montada por os xesuitas acerca das cousas do Xapón que paralizou por algún tempo a causa da canonización dos mártires franciscanos.Trataron de renovar en Roma os escándalos de anos anteriores no Xapón apoiados no Breve do papa Clemente VIII.

            O Papa Paulo V por informaciós sinistras firmou o día 8 de xullo de 1606 o Breve Accepimus non sine ánimi nostri molestia confirmando o de Clemente VIII e restrinxindo a entrada de misioneiros no Xapón por esixir que os relixiosos que pasasen ó Xapón deberían facer a viaxe por a India de Portugal.Frai Xoán Pobre  puxo en movemento a diplomacia española.Narra il mesmo en documento dirixido ó rei:

“Por o mes de agosto pasado o procurador na corte romana notificoume un Breve da Súa Santidade[Paulo V]que confirmaba o de Clemente VIII que mandaba sair do Xapón a todos os relixiosos e quedar só os Pais da Compañía,os frades que vaian que vaian por a India de Portugal e por oriente.Eu fun a Súa Santidade,ó noso protector e ó embaixador da súa maxestade e díxenlles que aquel Breve sería causa de grandes males,dándolles as razós que tamén lle darei á vosa maxestade. Respondéronme que os Pais da Compañía levaran unha carta da vosa maxestade na que pedía esto e  que por esta razón non se podía revocar ata que fose outra carta da vosa maxestade en contrario.A só esto regreso de Roma e a esto ven tamén o meu Provincial de Filipinas.Pido  a  vosa  maxestade  mande  ó  seu real Consello  das  Indias  se poña remedio”( 137 )

            O incansabale franciscano puxo no asador toda a carne,que era moita,pra sair co seu intento e conseguiu paralizar a publicacióndo Breve papal ata o ano 1609,pero en forma moi modificada.Un Memorial de Fernando de los Rios,Coronel,procurador das Illas Filipinas, supricaba que se mandara recoller o Breve de Clamente VIII no que se prohibía pasar misioneiros ó Xapón.Un Acordo de 25 de xaneiro de 1607 pidiu o retiro do mesmo Breve.Do día 6 de febreiro de 1607 é unha real Cédula mandando a Audiencia de Manila recoller todos os Breves non pasados por o Consello,sin placet rexio,sobre todo os que prohibían o paso de relixiosos ó Xapón.A loita de Frai Xoán Pobre foi longa daquela,pero logrou todo canto quería.Pra mellor logralo tuvo que pasar de Roma a España onde presentou ó rei o Memorial que acabo de transcribir

            Frai Xoán Pobre estaba pondo en xogo todas as súas posibilidades pra sair co seu intento.Con novos informes decidiu ó rei desbotar o parecer do Consello de Portugal e pasou o asunto o Consello de Indias de España. Escribiu ó Papa pidíndolle a derogación dos Breves de Gregorio XIII e de Clemente VIII.Foi arestora cando o Papa Paulo V asinou en 11 de xuño de 1608 o Breve Sedis Apostolicae providencia..Tras facer exposición do contido dos Breves dos Pontífices Gregorio XIII e Clemente VIII,rematou en forma declarativa:

“Como por información do noso carísimo en Cristo fillo Felipe,rei Católico das Españas,entendimos e por experiencia sea claro que a prohibición de ir as Indias por outra parte fora da de Portugal non só non deu aínda o froito que se esperaba,pero nen xiquera foi útil á propagación da fe católica,querendo Nós prover por a obligación do noso oficio de pastor canto do alto a nosa humildade se lle outorga,pra que tan gran obra de Deus poda facerse libremente,quitado todo atranco,tendo por as presentes por expresos os tenores das ditas letras de Gregorio e de Clemente.nosos predecesores,por o tenor das presentes,concedemos por autoridade apostólica a todos e a calesquera Maestros,Ministros e Priores Xenerales das Ordes Mendicantes que cando a necesidade o pida podan libre e lícitamente enviar ós superiores das Ordes que viven naquelas partes,aínda que sea por outra vía que a de Portugal a calesquera relixiosos da súa Orde de boa via e erudición que xuzguen no Señor seren útiles e idóneos prós devanditos oficios e cargos as sobreditas illas do Xapón e outras provincias e rexiós próximas,adxacentes,e inmediatas a elas.podan pasar libre e lícitamente,gardada no demais en todo e por todo a forma,e non de outra maneira,as ditas letras de Clemente o noso predecesor”( 138 ).

            Proseguindo a exposición,cómpre engadir que dende o ano 1617 continuou o Pai Pedro Bautista Torres Tamayo as xestiós do Pai Ribadeneira e de Frai Xoán Pobre.Ayudó con interese estas xestiós o VI conde de Monterrey,Don Manuel Fonseca de Zúñiga,embaixador de España en Roma,si damos creto o testemu?o de Don Pedro González de Ulloa:

"A San Francisco Blanco fixo canonizar o señor conde Don Manuel cando estuvo en Roma"( 139 ).

            Anque non consta documentalmente a aludida interevención do conde de Monterrey,pode fácilmente ser admitida en atención ó interese xeral existente naqueles días pra adiantar todo o posible a causa da canonización dos santos mártires,e ó feito de contarse entre eles San Francisco Blanco,vasalo do conde nas súas terras de Galicia.

            Como probas do interese do rei Felipe III abonda citar algúns documentos reais firmados por él.En 16 de marzo de 1612 encargoulle ó embaixador en Roma que favorecese diante do Sumo Pontífice a canonización dos mártires do Xapón;en 19 de xaneiro de 1619 enviou carta crediticia ó Papa a favor do cardeal Gaspar Borja en relación coa canonización;en 3 de febreiro de 1625 escribiu unha vez máis ó Papa en acreencia do embaixador de Espa?a e tamén lle pidiu ó cardeal Barberino que favorecese esta petición que se facía ó Papa.

            A todo esto foi chegando a data da beatificación.Nunca é tarde si a dita é boa e a dita boa chegou por fin.O día 19 de xullo de 1627 o Papa Urbano VIII asinou o Breve con reconocemento expreso de ser os mártires de Nagasaki verdadeiros mártires da fe.Foi o día 14 de setiembro do mesmo ano 1627 cando o Papa Urbano VIII expidiu a rogo dos franciscanos e dos reis de España Felipe III e Isabel a Bula de beatificación Salvatoris Nostri Iesuchristi,co privilexio pra que os relixiosos da Orden de San Francisco e os sacerdotes da diócese de Manila puderan rezar o día 5 de febreiro oficio e misa dos”vintetrés mártires que son o venerable Pedro Bautista e os seus compañeiros da dita Orde,profesos seis deles,e os demás leigos,familiares e coadxutores dos ditos profesos,todos os cales foron crucificados e alanceados por o nome de Cristo na cidade de Nagasaki”.( 140 )

            Cómpre destacar o dato de que no documento pontificio de beatificación só se fala da beatificación de vintetrés mártires franciscanos e non se dixo ren dos outros tres, algún deles xesuita.Esta foi a realidade como consta dunha serie de documentos daqueles días dos que somente copiarei algúns:

                “Sermón en la octava que en esta corte se consagró a la gloria de los veinte y trés

mártires del Japón,descalços de la Orden de San Francisco,que canonizó la     Santidad de UrbanoVIII.Predicóse a la  Magestad de Felipo III nuestro Señor en el Real convento de San Gil a cuya devoción se estampó y se dedica por el Doctor Frey D.Fulgencio Maldonado,del hábito de San Juan,capellán de su Magestad.Año 1627".Con licencia.En Madrid por la Viuda de Luis Sánchez,Impresora del reyno,1627.

“Relación verdadera de la solemne octava y devotíssima y grandiosa processión y fiestas que la  seráfica Familia del glorioso Padre San Francisco ha acelebrado a la ilustre canonización de 23 religiosos mártires,seis religiosos franciscos descalzos y diez y siete japones domésticos y convertidos suyos y coadjutores en la predicación del verdadero evangelio,que nuestro muy santo Padre Urbano VIII canonizó y dio por verdaderos mártires a 19 de julio deste presente año de 1627,la qual cierto cortesano envió a un su amigo ausente”.4º,8 ff.sin lugar y sin año.

"Sermón en la beatificación de los veintitres hijos gloriosos del gran Patriarcha San Francisco,nuevas luces del Japón y protomártires suyos.Predicólo en su convento Grande el Doctor Don Hernando Cano de Montoro,Collegial en el Mayor de Sevilla y Cathedrático de Durando en su Universidad en el segundo día de su octava veintidós de maio i fiesta que celebró el insigne,doctíssimo,venerable claustro con asistencia de más de cien Doctores,depósito de las ciencias.Dirigido a Don Lorenço de Cárdenas y Valda,conde de la Puebla del Maestre,marqués de Bacares, Señor de las villas de Iergal i Belsique,Cavallero de Calatrava,Mayordomo del Rey nuestro Señor,Asistente de Sevilla i Capitán General de la gente de guerra de su partido,de los Consejos de su Magestad de Guerra e Indias,Presidente de su real Casa de la Contratación y Administrador de sus Aduanas y Almoxarifazgos Reales”.Juan de Cabrera,frontero del Correo Mayor Sevilla,1628.

“Breve relación de la vida y muerte de los protomártires del Japón[seis],religiosos profesos de la        Orden de Nuestro Padre San Francisco y de sus 17 compañeros legos,Terceros de la misma Orden que con ellos padecieron el mesmo martirio, colegida de la Cuarta parte de la Crónica de la dicha Orden,lib.2,cap.60 y del Padre Fray Marcelo de Ribadeneira,testigo de vista deste glorioso martirio.Año 1628". Impreso con licencia en Sevilla por Pedro Gómez de Pastrana a la esquina de la cárcel real.4º,8 ff.

“Relación de las fiestas que en honra y loor de los veyntitres Mártires ha hecho el Convento del Padre San Francisco de la Ciudad de Barcelona”.Esteuan librero en la calle de Santo Domingo.Barcelona,1628.

            Tamén se publicou  en italiano no ano 1627 o seguinte“breve compendio”:co mesmo número de soamente vintetres mártires

“Breve compendio del martirio  e morte delli ventitre mártiri del Ordine Minore de San Francesco del oservanza della Provincia di San Gregorio delle Filippine e del Giappone,con i nomi,títolli  e patrie loro,crocifissi nel regno del Giappone per difesa della santa fede,de quali la Santitá di N.S.Papa Urbano VIII ha concesso sotto li 14 settembre 1627 che si celebre la messa e of figio e la festivitá il  5 febbraio,giorno del  loro martirio”.In  Milano per l’her. di Gio.Battista Colonna,1627.4º(4 ff. s.n.) ( 141 )

Non remataron en ningún momento as intrigas de sacristía contra os santos mártires de Xapón.Incluso nestes últimos tempos traballaron os inimigos pra que non apareza como caudillo do grupo de mártires San Pedro Bautista a quen deron coma suplente e segundeiro a San Paulo Miki sin razón especial pra elo.Si a razón de pór como caudillo é que sea un xaponés,ninguén con mellor título que San León Carasuma que foi o heroe dos hospitais de Kioto,anque esta verdade non agrade ós amantes de intrigas e inimigos dos mártires franciscanos.

            Por encima de todos os amaños foi San Pedro Bautista o caudillo indiscutible do grupo de mártires mal que lles pese ós pouco afectos ó seu protagonismo e a súa gloria inmorrente.Foi o propio bispo do Xapón Pedro Martínez quen se axionllou diante da súa cruz e lle rezou coma ó capitán daquel rosario de heroes:Sancte Petre,ora pro me.

            Ben bo exemplo do caudillaxe de San Pedro Bautista seguirá sendo a inscripción que destaca no frontispicio da igrexa dedicada na cidade portuaria de Civitavecchia ós santos mártires de Nagasak,como pode verse na seguinte fotografía.

            Imos fixar a nosa atención nos monumentos a favor do culto a San Francisco Blanco.Sobre esto son testemuño imaxes e altares en moitos lugares,sobre todo en igrexas da provincia de Ourense.Conocidas son as imaxes nas igrexas do Tameirón,da Gudiña,da catedral de Ourense,do santuario de Nosa Señora dos Milagres,do pobo de Outarelo(Barco de Valdeorras)onde se venera dende tempo inmemorial a cabeza do santo.No convento franciscano de Ourense xa existìa imaxe do santo cando se organizaron as festas da beatificación no ano 1627,como se verá cando trate deste punto un pouco máis adiante.

            Na igrexa conventual  de San Francisco na cidade de Ourense,despois do seu traslado ó Parque de San Lázaro,existe testemuño permanente coa imaxe do santo no vitreal da mau esquerda mirando cara ó altar maior.

            O que moito estraña é que nos vitreales da igrexa do seminario de Ourense onde quedaron gravadas as imaxes doutros santos,non figure a de San Francisco Blanco.

            Xa queda copiado o testemuño de Don Pedro González de Ulloa do ano 1777 que fala da reliquia da cabeza de San Francisco Blanco en Valdeorras e de outra reliquia existente no Tameirón,e do rezo oficial público do santo na diócese de Ourense.

            No pobo do Tameirón existiu dende antigo gran devoción a San Francisco Blanco do que existen testemuños documentais.Tameirón celebrou con festas a beatificación deste seu fillo santo,aínda que non sea certa a intervención`nelas dun seu irmau sacerdote de quen afirmou o cronista Pai Xacobo de Castro que cantou aquel día a santa misa.Prouguera a Deus que este dato fora certo e pudera ter confirmación,aínda que xa deixo demostrado a inconsistencia histórica do mesmo..

            Ainda que non existen nin case restos do convento de San Francisco de Monterrei,existen,sin embargo,testemuños da existencia de imaxes de San Francisco Blanco no seu templo.Nun inventario do ano 1822 fálase do altar maior de orde xónica,de tres corpos,todo pintado e sobredorado,con”trece imaxes,e no máis alto a imaxe dun crucifixo de bulto.Ao lado dereito a de San Francisco Blanco e ó esquerdo a de San Diego”.Había unha segunda imaxe do santo noutro altar

            Noutro inventario do ano 1835 anótanse no altar maior unha  serie de imaxes de madeira,entre elas a de San Francisco Blanco.Tamén se anotou unha segunda imaxe do santo,de madeira,na sacristía ( 142 )

Evidentemente que o convento de Monterrei era un bo expoñente da devoción ó santo mártir do Tameirón

            Fora da provincia de Ourense onde é lóxica e natural a presencia de testemuños a favor do culto a San Francisco Blanco foi moi frecuente a presencia das súas imáxes nos conventos franciscanos dalgúns dos cales deixo feita mención en varios lugares.Tamén hai conocemento dunha imaxe de San Francisco Blanco no templo conventual de San Francisco de Valladolid,conservada aínda hoxe en día noutro lugar da cidade.

            No convento de San Francisco de Vilalpando conservouse durante moitos anos -con casi toda certidume ata o momento da supresión dos conventos no ano 1835 a celda onde o santo pasou os días do noviciado.Existiu tamén neste convento un altar no que se celebrou a memoria do santo.En Vilalpando aínda se conserva hoxe en día a imaxe do santo na igrexa de San Nicolás onde se lle tributaron solemnes cultos durante o ano 1997,data cuadricentenaria do martirio.

            Estudios sobre varias representaciós de San Francisco Blanco dedicou Don Miguel Angel González García de quen recollo os seguintes datos.Na capela abovedada do Santísimo Sacramento ou de San Andrés da catedral de Tui existiu ata tempos recentes un altar construido a finais do século XVIII dedicado a San Francisco Blanco coa súa imaxe policromada no centro e as de San Antonio Abade e San Emigdio tamén policromadas nos panos laterais do altar e tres anxos ornamentais.Este conxunto escultórico ten un moi grande mérito artístico con imaxes moi ben logradas que acusan a mau dun artista desconocido,pero moi valioso.Este conxunto foi desmontado e as imaxes conservadas e afastadas na sacristía.Este altar foi traballado por encargo do Deán da catedral Doctor Don Francisco Rodríguez Blanco,tátarosobriño de San Francisco Blanco de quen deixo feito estudio na Saga dos Blanco,no capítulo segundo deste libro.

Don Francisco Rodríguez Blanco foi colexial emérito no Colexio Fonseca da Universidade de Santiago de Compostela e rector do mesmo Colexio.Na biografía de Don Francisco Rodríguez Blanco deixo destacada a súa personalidade con palabras das propias autoridades universitarias.Fixo oposición ó posto de Maxistral da catedral de Tui que obtuvo en reñida competición con outros opositores en 1772.De acordo con datos que se ofrecen,fixo en Tui toda a carreira sacerdotal.En 1779 obtuvo a dignidade e canonxía de Mestrescola e no ano 1793,a dignidade de Deán.Ocupando este cargo de Deán mandou construir o altar en honor de San Francisco Blanco,tío do seu bisavó materno.Falando deste insigne varón escribe Francisco Avila y La Cueva:

“No seu tempo de Deán e por a súa dirección e influencia fíxose a sacristía da capela do Santísimo Sacramento da mesma igrexa[catedral]colocando nela a imaxe e altar de San Francisco Blanco por razón de considerarse Don Francisco por do linaxe do devandito santo”( 143 )

            Don Francisco Rodríguez Blanco realizou outras obras notables a prol do bispado de Tui do que estuvo proposto pra bispo que non acadou porque a morte atalloulle a vida o día 12 de marzo de 1803.Foi soterrado honoríficamente na catedral de Tui entre o coro e a capela maior.En atención ó seu destacado prestixio foi Don Francisco Rodríguez Blanco provisor de varios bispados e vicario xeneral dos reais exércitos e xuiz da Cruzada.Foi un ilustre membro eclesiástico -tal vez o derradeiro- do que eu chamo Saga dos Blanco.

Monumento curioso e valioso en honor dos mártires de Nagasaki é o cadro existente no convento franciscano Recoleta de Cuzco(Perú),obra do pintor Lázaro Pardo de Lago,destacado representante do barreo cuzqueño do século XVII.Deste cadro escribe Don

Miguel Anxo González García:

“Ten a obra un cálido colorido que,xunguido a presencia dos anxos,adquire un aspecto inxenuista moi agradable...A técnica deste mestre é depurada e indicadora dunha boa formación”( 144 )

            Moi probablemente a persoa de San Felipe de Xesús,mártir en Nagasaki e mexicano de orixe,sea a explicación deste cadro da  escola cuzqueña

            Esta obra pictórica foi unha das que figuraron na exposición realizada no mosteiro  de Santa Clara de Sevilla nos meses de novembro de 1999 a xaneiro de 2000 baixo o título seguinte:”PERÚ.Fe y Arte en el Virreinato”

            Tal vez o monumento máis grande en honor dos santos mártires de Nagasaki sea a igrexa de estilo neoclásico con reminiscencias xónicas levantada na pequena cidade portuaria de Civitavecchia nas proximidades  de Roma.Foi construida en 1862,o mesmo ano da canonización dos mártires de Nagasaki en honor dos mesmos.Na fachada de lineas moi

sobrias destacan catro pilastras de orde xónico pegadas a parede e encol de las un estreito respacio ou friso coa inscrición xa reproducida debaixo dun tímpano triangular que remata a fachada.Esta igrexa sufriu graves danos na segunda guerra mundial.Posteriormente foi restaurada e encargado dos novos frescos o pintor xaponés Luke Ryuzo Hasegawa,nacido en Tokio no ano 1897, data cuadricentenaria do martirio de Nagasaki.Este pintor recibiu o bautismo en 1914 e a graduación en Belas Artes por a Universidade de Tokio en 1921.Iniciou a pintura dos frescos dos mártires na ábsida da igrexa de Civitavecchia no ano1951 e conntinuou a obra pictórica de todo o templo nos anos posteriores deica o de 1957,logrando unha obra de indubidable valor artístico aínda que na reproducción da indumentaria dos mártires franciscaanos non estuvo riguroso.Escribe Don Miguel Anxo González García:

“O conxunto da decoración pictórica é un dos máis interesantes da arte relixiosa do século       XX...coa  confluencia  de  influencias  da  arte  occidental e da arte xaponesa”( 145 )

            Sigue dicindo que neste conxunto pictórico

“ocupan os diversos panos da ábsida,destacados no central San Pedro Bautista,San Francisco Blanco e o máis xove dos mártires o xaponés de doce anos San Lois Ibaragui”( 146 )

            San Francisco Blanco aparece individualizado por un tarxetón co seu nome escrito na madeira da cruz encol da cabeza.Está representado no intre de ser izada a cruz pra fixala na terra,razón por a que o artista prescindiu das tradicionais lanzas coas que foron transververados os corpos dos mártires fomando unha cruz aspada dentro do peito.

            Quero insistir que na mente do artista,na igrexa de Civitavecchia ocupou San Pedro Bautista o lugar de preferencia xunto con San Francisco Blanco,o heroe galego do Tameirón a súa beira dereita e o picariño Loisiño a beira esquerda.Que ninguén veña con San Paulo Miki como caudillo do grupo de mártires de Nagasaki.Nin xiquera foi beatificado cos demáis no ano 1627.

            Despois do percorrido por os lugares onde pervive o recordo dos mártires do Xapón e moi concretamente de San Francisco Blanco,compre regresar ó seu pobo natal do Tameirón onde existiu sempre gran devoción a”O Santiño”a quen os seus conveciños de todos os tempos lle rezaron e lle cantaron con toda a efusión da alma.De esta vella devoción dos fillos do Tameirón existen testemuños documentais.Tameirón celebrou con festas a beatificación de San Francisco Blanco,aínda que non sea certa a intervención nelas dun seu irmau sacerdote de quen narra o cronista Pai Xacobo de Castro que cantou aquel día a santa misa.Prouguera a Deus que esta nota pudera ter confirmación que non a ten.Xa eu deixo demostrado a inconsistencia deste dato e que non existiu o tal sacerdote irmau do santo.O que sí podería afirmarse é que a antanona imaxe do santo que aínda existe no Tameirön é a mesma que presidiu as festas da beatificación,como ainda o afirman os habitantes de hoxe en día.

            Os moitos anos pasados xa tiñan acabado co hábito franciscano da imaxe ata que maus franciscanas lle fixeron un hábito novo no ano cuadricentenario do seu martirio.Eu conocín nos anos pasados a imaxe sin hábito na igrexa parroquial do Tameirón.

            A beatficación dos mártires de Nagasaki foi solemnizada en moitos lugares,sobre todo naqueles de onde son os santos naturais.Na cidade de Ourense e no convento franciscano e na catedral tuveron resonancias especiais as solenidades como se conoce por documento testemuñal conservado no libro de Actas do Cabido catedralicio onde se le con relación ó dia 9 de xuño de 1628;

“Este día entrou o Pai gardián de San Francisco e dixo que,como é notorio,o noso moi Santo Pai Urbano VIII inscribiu no número dos santos mártires vinte e tres relixiosos da súa Orde que morreron no Xapón crucificados,entre os cales houbo un natural de Pentes,freguesía deste bispado chamado San Francisco Blanco,que pedía ó cabido honrase a súa festa asistindo a procesión en forma de cabido,con sobrepelices e ós oficios e sermón que farán o día segundo de Páscoa do Espírito Santo.Tratouse delo e encontraron os ditos señores moitos inconvenientes pra ir o cabido a San Francisco en forma de cabido por ser cousa que nunca se fixo e que así parecía mellor que o cabido,nun día sinalado aparte faga a súa festa nesta santa igrexa,e que a festa que fagan os relixiosos en San Francisco acudan os señores prebendados cos seus manteos.E despois de acordar que pra meirande servicio do santo por ser deste bispado,sendo gustante o convento de traer a imaxe do santo en procesión deica a Praza do Grau[Trigo],o cabido sairía en forma de tal a recibilo e traeríano en procesión ó arredor desta santa igrexa por a Rúa das Tendas a xeito da procesión.E logo poríano no altar maior da dita catedral e así se lle diría misa solemne con sermón estando os relixiosos co cabido no coro;e terán ó santo na catedral todo o día e ás vésperas volverán acompañar ó santo deica a Praza do Grau,e de alí levarano os relixios ó seu convento.E que así parecía maior a solemnidade da festa.E mandaron dar douscentos reais pra axuda a solemnidade da festa e os dea o señor Valdés a conta dos seus alcances e se lle fagan bós nos primeiros tercios deste ano.E non querendo os relixiosos vir nesto segundo da procesión,o cabido solemnizará a festa na forma arriba dita”( 147  )

            A causa de canonización dos santos mártires continuou sendo promovida activamente dentro da Orde Franciscana.Despois da beatificación seguíu un largo paréntese de tempo namentres que no Xapón seguía florecendo a fe cristiá regada por o sangue dos mártires de Nagasaki e cultivada por outros moitos valerosos irmaus en medio dunha desfeita tormenta que azoutaba con furia os anovos e xermolos  da árbore da fe que loitaban por inzaren.

            Unha cousa foi evidente,que o ceo xa tiña glorificados ós mártires de Nagasaki,e si a ratificación solemne da súa santidade na terra por a canonización se foi adiando,sería porque o ceo non ten presas e as súas decisiós irán cumpríndose no momento elexido por Deus.O certo foi que os franciscanos con afloxaron nas súas xestión a favor da canonización.

            Non existe dato conocido acerca do tempo cando San Francisco Blanco foi declarado

copadroeiro da igrexa parroquial do Tameirón asemade con Santa María.Con toda probabilidade foi con ocasión da beatificación no ano 1627.Dato certo é que no ano 1676 xa aparece no posto de padroeiro.O día 18 do mes de febreiro dese ano firmou un decreto o bispo de Ourense Don Diego Ros de Medrano para que o abade de Pemtes ou o seu lugartenente lle fixese información ante notario ó licenciado Bartolomeu Fernández que pedía ordenarse de prima tonsura e grados

            Coeste decreto requeriu no Tameirón o día 7 de marzo do mesmo ano 1676 o licenciado Bartolomeu Fernández ó licenciado Lourenzo Blanco”tenente de cura da parroquial  de Santa María e San Francisco Blanco deste dito lugar...”(así se di).O notario anotou a publicación coas seguintas palabras:

Na igrexa parroquial de Santa María e San Francisco Blanco deste dito lugar

do Tameirón a oito  días do mes de marzo de 1676,eu  o licenciado Lourenzo

Blanco,tenente de cura...fixen notoria a comisión antecedente...”

            No expediente feito a Alonso Andrés,do Tameirón,o día 5 de marzo do mesmo ano 1676 pra recibir o subdiaconado,fálouse só de San Francisco Blanco como patrono da igrexa do Tameirón( 148 )

 

11 .- Sonou a hora da glorificación suprema

     A nova entrada dos misioneiros no Xapón no ano 1862 iba estar ligada¿acaso providencialmente?coa canonización dos protomártires do Xapón.No ano 1861,o Ministro Xeneral da Orde Franciscana,Pai Bernardino de Montefranco,fíxolle súplica ó Papa Pio IX a favor da canonización.Tras de oído o parecer do promotor da Fe,ordenou o Sumo Pontífice que os Eminentísimos Cardeales da Sagrada Congregación de Ritos estudiaran a causa.Vista a sentencia unánimente favorable a canonización,pronunciou o Papa o día 17 de setembro daquel mesmo ano 1861 o Decreto Tuto procedi posse ad horum martyrum iaponensium canonizationem.No día seguinte,18 de setembro,anunciou o Pai Ministro Xeneral franciscano a data próxima da canonización dos mártires.

            Organizáronse colectas nas diversas partes do mundo pra poder sufragar os gastos necesarios prá decoración da basílica de San Pedro coma nas mellores solemnidades.Día a día iba en aumento a espectación no mundo cristián.

            Tamén a cidade de Ourense viu como surxía a colaboración afervoada das súas xentes ganadas por a actividade dos franciscanos irmaus de San Francisco Blanco.O día 21 de marzo de 1862 estudiou o Cabido catedralicio ourensá a pedimento dos franciscanos a súa colaboración A acta do Cabido dese día di:

“Ultimamente leuse[unha petición]de Frai Francisco Rei Gómez,comisario provincial da Orde de Menores de San Francisco,feita na Coruña o 22 de febreiro último acompa?ando      unha circular do Comisasario Xeneral apostólico da mesma Orde suplicando ó cabido e a cadiún dos seus individuos contribúa coa esmola que a súa caridade lles dicte prá canonización dos beatos mártires do Xapón.Foi acordado que cadiún dos señores capitulares e beneficiados contribúan coa esmola que teñan por conveniente e o producto desta  colecta  se  remita  por  conducto  do  se?or  Deán  ó  expresado  comisario provincial”( 149 ).

            A proximidade da data pra celebración da canonización dos santos mártires de Nagasaki espertou a conciencia das autoridades relixiosas da cidade de Ourense.O Deán da catedral presentou á consideración do cabido catedralicio este punto,como consta da seguinte acta do día 19 de maio de 1862:

            "O señor Deán propuxo que,mediante se acercaba a canonización dos     vinteseis mártires do Xapón entre os que se contaba San Francisco         Blanco,natural desta diócese,era natural que esta igrexa celebrase a dita          canonización con algunha función relixiosa,póndose dacordo o cabido coa          súa Señoría Ilustrísima.Acordouse co mestre de cerimonias pra que tratasen este asunto co señor bispo”( 150 )

            O día 22 de maio de 1862 celebrou a Súa Santidade Consistorio público e o día 24 seguinte o semipúblico coa asistencia multitudinaria endexamais vista de 216 prelados entre bispos e cardeales ,45 franceses,41 italianos,31 xermanos,24 españois 23 turqueses e de Asía Menor,16 norte-americanos,12 ingleses,10 hispanoamericanos,7 gregos.

            A votación foi favorable,némine discrepante,a canonización dos mártires.O día 8 de xuño daquel mesmo ano 1862 foi a data sinalada por o ceo e por o Papa o seu representante na terra pra glorificación solemne dos benaventurados protomártires do Xapón.

            Resplandecente coma unha brasa de ouro a Gloria de Bernini e debaixo da maxestática cúpula de Bramante,con voz solemne e declarativa a Súa Santidade Pio IX deu o veredicto final e infalible a prol da santidade dos mártires de Nagasaki pondo así punto final coa Bula Infinitus as causas e discusiós que tuveran lugar durante tantos anos.Roma locuta,causa finita.Ós envexosos de antano de quen falou Avila Xirón nos mesmos días do holocausto do Tateiama de Nagasaki,fóronlles sucedendo ó longo dos anos outros non menos merecentes de reprensión e xa era hora de calar.Os 26 mártires do Xapón eran verdadeiros mártires declarados oficialmente por a igrexa de Deus.San Pedro Bautista sería pra sempre o capitán daquel escuadrón de valentes que alá no berce do sol envolveron en púrpura as blancas estolas con rubís do seu propio sangue derramado na defensa da doctrina do Año Inmaculado.Non importa nada que en algúns libros litúrxicos modernos se haxa intentado defenestrar a San Pedro Bautista do primeiro lugar-é esta a derradeira manobra dos seus inimigos -porque sempre o santo comisario franciscano será o caudillo non só dos seus 25 compañeiros de Nagasaki,senón tamén de todo o exército de valentes que o seguiron nos posteriores tempos.E como proba do seu caudilli.mo aí está a inscrición no frontis da igrexa adicada ós mártires de Nagasaki en Civitavecchia que di: SS. Petro baptistae et sociis ejus mart.(A os Santos Pedro Bautista e compañeiros seus mártires).

            No conxunto pictórico desta igrexa de Civitavecchia,a pequena cidade portuaria de Roma,ocupa San Pedro Bautista pra sempre o centro con San Francisco Blanco a súa dereita e o meniño Luisillo(así o chamaba San Francisco Blanco) a esquerda.

            Foi erixida esta igrexa de estilo neoclásico en 1862,o mesmo ano da canonización dos mártires de Nagasaki,en honor dos mesmos.Na fachada de lineas sobrias destacan catro pilastras de orde xónico pegadas a parede e sobre elas un espacio estreito ou friso coa devandita inscrición dedicatoria SS.Petro Baptistae et sociis ejus mart.debaixo dun tímpano triangular que remata a fachada.

            Esta igrexa padeceu danos irreparables na segunda guerra mundial.Posteriormente foi restaurada e encargado dos novos frescos(anota Don Miguel Anxo González)o pintor xaponés Luke Ryuzo Hasegawa,nado en Ytokio en 1897,data tricentenaria do martirio de Nagasaki.Recibiu o bautismo en 1914 e a graduación en Belas Artes por a Universidade de Tokio en 1921.Iniciou a obra pictórica dos varios frescos dos mártirtes na ábsida da igrexa en 1951 e proseguiuna en todo o templo nos anos posteriores deica o de 1957,acadando unha obra pictórica de induvidable valor artístico que deste xeito avaliou coas súas verbas Don Miguel Anxo González García:

“O conxunto da decoración pictórica é un dos máis interesantes do arte relixoso do século XX...coa  concurrencia  de influxos do arte occidental e do arte xaponés( 151 )

San Francisco Blanco está individualizado por un tarxetón co seu nome escrito na

madeira da cruz encol da cabeza do santo.Está representado no intre de ser izada a cruz pra fixala na terra razón por a cal o artista prescindiu das tradicionais lanzas cruzadas no peito coas que foron transververados os mártires.

            Cómpre insistir que na mente do artista xaponés ocupou San Pedro Bautista o lugar preferente con San Francisco Blanco,o heroe galego do Tameirón,no lado dereito e o picariño Loisiño(Luisillo)no esquerdo.Que ninguén nos veña con San Paulo Miki como caudillo do grupo de heroes de Nagasaki O curioso é que San Paulo Miki nin xiquera foi beatificado cos demais no ano 1627 ainda que no intre da canonización entrou por a porta estreta no número.

            No ceo houbo festa aquel 8 de xuño de 1862.Presidindo o coro de santos confesores,de mártires e de vírxenes que decidiran seguir os seus exemplos e ensinanzas, Francisco de Asís,"O Pobriño",o seráfico Patriarca,con cinco estigmas no seu corpo relucentes e fulgurantes coma soles encargaríalle ó irmau Pacífico,"rei dos versos",que entonara o Cántico das criaturas con esta nova estrofa engadida:

"Louvado seas,meu Señor,por todos estes fillos meus benqueridos,túas testemuñas e valentes soldados na confesión do teu nome santo que rubricaron co seu sangue as túas ensinanzas de amor  e de paz entre todos os homes creados por Tí".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

N O T A S 

 

 ( 1 ).- JERÓNIMO,Relación,ARQUIVUM FRANCISCANUM HISTORICUM(AFH.,),IX,(1926),402 - POBRE,328

  ( 2 ).- POBRE,331

  ( 3 ).- MARCELO DE RIBADENEIRA,lib.5,c.4,442

  ( 4 ).- GIRÓN,538-539

  ( 5 ).- POBRE,331

  ( 6 ).- Ibidem,332

  ( 7 ).- Ibidem,332

  ( 8 ).- Ibidem,331-332

  ( 9 ).- GIRÓN,539-540

( 10 ).- JERÓNIMO:Relación,AFH,XIX,401-402 - POBRE:Historia,328;AIA,XXI,539

( 11 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.6,448

( 12 ).- Ibidem,lib.4,c.5,443

( 13 ).- JUAN FRANCISCO DE SAN ANTONIO,Crónica de la Provincia de San  Gregorio,parte 3,c.23

( 14 ).- CASTRO,II,76

( 15 ).- GIRÓN,539

( 16 ).- POBRE,336

( 17 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.9,455.Cómpre repetir que nun principio a sentencia  concretárase a que se lles

            cortara ós mártires unha orella e a nariz e seren desterrados a Filipinas

( 18 ).- POBRE,336.Cómpre surraiar xa que a diferencia de nomes empregados  por o Pai D.Pacheco pra      

            sinalar este camiño do calvario dos mártires,en comparanza cos empregados por Frai Xoán Pobre,

            obriga seguir os deste con preferencia, pensando que Frai Xoán conoceu moi ben estes nomes e

            este camiño que percorreu aqueles mesmos días que o percorreron os santos mártires.

( 19 ).- Ibidem,336

( 20 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.10,459

( 21 ).- Ibidem,lib.5,c.12,464

( 22 ).- POBRE,336

( 23 ).- GIRÓN,542

( 24 ).  BAUTISTA:Carta al Provincial de Manila,AIA,VI,303 e XXI,542

( 25 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.11,461

( 26 ).- POBRE,339

( 27 ).- BAUTISTA:Carta a los tres religiosos presos en Nagasaki.Pai Ribadeneira,lib.5,c.6,446-447

( 28 ).- POBRE,340

( 29 ).- Ibidem,244

( 30 ).- JERÓNIMO;Relación,c.2

( 31 ).- POBRE,340

( 32 ).- RIBADENEIRA,lib.4,c.13,465

( 33 ).- Ibidem,lib.4.c.13,465

( 34 ).-  BAUTISTA,en RIBADENEIRA,lib.4,c.32,524

( 35 ).-  POBRE,340

( 36 ).- DIEGO PACHECO,S.I.:Notas sobre la ruta de los 26 santos mártires de Nagasaki,en”Missionalia      

            Hispánica”,17,(1960),229-245

( 37 ).- BAUTISTA, Carta al Ministro Provincial de Filipinas,AIA.,VI, 303 e XXX,542

( 38 ).- POBRE,341

( 39 ).- PACHECO,[36],l.c.

( 40 ).- POBRE,341

( 41 ).- Ibidem,343

( 42 ).- BAUTISTA:Carta al Ministro Provincial de Filipinas,AIA,VI,303 e XXI,542..- As citaciós sin nota     

            que farei as palabras dos españois nas páxinas seguintes deste capítulo están collidas nas Cartas y      

           Relaciones del Japón do Pai Lourenzo Pérez e na obra de Robles Dégano

( 43 ).- POBRE,343

( 44 ).-  Ibidem,343

( 45 ).- Ibidem,343

( 46 ).- Ibidem,343

( 47 ).- Ibidem,343

( 48 ).- Ibidem,343

( 49 ).- Ibidem, 343

( 50 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.14,468-469

( 51 ).- BAUTISTA:Carta a los tres religiosos presos en Nagasaki[18]

( 52 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.14,469

( 53 ).- AGUSTÍN RODRÍGUEZ:Carta al Ministro Provincial de Manila,13 de marzo de 1597

( 54 ).- JERÓNIMO:Relación,c.2         

( 55 ).- POBRE,331-332

( 56 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.14,469

( 57 ).- PACHECO[36],l.c.

( 58 ).- POBRE,257-258

( 59 ).- Ibidem,259

( 60 ).- Ibidem,259

( 61 ).- SAN FRANCISCO BLANCO:Carta ó Pai Ribadeneira,en Ribadeneira,lib.5,c.14,612

( 62 ).- POBRE,287

( 63).- SAN FRANCISCO BLANCO:Carta ó Pai Ribadeneira.Publicouna o mesmo  Pai       

           Ribadeneira,lib.5.c.14,612

( 64 ).- POBRE, 344

( 65 ).- Ibidem,345

( 66 ).- Ibidem,345

( 67 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.15,470

( 68 ).- Ibidem,lib.5,c.16,470

( 69 ).- Ibidem,472

( 70 ).- Ibidem,472

( 71).- ULLOA,109

( 72).-  POBRE,346

( 73 ).- Ibidem,347-349

( 74 ).- Ibidem,351

( 75 ).- Ibidem,351-352

( 76 ).- Ibidem,355-357

( 77 ).- GIRÓN,544

( 78 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.17,473

( 79 ).- Ibidem,473-474

( 80 ).- Ibidem,474

( 81 ).- GIRÓN,544-545

( 82 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.18,475

( 83 ).- PACHECO,[36],l.c.    

( 84 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.20,480

( 85 ).- GIRÓN,545

( 86 ).- POBRE,359

( 87 ).- Ibidem,359

( 88 ).- Ibidem,357

( 89 ).- Ibidem,367

( 90 ).- RIBADENEIRA,lib.6.c.3,567

( 91).- GIRÓN,547

( 92 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.20,481

( 93 ).- JUAN DE SANTA MARÍA,O.F.M.:Crónica de la Provincia de San José de descalzos de la Orden de Menores de San Francisco,vol.2,128

( 94 ).- RIBADENEIRA,lib.4,c.3,567

( 95 ).- GIRÓN,548-549.Tamén aludiu a este feito o Pai Ribadeneira afirmando que o citado italiano recollera no seu chapeu sangue de varios mártires sin aludir extrañamente a San Francisco Blanco Pra opór á relación do Pai Ribadeneira o que logo direi do xesuita Pai Valiñano quero copiar algunhas das súas verbas:O que maito admira é que un italiano chamado Xoán Bautista que foi e viu cos portugueses cando crucificaron ó colleu nun chapeu moito.sangue...que logo botou nunha  ampoliña de porcelana onde o gardou.Nove meses despois do martirio,na presencia do vicario xeneral do bispado da Gran China,estando presentes dous Pais da Orde de Santo Domingo e outro da Compañía con un irmau,e seis de San Francisco,un deles fun eu mesmo, e outras testemuñas máis, un deles médico,rompin eu mesmo a vasilla  onde estaba o sangue dos mártires como xurou  en col dun misal Xoán Bautista que a collera,e foi encontrado líquido e sin ningún mal olor,como consta do testemuño que sobre esto se tomou”(Historia, lib.5,c.25,499).A relación de Avila Xirón reviste unha importancia singular por tratarse dunha testemuña presencial dos feitos narrados con todos os pormenores.O máis que podería concederse é que o italiano recollera sangue de varios mártires no seu sombreiro a pesar de que a narración de Avila Xirón non deixa lugar a dúbidas.Sin embargo,que o sangue fora duu só ou de varios mártires,o feito da incorrupción ten o mesmo valor.

( 96 ).-  ANTONIO DE MORGA:Los sucesos de las Islas Filipinas.París,1890,82-84

( 97 ).-  ARCHIVO FRANCISCANO IBERO ORIENTAL(AFIO),295/ 19-2.Trascribiu este documento o franciscano Pai Manuel Castro:Fray Marcelo de Ribadeneira,O.F.M.Vida y escritos,en”Archivo Ibero Americano”.Segunda época,XXXVIII,(1978),181-246 Alí poden verse as anotaciós postas a estas malfadadas obxecciós

( 98 ).- GIRÓN,552

( 99 ).-  Ibidem,550-551

 ( 100 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.24,496

 ( 101 ).- PEDRO MARTÍNEZ:Testimonio.Copiouno o Pai Ribadeneira  lib.5,c.34,542.

              Tamén escribiu o bispo unha carta dende Nagasaki o 27 de febreiro de 1597 ó Provincial franciscano                        

              de Filipinas anunciándolle o martirio dos seis franciscanos sin mención circunstanciada dos demais.Tamén escribiu"Relaciao que o bispo de Jappao manda a súa magestade da morte de seis religiosos da Ordem de San Francisco y tres da Compa ía de Jesú con outros desesete japoes cristiaos que Taicosama senhor do Jappao,mandou crucificar"

( 102 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.24,497

( 103 ).- GIRÓN,549

( 104 ).- Ibidem,549

( 105 ).- Ibidem,551-552

( 106 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.30,511-512

( 107 ).- Ibidem,lib.5,c.34,532-533

( 108 ).- MOREJÓN.Copiou esta carta o Pai Ribadeneira,lib.5,c.30,513.

( 109 ).- GIRÓN,552,copiou iste parecer de Morexón .

( 110 ).- GIRÓN,555

( 111 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.25,499-500 cita varios casos merecentes de seren conocidos

( 112 ).- Ibidem,lib.5,c.20,482.Cita o Pai Ribadeneira algúns casos que xa veremos.E  porque eu non son          

  tan piadoso como aqueles inmediatos biógrafos dos santos citarei un caso  curioso narrado por o Pai                

  Lourenzo Pérez.En 1623 instruía en Nagasaki por comisión da Santa Sé sobre os máartires o Pai

dominico Diego Collado.Asesorados por os Pais da Compa ía,negáronse os portugueses a declarar e foron excomulgados o 14 de setembro.Esto pareceulles ós relixiosos  da Compañía unha extralimitación de xurisdicción onde(segundo eles) carecía dela(¡!).En carta ó Pai Provincial franciscano de Manila informoulle o Pai Diego de San Francisco:"Páguelle Deus á vosa caridade o traballo de procurar a canonización dos santos mártires.Eiquí fíxose información sobre eles,non tan ben como sería posible facela,porque sobre dicir os seus ditos os portugueses,excomulgou o Pai Diego Collado,vicario provincial de Santo Domingo,a sete portugueses,porque non quixeron dicir os seus ditos nen viren a súa morada dicindo e facendo vinte disparates,e ademais que non reconocían a españois por o seu prelado.Finalmente defendeunos a Compa ía dicindo que non estaban excomulgados.Estes son preitos que só Deus pode remediar”[Lourenzo Pérez:Mártires no Xapón  no ano 1622,en “Archivo Ibero Americano” ,AIA, IX,(1922),170].Este é un bo dato pra conocer como a oposición a canonización dos santos mártires de Nagasaki continuaba no Xapón tan viva en 1622 coma nos días dos santos mártires en 1597.

( 113 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.20,482.Quero deixar constancia da miña casi total seguridade de que San Francisco Blanco,neste como noutros casos,fixo de amanuense de San Pedro Bautista.A este propósito escribe na súa Relación o Pai Xeromo de Xesús:"Tamén mandou ó santo Frai Francisco Blanco que no seu nome me escribise que me facía sucesor e comisario faltando ou morrendo o irmau Frai Agostiño Rodríguez”(Ribadeneira,lib.6,c.34,533).

( 114 ).- Ibidem,lib.5,c.27,504

( 115 ).- Ibidem,504                                          

( 116 ).- GIRÓN,550

( 117 ).- RIBADENEIRA,504 Acerca do estado dos corpos dos santos mártires escribe Avila Xirón:

                "Gardounos Deus nas cruces tanto tempo,que foron sete meses,sin que deles

faltase membro...En 19 de agosto partín eu de aquí pra o porto de Hirado e             

deixeinos todos enteiros anque de aquí a poucos días faltaron as cabezas do santo

comisario e  do irmau Miki Paulo da Compañía e tense entendido que se quitaron

por orde do Viceprovincial Pedro Gómez que esté na gloria"(GIRÓN,552).

Acerca dos nove meses de que fala este texto e da data da chegada do embaixador esccribe o Pai Xeromo de Xesús:"Querendo ir verme co embaixador que enviaran de Manila por o mes de marzo a  Taicosama"(Ribadeneira,lib.5,c.32,525)

( 118 ).- RIBADENEIRA,lib.5.c.28,505.

( 119 ).- ARCHIVO GENERAL DE INDIAS(AGI.):Indiferente General,Legaxo 2882-2,ff.55-57       

( 120 ).- AGI.,Contratación,5539(1621-1670),lib.III,f.49.

( 121 ).- ISIDRO GARCÍA TATO:Vilanova,Outarelo,San Francisco Blanco.Monografía

              histórica de una parroquia gallega.”Instituto de estudios valdeorreses”.1999.Nes

                te e noutros puntos que anotarei aproveito os datos desta obra chegada a min a

                última hora gracias ós bos oficios de Don Anxo Fernández Fernández,do Barco de

Valdeorras.Fago eiquí alusión as páxinas 258 e 410.

( 122 ).- Ibidem,262.O documento coas palabras alusivas a reliquia da cabeza de San Francisco Blanco depositada na capela de Outarelo por o Pai Xoán de Prada atópane hoxe no Arquivo  Histórico Provincial de Ourense, Sección Outarelo,Caixa 77,Nº  23.

( 123 ).-  Ibidem,797

( 124 ).- RIBADENEIRA

( 125 ).- RIBADENEIRA,lib.5,c.38,507.O Pai Xacobo de Castro enumerou as reliquias que existían no

              convento Grande de San Francisco de Salamanca levadas alí por o Pai Ribadeneira:"A maior parte

              das costas de San Francisco Blanco...Un pe enteiro de San Pedro Bautista...Outro oso do pescozo de

San Pedro Bautista.Madeira das cruces    nas que morreron éste e San Francisco Blanco...Unha toalla con sangue destes santos mártires”(Castro,I,148).Causa estrañeza que a pesar do coidado posto por o Pai Ribadeneira en recoller reliquias de San Francisco Blanco,non figura en ninguha parte o  cráneo               do santo que,tempo andando,aparece no pobo de Outarelo(Barco de Valdeorras)onde o da por

              existente no ano 1777 o clérigo Don Pedro González de Ulloa.Alí se conserva e venera aínda nos

              nosos dias.Recordo novamente as verbas do citado clérigo:"E tradición recibida neste  país que dúas          

              mulleres do Xapón trouxeron acá a cabeza do santo e dise que está en Valdeorras non sei en qué     

              lugar.No Tameirón só hai a articulación dun dedo do santo" (ULLOA,109).Esta reliquia aínda se

              conserva hoxe en día no Tameirón.A tradición da que fala este autor das dúas xaponesas no

              Tameirón non se conoce nos nosos días e parece que non ten ningunha razón de ser

  Cómpre repetir as verbas do Pai Ribadeneira acerca das reliquias dos mártires de Nagasaki:”Os                

  españois da nao”San Felipe”incitados da súa moita devoción,atrevéronse a coller de noite as        

  cabezas e a meirande parte dos corpos dos benaventurados frades e de todos os mártires...Cando veu

  o embaixador a Nagasaki atopou moi poucas reliquias que recoller porque incluso faltaban as

cruces .Algúns españois que foron no navío que arribou a Macán,como se dixo, levaron  moitas      

reliquias das que por dilixencia dos nosos irmaus frades ficaron algunhas alí no noso convento

outras foron a Malaca e a Goa...Tamén viñeron a Manila outras moitas e delas mandóuselle un oso

do bendito comisario ó rei noso señor e outras a moitos conventos de España,e das que non se tuvo

noticia en Manila ,por dilixencia miña viñeron as miñas maus pra pólas no  relixiosísimo convento

de San Francisco de Salamanca e noutros relixiosos lugares”(lib.5,c.37,504) .

En ningunha destas verbas existe memoria do cráneo de San Francisco Blanco o que fai pensar no

xeito cómo pudo ter chegado a Outarelo.por mau do Pai Xoán de Prada.

( 126 ).- INFORME  do Pai Ribadeneira AIA.,13,(1920),293.O libro ó que fai referencia sin       dúbida as contestaciós ateigadas de moderación que escribiu en defensa das acusaciós que contra a súa Historia artellaron con ben pouca fortuna por os xesuitas na Inquisición de Roma.

( 127 ).- IGNACIO SANTIBÁÑEZ:Carta a su magestad el rey de España,AIA.,(1919),457

( 128 ).-  ARCHIVO GENERAL DE INDIAS( AGI. ),67-6-1(numeración antiga)

( 129 ).- AIA.,14,(1920),201-202,POBRE,37

( 130 ).- AIA.,***

( 131 ).- AIA.,2(1915),447.original en AGI.,68/6/42(cita antiga)

( 132 ).- AGI.,Legajo 154-1-19,f.67(numeración antiga),POBRE,51

( 133 ).- AIA.,2(1915),449,original en AGI.,68/1/42(cita antiga)

( 134 ).- AIA.,2,(1915),451,original en 68/I/42

( 135 ).- AGI.,Indiferente General,878,en POBRE,504

( 136 ).-  Ibidem,POBRE,504.                                                                                                                                                                                                   ( 137).- AGI.,Filipinas,79,en AIA,10,(1918),46-47.Publicado en Pobre,54
( 138).- POBRE,536

( 139 ).- ULLOA,109

( 140).-  Bula de Beatificación de somente os 23 mártires,franciscanos,copiada por García Tato,244-247

( 141 ).- SERMONES. Vide Ribadeneira-Legísima,LII.

( 142 ).- AHDO.,CONVENTOS,San Francisco de Monterrey

( 143 ).- ARCHIVO HISTÓRICO DIOCESANO DE TUY(AHDT.): FRANCISCO AVILA LA CUEVA:Historia civil y eclesiástica de la ciudad de Tui y su obispado, vol.V,c.4(Borradores).Vide nota 75 do capítulo 2.É lamentable que non se publicara este V volume de Avila La Cueva cando os outros catro e que non se fixera a imprentación deles en forma  máis axeitada

( 144 ).- MIGUEL ANGEL GONZALEZ  GARCÍA.Nuevas aportaciones a la iconografía

           de San Francisco Blanco,no Seminario Fontán-Sarmiento,Santiago de

           Compostela,año 22,Nº 21,9-10.parágrafo:Una pintura cuzqueña de los mártires del Japón

( 145 ).- Ibidem:San Francisco Blanco en la iglesia de los mártires del Japón de Civitavecchia(Italia)

              AURIA(Ourense),Nº 42,octubre 2000,p.15.

( 146 ).- Ibidem,l.c.

( 147 ).-  AHDO,ORDENES,Ano 1676.Coma testemuños da devoción a San Francisco Blanco cómpre citar os            

casos de seu sobriño Lourenzo Blanco,morto o día 9 de decembro de 1746,que deixou ordenado no seu testamento que sobre os seus bens se celebrara unha misa aniversaria perpetua o día nove de febreiro,día do bautismo do santo.Tamén o sacerdote Alonso Diéguez,falecido o día 12 de marzo de 1743,deixou mandado que se dixeran dúas misas perpetuass,unha o día de San Francisco Blanco e outra o día de San Ildefonso

( 148 ).-  GONZÁLEZ GARCÍA.San Francisco Blanco .Iconografía,devoción e culto,no”Boletín de estudios del Seminario Fontán-Sarmiento”,20, (1998), 14-15

( 149 ).- GONZÁLEZ GARCÍA[146],15

( 150 ).- Ibidem,l.c.

( 151 ).- Ibidem,l.c.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 





 

 

xapon 10:Per crucem ad lucem

Capitulo 10:Per crucem ad lucem

suprema na terra